De pendeja, puta (Parte 6)

El camino a mi debut sexual con el padre de mi mejor amiga tiene una última etapa que no imaginé.

Volví después de un tiempo imposibilitada de sentarme a escribir y desandar mi historia sexual, a modo de catarsos.

Ah, gracias a los que se tomaron el tiempo para dejar sus impresiones.

Sexta parte.

-Sí, Pam, estoy bien. No te preocupes.- grité desde el asiento del inodoro mientras, nerviosa, agarraba papel para limpiarme el pis y la humedad de los jugos que Rubén provocó.

Me subo la bombacha e igual sigue húmeda, le paso un poco de papel para intentar secarla. Es un vano. Me subo y me acomodo. Es loco pero toda esa situación me calentaba más aunque me ponía nerviosa pensar que al salir del baño alguien podría darse cuenta de que algo pasó. Mi cara seguía colorada, me puse un poco de agua para que bajara la intensidad. Busqué un cepillo de pelo para tratar de acomodarme ese revoltijo en que se convirtió mi cabeza…

-Acá, Yani!!- escucho que me grita Pame ni bien pongo un pie fuera del baño.

Me llamaba desde su habitación. La veo a ella y su hermana que estaban sacando, de una bolsa, la ropa que se habían comprado. Ambas me preguntan si me sentía bien, les dije que nada más estaba con dolor de panza.

-No me digas que son los nervios por esta noche, amiga?- me pregunta cómplice mientras me siento en la cama cerca de ellas.

-Nada que ver, hoy no comí nada a la tarde después del cole.- inventé una excusa para salir del paso.

-Tranqui que hoy papá amasa pizza porque dijo que a vos te gusta.- dijo la hermana de Pame en un tono burlón e irónico porque, según dicen todos en esa familia, ella es la favorita del padre. A lo que Pamela le responde con una carcajada y le dice que agarre sus cosas y se vaya a su habitación y nos deje solas.

-Ojo con lo que hacen esta noche y que Yani no tenga que traerte en pedo porque te tomaste hasta el agua de los floreros.- le dijo molesta mientras se iba y cerraba la puerta.

-Qué te pusiste abajo, Yani? No me digas que vas a ir con esa remera de manga larga…- me pregunta Pame.

Es mi amiga y sabe que cuando salimos siempre nos vamos de nuestras casas más recatadas para que nuestros papás no nos digan nada. Me saqué la remera para que pudiera ver la remera de tul verde trasparente que me puse y el corpiño de encaje blanco.

-Te pusiste todo para la guerra! Ya te digo que los chicos van a estar re locos y Juanito te va a querer coger- me advirtió

-A ver, vos… - le pregunté mientras sacaba de la bolsa la remera bien ajustada y super escotada que le resaltaba las tetas. Ella no tenía tantas como yo. -Vos me decís a mí pero estás igual que yo…- le dije.

-Es que Tomi me dijo que como los padres de Juanito no están en la casa vamos a ver si podemos hacer el amor por primera veeezzz, Yani!!!- me dijo emocionada Pame mientras sacaba de la mochila de la escuela una cajita de preservativos y me la mostraba. -Vos tenés, Yani?- me preguntó sería

Le dije que no llevaba porque no tenía ni intenciones de que pasara eso. Y era cierto. Mi cabeza estaba aún enloquecida por lo que había vivido con Rubén un rato antes de que sus hijas y su esposa llegaran y tampoco tenía claro si quería que mi primera vez sexual fuese con Juanito o, como me lo había pedido, el padre de mi amiga. Claro que todo eso no se lo dije. Me moriría si ella o alguien de su familia se llegara a enterar de lo que el padre me hace.

-Por las dudas, compré otra para vos, amiga.- mientras saca del mismo bolsillo de su mochila una cama más. -Tenelos por las dudas, Tomi me dijo que Juanito quedó re loco con vos después de lo del boliche. Aunque se hagan los celosos, le encanta que seamos un poco putas…-

Me quedé dura con lo que acababa de decir. Era evidente que ella y Tomi hablaron de mi y que Juanito y Tomi, entre ellos, también hablaron de mí. Por las dudas los saqué de la caja y los guardé en el bolsillo de la campera de jean que llevé.

Nos llamaron para cenar, le aconsejé a Pame que comiese para que no le pase como la otra vez que quebró por tomar tanto y no haber comido casi nada esa noche.

-Esta pizza que sale ahora es especial para Yani!.- dijo el padre de mi amiga mientras iba sirviendo porciones para todos. Me costaba mirar a Rubén a la cara, él estaba como si nada hubiese ocurrido. Amalia, su esposa, no paraba de recordar que las pizzas de esa noche estaban hechas porque su marido sabía que venía. Yo trataba de disimular, me parecía loquísimo estar con mi amiga y su familia siendo que el padre, unas horas antes me tuvo contra una de las paredes de ese comedor haciéndome gozar y yo de rodillas chupándole la pija y dejándome coger la boca.

-Tuviste suerte, Yani. Hace mucho que estoy pidiéndole que hiciera pizza y la hizo hoy que sabía que venías.- dijo en tono de reproche la hermana de Pame.

-Yani, dejala, no le hagas caso; está celosa. Ella nunca va a entender por qué vos sos mi favorita.- dijo Rubén mientras Amalia largó una terrible carcajada que contagió a todos. Yo no sabía donde meterme. ¡Cómo iba a decir semejante cosa, delante de todos, después de las veces que se me insinuó, me hizo chuparle la pija y me pidió que arreglemos para coger!

Cuando nos estábamos por ir, Rubén preguntó si tenía que ir a buscarnos. Pame le dijo que volvíamos en un taxi, aunque no era muy lejos la casa de Juanito. Saludamos a todos y cuando me tocó saludarlo, el padre de mi amiga me dijo:

-Te gustó lo que hizo por vos hoy?- me quedé dura por suerte Amalia, inocente, se metió en la conversación

-No le hagas caso, una vez que cocina y cree que hay que hacerle un monumento…. Cuídense, chicas.-

Mientras íbamos en el taxi aproveché para sacarme la remera de manga larga, le pedí a Pame que me la guardara en la pequeña mochila que siempre llevaba. Entre que le di la remera y me puse la campera noté que por el espejo retrovisor el conductor del taxi me miraba, él se dio cuenta que lo miraba y me guiñó el ojo. Me hizo sentir tan deseada que hiciera eso... sentía que iba a camino a ser vista como una puta por muchos. Todo lo que me pasó en ese par de horas era demasiado para una chica de cuarto año del secundario.

Bajando del taxi nos dimos cuenta que no iba a haber poca gente en el cumpleaños de Juanito. Eran tres chicos con tres chicas que eran sus novias. Pame saludo y una de las chicas dijo que esperaban a que abran.

-Vos sos Yani, no?- dice uno de los chicos ante la mirada sorprendida de su novia. Le dije que sí y caí en la cuenta que en los chicos del grupo de Juanito que estaban en el boliche la otra vez con sus novias. Mientras eso ocurría, sale Tomi con las llaves para abrir la reja y hacernos entrar; obviamente Pame se olvida de todo y se abalanza sobre el chico. Todos los demás entrar y viendo que ellos seguían tranzando entre. La casa estaba llena de gente, la mayoría desconocidos, la música a todo volumen. Tomi, que venía abrazado de Pame, nos dice para dónde ir que era donde estaba Juanito. Él me ve y viene con los brazos abiertos, nos abrazamos y él busca mi boca para besarnos, mientras lo hace sus manos van hacia mi culo que empieza acariciándolo y termina aprentándolo; de repente caigo en la cuenta que los aplausos y los silbidos eran para nosotros por la forma en que estábamos actuando. Terminó, me agarró de la mano y me llevó al jardín de la casa donde estaban sus amigos, los que conocíamos, Pame con Tomi, algunos primos y donde había una mesa grande llena de botella de gaseosa, jugos, cervezas y bebidas alcohólicas; uno de sus primos trabaja de barman en un boliche así que preparaba tragos para todos.

Todo era un gran quilombo, a Pame y Tomi los vi por última vez cuando se agarraron unas latas de cervezas y se cagaban de risa; yo no me despegaba de Juanito que me llevaba de un lado para otro y charlábamos con sus amigos del club de rugby donde juega, los amigos de su curso… cada tanto nos comíamos la boca con terrible calentura

-Me vas a dar mi regalo de cumpleaños, Yani?- me preguntó

-Ay, no te compré un regalo, Juani… me dijiste que no hacía falta.- le dije con cierta culpa por no haber pensado en él.

-No, no quiero ese tipo de regalo… mi regalo sos vos, Yani. Lo sabés…- me dijo mientras me volvió a besar y esta vez sus manos se metían dentro de mi remera y empezó a acariciar mis tetas por encima de mí corpiño. Notó que mis pezones estaban duros y los pellizcó; eso me calentó más, lo apreté más contra mi cuerpo y le apretaba la cola. Dejé de besarlo y sin que él parara con lo que estaba haciendo le dije:

-MIrá que hoy no puedo hacer nada, Juani… - él se quedó mirándome sorprendido

-Por qué no?- quiso saber

-Porque me vino… hoy en casa de Pame antes de venir para acá…-

-No importa, yo mi regalo lo voy a tener igual.- me dijo y me volvió a besar mientras apretaba mis pezones re duros más fuerte aún. Me agarró de la mano y me llevó a la mesa donde estaban las bebidas, ahí estaban los dos amigos de Juanito, esos que me había chapado en el boliche. Ellos me saludaron como si fuésemos amigos de siempre y ni siquiera sabía cómo se llamaban. Juanito me tenía abrazada mientras hablábamos, yo ya iba por la tercer lata de cerveza (más los dos daiquiris que su primo me preparó) Ahí fue que me enteré que esos pibes eran del equipo de Rugby en el que Juanito jugaba por eso nunca los había visto salvo aquella vez.

Ellos hablaban y yo buscaba con la mirada a Pame pero no a encontraba. Hacia rato que desapareciendo; estaba más que claro, debían estar cogiendo en algún lugar de esa casa que era enorme.

-Che, Juan, Yanina ya te dio su regalo de cumpleaños?- preguntó el más alto de los pibes, el que no paraba de amasarme la cola mientras me lo chapaba en el boliche.

-No, no pudo. Pero ya en unos días va a poder me dijo.- les explicó a sus amigos

-Bueno, pero algo a a tener que regalarte. O no, Juan?- dijo el otro pibe.

-Ahora que lo pienso bien, Agus, algo sí me va a tener regalar…- decía Juanito mientras apoyaba la mano con la que me abrazaba en una de mi tetas y me daba un beso. En ese mismo momento me enteré que el primer amigo que me tranzé en el boliche aquel día se llamaba Agustín.

-Es una falta de respeto que, encima que no te trajo regalo, no te lo compense.- dijo el alto.

-La verdad que sí, Lauti, es una falta de respeto que todavía no me haya dado mi regalo- me dijo apartándose de mi. Eso me sorprendió y me enteré, también, que el grandote que me tenía ganas se llamaba Lautaro. Alejado un poco de mi, Juanito empezó a preguntarme:

-Hoy es mi cumpleaños, no?

-Obvio!

-No me pudiste dar el regalo…

-No, perdóname

-Vas a compensarme de alguna manera, no?

-Si, obvio, pero ya sabés que hay algo que no puedo…

-Pero si yo te pido que me consientas a modo de regalo, lo vas a hacer?

-Sí.- le dije inmediatamente pero después pensé que eso podía terminar en cualquier cosa pero confiaba que él no iba a zarparse.

-Entonces, vení conmigo, me dijo mientras me agarró de la mano, agarró dos latas de cerveza y empezamos a caminar entre la gente dejándome guiar por Juanito; en el camino intentaba encontrar a Pame o Tomi con la mirada pero no los vi.

Subimos las escaleras y en la primera puerta se para, me da un beso y me dice

-Vamos a mi habitación.- abrió la puerta, me hace pasar y la imagen que veo es Pame desnuda cabalgando a Tomi y gimiendo como una loca. Juanito ve lo mismo y me saca de su habitación diciéndome que haga silencio.

-Es un hijo de puta! Veni, vamos acá.- me decía mientras me llevaba de la mano hasta el fondo del pasillo. Ahora, es él quien abre, entra y me indica que pase. Es una habitación enorme, tenía un baño y una cama matrimonial de esas queen size; era evidente que era la habitación de los padres. Me siento a los pies de la cama, Juanito deja las latitas de cerveza en una mesita que había y vuelve a la puerta para cerrarla con llave.

-Así nadie entra y no nos pasa como a aquellos…- me decía mientras se sacaba la remera. Yo estiré los brazos para acercarlo hacia mí; tenía al pibe que siempre me gustó. Seguía sentada a los pies de la cama, lo tenía abrazado y sentía la piel de su espalda, él se inclina y nos besamos con todas las ganas contenidas; su lengua llegaba a mi garganta, mis manos recorrían su piel. Mientras pasaba eso tenía ganas de que sea mi primer hombre, tenía ganas de que me cogiera pero me di cuenta que la campera con los preservativos quedó en algún lugar de la casa.

-Me vas a a regalar la mejor chupada de pija, pendeja, y vas a complacerme?- me preguntó con un tono de voz que nunca le escuché.

-Obvio. Acostate… - le dije mientras me saqué la remera y me até el pelo. Él se acomodó en el medio de la cama. Me puse encima suyo y nos besamos.

-Me encantan tus tetas, nena.- me dijo mientras me las apretaba con fuerza y jugaba con mis pezones apretándolos encima de mi corpiño de encaje blanco. Aproveché que lo tenía para mi a Juanito y empecé a recorrer su cuerpo besando su piel. Hacia eso y sus manos me acariciaba la cabeza, la espalda y volvían a las tetas. Llegué a su ombligo empecé a juguetear con mi lengua, eso le provocó cosquillas y me causaba gracia verlo como las padecía. Me agarró la cabeza, la levantó y mirándome a los ojos me dijo:

-Dale, Yanina, no jodas, chupame la pija.- me dijo serio.

Mientras le daba besos a su bulto, desabroché su pantalón de jean lo baje junto a su boxer, su pija dura salto a la vista. Se lo agarré con la mano, si bien ya antes tuve en la mano la pija del del padre de mi amiga, era la primera que tenía la del chico que siempre me gustó. Empece a pajearlo suavemente y lo miré, su cara era disfrute y escuché que me decía “yo sabia que te iba a gustar pendeja”. Lo empece a lamer desde la base hasta la punta un par de veces hasta que me la metí en la boca y escuché por primera vez un gemido de Juanito. El placer era inmenso, tenía adentro de mi boca su pedazo caliente y trataba de que mi lengua lo lamiera. Cuando me la sacaba de mi boca para respirar, lo miraba mientras lo pajeaba y él estaba con los ojos cerrados, disfrutando, no creo que supiera el placer que me daba. Antes de que volviera a llevármela a la boca, sus manos agarran mi cabeza y una vez adentro de mi boca, sus manos empiezan a marcar el ritmo: me estaba cogiendo la boca, por suerte con mis manos en su piernas lograba que aflojara el ritmo. De golpe, se incorpora y me dice sin dejar de pajearse:

-Te vas a tragar la leche hoy, no?

-Obvio, Juani, es tu cumple y es mi regalo.- le dije después de secarme con las sábanas toda la baba que tenia en mi boca y que había chorreado a mi pecho y tetas.

Me acomodo para él quedar sentado al borde de la cama y yo de rodillas chupándosela, sus manos empujaban mi cabeza bien al fondo hasta que un chorro de semen me inunda la boca, me ahoga, le golpeo en las piernas con mis mano y luego de unos segundo logro que me libere de la presión. Logro respirar y tragar gran parte de la leche de Juanito pero por la comisura de los labios caían chorros enorme de leche que se me escaparon. Lo miro y Juanito me miraba todavía agitado, era obvio que fue su mejor momento: “qué puta sos, Yani” me dijo mientras recuperaba el aliento. Con la misma sábana me limpie la boca y saqué los restos leche en mis pechos. Mi corpiño se había manchado con leche y semen de suyo. Me puse de pie y quise besarlo. Me apartó diciéndome “no me gusta así”, me sorprendió y me dolió esa actitud. Bajé la cabeza y me puse a buscar mi remera; a él lo veo abriendo una de las latas de cerveza a la vez que putea cuando da un sorbo por lo caliente que estaba.

-Ahora vengo, Yani, espérame.- me dijo yéndose de la habitación y dejándome sola. Con la remera en la mano me fui al baño que había. Hice pis. Mi bombacha estaba mojada como nunca la vi. Ni siquiera con Rubén la vi así. Me acomodé el pelo me lave la cara con jabón y me hice unos buches con agua hasta que vi que había una botella de Listerine e hice algunos buches con eso. Salí y me senté en la cama a esperar que volviese Juanito.

La puerta se abrió y entró él, lo veo acercarse a mi pero detrás de él estaban Agustín y Lautaro, sus amigos, los que me chapé en el boliche.

-Yani, ya que estás re puta hoy, por qué no le chupás la pija a Lauti y Agus...

Continuará...