De pendeja, puta (Parte 5)

Una sorpresiva experiencia con el padre de mi amiga hace que decida que a él le voy a entregar mi virginidad,

A quienes llegan por primera vez a este relato: lean las publicaciones anteriores así pueden entender la sucesión de hechos que dieron forma a mi historia que hoy, al rememorarla, la convierte en una experiencia compartida.

Agradezco las valoraciones y los comentarios que llegaron.

Quinta parte

-Yani... ¿Vas a almorzar, hija?.-

Era la voz de mi papá. Estaba muy dormida. Apenas pude balbucear para pedirle que me dejara dormir.

-Te guardo algo de comida. Descansá.- me dijo susurrando y acomodándome el acolchado.

Habrán sido casi las cinco de la tarde cuando me desperté. Fui al baño y me vi en el espejo la cara de dormida. El pelo revuelto producto de haberme acostado sin haberlo secado bien. El reflejo que me devolvía el espejo era el de una chica de cuarto año del secundario que se sentía rara después de haber sido deseada por cuatro hombres distintos y por haber complacido a esos cuatro hombres. Para mi suerte veo en la mesa de la cocina una nota de mis papás que decía: "nos fuimos a una reunión, te dejamos comida en la heladera". Necesitaba comer algo porque pese a haberme lavado los dientes y la boca cuando llegué y al levantarme, el gusto agrio de la leche de Rubén no se iba.

Me senté en el sillón y mientras comía los sándwiches que me dejaron me puse a ver tele. No había nada, como siempre, pero me quedé mirando cuando noté que en un canal estaban dando "Mujer bonita". Ver a Julia Roberts como prostituta me llevó a recordar todas las veces en las que el padre de mi amiga me decía que era una "putita", que él me enseñaría a ser una puta y que "te vas recibir de puta el día te coja, Yani". La idea de ser deseada y de poder entregarme a los hombres para que disfruten de mí y yo ser quien los complazca a través de mi propio disfrute me enloquecía. Tenía muchas ganas de repetir lo que hice con Rubén. Tenía ganas de chupársela a Juanito también, de sentir su pija en mi boca y tomarme su leche. Salvando la distancia enorme, el personaje de Gere se asemejaba a Rubén: trabajaba en una empresa importante, con un cargo jerárquico, buen nivel económico y que le gustaban las prostitutas. Soñaba con ser una. Quería se la puta de Rubén. ¿O deseaba ser una puta? Muchas preguntas y dudas para una chica de mi edad que estaba descubriendo el sexo. Me sacó de ese letargo cuando sonó el teléfono. Era Pamela. Hablamos de todo. Desde lo mal que se sentía después de todo lo que tomó, de lo poco que se acordaba de lo que pasó en el boliche y de que su hermana le había contado que me pasé toda la noche con Juanito y sus amigos. Le conté todo lo que pasó, menos que lo había pajeado a Juanito y le había dejado acabar sobre mi panza. Y mucho menos aún lo que había pasado con su papá.

Era miércoles, habíamos terminado la clase de Educación física y nos quedábamos con Pame esperando que su hermana termine la clase para volver juntas. El resto de las chicas se fueron y nos quedamos charlando sobre el fin de semana y lo que habíamos hecho con nuestros "amigos" en el boliche.

-¡Estás a full vos también, Yanu!.- me decía mi amiga

-¿Cómo vos también? ¿Qué hiciste vos? Contame, Pam.- le pregunté

-No cuentes nada en casa, por favor, te pido.- me rogaba mientras bajaba el tono de voz

-Sabés que yo no cuento nada, Pam!.- le dije.

-Tomi y yo nos fuimos al costado de una de las pistas y se la chupé. Fue hermoso, Yani.- me decía mientras se le notaba en la voz la misma sensación de excitación que yo sentía cuando pensaba en todo lo que viví esa noche.

-Ayyy amiga!!! ¿Y la leche se la tomás?.- quise saber

-Yo no tenía pensado pero en un momento mientras se la chupaba, Tomi me agarró de la cabeza y me apretó fuerte y en ese momento larga toda la leche y no podía hacer otra cosa que tragarla. ¡Casi me ahoga, boluda!.- me contaba mientras yo la miraba y pensaba en que era lo mismo que su papá me hizo a mí. Ahí me di cuenta que era cierto, también, lo que él me dijo: "esto es lo que hacen las putas como vos para complacer a sus machos".

Me sacó de ese pensamiento cuando me toca y me dice: "Yani, mirá quiénes vienen allá". Eran Juanito y su amigos más Tomi y dos amigos más. Todos ellos, a pesar de pertenecer a cursos distintos, compartían la clase de Educación Física. Nos saludamos todos con un beso y charlamos un rato.

-¡Volviste viva a tu casa, Pame!.- dijo Tomás en tono divertido

-¡Me tomé todo, guacho! Y vos no hiciste nada para pararme.- le respondió Pamela

-Es que te ponés tan linda cuando tomás todo.- dijo Tomi despertando una risa irónica en todo su grupo.

-La que se encarga de que todos la pasemos bien es Yani.- comentó Juanito generando que me sonrojase.

-¿Las vas a invitar el viernes?.- quiso saber uno de los amigos de él.

-¡Sí, obvio, chicas! El viernes festejo mi cumple en casa tiene que venir, eh.- dijo Juanito.

Pamela y yo nos miramos con esa mirada de amiga y cómplice que, con un sólo contacto, expresa todo sin decir nada.

-Sí, claro, que vamos a ir.- dijo Pame.

-Entonces las esperamos, no hace falta que traigan regalo. El regalo son ustedes.- nos dijo Juanito

-Dale que llegamos tarde a la clase, dijo Tomi y se fueron saludándonos otra vez.

-¿Vamos a ir, verdad?.- me preguntó Pamela

-¡Obvio, amiga!, le respondí.

Habíamos arreglado con Pame que iríamos al cumple desde la casa de ella. La tarde del viernes me volví a casa y mi papá me llevaría a la casa de mi amiga. Como todas las tardes, en casa estaba sola. Me tiré en la cama a dormir un rato y cuando me desperté comí algo mientras me conecté a internet; mis papás no estaban, no me iban a decir nada. Me conecté a MSN y estaba Juanito en línea. No quise ser yo quien hablara primero para no quedar desesperada y esperé a que lo hiciese él. Para mi sorpresa la que me habla es Pame.

-Yani, te estaba llamando a tu casa y me daba ocupado. Me imaginé que estabas acá.-

-¿Qué pasó, Pam?.- le pregunté

-Es que me tengo que acompañar a mi mamá y vamos a ir al shopping y me va a comprar algo en Kosiuko.

-Ah, ok, Pam. No hay problema.-

-Por eso en vez de venirte a las siete venite tipo ocho que ya vamos a estar de vuelta.- me explicó

-Está bien, amiga. A esa hora le digo a mi papá que me lleve.- le respondí mientras notaba que tenía una ventana minimizada con Juanito que me estaba escribiendo.

-¡Feliz cumple, bonito!.- le escribí y después le sumé un emoticón de corazón.

-¡¡Gracias, Yani!! Me imagino que esta noche vas a venir, ¿no?.- me preguntó

-Obvio, Juani.

-¿Vas a venir con Pamela?.- quiso saber

-Sí, vamos juntas. ¿Quiénes van a estar?.-

-Van a estar los chicos, Tomi y sus amigos, mis primos y amigos del club y gente del curso.- me explicó

-Re bien, un montón de gente.- le dije

-Mis viejos no están y me dejaron hacer algo. Me tengo que ir. Espero verte, no me falles.- me dijo y al toque se desconectó.

Me desconecté y empecé a buscar qué ropa podía usar. Saqué la pila de remeras que tenía en el placar. No me gusta usar pollera soy más del jean. Sólo uso pollera cuando hay que ir con el uniforme del colegio; pero son muy pocas veces ya que nos permiten ir con un jogging y remera, siempre voy así vestida al colegio. Así que separé un jean azul y busqué una remera. Elegí una de tul verde, bien trasparente, y me busqué un corpiño copado. Una chica de cuarto año del secundario mucha ropa interior sexy no tiene pero encontré uno que venía muy bien. Reconozco que toda esa preparación me calentaba mucho además tenía que pensar en ponerme algo arriba porque si mis viejos me veía con ese look seguro que algo me iban a decir. Así que después de eso me fui a bañar así me preparaba y me planchaba el pelo. Mis viejos llegaron de trabajar y cerca de las ocho de la noche estaba llegando a la casa de Pame. En la puerta estaba Rubén. Antes de bajar le pedí algo más de plata a mi viejo y me dijo que él bajaba también para saludar a su amigo. Rubén nos saluda y me dice "Yani, entrá que Pame ya volvió". Yo me voy para adentro y ellos se quedan charlando.

Entre y dejé mis cosas en el sillón. No había nadie en el living ni en el comedor. Avancé a la cocina y no había nadie. Pensé que podría estar arriba en su habitación. Si recién volvían, tal como me dijo, estaría ahí probándose la ropa o cambiándose para la noche. Cuando avanzo para ir a las escaleras Rubén termina de cerrar la puerta y me dice

-No hay nadie, Yani. Estamos solos.

-Ah... .- respondí sorprendida.

Él se acercó hacía mí y puso su mano derecha en mi cara acariciándome. Luego hizo lo mismo pero desde mi pelo. Yo sólo lo miraba y veía que sus ojos recorrían mi cara, mi pelo.

-Estás hermosa, nena. No sabés las ganas que tenía de verte.- me dijo mientras apoyó sus labios en los míos y nos empezamos a besar. Lo abracé. Sentía sus manos acariciarme la espalda, su perfume me inundaba. Me empujo contra la pared. Sus manos ahora estaban mi cintura y su lengua intentaba llegar cada vez más adentro. Nos estábamos matando yo agarraba su cabeza y acariciaba su pelo. Era increíble todo lo que estaba pasando. Sus manos ahora se apoyaron en mi cola y la apretaba fuerte. De repente, una de sus manos se pone en mi entrepierna y me aprieta. Yo largo un gemido

-Quiero cogerte, pendeja puta.- me decía con un hilo de voz que se mezclaba con sus gemidos

-No, ahora no...- le dije.

Me tenía contra la pared a los pies de la escalera, me da vuelta, me pone de cara contra la pared. Se apoya mientras me hace sentir su bulto en mi culo. Sus besos ahora son en mi cabeza, pasan por mi oreja y muerde el lóbulo para detenerse en mi cuello y aumentar la intensidad de sus besos. Mientras, yo saco cola y empezamos un movimiento acompasado como si fuese una penetración. Una de sus mano intenta desabrocharme el jean.

-¿Qué hacés? No...- le dije pero era imposible poder moverme porque el peso de su cuerpo impedía que me moviese

-Quedate tranquila, disfruta, putita mía.- me decía al oído mientras ya había logrado desabrochar el pantalón. Con su cuerpo me sostenía (yo tampoco pensaba moverme, eso facilitaba su tarea) y ahora sus manos desabrochaban los botones del jean e hizo lugar para que su mano pudiese moverse a discreción por mi zona pélvica. Otra vez su mano apretó fuerte mi concha y largué un gemido más fuerte.

-Me encanta que estés gozando, Yani. Me encanta verte entregada a mí.- me decía con respiración agitada y su mano se metía dentro de mi bombacha.

A pesar de que mis manos estaban contra la pared, no alcanzaba a hacer fuerza para sostenerme y mi cara estaba apoyada de lleno contra la pared. Mis ojos estaban cerrados, el placer extremo que me invadía me hacía sentir todo el doble o el triple. Su mano grandota apretándome la concha, rozándome toda... me sentía una puta, su puta, la pendeja puta del padre de mi amiga.

-¡No!.- le dije cuando sentí que sus dedos empezaban a separar los labios de mi concha

-Confía en mí, putita, confía en mí. ¿Sí?.- me decía con una voz libidinosa que jamás le había escuchado pero me calentaba saber que yo lo ponía de esa manera. Con la cabeza le dije que sí e inmediatamente su mano recorre de arriba a abajo mis labios vaginales que se empiezan a humedecer hasta detenerse en mi clítoris y empezar a jugar con el cosa que me empezó a llenar de sensaciones que recorrían todo mi cuerpo y que hicieron gimiera como una loca. Su otra mano se metió por debajo de mi ropa y busco mis pezones para, literalmente empezar a exprimirlos.

-Qué duros que está tus pezones, putita mía.- me dijo disfrutándolos

-No pares, Rubén.- le pude decir mientras gemía. Lo que siguió después fueron un montón de frases que el padre de mi amiga me decía mientras el movimiento de sus dos dedos jugando con mi clítoris aumentaba, su boca buscaba la mía para comérmela y su otra mano se posó en mi cola sobre mi bombacha y me dio un chirlo que me sorprendió y me hizo abrir los ojos porque, a pesar de la intermediación de la ropa interior, me dolió.

-¿Te gustó putita?.- me dijo

-No.- le dije con el hilo de voz que me salió. Nuevamente recibí otro chirlo,

-¿Te gusta ahora, putita?.- reiteró pese a que no pude responder porque sentía que empezaba a convulsionar de placer. Una vez más recibí un chirlo.

-Contestame, puta ¿te gusta o no?.- me dijo con un tono imperativo

-S...ssi... si... a vos te gusta... sí.- le dije con voz exhausta, las piernas se me estaban por quedar sin fuerzas

-A mí me vuelve loco tenerte así... Hacerte mi puta... Sabés las pajas que me hacía pensando en vos... Las veces que me calentabas y no podía hacer nada más que ir a pajearme, hija de puta... Te voy a hacer mi puta....- me decía el padre de mi amiga mientras un torbellino de sensaciones me invadía, estaba muerta de calor, mi cuerpo no me respondía.

Todo lo que me decía más el ruido de sus dedos mojados por mis jugos y el placer de estar en esa posición de puta del papá de mi mejor amiga consiguieron que tuviera un orgasmo. El más intenso hasta ese momento. Temblaba.

-Así... así mi amor, estás acabando... hermosa....-decía mientras se sucedían los espasmo y los gemidos bajaban de intensidad al igual que el ritmo de su dedos. Sacaba la mano de mi bombacha y sentía como la humedad se deslizaba por mi pelvis. Yo seguía de espaldas a él, con los pantalones por debajo de la cola, la bombacha un poco desacomodad y siento como estira la parte de atrás de mi bombacha y con ella limpia su mano de mis jugos. Me da vuelta, lo miro.

-Qué cara de puta hermosa que tenés. No me quiero imaginar cómo vas a quedar el día que te garche, Yani.- me dijo mientras miraba de arriba abajo la imagen de la pendeja, amiga de su hija e hija de los amigos de él y su esposa.

Apoyada contra la pared no daba más, me sentía débil, las piernas me temblaban, estaba agitada, me agaché y desde esa posición él me parecía imponente. Estiré mi mano para que acercara, él la tomó acercándose, yo me puse de rodillas y lo agarre de su pantalón, toqué su bulto y se notaba que su piba estaba al palo

-¿No me digas que me la vas a chupar, Yani?.- me dijo Rubén y yo asentí con la cabeza al tiempo que desabrochó su pantalón y sacó su miembro que estaba erecto y duro

-Dale, putita, dale que pueden venir en cualquier momento...- me dijo mientras me agarró de la cabeza y yo abrí la boca para recibirla. Con mi mano lo pajeaba y con la lengua recorría su cabeza que tenía un gusto salado.

-Uffff, putita linda, no pares... seguí.- gemía con los ojos cerrados y con su cabeza mirando al techo. Desde mi posición lo veía gozar y aumentaba mis esfuerzos para complacerlo. Se agacha levemente y con sus manos junta mi pelo y con la izquierda lo sostiene y va guiando los movimientos de mi cabeza. Con su otra mano me sostiene la barbilla y comienza a cogerme la boca hasta que me empuja contra su pelvis haciendo que me trague todo su pedazo. Ve que no puedo respirar, me saca su miembro y mirándome fijamente a los ojos me dice

-Anda pensando cómo vamos a hacer para que garche, Yanina.- y siguió cogiéndome la boca hasta que me indica

-Abrí la boca y saca la lengua, putita, dale, ¡Dale!.- empieza a pajearse y en esa posición voy dándole algunos lengüetazos. No tardó mucho en acabar y tirarme la leche en la lengua a pesar de algunos chorros dieron en mi nariz.

-Mostrame como tenés la lengüita, a ver... .- me pidió mientras yo le mostraba el regalito que me dejó

-Hermosa, putita, ahora tragala toda.- Eso hice mientras el miraba y acomodaba. Me estiró la mano, me levantó, me besó y me dijo

-Arreglemos porque te quiero coger toda, Yani.- me volvió a besar y su mano se metió en mi pantalón y me apretó la concha.

-Subí al baño a arreglarte, que deben venir.- me apuró y mientras me acomodaba el jean y subía las escaleras me tiró un chirlo en la cola.

-¡El cepillo de dientes de Pame es el rosa!.- me gritó

Me encerré rápido en el baño. Estaba agitada. Me sentía realmente una puta. Había estado satisfaciendo a un tipo que puede ser mi papá y que es el padre de mi mejor amiga. Me miré al espejo, estaba toda desaliñada y con leche en la cara. Me lavé la cara, los dientes (usando el cepillo de mi amiga, tal como me indicó su padre) mientras pensaba en qué haría cuando volvieran Pame, su mamá y su hermana. Sentía mi bombacha húmeda, todavía sentía en mi concha las manos grandes de Rubén, sus mordidas en el lóbulo de mi oreja derecha, las tetas también me dolían por la forma en que me apretó. Al terminar de lavarme me bajé el jean y pude ver que en mi cola tenía todavía rojo de los chirlos. Todo eso mezclado con el sentimiento y el deseo de repetir nuevamente esto con Rubén. Si era por mí, salía y le entregaba mi virginidad para que me hiciera mujer y puta. Me senté en el inodoro, tenía muchas ganas de hacer pies, observé que mi bombacha estaba toda húmeda. Alguien golpea la puerta y eso me asusta.

-Yani, ¿estás bien? Me dijo mi papá que no te sentías bien... .- era Pamela.

Continuará...