De pendeja, puta (Parte 4)

Mis primeras experiencias sexuales me van "formando" para el día que tenga mi primera vez. Todo se encamina para que sea con la persona que menos imaginé pero que empecé a desear.

Les sugiero, a quienes llegan por primera vez a este relato, que vayan a la primer publicación para así puedan entender la continuidad de mi historia.

Agradezco las valoraciones y los comentarios que llegaron.

Cuarta parte

Terminamos todas en la puerta esperando a Rubén, todavía no había amanecido. La única que no estaba afectada por el alcohol era la hermana de Pame, las demás estábamos bajo sus efectos en mayor o menor medida. Cuando lo vimos a Rubén nos acercamos y la acomodó a Pame en el asiento de atrás, le pidió a su hija menor que se sentara con ella y las chicas atrás e indicó que yo fue adelante con él. Se lo notaba molesto con la situación y nos preguntaba una y otra vez qué había tomado Pame y por qué no la paramos. La única que respondía era la hermana de Pame que dijo que todas estábamos juntas y después nos separamos y nos fuimos con "nuestros amigos" y que la encontró a su hermana sentada al costado del baño del boliche. Lo vi a Rubén que algo dijo pero que no llegué a entender ni el resto de las chicas tampoco. Estaba enojado. Nunca lo vi así.

Primero bajaron nuestras dos amigas en sus casas y antes de seguir Pame pidió vomitar. Lo hizo en la calle. Un asco. Motivo por el cual Rubén les dijo a sus hijas

-Ahora las dejo en casa, ayudás a tu hermana mientras yo llevo a Yani a su casa.-

Me quede sin reaccionar. Entre el alcohol, la calentura con Juanito y esta situación tensa entre Rubén y sus hijas experimenté un combo de sensaciones raro; otra vez quedaríamos en el auto solos. Paró el auto en la puerta de su casa, nuevamente le indicó a su hija menor que asista a su hermana. Ni bien bajaron, Pame vomitó otra vez. Una vez que se aseguró que las hijas haya entrado arrancó rumbo a mi casa. Lo noté más relajado y me preguntó qué pasó, por qué estábamos todas en ese estado y cómo llegó Pame a estar así. Le expliqué lo mismo que su hija

-Vos te fuiste con Juanito, no?.- preguntó

-Sí, estuve con él.- le respondí algo nerviosa

-Y por lo que veo, te portaste mal.- me dijo mientras me miraba brevemente porque estaba manejando

-Y vos cómo sabés si me porté bien o mal?.- le pregunté entre intrigada y queriéndolo desafiar

-Es que la mancha que tenés en tu remera dice mucho, Yani.-

Apenas dijo eso miré la remera y tenía una mancha de semen seco bastante grande. Y no sabía qué decir, me puse colorada.

-Ah, es que me volqué cerveza.- le dije intentando una respuesta.

-¿Cerveza? Jajajaja. Eso es un regalito, Yani, no jodas. A mí me podés contar todo, sabés que no voy a decir nada.-

-¿Qué regalito? .- le pregunté.

-Ay, Yani, sos tan linda, tan inocente... Regalito se le dice cuando un hombre le deja la leche a la mujer.-

La verdad es que tenía vergüenza y calentura a la vez. Después de haber calentado a Juanito y a sus amigos me sentía una mujer deseada y a la vez imparable. Un semáforo detuvo el andar. Ahí aprovechó para mirarme y decirme:

-Me calentó mucho lo que pasó la otra vez. Me quedé con ganas de más.-

Yo lo dejé de mirar y miré hacia adelante, note que el semáforo iba a cambiar de amarillo a verde y en ese momento le respondí

-La verdad que yo también, Rubén.- mientras mi mano se apoyó en su pierna derecha.

Se escuchó un bocinazo del auto de atrás. Se repuso y arrancó. Hubo un silencio. Veo que en un momento dobla a la derecha, hace un par de cuadras y para el auto.

-Por qué parás acá?.- le pregunté

-Es que me calentás mucho, Yani. De verdad te lo digo.- me decía mientras se sacaba el cinturón de seguridad y se acomoda en el asiento para hablarme y poder mirarme.

-Me dejaste muy caliente el otro, no te pude sacar de la cabeza, encima no venías a casa, no me respondías los mensajes en internet y ahora estás así tan linda y encima llena de leche...

Yo me acerqué y lo besé, mi mano apretaba su pierna y él intentaba abrazarme pero se quedó en mi hombro, lo acarició y, al toque, bajó a mi teta derecha y la apretó con ganas yo no pude contener un gemido que fue ahogado por los besos que estábamos dándonos. Su lengua era rasposa, sus manos eran grandotas y yo estaba entregada al padre de mi amiga.

Terminamos de besarnos, nos apartamos y él me miraba

-No puedo creer esto, Yani.-

-Yo tampoco, Rubén, tengo miedo y al mismo tiempo estoy caliente.- le dije

Sentía que el corazón me latía a mil, estaba deseosa de un hombre como él, estaba plena al sentirme deseada no por pendejos de mi edad sino por alguien mayor.

-No viene nadie?.- le pregunté mirado por el parabrisas y por las ventanas.

-No, linda, a esta hora por acá no pasa nadie.- me dijo mientras me acariciaba la cara.

Tenía razón, estábamos en una de las calles laterales de un hipermercado del barrio donde a esa hora no pasaba nadie hasta el horario de apertura. Mientras que con una mano yo tomaba la mano de Rubén, con la otra me iba levantando la remera y apoyando su mano en mi corpiño. Sus dos manos se apoyaron en mis tetas

-Qué tetas hermosas que tenés, Yani, son enormes tenés más que tus amigas.-

-Sí, tengo 95 ¿te gustan?.-

-Sí, pendejita, me vuelven loco.- decía con una voz de excitado que nunca le escuché y mientras metía su dedos en el corpiño para sacarlas para afuera. Las acariciaba y me decía que eran muy suaves. Empezó a jugar con mis pezones y sentía cómo sus manos ásperas los rozaban y estallaba de placer, empecé a sentir humedad en mi bombacha otra vez. Tenía los ojos cerrados cuando sentí su lengua en uno de mis pezones que ya estaban re duros, pequeños gemidos salían de mi boca. Agarraba su cabeza y la empujaba más contra mi teta, como loca lo acariciaba y revolvía su pelo; estaba disfrutando de un hombre. Como podía, entre tanta incomodidad del auto, mi mano empezó a buscar su entrepierna para tocarle la pija

-¿Querés pija, bebota?.- me preguntó con tono extasiado mientras yo le hacía que sí con la cabeza.

Rubén acomodó su asiento de conductor para que hubiese un poco más de lugar y se bajó un poco el jogging y el bóxer que llevaba puesto para dejar expuesto su pija gorda que estaba erecta

-Es toda tuya, Yani, tomá....- me dijo mientras buscaba tomar mi mano para que se la agarre.

La agarré, sentí lo dura y caliente que estaba, la miraba mientras empezaba a subir y bajar mi mano. Me acomodé en el asiento para poder atenderlo mejor. Lo pajeaba y lo miraba a los ojos. Creo que ni él ni yo podíamos creer lo que estábamos viviendo. Me agarrala cara con una de sus manos y me besa con su lengua intentando llegar lo más lejos posible dentro de mi boca.

-Me encanta la cara que tenés cuando estás así.- me dijo mientras gemía.

-¿Yo te gusto?.-

-Sabés que me calentás mucho, Yani. Si no, no estaría haciendo esto. Ufff... no pares pendeja.- el goce en su cara se notaba mientras su mano no dejaba de jugar con uno de mis pezones

-¿Me la vas a chupar?- me preguntó

-Nunca la chupe.- le dije con tono de bebota pero era cierta, la primera vez que había tocado una pija fue a Juanito en el boliche.

-No te creo... tenés la remera llena de leche.- me pregunto mientras yo seguía pajeándolo y él no paraba de amasar mis tetas

-De verdad, nunca estuve con nadie todavía. Hoy fue la primera vez que tuve un pija en la mano y fue la de Juanito.-

-Y la mía, bebota.-

-Y la tuya.- le respondí mientras bajaba mi mano por su pija y empezaba a acariciar sus huevos

-Te hacía más putita pero veo que me equivoqué. Me encantaría enseñarte cómo ser una putita y que seas mi putita.- me dijo mientras nos mirábamos a los ojos.

El hecho de que haya referido a mí como "putita" me calentó más porque muchas veces en este último tiempo me sentía una puta al ser deseada por dos hombres tan distintos y cuando me chapé a los amigos de Juanito, un par de horas antes, también me sentí así.

-¿Vos creés que yo puedo ser putita?.-

-Obvio, Yani, yo quiero vos seas mi putita.-

Terminó de decir eso y me acomode bien en mi asiento, agarré su pija que seguí dura como una roca, lo empecé a pajear, le di un beso en la boca y empecé a comerle la pija.

Era la primera vez que hacía sexo oral. Empecé dándole un beso a la cabeza y bajé haciendo lo mismo a lo largo de todo el tronco. Era impresionante sentir lo caliente que estaba esa pija cuando mis labios iban recorriéndola.

-Ufff, Yani...- gemía Rubén mientras yo levanté la vista, sin dejar de pajearlo, lo mire y me dijo

-Ahora, andá chupándola con la lengua.-

Hice lo que me pidió, como su fuese un helado de de cucurucho empecé a lamerle la pija, me calentaba mucho sentir las venas y me entretuve un rato lengüetazos hasta de repente siento que Rubén me está acomodando el pelo para sostenerlo con una mano, tirando del pelo me hace levantar la cara y mirarlo

-Ahora vas a aprender a chuparla como una puta de verdad, Yanina.- mientras el empezaba a guiar mis movimientos chupando.

Empezó suave pero a medida que iba aumentando la velocidad de sus movimientos yo me iba atragantando, tosía con su pija en mi boca y cuando empecé a tener arcadas le apreté la pierna para que me soltara. Después de unos segundos lo hizo, no paraba de toser

-¡No... no me hagas así!.- le reproché

-¿Pero no querías empezar a ser una putita, Yani? Bueno, esto es lo que hacen las putas como vos para complacer a sus machos.- me decía mientras se pajeaba.

Fueron segundos, en los cuales intentaba limpiarme la baba y recuperarme, donde pasó por mi cabeza la idea de que eso se estaba yendo de las manos pero la calentura y las ganas de probar sentirme la chica más puta prevalecieron y volví a agarrar su pija y empecé a chupar al ritmo y de la forma que a él daba placer.

-Asíí, Yani, vas aprendiendo putita.- decía mientras una de sus manos se metía por adentro de mi pantalón de jean y me apretaba el culo.

Yo seguía chupando la pija del padre de mi amiga, eso me calentaba muchísimo pero más me calentaba escucharlo gemir y escucharlo decirme cosas como "no sabía que era tan putita", "seguí chupando así aprendés a complacer a tu macho", "vas a ser mi putita siempre". De golpe noto que su mano sale de mi pantalón y se pone en mi nuca presionándome fuerte contra su pelvis clavándome su pija en mis fauces y enseguida siento un chorro de leche caliente y espesa que me ahora y hace que estalle mi boca pero yo no puedo salir porque él está acabando adentro mío

-Ahhhgggg ahhhgggg Yanina qué puta que sos no sabés las ganas que tenía de llenarte de leche pendeja.- terminó de decir eso y me liberó.

-Mirate qué linda que estás, Yani.- me dijo estirándose para bajar el parasol del auto y que me viera en el espejito.

Al verme confirmé lo que sentía en mi cara: no era baba lo que tenía en la comisura de los labios ni en la barbilla; era leche de Rubén, el padre de mi amiga. No podía volver así a casa. A dónde iba a ir. Lo veo a Rubén mirando al asiento de atrás y estirando la mano, agarró un saquito que había que debía ser de alguna de sus hijas. Él se limpio la pija con eso y me lo dio

-Tomá, limpiate, pendejita tetona, después lo pongo a lavar y digo en casa que la boluda de tu amiga lo vomitó.

Yo lo agarré y viéndome a través del espejito me fui quitando los restos de semen en mi cara, me acomodé el corpiño, la remera y un poco el pelo. Lo que no podía sacarme era el sabor agrio que tenía en mi boca y en mi garganta producto de la leche que tragué.

-No puedo dejar de mirarte, Yani. Estás hermosa, toda una pendeja mujer. Nunca me imaginé tenerte así para mí.- decía mientras me acariciaba el pelo y la mejilla después.

-Llevame a casa, por favor.- le pedí

-¿Estás enojada, Yani? Mirá que vos querías esto, eh.- me dijo serio al tiempo que yo me estiré y lo besé.

Todo el camino a casa lo hice con mi mano en su pierna alternado con caricias en su cara y su pelo.

-¿Estuve bien?.- le pregunté

-Estuviste genial, pendejita, igual te falta aprender mucho.- me decía serio

-¿Pero empecé bien?.- insistía

-Sí, pero te vas recibir de puta el día te coja, Yani.

-Nunca estuve con nadie.- le recordé

-Ya lo sé y por eso quiero ser yo quien te haga mujer, ¿sabés?.- me dijo poniendo su mano sobre la mía.

Llegamos a mi casa. Lo abrace y nos besamos. Toqué y apreté su pija.

-Qué puta resultaste, Yani.- me dijo mientras bajaba del auto.

Por suerte todos estaban durmiendo todavía en casa. Me metí corriendo en el baño. Me miré en el espejo porque sentía tirante la cara, era leche que había quedado pegada. Me lavé la cara y después los dientes, me hice varios buches para sacarme el gusto amargo y ácido que tenía de la leche del padre de mi amiga. Me saqué la remera, el corpiño y vi que tenía todavía rojas las tetas de la forma brusca en que se casó de apretarlas. Me miré la zona del ombligo también tenía leche pegada. Convenía que me bañara. Me acordé de la mancha en la remera. Mojé la zona y le pasé jabón para que no se notara que la mancha era de leche de Juanito. Ahí caí en la cuenta. Fue la primera vez que en una noche le di placer a cuatro hombres y dos me dieron sus leches. Me saqué el pantalón, la entrepierna estaba húmeda; toqué mi conchita por arriba de la bombacha y estaba mojada. Me senté a hacer pis y la miré: no sólo en la parte de la conchita estaba mojada sino que se había expandido a los laterales y la altura de la pelvis. Mi bombacha estaba mojada por primera vez. Era el reflejo de la excitación que me produjo esa primera noche donde estuve en contacto con dos pijas distintas. Todo muy rápido, todo increíble para una chica de cuarto año del secundario. Y, encima con el padre de mi amiga.

Me metí a bañar, como era obvio terminé pajeándome pensando en lo puta que estaba siendo y en la puta en que podría convertirme si Rubén quería seguir con esto.

Acabé. Me bañé rápido. Me bajó mucho cansancio a pesar de que estaba acelerada. Dejé la ropa en mi habitación y me tiré en la cama. Duré 15 segundos y me dormí.

Continuará...