De PAJAciones en México

Una paja en el avión y otra MUY buena entre Felipe y yo en el hotel.

Hola de nuevo. He tenido algo de tiempo libre estos días, así es que decidí contarles otra historia que me pasó en mi época de colegio.

Ya estábamos en el penúltimo año de colegio, lo que en Chile se conoce como 3ro Medio (a partir de eso cada quien puede sacar la equivalencia en su país). El caso es que en ese año es costumbre realizar un viaje de curso, más bien de generación. Estamos hablando de 4 cursos en el caso de mi colegio, o sea unas 100 personas en total, todos a cargo de 4 profesores. Ese año se organizó un viaje a México, que consistía en algunos días en Ciudad de México y otro en Cancún.

Las pajas ya no eran tan frecuentes entre mi grupo de amigos como lo habían sido el año anterior. De hecho este año sólo me había pajeado una vez con Felipe y eso había sido todo. Seguíamos hablando del tema, pero no tanto como antes. Si quieres saber algunas de las cosas que hicimos el año anterior, ve mis otros relatos, hay 2 historias sobre eso publicadas.

Antes del viaje ya nos habían dicho que las habitaciones serían dobles, Francisco se acopló con Eduardo, otro amigo nuestro (no un amigo pajero, pero amigo de todas formas), y Felipe y yo acordamos compartir una habitación.

Felipe es un tanto desordenado, así es que la idea no me emocionó demasiado al comienzo, pero con el paso de los año ya me había habituado un poco a su manera de ser.

La diferencia de un año a otro se notaba, Felipe y yo ya no íbamos juntos al curso de natación, ahora él estaba más interesado en jugar basketball por las tardes y yo seguí yendo a nadar por mi cuenta. Pancho seguía siendo el niño bueno y tranquilo de siempre y Felipe había empezado a fumar durante el verano anterior. Lo demás seguía más o menos igual, todos seguíamos siendo muy pajeros y calientes.

Ya no teníamos nuestra agenda donde contábamos las pajas, pero si alguien se hacía alguna interesante la comentaba con los demás. Eso fue precisamente lo que ocurrió durante el viaje a México. ¿Qué lugar más extraño para pajearse que el baño de un avión? Desde el año anterior que veníamos pensando hacerlo, y este año seguíamos con la idea.

Ese día el avión salió muy temprano en la mañana desde Santiago, todos estábamos muy emocionados y nerviosos, para la mayoría era la primera vez que salíamos del país sin nuestros padres. Una vez en vuelo, decidimos poner nuestro plan en práctica. Francisco fue el primero en ir al baño. Tardó unos 5 minutos y cuando salió se le veía bastante alegre. No me sentí presionado a ir, después de todo, el viaje era de casi 9 horas. Felipe estaba sentado al lado mío y me dijo que iría. "Toma, esto te va a servir, se siente mucho mejor" y al decirlo tomó mi mano y me pasó algo como en secreto, cerró mi puño y se levantó. Abrí la mano y vi que era un pequeño sobre: un condón. Lo miré sorprendido mientras se alejaba por el pasillo del avión y él me miró sonriendo de oreja a oreja y haciéndome una señal afirmativa levantando sus brazos y sus dos pulgares levantados también.

Nunca había tenido un condón en mis manos. Sólo pensar en ponérmelo me calentó mucho. En ese minuto no pensé de dónde podría haberlos sacado, lo único que quería era que se apurase en el baño para poder ir a usarlo. Pasaba el tiempo… cada minuto se me hacía eterno, lo único que podía hacer era acomodarme la verga en el pantalón. Hasta que al fin, Felipe salió del baño, aún más sonriente que cuando lo vi irse hacía unos minutos atrás. Apenas lo vi salir me levanté de mi asiento y me apresuré al baño. "Lo llevas?" me preguntó cuando nos cruzamos en el pasillo. Le respondí asintiendo con la cabeza y sonriendo, mientras seguía rápidamente hacia el baño.

Una vez dentro, cerré bien la puerta y me bajé los pantalones. Leí las instrucciones del pequeño sobre y lo abrí. Me llamó la atención lo resbaloso que era, me costó un poco ponérmelo, pero al final lo logré. A estas alturas ya estaba muy caliente y sólo atiné a masturbarme como loco, como siempre lo hago. Tomé mi verga fuertemente y me corrí la mejor paja de la semana. La sensación del condón encima hacía que se sintiera muy bien, es mucho mejor que hacerlo sólo con la mano, el único problema es que deja la mano completamente aceitosa, pero da lo mismo, la sensación es única, y lo mejor de todo fue que al acabar no tuve que preocuparme de hacia dónde saltaría todo mi semen, sólo seguí pajeándome hasta que ya no podía más.

De vuelta en mi asiento con Felipe, comencé a interrogarlo. Resultó que hace un tiempo había comprado una caja por curiosidad, le gustó mucho la sensación y compró más.

"Bueno, luego me das otro" le dije

Una vez en el hotel, Felipe y yo ordenamos nuestras cosas y nos tiramos en nuestras camas. Eran las típicas habitaciones de hotel de 5 estrellas, camas grandas, habitación grande, baño grande… todo estaba muy bien.

"Habrá algún canal porno?" me preguntó Felipe.

"No creo, y si lo hay seguramente lo bloquearon" le respondí riéndome.

Perdí la cuenta de todos los canales que había, pero ninguno de ellos parecía ser porno.

El hotel estaba cerca del centro de Ciudad de México, o al menos eso creo, había muchas tiendas y cosas alrededor. No era muy tarde así es que decidimos salir a mirar cómo era el sector antes de cenar. Lo usual, un McDonald’s, una tienda de música, Mixup creo que se llamaba, tiendas varias. Lo que más queríamos era conseguir algo de tequila. No puedes ir a México y no tomar tequila! Buscamos sin alejarnos mucho, hasta que vimos un lugar que se veía apropiado. Una tienda pequeña que vendía que vendía licores. Decidimos que sólo uno de los dos debía entrar. Felipe se veía mayor que yo, y lo era por un par de meses, pero aparentaba tener más edad, era más alto que yo y no se había afeitado (rasurado) por un par de días; no le crecía mucha barba, y la que tenía era bastante clara, pero le ayuda a verse un poco mayor. Lo vi entrar a la tienda y a los pocos minutos salió con una bolsa negra y algo dentro. "Este tipo es un genio" pensé. Echamos la botella en la mochila que yo andaba trayendo para que no hubiese riesgo de que alguno de los profesores no viera con la botella de tequila al regresar al hotel. Necesitábamos vasitos ahora. Bueno, no son totalmente necesarios, pero los queríamos para que fuera más cool. Conseguimos unos y regresamos al hotel con una bolsa con los vasos dentro. Esa era nuestra excusa para haber salido. Simples souvenirs.

Ya de noche, después de haber cenado nos disponíamos a dormir. Había sido un día muy largo después de todo, y al día siguiente debíamos levantarnos temprano para ir a un tour por la ciudad.

Siempre que duermo con amigos uso una política de usar lo mismo que usen los demás para dormir. Si duermen desnudos, duermo desnudo, si duermen en boxer, hago lo mismo, y si usan pijama, me quedo con mi boxer. Nos quitamos la ropa, Felipe fue al baño y yo me tiré en la cama. Cuando regresó se quitó su boxer dándome la espalda y se metió a su cama. No le dije nada cuando lo vi hacerlo, pero de todas formas me dijo "Hay que aprovechar que no hay padres ni nadie que nos moleste". Tenía razón, podíamos andar todo el tiempo desnudos en la habitación si queríamos, así es que hice lo mismo y me metí a la cama. Apagamos la tele y dejamos sólo una luz pequeña encendida.

"Hey! Saca el tequila! Se me había olvidado!" Dijo Felipe sentándose en la cama sobresaltado por lo que acababa de recordar.

Mi mochila estaba cerca de mi cama, me estiré y la alcancé sin tener que bajarme. Felipe sacó los vasos que tenía guardados en la mesita de noche. Las dos camas estaba relativamente cerca una de la otra, con un pequeño pasillo entremedio. Nos sentamos en el borde de nuestras camas, con los pies en el suelo y las sábanas tapándonos nuestras vergas y toda esa zona, el resto de nuestros cuerpos quedó expuesto. Serví los dos pequeños vasos hasta arriba y a la cuenta de 3 los dos nos tomamos todo el contenido que había dentro de una sola vez. Era más fuerte de lo que esperaba, pero me gustó.

Comenzamos a hablar sobre la paja en el avión, ya con tres vasos de tequila en el cuerpo y un cuarto en la mano, y entonces recordé algo:

"Acuérdate que me ibas a regalar otro condón" dije,

Apenas dije eso, Felipe saltó de la cama y fue a buscar su mochila. Por lo que ví no estaba duro, pero tampoco lo tenía normal, estaba como en un estado intermedio. Hace tiempo que no lo veía desnudo, su cuerpo estaba un poco más definido que el año anterior. No tardó mucho y regresó con 2 condones, lanzó uno sobre mi cama y volvió a sentarse en la suya. Ahora se sentó como indio sobre su cama, sin taparse.

"Lo vas a usar ahora?" le pregunté

"Sí, tu sabes que no me puedo dormir sin pajearme. Será mejor que te acostumbres, porque no voy a dejar de hacerlo por compartir la habitación contigo!" me dijo riéndose y terminando el cuarto vaso de tequila.

El tequila ya estaba haciendo efecto, nos reíamos demasiado por cada cosa que decíamos. Creo que eso influyó bastante en lo que pasó más tarde.

"Huevón, se siente muy bien estar solos, nadie nos puede decir nada!" dijo Felipe entre risas, y al decir esto se puso de pie sobre su cama y luego se dejó caer fuertemente sobre ésta. Ahora estaba sentado con las piernas estiradas y ya se le estaba comenzando a parar. De repente tomó una almohada y se la puso encima, a lo largo de su cuerpo. A pesar de que ya nos habíamos pajeado muchas veces antes, cada vez que lo hacíamos de nuevo sentía como si fuera la primera. Esa combinación entre nerviosismo y excitación, de estar haciendo algo que nadie más debe saber… es lo máximo!

"Te has pajeado así alguna vez?" me dijo, mientras volteaba su cuerpo sobre sí mismo, dejando la almohada ahora debajo y él encima.

"Cómo?" le respondí un tanto intrigado.

"Así, mira" y al decirlo comenzó a mover sus caderas sobre la almohada como si se la estuviera follando. Hizo este movimiento unas 3 veces, y luego se detuvo, como esperando que yo hiciese lo mismo para probar. Debo confesar que me llamó mucho la atención, y como ya estaba bastante caliente y las inhibiciones se habían ido de la habitación hace bastante rato, tomé una almohada y me puse sobre ella. Sólo les diré que si nunca se han hecho una paja de esta forma, es hora de que lo prueben, y si ya lo han hecho, comprenderán perfectamente la sensación. Sentí toda mi verga estimulada al mismo tiempo, a diferencia de la estimulación parcial que entrega la mano. Una recomendación: esta técnica funciona mejor cuando tu verga está mojada con precum, si no se te ha mojado naturalmente, puedes probar con algo de saliva o algún tipo de crema o algo, el único problema es que ensucia un poco. Sugerencia de Felipe: ponte una toalla entre la almohada y tu verga. Así lo hicimos, y para mejorar las cosas, nos pusimos nuestros condones!

No sé por qué, pero fuimos al baño a ponerlos, ahora que lo pienso, no tiene sentido, pero bueno, nos paramos frente al espejo, vergas apuntando hacia el frente y conversamos un rato mirándonos a través del espejo, no pasó más de 1 minuto y comenzamos a pajearnos frente al espejo. Esta es otra cosa que recomiendo, calienta mucho!, sobre todos si estás con alguien más. Ya me había pajeado antes frente al espejo de mi baño, pero hacerlo con Felipe al lado fue mucho más excitante. Primero que todo, mirar tu verga desde otro ángulo calienta mucho, y además de eso si tienes a un amigo a tu lado, la situación se hace aún más caliente. Felipe y yo estábamos muy calientes, pajeándonos con fuerza, respirando agitadamente. Lo más caliente era escucharlo gemir de vez en cuando, o hacer cualquier tipo de sonido que reflejaba cuan cachondo estaba.

"Ya, vamos con las almohadas, no aguanto más!" Le dije a Felipe, sin ocultar lo ansioso que estaba por ir a pajearme con esta nueva técnica.

Volvimos a nuestras camas, ahora con una toalla sobre la almohada (hey, después de todo íbamos a tener que dormir con esas almohadas!)

"Dale con fuerza, imagínate que estás follando de verdad" dijo Felipe, mientras abrazaba la almohada fuertemente.

Hice lo mismo, comencé a mover mi cuerpo tal como si estuviese follando, a pesar de que nunca lo había hecho hasta ese entonces, pero sabía bien cómo era por tantas películas porno que había visto; la sensación era genial, mucho mejor que una paja común, cada parte de mi cuerpo estaba enfocada a la paja, tenía los brazos tensos, mis abdominales se contraían con cada empujón que daba a la almohada, y con cada uno no podía evitar gemir o hacer algún ruido de placer, se sentía tan bien, y además de todo eso, de vez en cuando giraba mi cabeza para decirle alguna cosa a Felipe, y aprovechaba de mirar cómo lo hacía él. Era todo un experto, y además me calentaba bastante verlo haciendo esos movimientos, era como si fuera una especie de orgía entre 2, era muy fácil imaginarse que estábamos él y yo follándonos a 2 chicas y que luego intercambiaríamos parejas o haríamos cualquier locura entre los 4.

"Y si probamos poniendo 2 almohadas en lugar de una?" le pregunté a Felipe.

"Tengo una idea mejor" me respondió, al mismo tiempo que cambiaba de posición sobre su cama, ahora apoyándose en su espalda y poniendo su almohada sobre su cuerpo, como lo había hecho al comenzar todo.

"Así también se siente rico," me dijo apretando la almohada contra su cuerpo y moviendo sus caderas como follándosela "pero hace falta un poco de presión," agregó "ayúdame un rato y después yo te ayudo."

No entendí muy bien a qué se refería, pero me levanté de mi cama y fui a ayudarle.

"Pon tus manos sobre la almohada y presiónala contra mi" me dijo, y así lo hice.

Con todo el tequila que habíamos tomado y lo caliente que estaba, no me importó hacerlo, me subí a su cama y me senté de rodillas a su lado, y con mis dos manos presioné sobre la almohada, sin darme cuenta que puse mi mano izquierda sobre su verga y la derecha sobre su ombligo creo. Al parecer fue para mejor, porque apenas presioné su verga a través de la almohada, comenzó a empujar con fuerza al mismo tiempo que gimió fuertemente. Podía sentir bajo mi mano como se movía su verga, con el típico movimiento de mete-y-saca. Me calentó bastante toda la situación, y empecé a mover la almohada al ritmo de su cuerpo hacia arriba y abajo, cambié de posición y me puse ahora frente a él. Felipe estaba acostado con las piernas abiertas y la almohada encima, yo me puse de rodillas en el espacio entre sus piernas y seguí moviendo la almohada mientras él se la follaba, y mientras la movía, empujaba un poco mi cuerpo hacia delante para que rozara la almohada también. Fue una experiencia completamente nueva, era similar a pajearnos uno al otro pero mucho más caliente, tenía mis ojos cerrados y sólo me concentraba en el placer que estaba sintiendo. Sin darnos cuenta comenzamos a movernos hacia un lado de la cama y Felipe me dijo que tratáramos de regresar al centro de cama, donde estábamos originalmente, pero al intentar movernos sin salir de la posición en la que estábamos y además Felipe seguía follándose la almohada, perdí el equilibrio y me caí sobre la almohada, es decir, sobre él. Me sentí un tanto incómodo por la posición en la que habíamos quedados, pero en lugar de alterarse, Felipe siguió como si nada, follando la almohada con más fuerza aún, y me dijo "quédate así un rato porfa."

Si me lo había pedido, era porque no le molestaba, y para ser sincero, a mí tampoco me molestó, al contrario, estar así era como cuando lo hacía sobre la almohada, pero mucho mejor, porque ahora la almohada estaba caliente y ofrecía más resistencia. Al principio me quedé quieto sobre Felipe, pero mientras más se movía follándose la almohada, más me estimulaba mi pene que estaba tieso y estático sobre él. No pude resistirlo más y comencé a follar con la almohada yo también, tal como lo había hecho antes, con todas mis fuerzas, con todo mi cuerpo contraído y enfocado en follar, cada empujón que daba me hacía respirar más fuerte, y Felipe hacía lo mismo.

"Es como si tuviéramos una chica al medio" me dijo

"Sí, algún deberíamos hacerlo con una de verdad de esta misma forma" le sugerí

"Trato hecho, algún día lo haremos" me respondió

Y en verdad me sentía como si estuviéramos en un trío con mi mejor amigo y una chica imaginaria, entonces sentí que ya no resistiría mucho tiempo más a ese ritmo, la sensación era demasiado estimulante y no estaba acostumbrado a tanta excitación, era 100 veces más que una simple paja, incluso mejor que una paja mutua. Pero seguía haciéndolo, con más fuerza, ya estaba transpirando, sentía mi cuerpo caliente y gotas de sudor que me corrían por la frente, incluso por la espalda. Entonces me atreví a abrir los ojos por un rato, miré a Felipe y estaba igual que yo, sudando entero, con la calentura dibujada en su cara, con cada movimiento que hacía su cara reflejaba lo que sentía. Entonces abrió los ojos él también y me preguntó "cuánto te falta?"

Mi respuesta fue obvia, y comenzamos a movernos más rápido y con más fuerza, sentía mi verga entrando y saliendo de ese cómodo lugar creado entre mi vientre y la almohada, entonces comenzamos a gemir más fuerte (pero no demasiado obviamente), Felipe estaba a punto de acabar, lo noté por sus sonidos y movimientos, y entonces sentí que puso sus manos sobre mis hombros y se afirmó de ellos mientras seguía follando la almohada, yo puse mis manos sobre los suyos, segundos antes de explotar, y en ese momento Felipe apretó mis hombros con todas sus fuerzas y yo hice lo mismo, al mismo tiempo que sentía como salían chorros y chorros de semen de mi verga, y yo seguía follando la almohada mientras eyaculaba, y seguí incluso después de terminar de eyacular, jadeando y cada vez más lento, hasta que finalmente me desplomé sobre Felipe, él soltó mis hombros y dejó caer sus brazos hacia los lados, dejando escapar un suspiro enorme. Mi corazón latía con fuerza aún, descansé mi cabeza sobre la almohada y sentía como me corría una gota de sudor por la cara. Debajo de mí yacía Felipe, respirando con fuerza soportando mi peso sobre él. Yo quería salir de ahí, pero estaba demasiado agotado como para moverme, los músculos no me respondían.

Finalmente rodé hacia un lado y me quedé tirado ahí. Eso es lo último que recuerdo de esa noche, luego sé que desperté con el sonido del teléfono y estaba acostado en un extremo de la cama y Felipe en el otro, los dos seguíamos desnudos, los condones aparecieron después medio enrollados sobre la cama. La infame almohada amaneció en el piso. Me dolía todo el cuerpo, sobre todo la cabeza (efecto tequila diría yo). En parte lo lamento porque me dormí durante todo el tour por la ciudad y lo único que disfruté del museo que vimos ese día fue la poca luz que había dentro y así mi cabeza no estallaba, pero en gran parte no me arrepiento porque esa fue sin duda la mejor paja de mi vida. Claro que ha habido otras muy buenas después de esa, pero nunca igual.

Me despido por ahora, si te gustó mi relato acuérdate de calificarlo y si quieres déjame algún comentario, me gusta mucho leer lo que piensan. Si tienes alguna historia para contar o compartir experiencias, sólo escríbeme a cryotekk@yahoo.com