De niña a mujer III

Tu cuerpo desnudo y el agua recorriendo por cada centímetro de tu piel, tu mirada penetrante como siempre y que me dominaba entero, invitándome a entrar al agua contigo, a desnudarme como tú lo estabas y perderme en ese momento del mundo, y solo sentirme flotando en el agua junto a tu cuerpo.

08:15

Sonaba el despertador de mi celular estaba tirado en la mesa de la sala de la cocina del hospital. Ya habían pasado unas cuantas semanas que no veía a Nina, lo único que me podía mantener en pie era mi trabajo, ver a personas que sufren por un dolor físico calmaba de algún modo el no poder tener entre mis brazos. Y hoy confieso en cada sueño te encontraba, en cada momento de pensamientos personales, y el no poder tenerte me tenía en una situación de nebulosa, donde vivía en mis pensamientos, todo el tiempo con la mente en ti, en la imagen de tu cuerpo desnudo, y muchas veces a mi mente venia la imagen de esa tarde que nos escapamos por unas cuantas horas a las cascadas cerca de la ciudad, recuerdo tu cuerpo desnudo y el agua recorriendo por cada centímetro de tu piel, tu mirada penetrante como siempre y que me dominaba entero, invitándome a entrar al agua contigo, a desnudarme como tú lo estabas y perderme en ese momento del mundo, y solo sentirme flotando en el agua junto a tu cuerpo, sentir que estabas pegada a mi pecho y mis manos rodean toda tu cintura y sentir esa piel, con los vellos erizados, tal vez por el tacto de mis manos o por el frio del agua en esos momentos, nunca lo supe, acercarte y rodear tus brazos a mi cuello y sentir esos dulces y hermosos labios buscando los míos para fundirnos en un beso tan tierno y tan pasional al mismo tiempo que me deseaba dejar mis formalidades de caballero para poder desenfrenar la pasión que hasta entonces no podía desatar frente a tu cuerpo tan tímido y a la vez yo sabía que era puro fuego si se lo proponía, pero me encantaba pensar que tenia inocencia dentro de ella, aunque tal vez ella deseaba que mi parte animal saliera afuera pero yo no quería ser ese salvaje en esos momentos quería recordar esa imagen tan perfecta de la luz del sol que pegaba en el agua e iluminaba su bello rostro y me daba su más bonito recuerdo junto con su semi sonrisa que decían cómeme.

Volviendo a mi realidad tan fría, en estas semanas logre que el médico le diera un tratamiento a mi flaquita, se lo sugerí y de inmediato se lo incorporo con un tratamiento psicológico, dentro de mi sabia que estos no eran los mejores momentos para ser yo uno más de sus problemas y debido a eso preferí actuar desde un punto invisible, diría yo, haciendo investigaciones sobre el problema y las diversas soluciones que podía darle a Nina, según el doctor las seguía al pie de la letra, pero yo ya no aguantaba más, no podía seguir sin verla aunque sea de lejos, esa tarde iría a verla ensayar, por lo menos desde la ventana, sentirla un poquito más cerca me haría bien pero a la vez muy mal, pero ya no aguantaba más.

Llegada la tarde termino mi turno, estaba muy cansado, había pasado tres días sin dormir, pero tome un licuado y seguí el día, fui a mi casa me bañe, me coloque unos jeans que se eran sus preferidos, por si ocurría un encuentro, una camisa y una chaqueta de cuero negro, Salí de mi casa, fui caminando, no me importo que quedara lejos, tenía tiempo para pensar y para hacerme la cabeza, de que tal vez ella no sentía nada por mí, pues no busco nada de mi, ni un minúsculo mensaje en mi contestadora, nada, eso dentro de mi decía que ella estaba bien como estaba sin mí.

De camino hacia el estudio donde ella estudiaba y practicaba danzas, y como en mi cabeza flotaba la idea de que si no quería  verme sería la última vez que la vería, para no molestarla más, yo ya estaba lo suficientemente grandecito como para seguir jugando a las escondidas, estaba tan soleado y brillante que me daba envidia la felicidad que tenía toda esas personas que podían disfrutar de aquel dia tan bonito donde los pájaros cantaban por todas las calles había un árbol verde, que me hacía sentir lo vivo que estaban aquella primavera.

Al pasar por una tienda de juguetes compre un peluche, medio gracioso, era una oruga de muchos colores, no quería ser tan cursi pero salía de mi pecho eso, aunque la oruga mucho de romántico no tenia, era de color amarilla con detalles de todos colores y ojos saltones, cabía dentro de mi mano, era solo un presente de ese momento que podía ser importante si todo terminaba allí. Obligadamente tuve que pasar por aquellas calles que una vez acompañe a esa niña inocente a su casa, me sentía tan bien recordar esas carcajadas llenas de felicidad que tal vez la madures o el destino me las fue quitando de a poquito, pero yo sabía estaba oculto en el fondo de su ser, porque eso era ella, esa felicidad era real y tan natural como el cariño que yo sentía por ella.

Al llegar al lugar y ver tras ese gran ventanal de vidrio, no pude encontrarla entre muchas otras bailarinas, muchas compañeras y amigas de ella, seguí esperando e la vereda de en frente, pero nunca salió ni entro, ya empezaba  a caer la noche, vi salir una amiga y me acerque a preguntarle si habían cambiado de horarios y días.

-         Hola una pregunta Nina hoy ensaya?-. la mujer solo me miro tratando de descifrar cual era mi Nina, ya que muy pocas veces habíamos estado juntos con su compañía de baile.

-         Hola usted busca a Nina s.?-.

-         Si ella-. Me había olvidado que no era la única Nina en todo el mundo en ese momento me sentía algo nervioso y un poco temeroso de porque quiso cambiar sus horarios tal vez para que si por si yo la buscaba la encontrase.

-         Ella se fue de gira con la compañía principal al sur del país, si no le molesta voy apurada-. Lo que me había dicho me había dejado congelado en ese mismo instante, solo pude ver como ella desaparecía.

Un sentimiento profundo rodeo mi pecho, y pensé para mis adentros que si eso era tan importante para ella me lo hubiera contado de manera inmediata, ¿en qué momento pase a ser todo a ser nada para ella?. Esa fue la pregunta que culmino mis pensamientos y una rabie e impotencia inundo mi cerebro, solo una cosa pude hacer.

Fui directamente a un bar cercano del lugar donde no había muchas personas, poca luz y buena música, me acerque directamente a la barra pedí  un whisky del mejor que tengan, y así estuve durante horas y horas en el lugar tratando de calmar mis penas en el alcohol, cuando vi entrar medio borrosamente a una mujer, de no más de un metro sesenta cabellos hasta los hombros, morocha con ojos de gata mala, lo sabía ya había visto antes esa mirada que buscaba un pene para comerse solamente ese día y nada más, buena silueta de pechos grandes pero escaseaba de trasero, llevaba una blusa de color rosado con un buen escote, y unos jeans ajustados, supuse que tenía unos 30 años, se acerco levemente hacia la barra acercándose cada vez más a mí, o las imágenes se me estaban poniendo cada vez más difíciles de ver a mi, hasta que sentí como su cuerpo ya se encontraba tan cerca mío que sentía su calor cerca.

-         Alguna pena verdad?-. lo dijo con una leve sonrisa y una mirada extrañada.

-         No creo que le interese-. Se lo dije medio balbuceando, y con un tono enojón.

-         Discúlpame, si tenes algo que decir no temas en decírmelo estaré aquí para escucharte-. Solo dirigió una leve mirada hacia mí, y entendí que era y que hacia allí y porque era tan directa-.

-         Discúlpame, una niña me tiene muy mal y no quiero que nadie más sepa de esto-.

-         Oh lo lamento, el amor es la magia del que sueña con os ojos abiertos y la realidad es el antídoto de esas ilusiones lo sabe?-. lo dijo de una manera con conocimientos, aunque yo muy poco de esas frases tomaba, y si no veme en el estado que estoy y pocas enseñanzas he tomado en mi vida.

-         Lindas palabras para quien las crea ciertas-.

-         Te puedo ayudar en algo lindo?-. lo dijo en un tono que yo ya había escuchado antes en mi vida, entre mis 20 y 30 años tuve una vida que no me arrepiento pero no era orgulloso de ello, tal vez la inmadurez o el placer de verlas gritar en mi cama eran el impulso de aquellas vivencias, y sabia a donde iban dirigidas aquellas palabras.

-         Y en que me puedes ayudar tu a mi?-. sabía bien que me llevaría al sexo con una mujer que trabaja para ello, que era de las mejores y peores mujeres en la tierra de las que pueden hacerte sentir el hombre más dichoso del mundo o el más vacio al mismo minuto.

-         Tú ya sabes, si quieres una mujer que escucha, o una que te consuele en este momento-. Y es allí donde siempre supongo que el diablo mete la cola a los mortales con la guardia baja y es la lujuria quien se mete entre tu mirada. Y ya hacia unos meses que no tenía nada de nada en la cama por cuestiones de energía trabajo y otras cosas no me vendría mal una noche en las oscuridades.

-         Bueno acompáñame a un motel-. Nunca quise que mi vida oscura se juntara con mi vida moralista.

Salimos de allí en un taxi me dijo que su tarifa era de 25 dólares, para mi costumbre de mujeres era bastante barato, pero quien sabe de que calidad es, llegamos a un hotel que ella me condujo pagué el taxi nos bajamos y ella fue directamente a la pieza yo me quede pagando todo y dudando un poco de si debía o no hacer lo que estaba haciendo pues desde que estoy con Nina nunca la engañe con nadie y hoy estaba a punto de hacerlo, pero era tanta la borrachera que solo segui mis instintos de deseos.

Entre a la habitación un poco tambaleándome, era una habitación medio precaria, era de estado medio, he estado en lugares peores mientras estudiaba, la puerta de madera con timbre para avisar cuando la hora terminase, aunque yo había pagado la noche entera, no quería volver asi a mi casa, no quería sentir su olor en mi cama, no esta noche, estaba entrando cuando vi la imagen de una señora en la cama completamente desnuda con las piernas abiertas semi sentada en el respaldo de la misma, sabanas que parecían grises, tal vez algún día fueron blancas, había olor a humedad lo se porque una de las cosas que menos tolero es ese olor, solo sentí un calor que me inundo cuando vi aquella mujer con esos ojos y esas piernas que me invitaban a que sea mia y solo mia y de nadie mas aunque sea unas pocas horas.

Le preguntesi tenia condones, me contesto que siempre iba armada a todos lados y lubricantes, me los ofreció sacándolos de la cartera, no quería besarla no sentía el deseo de hacerlo, apagué las luces y me abalance hacia su cuerpo y penetre mi pene con una media erección, cuando empezó mi imaginación a jugarme juegos perversos, que era Nina la que estaba conmigo, que era a ella a la quien yo estaba dándole duro con mi falo enterito, y sentir sus vagina mojada de jugos sabrosos, sentir que mi pene entraba y salía con todas mis fuerzas posibles, quería que le doliese como a mí me dolía el corazón, quería que sintiera que era un macho el que tenia entre las piernas. Y es allí cuando empecé a escuchar los gemidos de aquella mujer, los confundí con los pequeños gemidos de mi pequeña amada, aquella mujer gritaba fuerte y sentido, pero yo solo soñaba entre mi borrachera y mi falta de sueño con los gritos de Nina. Y muy pronto pude sentir como sus flujos se confundieron con los de Nina, y al sentir que yo había satisfecho a ella me dediqué a terminar con mi propósito y lo logre, termino todo y me quede profundamente dormido.


bueno espero les guste este pedacito de la historia tengo miedo de hacerlo largo y monótono o muy corto y sin contar esos maravillosos detalles que nos encantan a los lectores y la verdad no supe donde colocar el relato asi que seguí con el erotismo y el amor si alguien sugiere una mejor categoría que lo diga y perdón la ortografía y la narración.

cuidence!