De negro a rosa (2)

Continua la historia de las dos semanas que lo cambiarían todo. Llegamos donde Carolina, la amiga de mi hermana.

De Negro a Rosa (II Parte)

La casa estaba situada en los suburbios, por lo que el viaje demoró unos 40 minutos, las vías estaban bastante menos congestionadas que de costumbre como es habitual en los períodos vacacionales. La entrada de la casa era amplia con una gran vereda sembrada de grama y árboles, era evidente que Carolina y su madre vivían "como querían" , sin mas límite que el de sus propios deseos.

Al tercero de nuestros llamados Carolina abrió la puerta, estaba con un bikini de color verde fosforescente que casualmente hacia juego con el vaso de limonada que llevaba en la mano.

¡ Sandra ¡, Pasa chica, ¿No estas medio muerta con el calorón que esta haciendo?, ya veo que trajiste a la criaturita de tu hermano. ¡ Huy ¡, si esta de lo mas mono hoy, se ve que el pollito se esta atreviendo a salir del cascarón.

Yo me ruborice un poco al escuchar el comentario, sin saber muy bien que contestarle me atreví a sonreírle y decir un poco a modo de disculpa –Mi hermana me dijo que viniera.

-Pero entra chica, respondió dándose vuelta, en una frase que evidentemente estaba dirigida a mi hermana.

-Yo estaba en La Pileta, en el verano cuando estoy en casa casi no salgo de allí. ¿Supongo que trajeron traje de baño?

Mire la cara de mi hermana sin atreverme a contestar nada.

-Cómo que no trajeron nada, interpretando rápidamente nuestra tardanza en contestar, pasen a la alberca mientras veo que les consigo. Supongo no serán muy exigentes

Mi hermana y yo seguimos hacia la alberca mientras Carolina subía apresuradamente las escaleras que conducían hacia las habitaciones principales.

Dirigí mi mirada hacia la piscina, su superficie se me parecía a un resplandeciente espejo donde el intenso sol generaba unas especies de chispas cuyo resplandor se bamboleaba al ritmo del movimiento del agua. Al lado derecho había un pequeño muro en pendiente donde el agua caía asemejando una pequeña cascada.

-Esto es bellísimo, dije a mi hermana.

-Te das cuenta hermanito, que unas vacaciones juntos no tienen por que ser "taaaaaan" aburridas. Como te dije sólo tienes que comportarte como un buen chico, no ponerte con malcriadeces y nos ira de perlas.

En ese momento regresaba Carolina con los bañadores en sus manos, a mi hermana le dio uno de una sola pieza, del mismo tono verde cítrico del que ella lucia, a pesar de ser un traje de baño enterizo por lo alto del talle, que resaltaba las largas piernas de mi hermana, y lo pronunciado del escote lo convertían en una prenda muy sexy.

-A ti lo mejor que pude encontrarte fue esto, ya sabes somos sólo dos mujeres en la casa. No es lo ideal, pero al menos hará juego con tus uñas. Dijo, entregándome lo que evidentemente era la parte inferior de un bikini de chica.

-Pero

-¡Ay Hermanito! No le pares, total tenemos la casa entera a solas, la mama de Carolina está de gira, así que nadie mas que nosotras te vera, no le hagas.

Tomé la prenda y pasé a uno de los vestidores que rodeaban el área de la piscina. El traje de baño era de lycra negra y sus partes delanteras y traseras estaban unidas en los costados por unas especies de cadenitas plateadas metálicas, que se unían en cada costado con un pequeño broche.

Mi primera impresión fue que la prenda era demasiado pequeña. –No creo que esto me quede, pensé mientras lo subía por mis piernas, al tratar de colocarlo en su sitio me sorprendió la elasticidad de la prenda, en realidad cubría algo mas de lo que mis expectativas esperaban. –o esto es mas grande de lo que a primera vista parece, o mis partes son mas pequeñas de lo que pensaba, me dije sonriéndome.

De cualquier manera en la parte delantera se me hacia un bulto, lo miré detalladamente, algo en mi cabeza parecía decirme que había una incongruencia entre la prenda y mi bulto, se me antojaba esto un poco obsceno. Traté de buscarle solución, ¿Qué hacer?. Recordé que el agua fría suele reducir el tamaño de los genitales, estos de alguna manera buscan el calor del cuerpo. Fui al baño del pequeño cuarto que hacia las veces de vestidor y mojé mis genitales, al momento estos empezaron a retraerse un poco, con mi mano los empujé un poco mas dentro de mi cuerpo, intensificando de alguna manera el efecto del frío. Rápidamente coloqué la parte inferior del bikini, la cual gracias al soporte que provee su elasticidad mantuvo mis partes en la posición en la que las había colocado. Ya el "bulto" era bastante menos prominente.

Así las chicas no se ofenderán, pensé, sintiendo una mezcla de satisfacción y extraña culpa dentro de mi.

Salí, y ya mi hermana y Carolina estaban echadas en unas sillas de extensión, ambas charlaban animadamente con un vaso de limonada con abundante hielo en sus manos. Con algo de pena me aproximé a las chicas.

-¿Vistes hermanito, qué no pasó nada? No seas bobo, acércate.

-Si, hasta tiene muy buen cuerpo tu hermano, dijo Carolina a Sandra haciendo referencia a lo espigado de mi anatomía.

-A ver, date la vuelta.

Algo nervioso aun, gire para que las chicas pudiesen ver como me quedaba el bañador, era clarísimo que la parte trasera dejaba al descubierto partes de mis glúteos que rara vez habían sido expuestos al sol.

-¡Huy mira que pompis! Rosadito, las nalgas parecen los cachetitos de un bebe, escuché a Carolina decirle a mi hermana, haciéndole referencia a mis glúteos

-Sírvete algo y ven a sentarte con nosotras, me dijo Carolina.

En una pequeña mesa había un cubo con hielo granizado y una gran jarra de limonada, llene al vaso de hielo y lo llené completamente.

-Ups, ¿Qué es esto?

-Vodka con limón, Hermanito

-Je, je, je, tranquilo criaturita, que ya tienes edad para beber eso, venga acércate, siéntate aquí y déjame ver tus uñas de cerca. Dijo Carolina mientras me tomaba la mano para observarlas de cerca.

-¡Si están bellas! Me fascina la forma ovalada ¿Te las pintaste tu mismo?

-No, fue mi hermana.

-¿Si?, dijo Carolina con una pizca de ironía, mientras le guiñaba un ojo a mi hermana, guiño que mi hermana respondió con una sonrisa que interprete de cierta complicidad una sonrisa de complicidad.

-Tranquilo, aquí nadie te juzga, "ser y dejar ser" como dicen, anda échate, y disfruta del sol que estas algo pálido.

Me acosté en la silla playera a contemplar el agua de la piscina, con sus danzantes brillos, al fondo se escuchaba el rumor de la cascada artificial mezclándose con la conversación de Sandra y Carolina, solo escuchaba el tono de su voz sin reparar siquiera de que hablaban, supongo eran cosas de chicas, su chacharean tornabase cada vez mas melódico a medida que el líquido de mi vaso comenzaba a descender.

-Date la vuelta hermanito, escuché a Sandra decirme al oído, o te broncearas sólo un lado del cuerpo, con un letargo inmenso giré mi cuero hasta quedar totalmente de espaldas, al fondo la armonía del aire y el agua se mezclaba confusamente con una lejanas risas de las chicas.

Continuara…..