De México a Veracruz en el asiento 35 y 36.
pensé que estaría aburrido el viaje de regreso pero no fue así ya que le ayude a cargar su equipaje a una niña lindísima que hizo que se me cayera la saliva de mi boca.
De México a Veracruz en el asiento 35 y 36.
Cierto día que fui de compras a la ciudad de México, pensé que estaría aburrido el viaje de regreso pero no fue así ya que le ayude a cargar su equipaje a una niña lindísima que hizo que se me cayera la saliva de mi boca. pero aun mayor fue la satisfacción al saber que venia en el asiento de lado.
Nos acomodamos en los asientos y vimos que éramos los últimos pasajeros, ella se llamaba Alondra, y me dijo que terminaba sus estudios y regresaba a su pueblo unos días .era cerca de Acayú can Veracruz. Mirando sus lindos ojos color verdes claros me esforcé por conseguir su teléfono y su mail ya que de verdad hizo latir mi corazón, por eso en cada parada del camión baje a comprar dulces y refrescos para tener un viaje cómodo.
Cerca de Puebla decidí dormir la siesta y creo que ella también ya que los dos estábamos rendidos, sin darme cuenta nuestras manos se rozaron y ella se recargo en mi cerca su cara de la mi acostándose en mi pecho por el frió de esa zona.
Sin pensar le di mi cobija y los dos nos abrazamos pero nuestras manos no se quedaron quietas y aprovecharon la penumbra del camión para decirse que fueron almas gemelas que programaron el viaje para conocerse. Los dulces pasaron entre las dos bocas al besarse fundiéndose en ese sabor a menta y chocolate que tanto les gusta a las chicas.
Después de besarnos largo rato al abrigo de nuestra colcha secreta comencé a tomar sus pezones entre mis manos y ella lo pensó ya que alguien podría vernos pero el camión estaba casi vacío y la película ya había terminado.
Le quite su chamarra de cuero negro bajo las sabanas y ella mi camisa, me agache para besar sus senos y ella gimió ahogándose su sentimiento de éxtasis entre sus labios que note mordió con fuerza.
No tardo en bajarme el cierre y con su mano subir y bajar la cobertura de carne de mi pene, pero no descuide lamer sus senos que estaban duro y le dolían por el frió. Cuando me iba a venir le avisé por eso ella se agacho y abrió su boca pero al calor de sus labios se me fueron las ganas, solo pensé en metérsela por su vagina, - Por eso le levante su falda de mezclilla y comencé a darle placer metiendo mis dedos en su vagina de tal forma que estuviera bien lubricada cuando se la metiera.
Ella, me pidió un segundo para bajarse su tanga amarilla fluorescente que me regalo y conservo y se sentó sobre mis piernas mirando hacia el frente por si nos veía el conductor o que alguien que fuera al baño.
Solo sentí como mi pene desapareció en su rajada húmeda, ella solo brinco y brinco sobre el como queriendo matar a mi gusano con su nalgas por eso mi pene se desquito y en uno de esos brincos sin proponérnoslo se fue hasta al fondo en su trasero.
Solo vi que se viro de golpe y comenzó a besarme diciéndome que por ahí nunca lo había hecho, aunque fue un accidente ella ya no quiso sacarlo de ahí hasta que las luces indicaron que llegábamos a la próxima para del autobús por lo que se bajo dejándome con ganas de terminar el sexo .
Cada vez que podemos nos escribimos recordando nuestras aventuras aunque no hemos coincidido nuevamente en el camino .