De matrimonio pervertidor a pervertido
De la noche al día, un matrimonio ve como su rol cambia y de que manera, sobre todo para
Después de mi inesperado encuentro sexual con Pilar, empecé a pensar que sucedería al siguiente día cuando nos encontráramos. Me levante exultante, mejor no me podía ir la vida. Como hacia todas las mañana y al ir con tiempo de sobra me pare a desayunar en la cafetería de siempre y estaba uno de mis compañeros, en concreto Sebastián, un tipo amable desde el principio conmigo, buen compañero y que siempre me estaba tratando de liar para una partida de póker que jugaban los viernes o sábados por la noche en casa de algún amigo y compañero. Sebastián rondaba los 45 años, estatura media y con bastante tripa, pelo corto y barba poblada. Al entrar me hizo una señal y me extraño verlo a esas horas, porque él siempre llegaba con la hora pegada al culo o directamente tarde. Me acerque y me empezó a hablar.
A ti te quería ver. Que eres un golfo. Que callado te lo tenías. (No tenía ni idea de que iba)
Primero hola, buenos días, no sé, algún saludo y ahora si me cuentas lo que sea, sabré tanto como tú.
Que te has estado tirando a la buenorra de Nela y no has dicho nada. Para que están los amigos, esas cosas se cuentan. (Su cara era de salido y la mía de sorpresa)
Veo que esta noche te has dado un golpe en la cabeza y te has quedado trastornado. ¿Pero qué dices? No vayas levantado bulos y menos de ese tipo, que yo no he tenido nada con ninguna compañera. Así que te pediría de por favor que midieras tus palabras.
Que conmigo hay confianza, que no se lo voy a contar a nadie.
Si no es contar o no contar, es que no ha pasado nada con Nela ni con nadie del trabajo.
Pues entonces ella se lo ha inventado todo.
Quien se lo ha inventado y que.
Nela le conto a mi mujer, que ya sabes que son amigas y a dos de aquí, que habías tenido, ya sabes triquitiqui.
No me lo creo.
Que si tío. No te mosquees que te dejo muy bien. Según les dijo, dejaste el pabellón más que alto. Vamos que eres todo crack, exactamente les dijo que eras un semental empotrador y que en algunos momentos te vuelves salvaje. Lo que más le llamo la atención es lo que duras y lo bien armado que estas, que dice que es algo bestial lo que tienes. Una tía no se iba a inventar todo eso.
Pues una de dos, o se ha confundido de persona o es mentira, porque conmigo nada de nada. (Mentí porque no sabía lo que había de cierto, aunque supongo que hizo alguna confidencia y lo demás serian exageraciones de las oyentes, en este caso de la mujer de Sebastián)
¿También se ha inventado de que el marido estaba presente?
Pues chico, se lo habrá inventado.
No me digas que no te gusta, que no te la tirarías.
No he dicho que no esté bien, porque sería una mentira, está muy buena, pero siendo compañera de trabajo imposible. No mezclo placer y trabajo. (Lo dije y me quedé tan a gusto)
¿Y si el marido quisiera?
Entonces no habría problema, pero no creo que ese caso se diera, que he estado trabajando con su marido y es demasiado serio.
Pues ya no sé a quién creer, porque eres muy reservado, muy discreto y me estas mintiendo o alguien ha exagerado y ha mentido.
Ya sabes que igual que hay muchos hombres que se comen 1 y cuentan 20, lo mismo también hay mujeres que hacen lo mismo. Lo único que te pido que no expandas ese rumor por ahí.
Nos fuimos caminando al trabajo y estaba bastante rebotado. Lo primero que hice al sentarme llamar a Nela y le conté lo que me habían dicho pero sin decirle quien. Se quedo en silencio y luego con voz avergonzada me contesto, “perdóname, pero bebimos un poco más de la cuenta y lo mismo se me escapo algo, pero confío en mis amigas”, mi respuesta fue contundente, “pues no serán mucho de fiar cuando te he dicho lo que me ha llegado y ya sabes cómo van estas cosas, se le cuenta a una amiga de confianza, que a su vez ella tiene otra amiga de confianza y al final todo el mundo es de confianza” siguio pidiéndome perdón y se lo dije bien claro, que a mí me daba igual.
A lo largo de la mañana tuve la sensación de que había más de una compañera que estaba al tanto de lo contado por Sebastián o era que me había emparanoiado. Por ciertas sonrisas, por varios cuchicheos me daba que era vox populi. Todo eso me había trastocado un poco y quise olvidarme de ello, porque tenía que estar pendiente para ver cómo se sucedían las cosas por la tarde en mi otro trabajo. No me di mucha prisa en llegar, llegué antes de tiempo pero no como mi primer día. Me saludaron normal, menos Jaime y su mujer que lo hicieron por compromiso. Tristán el padre al verme se me acerco me dio un apretón de mano como si no pasara nada y dijo, “ves al despacho de Pilar que tiene que hablar contigo y vosotros venir todos a la sala de reuniones que tengo que hablar con vosotros”. Como todavía estaba cerrado para empezar las clases me fui al despacho de Pilar.
Me sonrió me miro y fui a poner el cierre de la puerta y no quiso, decía que más morboso. Se quito la chaqueta que llevaba, se abrió la blusa y no llevaba nada, sus tetas colgaban un poco, pero se veían apetitosas y más con los pezones duros como los tenía. Se remango la falda y me dejo ver que tampoco llevaba nada debajo. Me fui hacia la silla, me desabroché el pantalón, me senté y no hablamos más. Trato de meterse mi rabo, pero no estaba todo lo mojada que debía de estar, se agacho y me empezó una mamada dejándome todo el rabo lleno de saliva, a continuación, se volvió a colocar, entraba mejor pero seguía costando, lo hizo muy despacio hasta que estuvo bien lubricada que entonces se sentó de golpe.
Me agarraba la cabeza y me hacía que le comiera los pezones y cuando se los apretaba duramente con mis labios, se movía con más rabia. Me pedía que la besara, que la tapara la boca para que no se la oyera, parecíamos dos ventosas con nuestras bocas y ella me la llenaba de bocanadas fuertes, estiraba sus piernas para que no tocaran el suelo y la sentía totalmente clavada en mí. Se agarraba con fuerza a mí, era una fiera. Estaba a lo suyo, hasta el extremo que se abrió la puerta, entro su marido, puso el seguro y ella ni se enteró. Tristán le dijo, “Pili coño, ¿otra vez? Habíamos quedado que cuando se fueran todos” y entonces ella fue consciente de que su marido estaba allí y le respondió con voz trémula, “es que era una necesidad, no veas como me pone y cállate ahora, si quieres mira, si quieres vete, aaahhh, me mata de gusto, pero déjame acabar” él se fue sin decir nada más. Ella se corrió aguantándose todo lo que pudo y solo dijo, “mierda, mierda, mierda, buffff, como me pones cabrón, ahora no podemos seguir pero luego te compensare” y cuando se levantó, nos dimos cuenta de que no me había puesto condón. Se sonrió, se puso la mano en su boca y me dijo, “de eso no le diremos nada a mi marido, que no hay peligro que yo no puedo quedarme embarazada desde hace mucho tiempo, pero mejor no decir nada”no me gustaba quedarme así, a verlas venir. Me guardé mi rabo y me tranquilicé, mientras ella abría las ventanas, porque olía a sexo por todos los sitios, también encendió una par de velas aromáticas.
Salí antes que ella de su despacho y el marido estaba hablando con su hija pequeña, la mirada que me echo Tristán era una mirada de rabia, enfado, irritación, un poco de todo. Me metí en mi clase y me dispuse a dar mi clase. Algo que observe es que algunas a diferencia que el día anterior, venían un poco más de encanto en el vestir. Me fue difícil y tuve que hacer algún esfuerzo por no mirar a más de una. Las siguientes clases no fueron mucho mejores, eso era malo para mi “salud” y en la última clase algunas se quedaron a charlar un poco conmigo y me ponía enfermo el escote de dos de ellas, con esas tetas tan voluminosas. Las preguntas eran muy tontas, risas, chascarrillos y buena onda.
Como el día anterior me avisaron de que me esperara que Pilar quería hablar conmigo. Mientras esperaba me puse a hablar con Erica ante la atenta mirada de su padre, que andaba trasteando con unas carpetas. Era una chica muy maja y extrovertida, como no paraba de mirar a su padre, ella en plan de confesión me dijo, “no te preocupes por él, es un poco borde y todos al principio le caen mal, luego se le pasa y además al verte hablando conmigo se pone más nervioso, ya sabes, es que soy su niña y se piensa que todavía tengo 12 o 13 años, te ve como un peligro para mí, jeje” la conteste sin pensar muy bien lo que decía y la verdad que no fue con mala intención, “pues que no se preocupe, que seguro que no intentare nada con su hijita, que es imposible” ella se encorajino y me soltó, “oye que te has creído, que eres un Miguel Ángel Silvestre o Mario Casas, no te jode, que manera de faltarme” quise arreglarlo y no la deje seguir, me disculpe dejándola claro que no iba por ahí, que no quise enfadarla. Cogió su mochila y en voz alta le dijo a su padre que se marchaba y a mí no me dijo nada.
Acabaron las clase de Pilar y salió. Esta vez no se entretuvo nada y me extraño que el marido siguiera allí. Cogió su bolso, unas carpetas y nos fuimos a la salida, conecto la alarma y me dijo, “¿Te vienes a tomar algo a nuestra casa?” Le conteste que sí y nos fuimos en el coche de ellos, el que conducía era el marido y todo el camino fuimos hablando de los próximos exámenes, que había que apretar con el temario y cosas de esas. Llegamos a su piso, Pilar dejo sus cosas en la misma entrada, sobre un aparador. Tristán encendió las luces del salón y me pregunto qué bebía, le dije que cualquier cosa y ella dijo ponle un ron como a mí, así lo hizo y él se puso un chivas.
Como su mujer desapareció, él hablaba conmigo desde un punto de superioridad, como hacía con todo el mundo y yo pensaba, “vale di lo que quieras, pero me he follado a tu mujer y lo voy a volver a hacer”y mientras yo pensaba eso, el seguía hablando de forma chulesca e impertinente. Dejo de hacerlo cuando apareció su mujer, que venía con una “bata” totalmente trasparente de color negro y debajo, traía ropa interior también trasparente de color rojo, medias, liguero braguitas y sin sujetador, venia putón, putón. Se acerco a coger su vaso le dio un sorbo y luego me dio un beso con lengua. Me agarro la mano y me llevo a su habitación. Me di cuenta de que el marido no venía, se había quedado sentado en el sillón.
Pilar se recostó sobre el cabecero de la cama, mientras seguía bebiendo y se tocaba el coño de forma obscena, me pidió que me desnudara, me estaba cansando ya tanta orden, no era mi estilo, pero me desnude y vi la cara de viciosa que ponía. Mi rabo estaba en total plenitud y ahora ella se quitó las mini bragas que llevaba y me las lanzo, al cogerlas note que estaban muy mojadas. Me acerqué sin dejar de mirar a sus ojos y lo hice lentamente. Pilar cambio de postura, se colocó a lo ancho de la cama, doblo sus piernas y se tocaba el coño para mí. Al llegar a su altura puse mis manos en sus rodillas y ella con voz alta y muy salida me dijo, “no esperes, méteme ese vergazo hasta dentro, sin contemplaciones, venga” la putee un poco con mi rabo en la entrada de su coño y cuando vi en su cara que estaba fuera de sí, le metí el rabo de golpe como ella quería, note el roce al entrar y como gemía ella, que más que un gemido fue un grito.
La follaba con fuerza, con pasión y eso llevo a que se corriera brutamente y me pedía, me rogaba que no me parase, que facilidad tenía para correrse e inmediatamente estar otra vez a punto. Aminore un poco para dejar que se recompusiera y en ese momento, sentí un lametazo en mi cuello, no podía ser otro que el marido, gire mi cuello y vi que quería besarme, le dije, “EH TÍO PARA, no me va ese rollo y si me fuera desde luego no sería contigo, así que córtate”se retiró un poco y Pilar me puso en onda otra vez, porque se me había cortado un poco el rollo. Vuelvo a follarla con ímpetu, tal vez con más virulencia que antes, sabiendo que el maricón del marido nos está viendo. Pilar se vuelve a correr y me dice que más fuerte que se correrá otra vez, estamos los dos fuera de sí, cuando en mis nalgas noto el roce de un rabo, no muy grande pero un rabo.
Me paro de forma automática y dejo de follarme a Pilar. Me encaro a Tristán y el muy gilipollas me dice, “aquí quien manda son mis cojones, el precio de follarse a mi mujer es que yo me folle tu culo y ahora que sé que nadie te lo ha follado antes, te lo reventare con más placer, así que cállate de una puta vez y ya sabes lo que te toca, IMBÉCIL”hasta ese día no me había visto en otra igual, mire a Pilar y con cierto temor en su mirada me dijo, “el que manda es el” me dirigí a los dos, “conmigo os habéis equivocado, nadie manda en mí y nadie me va a reventar el culo” los mire desafiantes sobre todo a él, pensando que se cortaría y todo quedaría ahí. Pero me equivoque, Tristán se vino hacia mí, me zarandeo. Allí estábamos los dos en pelotas picada y agarrándonos, me logré zafar de él y cuando vino con violencia hacia mí, le di dos puñetazos uno con la izquierda y otro con la derecha, cayendo al suelo y sangrando por la nariz como un cerdo, entonces le dije, “Y ahora, ¿Quién es el imbécil? No te levantes, quédate como estas o te volveré a atizar y mira cómo me follo a la puta de tu mujer, aprende” se me quedo mirando asustado, como sabía que no le gustaba que me follara a su mujer sin condón, me quite el que me había puesto y se lo tire a él.
Me puse a follar a Pilar y ella me decía que le había puesto como una perra, que era el primero que me encaraba y vencía a su marido. Estaba desaforada, frenética y se corrió dos veces más, con unos gritos que me ponían fuera de sí. Me corrí como ella gritando y ella diciendo como notaba mi corrida, me corrí más que otras veces. Me fui relajando poco a poco, saboreando el placer que había tenido y me salí de ella, me fui a su marido, le agarre del pelo y lo lleve hasta donde estaba su mujer. Ella me miraba sin saber que decir, le pegue de forma violenta, porque el forcejeaba, contra el coño de su mujer, me dio igual que sangrase, se comería el coño de su zorra lleno de mi corrida.
Con la mano libre le di varios tortazos en la cabeza y le decía que se lo comiera, por fin vi la cara de su mujer, esa cara de zorra que se le ponía cuando estaba recibiendo placer, deje de apretarle la cabeza y siguio solo, comiéndole el coño a su mujer hasta que ella se corrió. Me vestí tranquilamente mientras su mujer iba por una toalla para su marido que seguía sangrando. Ya estaba vestido y ella mando a su marido al baño a lavarse y a limpiarse la sangre, me acompaño a la puerta y me dio un tórrido morreo. Nada más oír cerrar la puerta pensé que se había acabado mi trabajo en ese centro y veríamos si no me denunciaba.
No pase lo que se dice una buena noche y la mañana en mi trabajo fue un poco tensa, entre los rumores o chismorreos de Nela y míos. Iba dispuesto a dejar el trabajo de la tarde, porque sabía que habría muy mal ambiente después de lo sucedido la noche anterior. Llegue más temprano y estaban todos menos Salvador. Me llevé una desagradable sorpresa cuando vi a Tristán con unas grandes gafas de sol y por debajo se veía un poco de morado. No sabía qué hacer, ni que decir, ni si debía preguntar algo. Ese momento de duda me lo quito Salvador que llego detrás de mí y al ver al su suegro le espeto, “¿Cómo quedo el otro suegro? Porque no veas como te dejaron a ti, jeje, ahora en serio suegro, ¿Qué te ha pasado?” y quien contesto fue Pilar, “Que ayer se pasó con las copas y no veas el trastazo que se dio, que es muy confiado y se cree que controla todo, ¿verdad que si Tristán?” y sorprendentemente contesto apaciguado, “tienes razón” y oí como por lo bajini su hija Erica decía, “rollos, que se os ha pasado la mano” me gire la mire y ella se dio cuenta de que la había oído, me sonrió de forma forzada poniendo cara de me han pillado. Pilar me dijo, “si quieres te puedes ir a dar una vuelta, que esta primera hora, daré una clase especial a tu clase y a la mía y después hare los mismo con la clase de Salvador y la de Nuria”. No me marche y me quede a hablar con Erica.
¿Ya me has perdonado por lo de ayer? (Poniéndole una amplia sonrisa)
Si, pero te repito que no me gustó nada.
Te lo tomaste a la tremenda.
¿Qué me lo tome a la tremenda? Menuda cara que tienes. Y eso de es imposible, que pasa ¿Es que soy un adefesio?
Ves como no lo entiendes. Como voy a decir que eres un adefesio con lo bien que estas. Lo que dije lo dije, porque y reconócemelo, las chicas muy jóvenes os falta experiencia y a mí me gustan las que ya tienen un recorrido, dan menos problemas y son más entretenidas.
Tu eres un poco imbécil, que sabrás la experiencia o no, que yo tenga. Eres como los que ponen un anuncio para un trabajo que dicen se necesita gente joven con la carrera acabada y con experiencia, si nadie te contrata como vas a adquirir experiencia siendo joven. Pues tu igual. (me gustaba como se encorajinaba, me divertía)
Mujer seamos realistas, por ejemplo y es solo un ejemplo cercano, tu madre, tus cuñadas y casi todas las que vienen a clases, tendrán más experiencia que tú.
Eso no tiene nada que ver, fíjate en mi cuñada Gloria lleva 12 años conduciendo y ya le quitaron todos los puntos. ¿Para qué le sirvió la experiencia?
Jejejeje, vale me has ganado, pero además que más te da, tu tendrás ya algún novio y lo que yo opine te tiene que dar igual. Pero si te he ofendido tanto, como disculpa te invito cualquier día a tomar algo, quedamos antes de entrar y ya está. (Lo dije para ver su reacción)
Vale lo acepto, pero la invitación será donde y cuando yo quiera, es lo mínimo. (Me lo dijo con una amplia sonrisa y no me lo esperaba)
Pues no se diga más, cuando tú digas. Y ya de paso me puedes decir que quisiste decir, con eso de, “rollos, que se os ha pasado la mano”.
No sé a qué te refieres.
Se te da muy mal mentir, si no me quieres contestar no contestes, ¿Quién falta ahora al respeto? Haciéndome pasar por tonto.
Eso lo hablamos en otro sitio que aquí es el lugar menos apropiado.
Tuvimos que dejar la conversación porque ya me tocaba dar mis clases. Fueron clases raídas, porque hicimos unas pruebas tipo test para saber el nivel como estaba y según acababan se iban marchando. Terminé pronto y salí con los test. Dándoseme la peor situación, estábamos Tristán y yo solos, habíamos acabado los primeros. Estuvo muy cordial, incluso agradable y me invito a su despacho, me excuse con ir al servicio y Erica me dijo, “no seas así, encima que está tratando de ser simpático, no seas malo” pues nada me vi con él y hablábamos sobre los alumnos, los que se le veía interés y la teoría particular que tenía el, que las mejores eran las casadas y con hijos, porque eran la más aplicadas, las solteras como que eran más pasotas y me decía que era una constante. Apareció Pilar y me pidió si podía ir a su despacho, Tristán se quedó mudo y no dijo nada.
¿Qué tal con Tristán?
Diría que simpático, aunque lo digo con reservas, porque después de lo de ayer, no sé. No me fio mucho.
Pues fíate que te lo digo yo. Y voy a aprovechar para decirte algo. Tristán y yo somos una pareja atípica, como te habrás dado cuenta. (Cuando empiezan a decirme eso, es que quieren decirme que hacen lo que les da la gana, se justifican de algo que no tienen por qué justificarse) Nosotros vivimos nuestra vida como queremos.
No hace falta que sigas, que lo entiendo y lo comprendo, siempre que tu marido se relaje, no como ayer.
Se nota que eres joven y que te queda mucho por aprender. Cuando te he dicho que te fiaras, era porque todo esto es mío exclusivamente, que tenemos separación de bienes. Por lo que no hay ningún problema y en lo otro, él siempre ha sido el gallo del corral, el macho dominante, hasta que has llegado tú y se ha dado cuenta que ahora eres tú el macho, porque si sabes de caballos, yo soy una yegua que esta siempre en celo y busco al mejor macho que me cubra y tú eres el que has dado la talla en todo. Me pusiste muy cachonda cuando le dominaste a él así y luego cuando hiciste conmigo lo que quisiste y con Tristán.
Es un alivio que lo veas así.
No es que lo vea así, es que quiero que avancemos más. Me gustaría que te vinieras con nosotros esta noche y nos siguieras conociendo, pero eso sí, tienes que imponerte en todo, sobre todo con Tristán, que conozca su nuevo papel.
Me viene bien, cuando quieras nos vamos.
Salimos y ella le dijo a su marido que me iba con ellos. Tristán no dijo nada ni puso mala cara. Quise quitar hierro a lo pasado y le dije, “discúlpame por lo de ayer, fue un pronto malo que tuve” y para mi sorpresa me respondió, “si alguien tiene que pedir perdón soy yo, me lo merecí y he comprendido en el lugar que estamos cada uno” percibí que lo decía con mucha sinceridad, la sonrisa de pilar era de satisfacción. Hablábamos con mucha corrección los tres y el camino a su casa fue de lo más sosegado. Todo cambio al llegar a su casa, fue una total trasformación, algo que me hizo conocer parte de un mundo desconocido o no conocido del todo. Pilar le dijo a su marido sin ningún preámbulo de nada, “vamos cabrón consentidor sírvele algo a tu amo” y si eso me sorprendió, también lo hizo cuando Tristán me dijo, “el señor va a tomar lo mismo de ayer” nada más pude mover mi cabeza afirmando porque necesitaba situarme. Pilar ya había desaparecido.
Mientras estaba tomando un sorbo de mi bebida, pensaba detenidamente, para adaptarme a esa situación. Apareció Pilar, con un minivestido negro sin mangas, que llevaba los ligueros incorporados, era de vinilo y le quedaba muy ajustado, se le marcaban los pezones y tenía una cremallera en la parte delantera. Llevaba unas medias negras y botas altas, con unos tacones de vértigo. Al llegar le dio algo a su marido y este lo cogió con resignación, se dirigió a mí y me lo dio, era una fusta y un collar. Me miro y me dijo, “queremos que sea el amo, yo ya no me lo merezco, ¿acepta el señor?” cogí lo que me daba y me paso de todo, alucine, sorpresa, excitación y le conteste, “por supuesto que sí y dime hasta ahora como ha sido la puta de tu mujer”, se quedó pensando unos segundos y me dijo, “la sumisa es muy viciosa y nunca tiene suficiente, hay que estar castigándola en todo momento”, bien ya sé lo que tú me dices y ahora tú, dirigiéndome a Pilar, “¿Cómo te gusta que de zurren?”y ella se acercó a mí, su marido me dijo que tenía que ponerle el collar y así lo hice, entonces ella me contesto, “me gusta que me zurren como mi amo quiera, si puede ser sin dejarme marcas visibles, si no son visibles lo que sea”
Estaba en fuera de juego, me gustaba el bdsm suave y veía que estos suave no querían nada. Fuimos a su habitación y lo de la fusta y el collar eran un aperitivo. Tenían todo tipo de cosas para el sexo, algunas cosas ni mi imaginación sabía para que podían ser. Lo primero que me vino a la cabeza, además de que nos desnudáramos, era azotarlos para que me diera tiempo a pensar. Tristán se sorprendió porque no esperaba ser azotado y se colocó, los ate a los dos con el correaje que había. No se podían quitar y empecé a darles azotes, Tristán se quejó desde el primero y su mujer los admitía como si nada.
Tuve que parar de darles porque sus culos parecían un mapa. Acaricie a Pilar y estaba muy mojada y el cabrón de Tristán estaba empalmadísimo, alucinaba de la situación. Quise que ella fuera la que castigara de alguna manera a su marido y le di carta blanca, quería verlos. Dicho y hecho, como se pasaba la tía, menuda zurra que le daba y de remate cogió un plug anal, eso si muy pequeño y se lo metió de sopetón a su marido, que de forma exagerada se quejo y eso que era muy pequeño. Ella se fue encendiendo y estaba fuera de sí, lo insultaba le decía de todo, incluso se llego a correr sin que nadie la hiciera nada, lo que digo algo alucinante.
Le dije que parase y dejo de follarle el culo a su marido y de hacerle la paja que le estaba haciendo, Tristán protesto y ella le volvió a dar un buen fustazo recordándole que era yo el que mandaba. Le dije que se colocara como una perra y lo hizo en el acto, luego quise marcar el que era mi nuevo territorio, me iba a follar a esa puta, pero primero iba a follarme su culo y se lo dije, hizo amago de decir algo pero se cayó. Con su marido iba a marcar también mi territorio y lo hice diciéndole, “ahora me vas a colocar un condón en mi rabo, para follarme el culo de esta puta, pero primero me lo vas a comer y procura hacerlo bien, porque si no te echare de aquí”. A los dos se les mudo la cara, hasta que Tristán se acerco ante la mirada de su mujer, que lo miraba con los ojos desorbitados y en cuanto el empezó a comerme el rabo, ella empezó a pajearse con furia sin dejar de mirara a su marido, diciendo, “que calentón ver a este cabrón haciéndote una mamada, algo inimaginable, pero que morbazo, estoy ardiendo y mira que bien que lo hace y con que ganas, menudo mariconazo” y se volvió a correr.
Me quite y me puso el condón, me ayudo a colocar el rabo en el culo y luego empecé a follármelo, mientras le metía el rabo lo único que decía, era, “uf, uf, que fuerte como se nota, uf, uf, que sensación mas buena, como me pone, mira cabrón, como me follan el culo, ¿no decías que lo tenias reservado solo para ti? Pues ya no, menudo maricón que eres, uufffff, sigue no pares, mételo hasta los cojones, que lo noté” y de una estocada le metí el resto. Era incansable, no tenia medida, pedía que la empotrara cada vez mas fuerte y ya era imposible, que mujer con tanto vicio, era espectacular. Le pedía al marido que le apretara los pezones y él lo hacía, dándole pequeños tirones, se volvió a correr de forma escandalosa, siempre pensaba que su ultima corrida no podía ser mas escandalosa y me equivocaba.
Me tumbe boca arriba y Pilar me quito el condón y quiso ponerse a comer mi rabo y muy serio le dije, “¿A dónde vas? ¿Quién te ha dicho que puedes?” se puso mimosa y yo me puse duro, ante su insistencia la iba a apartar, pero al moverse ella, le di sin querer un golpe en un pecho, ella en vez de quejarse gimió, me quede sorprendido, no quise parar y le ordene a Tristán que me comiera el rabo y que no se fuera a quitar cuando me corriera, esta vez no dudo, se puso a comerlo con ganas y su mujer me dijo, “no dudes que no se quitara, ayer no paro de comerme mi chocho hasta dejarlo sin una gota de tu corrida, que le cogió gusto” y acabo de decirlo y le empujaba a su marido la cabeza, hasta que le daba una arcada y pidiéndome permiso, le enseñó a su marido como se hacía y la tía era única, se metía el rabo hasta la garganta y le explicaba la técnica para hacerlo, después de mucho insistir el marido aprendió. Una vez que me corrí el marido se lo trago todo y ella se enfado por no haberla besado. Tristán se fue a preparar algo de comer porque ninguno había cenado nada y nos quedamos hablando ella y yo.
Eres muy buen amante, lo que se dice todo un empotrador.
Si tú lo dices.
Lo digo desde el primer día que te vi. Se lo dije a mi marido. Tenias una mirada que penetraba, sabia que serias muy bueno en la cama. Y se lo dije a Tristán, que también le gústate, que no serias como los otros, que no tenias cara de dejarte dominar.
Es que no me gusta el jueguecito que quería tu marido. No es la primera vez que me lo proponen, pero hasta ahora nunca lo intentaron por las bravas.
Pues conmigo, con nosotros tendrás todo lo que quieras.
Bueno, no nos comprometamos.
Cenamos y luego volvimos a follar, como decía ella incansable y su marido cuando me quise dar cuenta, nos había dejado solos. Acabamos derrotados y nos quedamos dormidos. Por la mañana nos levantamos tarde, por lo menos para mi que entraba a las ocho de la mañana, me fui sin apenas despedirme y llegué bastante tarde. Después de ese día vinieron muchos más. Me empezaba a cansar, eran una pareja maja, pero no mi prototipo y aunque hacía con ellos lo que quería, me empecé a distanciar. En las reuniones que hacíamos en la academia, mi opinión era muy considerada tanto por Pilar como por Tristán, ante el cabreo de mas de uno y en especial de Jaime. El distanciamiento se notaba ya mucho, porque de ir un mínimo de tres noches a la semana, pasamos a una vez cada 10 o 15 días. Lo que llevo a Pilar a decirme una noche si al día siguiente podía llegar un poco antes para una charla y acepte. Al día siguiente llegue y estaban ellos dos solos.
PILAR.- Vemos que te vas distanciando y nos gustaría saber, sobre todo a mi el motivo. ¿Es que ya no te gusto?
YO.- Me sigues gustando mucho, eres una mujer muy peculiar, como no vas a gustar.
P.- ¿Entonces? Puedes decir lo que sea que hay confianza.
Y.- Tienes razón, hay confianza. Me gusta estar con otras mujeres. (Me cortó lo que decía)
P.- Nadie te lo ha prohibido.
Y.- Si tu marido. Me quiero y como hay confianza te lo diré, follar a tu hija pequeña a Erica y el cabrón este (por Tristán) no hace más que entrometerse cuando voy a hablar con ella.
TRISTÁN.- De eso ni hablar, hasta ahí podíamos llegar. Es mi hijita y no va a ponerle las manos un degenerado como tú.
P.- ¿Degenerado? Por ahí no vayas Tristán, no me hace gracia que después de tener con nosotros lo que tenemos, te quieras acostar con Erica, pero eso no quiere decir que se aun degenerado. Además ella es mayor de edad. Repito aunque no me hace gracia.
T.- No lo voy a permitir.
P.- Cállate de una puta vez y no me hagas hablar mal. Tu no puedes erigirte como baluarte de la moral ni de la familia. Que la niña se ha ido a vivir sola porque tu querías con ella lo que querías, así que déjate de monsergas.
T.- Yo, yo…
P.- Tu nada. Que dejabas la puerta entreabierta para que nos viera y quien sabe hasta donde llegaste con ella.
Y.- Menudo cerdo que esta hecho aquí nuestro Tristán, lo que esta es celoso. ¿Y ahora qué?
P.- Pues no sé. Me da mucha reparo, no solo por que ya hemos estado nosotros juntos, porque la veo muy niña, muy dulce y tú, perdona que te lo diga, eres muy enérgico, muy impetuoso, ya me entiendes. No se si te sabrías medir.
Y.- Si ese es el problema, puedes estar tu para ayudar.
P.- Si, lo que me faltaba, tu no estas bien de la cabeza.
Y.- No te parece mejor enseñar a tu hija a follar en condiciones, a que se vaya con cualquier zafio que solo piense en él.
P.- Me quedo sin palabras, no se que mas decir.
T.- Pues yo no me he quedado sin palabras. No y no. Luego querrá follarse a nuestra otra hija Nuria.
Y.- Tu lo que tienes que hacer es estar callado si nadie te dice que hables y no quería nada con Nuria, que el marido me cae bien, pero con vuestra nuera Gloria sí que sería buena idea, porque tiene cara de putón amargado, porque está mal follada, que tu hijo es poco hombre para esa mujerona.
P.- Tristán vete un rato, que interrumpiendo no llegamos a nada. (Se fue cabreado) No se qué decir, de verdad.
Y.- Si tu hija ha salido un 1% a ti en lo puta que eres, será muy fácil.
P.- Es que no es eso solo, ¿Cómo se le plantea algo así a una hija?
Y.- Por lo pronto, no poniendo obstáculos a que yo pueda hablar con ella.
P.- Vale, de eso si me puedo encargar, para que Tristán no ande jodiendo la marrana.
La conversación finalizo ahí y ese mismo día, al salir me fui a tomar una copa con la Erica, ya que el padre no apareció y no me interrumpió.