De marchita en Madrid
Lo que pasa cuando se mezclan dos negros cachondos y una mexicana en copitas
Fue aproximadamente hace ocho años, yo había salido de copitas con un par de amigas y mi amigo sumamente gay, estábamos en un bar de las calles de sol, en pleno centro de Madrid y ya llevábamos otros tres antrillos de anticipo, la marcha iba viento en popa y después de unos cuantos chupitos gratis que había conseguido Isrra con sus contactos gays, nos dispusimos a bailar. No hacía falta pareja, bailábamos porque sí, por el puro gusto y los cuatro nos divertíamos que daba gusto de ver.
En estas estaba cuando de repente veo aproximarse a un lado mío un negrazo con pinta de latino. No me pregunten por qué pero sé diferenciar perfectamente a un africano de un latino negro. Se pone al lado y me sonríe mientras se aproxima a mí, comienza moverse y me saluda con un acento entre colombiano y venezolano. Se mueve muy bien y termina por ponerse frente a mí, los dos nos acoplamos bailando, poco a poco se separan mis amigas para darle paso al negro y se quedan como idiotas mirando como baila. Y es que no sé porque pero los malditos además de sensuales, llevan el ritmo en las venas. El negro se mueve muy bien, se acerca más a mí, se repega, hay de fondo una canción vieja de Dawn Penn “ No, no, no, You dont love me and i know now… ” el tipo se acerca todo lo que puede a mi cuerpo sin tocarme, puedo olerlo, a sudor y cigarro, a ron pero no está borracho, apenas lo suficiente para llamar a su amigo que está al otro lado del bar, otro negrote. Volteo a verlo aproximarse, se sonríe y se pone detrás de mi (el sueño de mi adolescencia se está cumpliendo) el negro recién llegado se acomoda detrás de mí, me roza el cuello por detrás con su boca, mis amigas y el Isrra no lo pueden creer, los escucho reírse y decir guarradas pero a mí no me importa, ¡estoy en mi propia versión reggae de threesome! La canción dura años o a mi me lo parece, siento las miradas de medio lugar, una mexicana y dos negros ¡qué espectáculo! Los tres sudando y moviéndonos a lo que da, despacio pero muy cerca, despacio pero muy calientes, podría cortar el olor a sexo entre los tres.
Desafortunadamente para mi, termina la canción, nos separamos de esa unidad sexual y empezamos a presentarnos, ellos son de Colombia tienen algunos meses en Madrid trabajando, les presento a mis amigos, empezamos a beber más, lo extraño es que ninguno de ellos se va por una de las rubias (mis amigas españolas) sólo conviven pero se mantienen cerca de mí, uno de ellos abiertamente interesado me consigue tragos y enciende mi cigarros, el otro más tímido pero igual el más alto me pregunta si seguiremos de marcha, yo le digo que no, que ya llevamos varios lugares y que estamos por regresar a casa ¿Regresar a casa? Me dice, deberías de irte pero con nosotros dos. Me río pero sé que lo dice en serio, le pregunto si puedo llevar a mis amigas y me contesta que sólo me ha invitado a mí, me parece que esto se pone serio. El otro el más chaparrito en seguida saca su DNI y me dice déjaselo a tus amigas, te llevamos de regreso a casa y paso por mi DNI, me hace dudar, siento pánico, no los conozco, nunca he estado con dos chicos a la vez, y ¡mucho menos con dos negrazos!
Me acerco a las españolas y al Isrra y les comento de la invitación, se cagan de la risa, y una de ellas me dice que terminaré como un pinchito y la idea me excita, me prende mucho, así que prácticamente les arrebato el DNI a los dos y se los dejo a mis amigos. ¡Nos vemos al rato! (les cierro un ojo y una de ellas me grita que soy una guarra de lo peor).
Los dos negros me esperan se despiden de mis amigos y caminamos calle abajo hasta encontrar su auto, es un mercedes viejo muy bonito, le digo que ha de costar una pasta y uno de ellos se ríe. Me dice que es de su patrón un Colombiano que llevaba años en Madrid engarzando joyas. Me siento al frente con el alto manejando y comienza a tocarme las piernas, llevo un vestido corto y una chamarra para el maldito frío invernal. Pero no tengo frío, todo lo contrario, la sola idea de follármelos me excita tanto que siento la necesidad imperiosa de sobarle la polla, el tipo que va sentado atrás, nos mira y se acerca a mi alcanza a besar mi cuello, mis hombros, el conductor acelera, nos perdemos en las periferias de la ciudad, llegamos a un departamento demasiado chulo para ser de dos tipos y me pregunto si siempre actúan igual, si les pone más compartir que follar cada quien con una mujer.
Según el protocolo uno me quita la chamarra y el otro me ofrece un mojito, lo acepto pero tiene una hierbabuena muy vieja. El primer movimiento lo da el alto que se veía muy tímido me para del sofá y me empieza a besar la boca, siento su lengua moviéndose rápido, sobando mi lengua, tiene una boca grande, como si fuera a tragarme la cara, me excita demasiado sentir sus manos en mi cara y en mi cuello. Mientras, el otro pone música y se me acerca por detrás, siento como se pega y me soba el culo, sube sus manos a mis senos, acaricia suave sobre el bra, me baja el vestido mientras el otro me besa el cuello, me comienza a tocar el coño sobre la ropa interior, que para estas alturas ya está empapada. Me besa la espalda mientras el otro me mete los dedos debajo del panti por atrás, me dedea muy profundo con esos dedos anchos y largos, me quita el bra para acariciar mis pezones, los tengo durísimos. ¡Estoy en la gloria! Alcanzo a sobar sobre la ropa el pene del que tengo frente a mí, parece ser cierta la leyenda pues es enorme, apenas y puedo desabrocharle el pantalón y él se quita todo junto, tengo ante mí una polla colosal, enseguida siento deseos de mamarla, el otro tipo el que está detrás de mí se quita enseguida la ropa, y me baja la ropa interior, comienza a meterme los dedos por todos lados, se moja los dedos con saliva y me mete uno en el culo, me besa las nalgas y soba su pene contra ellas muy rico. Me agacho para mamarle la verga al otro, esta durísima, no hablamos mucho, sólo se escuchan gemidos y como hago vacio cuando intento meterme todo eso a la boca y succionarlo. La posición es algo incómoda pero llevadera, el negro que está detrás me sorprende lamiéndome la conchita, se pone boca arriba y me pide que me ponga sobre su boca, mientras yo se la mamo a su amigo, y este me toca los senos, parece disfrutarlo tanto como yo. Al mismo tiempo que me muevo para que la lengua me alcance succiono la enorme verga del otro, la lamo, la escupo para masturbarla pero hay reacciones violentas que no puedo controlar cuando el otro me chupa el clítoris, siento que lo quiere morder, me calienta demasiado, comienzo a mamarla muy duro, me corro en la boca del otro, paro para besarlo en la boca y saborearme de paso, cambiamos de posición y quedo frente a la verga del que me la chupo, le regreso el favor, mientras el otro empieza a penetrarme por detrás, pienso y me calienta demasiado tener mi boca y mi coño llenos de verga, el que me penetra lo hace despacio y a medida que va haciéndolo más y más fuerte yo empiezo a meterme la otra verga a la boca más y más profundo, siento unas arcadas, parece que le gusta, gime mucho y cierra los ojos, me toma la cabeza como si fuera a follarme la boca, le excita más y termina por decirme que pare de hacerlo porque se va a correr y que aún quiere cogerme. Yo disfruto lamiéndole la punta mientras el otro nos ve y me coje más y más fuerte. Siento que voy a venirme en cualquier momento y más vale que no tenga la polla en mi boca porque podría morderla o algo nasty.
Aprieto más, me da por lamerle los huevos al tipo mientras lo masturbo y da un respingo que da gusto, me arrebata la polla de mi mano y comienza a masturbarse, me pide que lo llene de saliva y que siga mamándole los huevos, yo muy obediente comienzo a lamer en medio, sobo fuerte con mi lengua justo en medio de sus huevos, el hombre está a punto de venirse y paro para verlo, mientras el otro me sigue dando más duro, termino por venirme muy fuerte, me estremezco completa de la punta de los pies a la cabeza, aprieto sus testículos sin quererlo y el otro sigue dentro de mi; mi vagina se contrae y lo aprieta muy fuerte, gime de placer y es como si quisiera seguirme dando pero lo saca para no venirse. Mientras el otro se viene muy fuerte con el apretón de testículos, me explota en la cara, me chorrea toda su leche y se queda un momento como muerto.
Me concentro en el que estaba cogiéndome, tomo su verga y comienzo a lamerla, desde los huevos hasta la punta, escupo en ella la mojo muchísimo y veo como se estremece, cierra los ojos, puedo saborear mi propio jugo en su punta, me vuelve a calentar y la meto en mi boca completa (o casi completa) es demasiado gruesa y me cuesta trabajo sobarla dentro de mi boca, pero aún así a él parece encantarle. El que quedó medio muerto se acerca a mí y con la verga flácida comienza a meterme los dedos, mientras chupo y me cojo yo misma con sus enormes dedos. Estoy de rodillas y él se las arregla para meterme los dedos y yo para moverme sobre ellos. Es casi como cogerse una pequeña verga. Me encanta estar llena de los dos, tan llena de leche, de vergas, de dedos y de sentir que el mundo está lleno de relatos sucios y morbosos, y que a la vuelta de la esquina me espera la corrida de mi vida; pero en este preciso momento sólo bebo la que ya viene de su polla, me contento con pensar que la noche apenas acaba de empezar para los tres y que seguramente alguien se excitará leyéndome.