De madrugada

Un mal momento...arruina la convivencia.

De madrugada

Me desperté. Miré la hora, eran casi las cinco de la madrugada. Palpé a mí alrededor. Ella estaba dormida junto a mí. Noté el olor a alcohol en su aliento. Esa noche había sido la cena de su empresa y se presentó a las 4. Estaba agotada y un poco chispada. Cuando llegó, se fue a desvestir y se metió al momento en la cama.

Yo la animé a que se divirtiera y por una vez, asistiera al evento. Esa noche, acosté a los niños y me puse a ver una película. Me dormí en el sofá esperándola. A las 2, viendo que no había llegado aun, me fui a dormir. Ahora, en la oscuridad, la escuchaba respirar relajadamente. Le acaricié el coño con mucha suavidad, ella siguió dormida. Empezó a gemir en sueños. Me olí los dedos, me gusta el aroma de su sexo. Me desperté de repente. Algo va mal. Mis dedos huelen a jabón. No puedo casi apreciar su olor corporal. No me preguntéis porque, pero sospeché. Me levanté y fui hasta la cubeta de la ropa sucia. Allí estaba arrugado, el conjunto de ropa interior color morado que había usado esta noche. Desenredé sus bragas...estaban empapadas. Me inundó las fosas nasales un fuerte olor a semen y flujos. Miré el vestido veraniego que lució esa noche. Su parte posterior, a la altura de su culo, estaba apelmazado por una gran mancha de semen. Mi mano empezó a temblar mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. Estuve de rodillas mucho rato, estrujando crispadamente su tanga.. Lloré como un niño pequeño. Me levanté y tambaleándome me dirigí hacia nuestra habitación. No pude llegar. Caí fulminado.

Me desperté en el box de urgencias, ella me cogía la mano y con los ojos llorosos, me miraba preocupada.

¿Que ha pasado, María... donde estoy?

Cariño, me has dado un susto de muerte. Fuiste al lavabo y al volver te desmayaste. Me dio un ataque de pánico. Menos mal que ya había vuelto de la cena .Que mal rato he pasado. Por favor, cariño, debes intentar relajar la mano, tienes algo cogido, pero la tenías tan crispada que los sanitarios no han podido abrírtela sin hacerte daño. Me lo dijo, señalando con su dedo mi mano izquierda. Yo mismo comprobé como mis nudillos estaban blancos de la presión que ejercían. Me dolían terriblemente. Entonces, recordé. Empecé a llorar, ella totalmente desorientada por mi reacción, me acarició la mejilla.

Quiero el divorcio

Pero....Juan......tu no estás bien.........¿sabes lo que me acabas de decir? Empezó a hacer pucheros y a temblar.

Abrí con dificultad mi mano y le di las bragas. Sus ojos expresaron su profunda desolación. Bajó la cabeza y se puso a llorar . Quiero el divorcio... le repetí cerrando los ojos para intentar reprimir mis lágrimas.

Ya no puedo vivir contigo, te has dejado follar en la fiesta. Quizás no es la primera vez que pruebas otra polla que no sea la mía. Ya no confió en ti. Solo me jode por los niños. Espérame fuera o vete si quieres. Puedo pedir un taxi.

No protestó, sabia que en ese momento yo no era accesible. Me conoce demasiado bien. Salió con la cara arrasada. El cristal traslucido del box se oscurecía y claraba con sus nerviosos paseos. Luego se sentó.

A cabo de una hora, me dieron el alta. Volvimos a casa en silencio, sin mirarnos. Entré en el desván y saque 2 maletas. Ella presenciaba toda la operación con los ojos inundados de lágrimas. Involuntarios escalofríos le recorrían su cuerpo. No quise escuchar su explicación. Yo también estaba llorando.

Mi abogado se pondrá en contacto contigo o con quien tu decidas...... les doy un beso a los niños y me marcho.

Juan...por favor..... tienes que escucharme....me equivoqué.. bebí y....por favor. Me cogía con fuerza frenética la pechera de mi camisa hasta arrugármela. Le aparté las manos con cierta brusquedad.

Lo siento, no puedo asumirlo, ya lo he intentado pero no puedo. Ojalá pudiera. Toda una vida a la mierda por un momento de estupidez. Espero que valiera la pena, el precio que vamos a pagar los dos va a ser alto.

Tenemos buen rollo. Visito a mis hijos a voluntad. Ella me trata exquisitamente y yo a ella igual, pero estamos divorciados. Se que me sigue queriendo. Yo a ella también. Para nuestra desgracia, mi corazón no la perdona y mira que lo he intentado. Que se le va a hacer. No puedo luchar contra mi naturaleza.

Crome