De los juegos al sexo, con mi cuñada
Mientras pasaba el tiempo, íbamos cogiendo más confianza mutuamente, primero empezó con pequeños juegos picantes, hasta el día que...
Llevaba varios años con mi pareja, la cual tenía una hermana de mi edad, con pareja estable. Sentía una atracción hacia ella que cada día se iba haciendo más incontrolable.
Al empezar la relación con mi novia, solíamos ir a casa de su hermana o ellos venían a la nuestra para cenar, ver una película, etc… Siempre me fijaba en la ropa de estar por casa que solía llevar puesta; pijamas atrevidos, pantalones ajustados que al agacharse dejaba ver esos bonitos tangas que tenía, camisas viejas y abiertas sin sujetador, vestidos de verano sin nada por debajo, mallas de deporte… un sin fin de sugeridas ropas que dejaban correr mi imaginación. Encima, tengo que reconocer que más de una vez me pillo mirándola con descaro, pero ella se hacía la loca y ni si quiera hacia amago de apartarse, es como si la gustara que lo hiciera.
Mes a mes, la confianza se iba haciendo mayor:
Cuando iba a su casa, de vacaciones o cualquier otro lugar, ella no duda, en ponerse en ropa interior delante de mí, y era algo que me encantaba. Tenía una colección de lencería muy bonita, una de mis preferidas, de las que yo pude ver, era; un conjunto compuesto por un sujetador fino en el que podía ver sus hermosos pechos y un culot de rejilla en el que podía ver a través de el.
Cuando íbamos a la playa, ella no dudaba en hacer toples delante de mí, así que a mí se me iba la vista más de una vez, me pillaba mirándola en repetidas ocasiones, pero ella seguía ahí, como si nada. Solíamos ponernos a caminar por los senderos o la arena e íbamos hablando, no podía apartar la vista de esos pechos perfectos, los cuales me parecían preciosos, un tamaño ideal, sin llegar a ser enormes y unos pezones gordos y puntiagudos, cada vez que los veía me entraban unas ganas de abalanzarme para acariciarlos y morder esos pezones con suavidad.
Más adelante, mi pareja y yo, nos aficionamos a ir a playas nudistas. Hasta que un día, ellos quisieron acompañarnos, y fuimos todos juntos a una:
Aparcamos el coche en una zona apartada donde daba acceso directo a la playa. Cuando nos disponíamos a quitarnos la ropa, mi pareja y el novio de mi cuñada, se quedaron en los asientos del coche, ella en los delanteros y él en los traseros, pero mi cuñada y yo coincidimos en elegir el maletero para desnudarnos y dejar allí las cosas. Era una morbosa situación que había soñado en varias ocasiones. Yo lo tenía fácil, sólo llevaba una camiseta y un bañador que me quite rápidamente. Ella sin cortarse, me miro de arriba abajo y me sonrió, pero al contrario que yo, opto por quitarse la ropa con calma, primero la camiseta, después el pantalón corto ajustado, pero mientras lo hacía me clavo la mirada y dejo caer el mismo, ahí estaba con otro estupendo conjunto que se había puesto para la ocasión, pero esta vez con un tanga negro y fino que me dejo ver detenidamente mientras se giro un poco y se agacho para recoger el pantalón. Después ya se quitó el sujetador y me quede mirando sus pechos, la volvía a mirar a la cara y me volvió a regalar otra sonrisa, miro con disimulo a la parte delantera del coche y al ver que no nos miraban, se acercó un poco a mí se dio la vuelta y se retiró el tanga de una forma muy atrevida, llego a rozarme un poco la pierna con su trasero, se volvió a poner de frente a mi, y ahí estaba ella, desnudita enfrente de mi, la mire de arriba abajo en repetidas ocasiones y suspire… Ella se mordió el labio inferior y se rio…
Ya en la playa estábamos tirados en las toallas tomando el sol, yo decidí ir a tomar un baño, lo necesitaba, pues unos calores recorrían mi cuerpo por verla desnuda. Pero de vuelta a la toalla no puede evitar volver a mirarla, ella se percató y abrió un poco las piernas, yo suspire y me tire a la tolla boca abajo, intentando pensar en otra cosa, aunque era imposible, esa joven era como una diosa.
Volvimos a ir a este tipo de playas en varias ocasiones en ese verano y cada día nos la jugábamos más. En una ocasión, mi pareja y el novio de mi cuñada, querían ir a darse un baño, pero mi cuñada y yo decidimos quedarnos en la toalla. Cuando ellos se metieron al agua y se alejaron de nuestra vista, ella se incorporó un poco y paso su torso por encima de mí, con la intención de coger una mochila que estaba a mi lado, literalmente me puso sus pechos en la cara, yo me quede paralizado, se me quedo mirando cara con cara y me dijo:
-Cuñado, te veo asustado ¿Qué te pasa?, ¿Qué no te gustan…?
Yo sin apartar la mirada de sus preciosos ojos, sólo pude contestar con mi voz claramente nerviosa:
-Me encanta…
Se a parto riendo, cuando noto que estaba empezando a tener una erección incontrolable y me dijo:
-Cuñado que esta pasando por aquí abajo…
Abrió la botella que tenía a su lado y me la echo por encima, sin dejar de reír, yo me abalance sobre ella, abrazándola fuertemente y mordiéndola el cuello. Cuando me di cuenta que nuestras respectivas parejas se acercaban a la orilla, la solté y volvimos a nuestros respectivos sitios.
Desde ese día, las miradas de ambos, ya no eran las mismas, ahora se habían vuelto más deseosas, más penetrantes…
Ya pasado el verano, los planes eran diferentes.
Uno día quedamos con unos amigos y con mis cuñados para dar un paseo, por la zona.
Estábamos pasando un buen rato todos, de risas, hablando, bromeando. Hasta que una de las amigas del grupo, aficionada a fotografía, quiso inmortalizar el momento. Nos pusimos todos juntos haciendo el tonto para varias fotos, yo me quede atrás y mi cuñada se situó al lado, yo le pase el brazo por encima de los hombros, pero ella me agarro por la cintura simulando que me levantaba, como fueron varias fotos repitió varias veces ese gesto, hasta que... su mano se posó en mi trasero y me lo agarro con fuerza... En ese momento la mire de rehogo, y ahí estaba sonriendo y mirando a la cámara. En la siguiente pose, yo no fui menos y baje mi mano para tocarle su hermoso culo, y ahí se quedo mi mano en varias fotos, sin ella decirme nada. Hasta que en una ocasión no me corte, e introduje mi mano por dentro de su pantalón, acaricie una de sus nalgas y juegue un poco con el hilo de su tanga, fueron unos segundos hasta que ella me saco la mano y me la puso en su cintura, esto mientras me miraba a los ojos sin perder la sonrisa. Fueron unos segundo de nada, pero intensos…
Unos días más tarde tuve que ir a su casa para recoger unas cosas que me había pedido mi pareja. Al llegar a su casa, llame al telefonillo para que me abriera la puerta, al subir y entrar por su puerta, ahí estaba ella, mirándome a los ojos con una gran sonrisa y esperándome con una toalla muy pequeña, tanto que sólo cubría parte de su pecho y justo su zona más delicada. Me digo;
-Me iba a dar una ducha, y estoy sola… (hizo una pausa, y añadió) …en la cocina lo tienes...
Me giño un ojo y con las mismas se giro y se fue caminando por el pasillo, mientras lo hacia, se ahueco un poco la toalla y dejo que parte de su hermoso trasero se asomara por debajo de la toalla, yo me quede paralizado y mirándola mientras se alejaba por el pasillo, pero justo en la puerta de su baño, dejo caer la toalla al suelo y al entrar dejo la puerta medio abierta.
Tarde unos segundo en reaccionar, hasta que fui hacia allí, entre con suavidad al baño y ahí estaba ella, ahí estaba mi diosa, mirándose al espejo totalmente desnudita, me quede unos segundo en la puerta mirándola, todavía no podía creer que estuviera allí, nuestras miradas se clavaron fijamente, me acerque con suavidad, me puse frente a frente con ella y sin mediar palabra nos empezamos a besar. Después de un intenso y apasionado beso, deje caer mis labios por su cuello, con suavidad y lentitud iba bajando hasta llegar a sus pechos, esos en los que había soñado en más de una ocasión, empecé a besarlos mientras los acariciaba, acto seguido comencé a mordisquearle los pezones y jugar con mi lengua en ellos. Me incorpore para besarla de nuevo, antes de ponerme totalmente de rodillas, bese su vientre mientras levantaba su pierna para comenzar a comerle sus partes más íntimas, segundos después la senté en el lavabo y la recline hacia atrás para poder hacer mejor ese cunnilingus, mientras lo hacía, comencé a introducirle mis dedos, ella empezó a gritar de placer, estaba totalmente húmeda, mis labios y mis dedos estaban totalmente empapados. De repente se incorporó, me cogió de la mano y me llevo a su habitación, me quito la ropa desesperadamente, se puso de rodillas y empezó a chupármela salvajemente, yo nunca había sentido tanto placer en una felación, cada vez que escuchaba una arcada me ponía aún más caliente, hasta que me empujo en la cama, se puso encima de mí, nos miramos a los ojos mientras se introducía mi pene, se puso a saltar desesperadamente y entre gritos me decía;
- ¡Me corro, me corro, me corro…!
Note como lo hacía y se quedó unos segundo encima, hasta que yo la di la vuelta y la coloque debajo, empecé a penetrarla con rapidez y ella volvió a gritar y a gemir. Volvió a llegar antes que yo mientras me decía entre esos gritos:
-¡otra vez, me corroooo, aaaahhh...!
Segundo después lo hice yo, corriéndome dentro, como ella me ordeno…
Sin sacar mi pene, nos abrazamos fuertemente y ella me dijo, mientras respiraba fuertemente:
-Que ganas te tenia cuñadito mío…