De ligue en una web de infieles.

Cómo conecte con una interesante latina un jueves y estuvimos tan a gusto el viernes

Una historia que se alimenta de mis experiencias reales y personales, vamos allá.

De otras historias que he escrito, queda claro que soy usuario de páginas de contacto para personas comprometidas o casadas, efectivamente, cuesta mucho separar el grano de la paja, hay profesionales muy expertas, y mucha sugar baby, perfiles que respeto, aunque no comparto, me niego a tener que “recompensar” el que una mujer desee compartir su placer conmigo.

Al lío; llevaba un tiempo desconectado de la página, había tenido poco éxito, es común dar con personas caprichosas, que no saben lo que quieren o desean vivir el amor prohibido que no vivieron en su juventud, siendo un hombre de edad media, busco mujeres en sincronía y sintonía humana, personal y mental conmigo, es muy divertido dar con perfiles que se extienden en comentar que desean un hombre culto, inteligente, con sentido de arte… y cuando contactas con esas personas, no tienen la menor conversación sobre un buen libro, un buen viaje, o se hace un silencio tenso cuando les consultas por sus aficiones y pasiones…. La mujer que comparte conmigo esta experiencia, es opuesto a ese tipo de mujer, es decir, sabe lo que quiere, lo deja claro, es honesta, directa, culta, profesional latinoamericana de paso por Madrid, por causa de su especialización académica. Un tipo de mujer realmente escaso en esa combinación de clase, cultura, belleza y pasión que te fascina al coincidir y conectar.

Desalentado, ya estaba valorando darme de baja en la web, algo semejante a ella, muy bonita en sus fotos públicas, con el encanto de una belleza honesta y natural, sin engaño o filtros, su situación era de agotamiento y desencanto, desbordada de mensajes y peticiones directas, muy groseras algunas de ellas, según me comentó, con tanto para escoger y tan poco que realmente le atrajera, recibir mi mensaje, más enfocado en detalles como la seguridad personal, y el deseo de un trato amable, honesto para ambos, de mutuo respeto, llamarón su atención.

Mujer atenta a los detalles, hizo diferentes preguntas para valorar mi disposición a brindar la galantería necesaria, detalles mínimos pero significativos, como acercarme hasta su ubicación para compartir un café en un entorno en que ella se encontrará cómoda y segura, brindar una conversación agradable, distendida y sincera, conociendo sus proyectos, sus intereses y aficiones, sin desnudarla con la mirada o soltar insinuaciones desde el minuto cero, como ya he comentado, ella sabe lo que quiere, no vacila en ser directa, no tiene ningún interés en ir “besando sapos”. Es una mujer refinada y valora a un hombre caballeroso y con buenos modales, dado que me educó mi abuelo durante mis primeros años, llevo esos valores y buenas maneras a fuego en mi carácter.

Nuestra entrevista y conversaciones fueron bastante animados, pasamos del chat de la app a los mensajes de WhatsApp rápidamente, viajera inquieta aprovecha cada oportunidad para recorrer este país, u otros rincones de Europa, lo que te da a una interlocutora cosmopolita y con una mente bastante amplia, la conexión y la atracción no hacían más que subir, habíamos contactado en la web, el jueves, y compartido ese café, en un momento que escape de la oficina, el viernes en la mañana, todo iba muy acelerado, tanto que no veíamos tiempo material para compartir, ella saldría de viaje el sábado, yo marchaba de vacaciones el lunes siguiente, ninguno de los dos esperaba una conexión tan interesante y rápida. Fue ella quien me lanzó una invitación directa: escapate hoy… Yo contesté con la misma honestidad: me arriesgo bastante, tendré que improvisar, si me escapo, si acudo a raptarte de tu hotel… no será para conversar y portarme como un caballero… su respuesta fue: sí, ven por mí.

Mantengo la afición al baile de ritmos latinos, así que inventé en casa una quedada (que era real) con un grupo de salsa en el que participó; de camino a Madrid, avisé al grupo que sería baja, que pena. Y salí de casa combinando el conducir a recogerla con llamar a consultar por habitaciones para parejas, libres en nuestro horario, tiene su complicación ser multitarea, eh.

Al llegar, ella estaba en la puerta de su hotel, bajé para abrir la puerta del coche, esperé a que se sentará cómodamente antes de cerrar y regresar a mi asiento y empezar la marcha hacía nuestro primer encuentro íntimo. Sin prisa, ni saltarse semáforos en rojo, ya estábamos juntos, ahora debía estar concentrado, atento a sus señales, eso sí, antes de arrancar ya nos fusionamos en un beso intenso y profundo, tiene una boca con labios delicados y sensuales y besa como una diosa. Excitados y a punto, salimos recorriendo las céntricas calles de Madrid.

Llegar a destino fue sencillo, goza de una ventaja adicional, un discreto parking subterráneo, al que llevé el coche, aparqué y llegué rodeando el coche junto a ella, ya había bajado, llevaba un bonito vestido de corte a medio muslo que le favorecía… típico en las mujeres, estaba inclinada hacía adelante, ordenando su bolso en el asiento, de pie junto al coche, posición que aproveché para colar mi mano en su muslo y subir suavemente disfrutando su piel, hasta llegar a su contorneado derriere…que salto pego la pobre, no me esperaba y se asustó por un instante. Solo un instante, porque al enderezarse, se giró para quedar frente a frente, de nuevo nos fundimos en un beso apasionado y prolongado.

Salimos del parking de la mano, directos a la habitación, nada más registrarnos, ordenamos una copa de vino para ella, y un refresco para mí, que conduciría más tarde de vuelta a casa… Lo significativo es que yo tengo mi puntito dominante, a pesar de lo refinada y culta que era en todo momento, percibía en ella el deseo de intensidad, de explotar sin muchas contemplaciones su sexualidad en su mejor esplendor.

Sin que ella lo esperará, la lleve contra la pared, mientras la besaba apasionado, la arrincone y oprimí su cuerpo mientras sujetaba sus manos por encima de su cabeza, con su cara girada hacía mí, le comía la boca, mi otra mano entraba salvaje y libremente bajo su vestido a recorrer sus piernas, sus nalgas, a rozar su intimidad por encima de su lencería con precioso encaje, así fue comenzando su entrega, se daba obediente de la forma más natural.

Pasamos a la cama, su vestido salió sobre su cabeza y quedó tendida con una tanga blanca, unas sandalias de medio tacón y su sujetador, sin desnudarme me tendí sobre

ella y seguí besándola mientras mis manos recorrían todo su cuerpo, tiene una piel suave, tersa y delicada, era evidente que la cuida bastante, me deleite en recorrerla en besar su cuello, sus ojos, su boca, deliciosa boca. Mis manos la liberaron del sujetador, acto seguido también su tanga abandonó su cuerpo, fue cuando aprecíe su sexo en todo su esplendor no va depilada, si lo lleva cuidado con sumo primor, no vacile en acercar mi boca y beber de su intimidad, tampoco fui intenso, la estaba descubriendo, sus gemidos me indicaban la excitación que subía con los roces de mi lengua y el mover de mis labios.

Pronto exclamó: te quiero dentro… Me levanté, empecé a desnudarme, sin correr a ser patoso, hacerla esperar y suplicar eran parte de mi juego de seducción, ella se despojó de sus sandalias con tacón y suplicó de nuevo: ven… Cuando me acerque, roce con la punta de mi miembro a lo largo de su vagina, buscando su clítoris, centrándome en él… De nuevo un salto, su gemido, su frase: entra suave que está sensible… su rendición deliciosa al abrirse para recibirme deseosa de pasión por mí.

Descubrí más detalles al entrar en su cuerpo, disfruta mucho el misionero, le gusta que le den caña, adora la penetración intensa, y es sumamente expresiva, su rostro se

configura en una expresión de morboso placer, ojos en blanco, boca que besa o gime con completa entrega y sin tapujos, su nariz que se dilata, su puño que instintivamente golpea mi espalda y mis hombros, cuando su orgasmo se aproxima, me encendió, me excito, y no paré de penetrarla, mientras le decía firmemente: gime, perra, a partir de ahora serás mi perrita, no temas, fuera tienes todo mi respeto y consideración, pero al cerrar esa puerta, sólo serás mujer y hembra en celo… y ella gemía contestando: sí, dame duro, seré tu perra, tu puta, tu mujer.

Nuestros cuerpos se adaptaron, soy más alto y un poco ancho de espalda, ella se esforzaba en abarcarme con su abrazo y enrollar sus piernas alrededor de mi cintura, nuestro ritmo no mermaba, ella no paraba de gemir: ¡duro, por favor, duro!… sin embargo elegí ser yo quien imprimiera el ritmo, salió mi vena dominante, así que varié, me impulsaba para entrar más profundamente en su cuerpo, con menos fuerza, más intenso, menos violento, es caprichosa, gemía, intentaba jalarme por los hombros, sin éxito, y yo le señalé: deja de luchar, no será a tu ritmo, concéntrate en sentir; poco a poco fuí plegando su voluntad, adueñandome de la intensidad con que la poseía, sus gemidos regresaron, espaciados acorde a mis impulsos, así llegó a su orgasmo explosivo, convulsionaba un poco, gemía: ya llegó, ya llegó, C… llegó!!! Sin parar de temblar…

Quise ahora sí darle caña y me incorporé para penetrarla de rodillas, sus piernas en alto a lo largo de mi cuerpo, mi peso como refuerzo a mi impulso y penetración… Error!!! Ella disfruta el contacto pechito con pechito (como decía la canción), así que me sujetaba para permanecer juntos, y yo luché en mi afán por incorporarme, aunque logré pillar postura para penetrarla de rodillas, el forcejeo me dejo en precario sobre la cama, mi rodilla derecha resbalaba por un costado y el esfuerzo de equilibrio era considerable, ella pedía más intensidad y yo estaba haciendo malabares para mover la cadera y penetrarla, sin resbalar al suelo arrastrandola de tan intensamente que estábamos unidos, fue misión cumplida, pero tarea titánica, de nuevo sus exclamaciones recompensaron mi esfuerzo: C… Llego, ya llego, sí, ya llego!!!!

Sin dejarme caer, me separé de ella, me levanté por su copa de vino y la mía de refresco para aliviar la sed y recomponernos un poco, ella soltó: cariño, ha sido delicioso, pero quiero que me des con más intensidad, cuando te lo pido… Señalando el borde de la cama, le expliqué: Sí, cielo, yo sería feliz de darte como si fuera el fin del mundo, pero tenía la rodilla en el aire y resbalaba que no veas… Mujer lista, lo pilló enseguida y soltó una carcajada: Ah, ahora entiendo los cambios de ritmo, te caías de la cama, jajajaja...

Con la boca fresca y cuerpos descansados, me acerqué nuevamente, aún no me había corrido, ella lo sabía a pesar del preservativo, es muy intuitiva, un detalle que me

encanta de ella.

Consciente de que ella deseaba intensidad la tumbé de medio lado sobre la cama, poniéndome aupado en su pierna izquierda, elevando su pierna derecha en L, que torcía

alrededor de mi cadera, acto seguido, entré en su cuerpo suavemente, encajando firmemente, con mi mano izquierda sujeté fuerte su brazo derecho a lo largo de su

tronco, ahora sí que empecé un fuerte mete saca, taladrando su coñito delicioso mientras mi mano derecha se recreaba a placer en sus pechos, de rodillas encajado en la

unión de sus piernas, la forma en que la sujetaba era el apoyo perfecto para halar fuerte hacía mí, el impulso era brusco, y aquí sí ejercí un puntito de brutalidad, ahora

gemía, diferente: un poco suave, amor, me haces llegar enseguida, no, para un poco… aunque a poco que minoraba, sus uñas se enterraban en mi antebrazo: no pares, no pares, que puedo llegar otra vez, dale, papito, dale… y la penetré como si no hubiera un mañana, sin que parará de gemir y encadenar un orgasmo tras otro…sí, minoramos un poco, nos detuvimos, agradecía que en cada pausa, le acercaba nuevamente su copa de vino, un buen vino tinto, muy apropiado para la ocasión.

Hembra apasionada, disfrutamos besarnos sin parar, ahora invertimos las posiciones, ella me cabalgaba, tiene un bonito tipo, culito pequeño, redondito, esponjosito, yo estaba feliz de contemplarla en el espejo sobre la cama, ella mismo lo señaló: mira arriba, nene, disfruta las vistas… puede ser muy morbosa cuando se libera.

A caballito sobre mí, yo deseaba acariciar sus pechos, pero ella se dejaba caer, le gusta sentir la piel rozar, y descansaba sus pechos en el mío, no entreno en gimnasio, pero me cuido, así que estoy un poco tonificado, ella se aferraba a mis hombros y mi cuello, me comía la boca, imprimía su propio ritmo en busca de su placer, ahora fuí yo quien siguió su instrucción, me centré en mirar el espejo, en el que se veía su delicioso culito moviéndose arriba y abajo en mi cuerpo, mis manos encontraron su sitio natural en apretar y disfrutar de sus nalgas redonditas, ella besaba mi cuello, sin cesar en su movimiento, era yo quien ahora estaba en la gloría, su cuerpo rico, su movimiento, su placer que llegaba en cada orgasmo, y su visión, era delicioso visualizarla en el espejo, bonito talle, deliciosa hembra… como y cuanto me corrí, estalle en el preservativo aferrándome a su cuerpo mientras mis piernas temblaban bajo ella. Que diosa, que polvo, que delicia…

Ahora somos amantes, presionados por el poco tiempo que podremos compartir, ansiosos por planificar cada nuevo encuentro, dispuestos para arañar el máximo placer que podamos sacar a cada minuto compartido, es solo el comienzo, aunque marche en pocos días, regresará en diciembre, y yo estaré aquí esperando, ansioso y hambriento de hacerla sentir nuevamente mi mujer y mi perra.