De la webcam a la cama de Jan (parte 1)
La historia de como entré en una página de chat por webcam y acabé en casa de Jan.
Era verano y hacía calor. Eran las 12 de la noche y me costaba dormir; además, comenzaba a estar cachondo. Me bajé mis boxers y comenzé a masajear mi polla para acabarla de despertar. Comencé una de mis innumerables pajas, puesto que soy bastante pajero y en un día normal caen entre 1 y 2 pajas seguro. Pero ese día necesitaba más, quería un poco de marcha. No me apetecía salir así que cogí mi ordenador portátil y entré en una página de chat gay por webcam. No era la primera vez que usaba páginas de ese tipo, de hecho, me pone bastante hacerme una paja con un desconocido cara a cara cuando estoy muy salido, oír como el del otro lado gime como un cabrón y se corre gracias a mi.
En la configuración puse España, para ver solo la gente de por aquí. Estuve un rato viendo el panorama, porque hay días que no vale nada la pena perder el tiempo con el personal que por ahí hay. Pasaron 20 minutos y encontré 2 tíos que estaban bastante bien, pero se corrieron enseguida y apagaron el chat. Fue entonces cuando se conectó Jan. Nos saludamos y al principio fuimos muy formales. Me dijo que era de Barcelona, igual que yo, y que tenía 26 años (yo en ese momento tenía 20). De entrada, debo decir que me encantó su cara. Tenía unos ojos marrones preciosos, y una sonrisa que me la ponía muy dura. Llevaba un aro en la oreja, cosa que me encantó. Enseguida vi que teníamos el mismo rollo. Me dijo que pasaba poco por allí y que ese día le había picado porque estaba muy cachondo.
La conversación fue subiendo de tono hasta que nos pusimos manos a la obra, a lo que la gente va allí. Descubrió su rabo que estaba tapado por una sábana y me dejó alucinado. Una polla de forma perfecta, un poco morenita y que debía hacer 17 o 18 centímetros. Era gordita y con una cabeza perfecta. Me puso a cien en un momento y comencé a machacármela a toda máquina. Se sacó la camiseta y pude observar un torso ancho. Tenía cuerpo estilo nadador, pero no estaba fibrado, simplemente delgado, un cuerpo ideal. Él lo estaba gozando también y, de repente, pantalla en negro y siguiente cam. Se me heló la sangre. Pensé que era un cabrón por calentarme de esa manera y marcharse. Comencé a pasar cams hasta que de golpe volvió a aparecer Jan. Abrió los ojos enseguida y me escribió en el chat:
“Tio! La cam ha saltado sola a la siguiente. Vaya putada, pensaba que no te vería más.”
“Joder, pues yo pensaba que habías sido tu el que la había pasado” – contesté.
“Queva, si estoy cachondísmo contigo. ¿Oye, que te parece si nos damos el Whatsapp por si alguna vez queremos retomar el contacto?”
Normalmente no doy mi número en estos sitios, básicamente porque no conozco al que está al otro lado. Pero Jan me ponía a mil, y habíamos conectado mucho. Le di mi número y le dije:
“Mándame algo para que pueda grabar tu número”.
A los 20 segundos recibo su mensaje:
“Ubicación: calle del Mercat, nº27, 2º, barrio de Gracia, Barcelona.”
Me quedé flipando. Me estaba invitando a su casa. Ese pedazo de hombre me invitaba a ir a su casa. Le contesté que tendría que pensarlo, porque no nos conocíamos y me parecía precipitado. Acabamos de pajearnos, los dos super cachondos, y nos corrimos como nunca, al menos en mi caso.
Cerré el portátil y me quedé pensando. Sonó mi móvil y vi que era Jan. Me mandaba una foto de su cara, feliz después del pajote, y me decía:
“Oye, si te apetece tomamos una cerveza cerca de mi casa y nos conocemos mejor.”
Esa idea me gustó más, y acepté. Volvía a estar empalmado.