De la prepa con Miss. Peggy.

Miss. Peggy; era la clásica gordibuena del grupo, su piel clara tirándole a rosa, sus ojos grandes, su cabello rubio, sus pechos grandes y un lindo trasero.

En la época oscura de mi vida, una vez que fui expulsado de una de las prestigiadas escuelas de Ciudad Estrella, pare en la Escuela que llamábamos la Escuela de la Vida, ubicada en un barrio popular en la esquina de las Avenidas Rolando Calles con Armando Broncas, la crema y nata de la clase estudiantil.

Simplemente el autobús para llegar a la escuela tenía que bajar una calle empinada de terracería, que se movía como si se fuera a voltear en el primer brinco; y al llegar, parecía cárcel de alta seguridad, con alambre de púas circular solo faltándole las torretas de seguridad con faros de luz de alta intensidad.

Nos presentamos como si fuéramos delincuentes, nombre, edad, escuela de la que veníamos y porque habíamos llegado allí; donde el respeto no se ganaba con los números, sino con los puños, más de tres veces tuve que demostrar que no sería una pieza fácil de roer, salvado siempre por la campana de un final nada favorable.

Aunque no me había ganado el respeto, no era objeto de bullying diario; ya hasta me invitaban a fiestas de semestres superiores, en la casa del Babalu que vivía cerca, todo un fósil. Fiestas que eran todas las tardes noches, donde siempre había cigarros, alcohol y otras cosas.

Babalu, me presento a todos los elegidos de entrar a su casa: el cerillo, la rana rene, fossie, las marías, todos a través de su nombre de pila y allí me presento a Peggy; era la clásica gordibuena del grupo, su piel clara tirándole a rosa, sus ojos grandes, su cabello rubio, sus pechos grandes y un lindo trasero. Babalu rompiendo el momento del encanto bautizándome como Snarf, dándome las reglas de la casa:

1.

Nadie se llama por sus nombres, solo por los apodos.

2.

Nadie entra a la casa, sino es invitado; y el único que invita soy yo.

3.

Aquí todo se vale, pero si te pasas de verga, te parto tu madre.

4.

Aquí La LEY soy YO (siendo la regla más importante de todas).

Después de clases, siempre terminábamos en la casa de Babalu; la Rana Rene novio de Mis Peggy, siempre terminaba hasta el culo de pedo, y la celaba como si fuera la mujer más buena del grupo y ella sabía lo que tenía, su mini falda escolar en tonos azules dejaba apreciar sus ricos muslos, con coquetos zapatos y calcetas escolares, la blusa blanca del uniforme pareciera que siempre estaba hecha de papel cebolla, por lo que cada día podíamos apreciar de que color y textura esa su brassier, una vez que se despojaba del chaleco del uniforme.

Ella era muy coqueta, siempre buscaba la forma de besar en la comisura de los labios a todos; más un día me planto el beso en la boca con todo y lengua, lo que ocasiono que la Rana Rene me metiera un madrazo por las costillas. Celado a Miss Peggy; cada vez que se acercaba, siempre terminaba con un madrazo mal puesto.

Siempre terminaba fajando con alguna de las marías, algunas estaban buenas otras estaban bien gachas, esa tarde me dejaron hiper caliente; por lo cual decidí irme a matar el ganso al baño. Cuál fue mi sorpresa encontrarme a Miss. Peggy en el baño con los cazones y la falda abajo, sin la Rana custodiando la puerta.

Peggy.- Si quieres orinar, con toda confianza; puedes hacerlo en el lavabo o atinarle a la coladera, yo solo veré y no diré nada Snarf.

Guido.- No como crees, me salgo, no quiero pedos con la Rana y menos con el Babalu.

P.- La Rana esta hasta el culo de pedo, y el Babalu debe de andar por las mismas; y por lo que veo, las marías te dejaron empalmado.

G.- No, como crees; mejor me salgo.

P.- Si te sales grito, y hay si te van a romper tu madre todos.

Era rehén de Miss. Peggy, me acerco a ella, quito el cinturón, bajándole los pantalones con todo y trusa; pegándome una mamada de forma descomunal, como si fuera un chupirul o una tupsi pop; viniéndome en su boca, ella sujetaba mis pompas con sus manos para tragarse todo, sin dejar una sola gota de semen, mi verga quedo flácida entre sus labios.

Miss. Peggy, se paró; se acomodó sus calzones y su falda, saliendo rápido sin decir palabra alguna. Cuando salí del baño, minutos más tarde; estaba sentada al lado de la Rana; observaba como se pegaban un besototes de lengua y todo, y yo con el morbo de saber que la Rana se estaba comiendo mi semen, me excitaba ver como la mano de este, se metía entre la blusa y el brassier de Miss. Peggy.

Me empiezo a despedir de todos, porque ya era hora de tomar el último camión que me dejaba cerca de la casa. Miss. Peggy dice que también se iba, a lo que la Rana de muy mala gana también dijo que se iba, y varios y varias aprovecharon también para cortarse de la fiesta.

Sentados en la última fila, la Rana entre pedo y dormido, abrazaba a Miss. Peggy; al llegar a sitio que tenía que descender, me despido; la Rana ni me pelo, cuando escucho un Snarf, Snarf muy leve; era Miss. Peggy, con la blusa abierta enseñándome un delicioso pecho rosado, con una gran aureola rosada, mandándome besitos.

Nadie se dio cuenta, o si se dieron cuenta; les valió. Al siguiente día de escuela, todo normal; hasta encontrarme con Miss. Peggy y sus amigas; y como celador a lo lejos la Rana Rene, desde el tercer piso a lo lejos.

P.- Tenemos algo pendiente, que debemos de terminar Snarf y tu moreno amigo.

G.- Cuando quieras.

Este era el inicio de los cuernos de la Rana Rene, pues me puse a investigar que el último tipo que intento ligarse a Miss. Peggy, la Rana lo había mandado al hospital, aun así, decidimos jugárnosla.