De la Lluvia y todo lo demás. 13.

— Yo me acuerdo de vos cuando ella se fue.—

Habíamos terminado la primera y la mitad de la segunda botella de vino, el queso y las aceitunas también habían desaparecido entre sus historias sobre la playa de la soleada Veracruz. Su mano siempre sobre mi rodilla y la mía de vez en cuando dejaba de estar congelada a un lado y acomodaba su flequillo para el costado.

Habíamos tomado la misma cantidad de vino, pero yo me sentí más cansada, así que me senté pegada a su lado y recosté mi cabeza sobre su hombro. Su mano menos hábil acarició mi mejilla en silencio y mis ojos se cerraron no sé cuanto tiempo, pero me pareció demasiado al escucharla decir mi nombre.

— Despertate Ale.— Decía y a mi solo me salía negar con la cabeza.— Dale, que está bien que seas enana, pero yo no tengo fuerzas para subirte.—

— Callate, Pipi.— Contesté y abrí mis ojos. La fotógrafa estaba parada y con su mano izquierda estirada para ayudarme a poner de pie.—

— Tan amable que sos cuando te despiertan.—

Apenas estuve a la altura de ella, o casi, paso la misma mano por mi cintura y me abrazó, y como si fuera alfo que la misma gravedad le obligará hacer, me besó. En el mismo instante mis manos subieron a su cuello y el calor del alcohol o de su cuerpo pegado al mío, no supe distinguir, se hicieron sentir.

— Pipi, vamos arriba.— Dije.—

—No, hay que ordenar.— Contestó.—

Se despegó y juntamos las cosas que estaban sobre la mesa de café, para llevarlas a la cocina. No sé cómo ni con qué movimiento terminé sentada sobre la mesada besando a la morocha de flequillo al costado, abrazándola tanto con los brazos como con las piernas que ella acariciaba.

—Vamos arriba, Enana.— Dijo ahora ella.—

Bajé con su ayuda y caminamos hacia las escaleras y luego a mi cuarto. No dejó que cerrara la puerta que rápidamente me tiró sobre la cama y se prendió a mi cuello. Mi respiración iba en aumento como mis palpitaciones. Dejó de besar mi cuello y sentí una de sus manos posarse sobre mi pecho unos segundo, la vi sonreír y una vez más me besó en la boca desesperada y delicadamente. Mis dedos recorrieron el lardo y el ancho de su espalda luego de haberle sacado la remera, y sus erectos pezones chocaron con mi pecho aún cubiertos. Su mano bajó directamente a mi sexo ya húmedo son importar que estuviera cubierto, sentí su tacto por dentro de toda la ropa y mi mano ejerció presión en su piel. Su mano salió de adentro de mi pantalón y se despegó de mi cuerpo para hacer desaparecer mi ropa. Miró mi cuerpo desnudo y se recostó a mi lado para jugar y hacerme sufrir con sus dedos, recorriendo con una suave caricia toroso.

— Si seguís con esto me muero o me duermo.— Dije con los ojos cerrados y tomé su muñeca.— Hace algo.—

Dije y mi mano sobre su muñeca la bajo, otra vez, a mi sexo. Mi pelvis se movió al sentir su contacto y ella besó mi oído.

— Estás un poco borracha.— Susurró y corrí mi cara para mirarla.—

— Como sea, tenes mi consentimiento.— Contesté de la misma manera.— Y no lo voy a olvidar.—

Pego su boca en la mía y su mano en mi entrepierna, y dejó de necesitar ayuda para moverse. Mis manos quedaron libre e inquietas sobre su cuerpo que, de a poco se colocaba sobre el mío y el calor se duplicaba. El extenso beso llegó a su fin y su boca viajó rápidamente hasta el centro de mi cuerpo donde ya estaban sus manos y las mías dejaron de estar libres para aferrarse a las sábanas. Sentí la suavidad de su lengua y la intensidad de sus caricias en el mismo punto de mi cuerpo. No soporté demasiado tiempo, el aire se me hacia poco y mis músculos, todos mis músculos, comenzaron a tensarse. Está vez no se me escapo nada, solo las fuerzas y todo el aire dentro de mí. Volvió a subir a mi altura sin sacar sus dedos de mi, y mis ojos siguieron cerrados por seguir sintiendo su tacto.

Cuando tuve la fuerza suficiente volví a abrir los ojos y me choqué con su sonrisa, la tomé por la cintura y la obligué a quedar boca abajo sobre la cama. Mis manos corrieron su pelo y acariciaron su torso desnudo para luego hacer el mismo recorrido con mi boca. Su pantalón cayó al suelo con la única prenda de ropa interior que usaba, y la vi cerrar los ojos al sentir mis manos sobre sus piernas. Volví a subir mis manos hasta su cadera y la levanté, haciendo quedar su sexo elevado y mordí su muslo. Noté como la sábana subía por como se aferraba a ella, y volví a besarla y a sentir su sabor. Su respiración sonaba como la mía hace algunos minutos y mi mano, la que acariciaba su vientre sintió cada bocanada de aire que entraba y salía de ella. Mi boca recorrió todo su sexo una y otra vez, hasta que decidí que sufría bastante. No tuve mucho trabajo que hacer para sentir su sabor caliente, para que perdiera las fuerzas de sus piernas y su respiración llenara y vaciara la habitación.

Su cuerpo cayó sobre la cama, totalmente desnuda y mojada, y yo volví a besar su espalda. Seguía con los ojos cerrados e intentaba que su respiración volviera pronto a la normalidad. Corrí las sábanas para luego taparnos y ella volvió a abrir los ojos, se recostó sobre su lado derecho y yo pude apoyar mi cabeza debajo de la de ella, sobre su pecho, acarició mi mejilla y me abrazo. Nos dormimos.

No sé cuanto tiempo paso y escuché ladrar a Indio, y a Papá hablándole, los tacos de Mamá y miré la puerta que estaba abierta. A los pocos segundo vi la cara de ella en la puerta con una sonrisa, movió su mano en forma de saludo y cerró. Volví a pegarme en el cuerpo de la fotógrafa y volví a dormir.

Cuando desperté, miré hacia arriba y la fotógrafa aún dormía aunque el sol le diera en la nuca. Corrí su flequillo hacía un lado una vez más y ella se movió molesta.

— Pipi, despertate. — Susurré. Ella se giró quedando de espalda y se llevó toda la sábana.—

Comencé a tirar de la sábana y su cuerpo desnudo iba quedando descubierto y el sol le dio en toda la cara.

— ¿Por qué lo haces si a vos no te gusta? — Preguntó aún dormida, metiendo la cabeza debajo de la almohada.—

— Porque a vos no.— Volvió a girarse, pero sin sacar la almohada de arriba de su cabeza.— Bueno, yo me voy abajo.—

Agarró mi mano y sacó la almohada de arriba de su cabeza, pero no abrió los ojos, tiró de ella para que volviera a acostarme y lo hice. Corrí los mechones de pelo en su cara y por fin abrió los ojos. Acarició mi mejilla izquierda y sonrió.

— Quédate conmigo.— Dijo. Quise preguntar en qué sentido lo decís, pero preferí tomarlo en el que más me gustaría a mi que me lo dijera.—

Me quedé a su lado, de frente a ella y volvió a cerrar los ojos al sentir mi mano en su rostro, sentí su pie acariciar mi pierna y la vi volver a abrir los ojos. Su mano paso desde mi pecho, por entremedio de mis pechos, hasta mi bajo vientre y volvió a abrazarme.

— ¿Cuándo nos vamos? — Preguntó y yo reí.—

— ¿Nos vamos? —

— Sí, nos vamos.— Dijo y besé su nariz.—

— ¿El viernes a la mañana te parece bien? — Dije.—

— Sí, tengo que avisarle a Pablo así saca los pasajes.— Dijo y me besó. Dejó de abrazarme y se sentó en la cama. La imité.—

— ¿Pablo también va? — Pregunté buscando mi ropa.—

— Sí, es el que lleva las fotografías, organiza todo en la galería y esas cosas. —

— Ah, vos no haces nada. — La mujer me miró y me hizo burla. —

Nos vestimos y bajamos a la cocina, donde solo estaban los hombres de la casa sentados en el sillón mirando el canal de noticias en la televisión. Papá le guiñó el ojo una vez más a la fotógrafa.

— ¿Café? — Pregunté y ella asintió con la cabeza y se sentó en la mesada.— El día que te vea Mamá, no te deja entrar más a casa.—

— No está ahora y tú papá me ama. — Contestó y yo encendí la cafetera y puse agua a hervir.— Tengo que ir a buscar las fotografías, arreglo lo de los pasajes y te aviso.— Agregó, bajó de la mesada y me besó antes que le diera su taza de café.—

Se sentó en la mesa, de frente a la puerta de vidrió que llevaba al patio en silencio. Preparé mi té y me senté a su lado, baje mi mano por debajo de la mesa hasta su rodilla y ella sonrió. Las tazas se vaciaron en silencio y su mirada perdida en la puerta.

Se levantó, besó mi mejilla derecha y se despidió de mi padre e Indio, y la vi salir por la puerta con el celular y las llaves en la mano.

— ¿Cómo la pasaron anoche? — Preguntó el hombre y se sentó en la silla de enfrente a mi.—

— Bien.— Contesté y el sonrió.—

— ¿Estás con Paloma? —

— Somos amigas.— Contesté y no pude evitar sonreír.—

— Estás mintiendo.— Dijo y yo negué con la cabeza.— Alejandra. —

No contesté y me levanté para llevar la taza a la cocina, y al volver besé su mejilla. Sonrió y subí a mi cuarto a buscar ropa para irme a bañar.

Volví a bajar cuando Mamá me grito que la comida estaba lista. En el almuerzo repitió la pregunta de Papá, la primera porque la segunda no necesitaba hacerla y me contaron como ellos la habían pasado fuera de casa. Habían ido a cenar y luego pasaron por la galería para ver la exposición de Paloma y también la de pintura del lado derecho. Mamá elogió el cuadro panorámico sin terminar.

La fotógrafa apareció por casa cuando el sol ya se había ido y mientras yo llegaba al final del libro en el sillón abrazada al enorme y viejo perro. Me saludó con una caricia en el brazo y pasó de largo para saludar a mis padres. Mamá le preparó café mientras hacía preguntas sobre la exposición y las fotografías. Papá subió a prepararse para ir a trabajar al bar.

Terminé el libro y volví a mirarlas hablar, tomando café y reír de no sé qué. Sonó mi celular.

—Hola.— Dije y la Doctora Martínez hablaba con alguien más.—

— Perdón. Hola. — Dijo y se escuchó una puerta cerrarse. — ¿Cómo estás?—

— Bien. ¿Vos? — Contesté y me puse de pie. Salí a la parte delantera de casa.— ¿Estás trabajando? —

— Bien, bien. — Dijo y se volvió a escuchar una puerta cerrar, pero esta vez de un auto.— Recién salgo y no vuelvo hasta el viernes. — Agregó.—

— Bien, vas a poder descansar.—

— ¿Hablaste con Olivia? —

— Y dale con Olivia. — La escuché reír.—

— No, no es por molestarte. — Dijo.— Hoy volví a verla en el hospital.—

— Está embarazada. — Contesté y quedamos en silencio algunos segundos.—

— No es por preocuparte, pero si fuera solo un embarazo normal, no vendría tantas veces. —

— ¿Vos decís que le pasa algo más? — Pregunté sin entender demasiado. —

— No lo sé, pero por un embarazo tenes turno para control cada tanto o para una ecografía. —

— El viernes llego cerca del medio día...— Dije y ella interrumpió.—

— ¿Volves por ella? — Preguntó.— Si queres pregunto y te aviso... —

— No, no.. — Contesté. — Yo hablo con ella el viernes.— ¿Ya fuiste donde Miriam? —

— Mañana por la mañana voy. No me envidies. — Dijo y escuché el ruido del motor. Reí—

— Cuando puedas, a partir del viernes, nos vemos. —

— Bien, tengo muchas cosas para contarte. — Contestó y me la imagine sonriendo.— No te preocupes y nos vemos pronto. —

La llamada terminó, pero yo no entré. Miré el celular un buen rato pensando si llamar o no a la profesora de literatura, pero me contuve. La puerta se abrió y Paloma salió junto a Papá.

— ¿Todo bien? — Preguntó él y yo solo asentí con la cabeza.— Me voy al bar, si después queres ir... — Asentí con la cabeza una vez más y sonó su beso en mi mejilla.

— ¿Te ibas? — Pregunté y la fotógrafa no contestó.—

— ¿Estás segura que estas bien? — Preguntó y volví a asentir con la cabeza.—

Ninguna habló más y solo sentí sus brazos rodear mi cuerpo. Pasamos algunos minutos así, con mi cabeza pegada en su hombro y su mentón en mi cabeza. Ella buscó mi mano y entramos, nos sentamos en el sillón, ella cruzó sus piernas y yo apoyé mi cabeza en ellas.

— No me contestaste ¿Te ibas? — Pregunté mientras sentía su mano acariciar mi pelo.—

— Sí, pero me quedo un ratito más así. — Contestó, miré hacia arriba y la vi sonreír.—

La vi a Mamá mirarnos sonriente desde la mesa, intentando leer un libro y escribir a un lado a la vez. La vi levantarse y caminar a la cocina y volver a aparecer con dos copas de vino y las ganas de no volver a tomar vino aparecieron, pero me senté para tomar y agradecer la copa con la bebida roja.

La fotógrafa solo se quedo lo que le duró la copa de vino, en silencio y sin dejar de acariciar mi pelo aunque ya no estuviera acostada en sus piernas. Mamá se volvió a la cocina para comenzar a hacer la cena y yo intenté leer su libro en frances que ella leía hace un rato en la mesa.

— Paloma me contó que se va con vos... — Dijo sin mirar mientras revolvía algo en una olla.—

— Sí, le ofrecieron exponer allá.— Contesté.—

— ¿Cuándo? — Se giro y estaba seria, como siempre. Me encogí de hombros.— ¿Vos tenes en cuenta que su vida, ahora, es estar viajando constantemente? —

— ¿Por qué? — Pregunté y me paré para acercarme.— No entiendo qué me queres decir.—

— Solo quiero decir que viaja mucho, que lo tengas en cuenta.— Dejó de hacer lo que estaba haciendo y me miró.— Yo me acuerdo de vos cuando ella se fue.—

No dije más nada y ella volvió a cocinar. La copa de vino que no había probado, ahora se me terminó de un trago y el resto de la noche fue en silencio.

No volví a ver a Paloma hasta la noche antes de viajar, que llegó a casa con dos cervezas en la mano y una sonrisa pintada. Me hizo sentar en el césped del jardín de la parte de adelante de casa, entre sus piernas, hasta acabarlas, y con un besó en la comisura de mi boca me hizo saber que se volvía a su casa, a la de su madre.

Me despedí la noche anterior al viaje de mi Mamá porque trabajaba en el horario que yo tenía el vuelo y Papá se ofreció para llevarnos hasta el aeropuerto.

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Sí, ya sé, es corto y pasaron varios días, van a tener que ejercitar la paciencia un poco más. Tengo tan presente el final del relato que me cuesta seguir escribiendo la continuación, aunque falte para terminar. Este pedacito ya lo había mandado el día 16, pero no sé porqué no lo publicaron y va de nuevo.

La cacnción que le da nombre a la historia es del señorito argentino León Rogani, músico independiente hasta donde yo sabía. Si lo buscan van a encontrar su página y van a poder descargarse los discos que tiene (Dos de canciones propias y uno de covers hermosamente hechos). "De la lluvia y todo lo demás" es el "Bonus Track" del disco "El Amor en los tiempos del Call Center", donde también esta "3 horas al Sur" que quizás le suene conocido.

Creo que estoy escribiendo más en está parte que en la que debería, así que si quieren respuestas a las quejas o lo que sea, mi twitter es Jimeei.

Gracias por leer.