De Julio a Julia-1

Vivo sólo y cada día cuando vuelvo del trabajo al pasar por la puerta de mi casa me transformo en una nenita, dejo de llamarme Julio y paso a llamarme Julia, cierro el pestillo, voy a mi habitación a buscar mi ropita y empieza el ritual.

Mi nombre es Julia y vivo en una pequeña ciudad del sur. Voy a contarles la historia de mi transformación diaria de la vida pública como hombre a la privada como nenita.

Tengo 27 años, mido 1,75 y soy de complexión delgada, ojos grandes y marrones, según mis amigas soy bastante atractivo como hombre.

Vivo sólo y cada día cuando vuelvo del trabajo al pasar por la puerta de mi casa me transformo en una nenita, dejo de llamarme Julio y paso a llamarme Julia, cierro el pestillo, voy a mi habitación a buscar mi ropita y empieza el ritual.

En primer lugar me pongo mi tanguita negro y rojo de hilo dental con encajes y forma de minifalda que me compré por Internet, luego el sostén a juego con relleno y aros de talla 95 que me queda muy bien y del cual estoy muy contenta, hay veces que me pongo unos senos postizos que localicé por Internet muy reales pero los guardo para mejores ocasiones ya que son muy caros y algo delicados. Lleno dos globos con agua que dan sensación de realidad  cuando caminas porque se mueven y el tacto por encima del sostén es muy real.

Una vez con tetas y tanguita voy a la habitación de invitados donde guardo además de las media y pantys, la ropa que se dejó mi ex junto con algún top, blusas y demás que me he ido comprando, me pongo las medias negras con encajes de autosujeción y el liguero negro de efecto piel y luego elijo el vestido y me lo pongo, últimamente me gusta usar una negro ceñido escotado con manga ¾ muy sexy, es corto y permite ver el final de las medias y parte del liguero, lo cual me excita muchísimo, por fin, me pongo los zapatos de fiesta negros con 10 cm de tacón y la peluca rubia que compré para un disfraz de carnavales el año pasado.

Empiezo a pasear por la casa moviéndome como una nenita, mientras me maquillo y me pinto los labios de rojo pasión que me dan una pinta un poco de puta pero que me pone a mil, ladeando las caderas y excitándome de escuchar el ruido de los tacones al caminar además de pensar en que me escuchen mis vecinos, sobre todo el de enfrente Victor, un joven guapísimo de 19 años que vive con sus padres Salva y Macu.

Me encanta sentir el tacto de las medias suaves sobre mi piel y el tanguita y verme frente al espejo vestida y sintiéndome mujer, intento imitar los movimientos femeninos y la verdad se me da muy bien, las manos, los movimientos con el pelo, soy totalmente una nenita a la que le gusta que la miren y la traten como tal.

Una vez vestida me gusta actuar con normalidad como mujer y me excita pensar que alguien me puede ver, levanto un poco las persianas y aparto las cortinas y empiezo a pasear, bailar y moverme como una nenita cachonda mientras me miro en el espejo, me gusta poner música de Shakira e imitar sus bailes mientras me acaricio la cintura, el culito que levanto poniéndome de puntillas y con la ayuda de los tacones y acariciar mis tetas enormes, haciendo círculos sobre los pezones, tomo mi consolador de 19cm por 5 y tras mojarme el agujerito e introducir un par de deditos me siento sobre él lentamente frente al espejo mientras gimo de placer como una putita imaginando que el que entra no es mi consolador sino el pollón de mi vecino Victor, empiezo a cabalgar sobre él gimiendo como una putita al ritmo de las envestidas hasta que me corro en el espejo y caigo rendida y extasiada de placer con el enorme cipote dentro de mi.

El próximo día les contaré lo que me pasó con mi vecino Victor la semana pasada una vez vestida como Julia…