De guardaespaldas de mis primas

Esta es la historia que viví cuando mis primas me pidieron que fuera su guadaespaldas, aunque tambien me encargué de otras partes de sus cuerpos.

De guardaespaldas de mis primas

Esta historia me ocurrió hace poco, cuando mis primas se enteraron que me había convertido en cinturón negro, me fueron a buscar a mi departamento.

Pensé que venían para que les enseñara unos cuantos trucos para que se defiendan de los patas que siempre las acosaban, pues aparte de ser unas jovencitas muy bellas y de tener unos cuerpos de sirenas, siempre paraban con ropas muy ceñidas, lo que provocaba a cualquiera incluso a mi.

Mis primas entraron muy contentas a mi departamento, me saludaron con un caluroso beso y un abrazo muy acalorado, pegando sus cuerpos al mío. Antes que dijeran algo me les adelante seguro de lo que me iban a pedir, entonces ellas se mataron de risa por un buen rato cuando les dije los que pensaba.

Ya tranquilas, me contaron que ellas no deseaban aprender artes marciales, muy por el contrario deseaban que yo las aplicara contra las personas que intentaban pasarse de la raya con ellas. No entendía de lo que me hablaban, no comprendía por que debía de pegarles a las personas por el simple hecho que se pasaran de la raya, pensé que primero ellas tenían que vestirse adecuadamente para que se ganen más respeto y no estar con ropas que a cualquiera les causaba una terrible erección. Hasta que fueron más directas, me contaron que ellas brindaban servicios a caballeros solventes, es decir servicios sexuales a cambio de una buena suma de dinero.

Siempre pensé que ellas eran unas pendejas, pero nunca creí que vendieran su concha al mejor postor. Me ofrecieron pagar 30 dólares diarios a cambio que las acompañe en las noches (11pm a 4 AM) y las cuide que nada malo les pasara. No me quedo mas remedio que aceptar, además necesitaba dinero extra para comprarme un equipo de sonido. Desde ese día empezó mi actividad, ellas tienen un departamento privado en lince en donde atienden a sus clientes, ellas se contactaban por teléfono y yo me encargaba de recoger a los clientes a dos cuadras y llevarlos hasta el lugar privado chequeando antes que no sean policías extorsionadores vestidos de civil.

Mis primas estaban muy atractivas esa noche, en verdad valía la pena pagar un billete para meterse un polvo con ellas. Angélica llevaba puesto un pantalón negro pegadito y un polito azul hasta el ombligo. Su hermoso rostro de jovencita de 20 años era su principal gancho aparte de su cuerpo de bailarina, con el mejor trasero que existía en Lima. Mi otra prima Cecilia no se quedaba atrás, ella es alta, cabellos ensortijados, blanquita como a muchos les gusta y se maneja dos hermosos senos. Durante esa noche esperamos algunos minutos hasta que sonó el teléfono pero era un policía extorsionador de nombre Enrique perteneciente a una división, este pata siempre las llamaba en las noches, encima trajo la camioneta de la policía a la puerta del edificio para intimidarnos. Menos mal que no salimos.

Hasta que por fin llegó el primer cliente, era un ejecutivo solvente que semanalmente buscaba a mis primas para hacer un trío. Mis primas se alegraron bastante porque el pata pagaba bien y encima les daba una buena propina si lo atendían en forma exclusiva. No hizo falta que fuera a recogerlo, el tipo ya conocía como la palma de su mano el sitio. Dejo su carro afuera con el chofer cuidando. Mis primas lo saludaron cariñosamente, conversaron un buen rato, haciéndose bromas hasta que pasaron a la habitación dejando la puerta junta. Angélica me dijo que si quería podía ver lo que pasaba. No le hice caso, pero escuchaba todo lo que hablaban:

No sabes cuanto he extrañado tu miembro Jorge. Decía Angélica.

Tú eres el único hombre que me hace sentir mujer. Decía Cecilia.

Ustedes siempre van a ser mis engreídas. Decía Jorge.

La curiosidad por saber lo que iba a suceder me invadió, jale una banca y casi a escondidas asomé mi cabeza, entonces observé que Angélica se sacaba sus prendas quedando calatita. Había pasado mucho tiempo en que no volvía a observar su cuerpo, antes nos bañábamos juntos cuando éramos unos mocosos, y ahora no podía creer que esa chica flacuchenta que conocí, ahora era toda una mujer, con un cuerpo exuberante. Cecilia también quedo desnuda, su cuerpo era muy bello, su piel se notaba suave y me daba ganas de ir para besarla de pies a cabeza.

La acción empezó cuando el ejecutivo se quedó desnudo, mi prima se fue de frente a su pené y aunque Jorge quiso ponerse un preservativo, Angélica no se lo permitió, diciendo que no había problema, pues confiaba mucho en el. Angélica se la chupaba con ganas, como si no la hubiese visto en mucho tiempo, se la agarraba con las dos manos haciéndole una chupada tras otra, mientras que Cecilia lo besaba por el cuello, la espalda y los labios. Jorge cerraba los ojos excitado por lo que le hacían, levantaba los cabellos de Angélica para ver como se la chupaba, cuando podía tocaba los senos de Cecilia quien lo besaba con mayor pasión. Terminada la chupada de Angélica, Cecilia se fue de boca, se la chupó con las mismas ganas, se la metía hasta el fondo de la garganta y la sacaba para darle un par de lenguazos alrededor del glande.

Entonces entendí que el ejecutivo no las buscaba solo por su belleza sino por que en verdad lo atendían bien, además parecía que los tres se gustaban bastante. Jorge continuo lo suyo, agarro de los senos a Angélica y se los chupo como un desesperado, mi prima ponía su cabeza hacía atrás disfrutando de lo que le hacían. En verdad no me cabía dudas que a ellas les gustaba Jorge (eso lo comprobé después). Se tumbaron en la cama y se empezaron a besar, rotativamente fue en ese momento en que Jorge se dio cuenta que los estaba observando, le dijo algo al oído de Cecilia y ella salió para decirme que pasara, Jorge me preguntó si quería participar en un cuarteto, yo me quedé sin palabra, pero el ejecutivo me explico que había tenido un día muy arduo y que le iba a ser muy difícil estar con las dos al mismo tiempo, es así que podía quedarme con una. Además le gustaba ver como otra pareja lo hacía.

Mis primas me sonrieron aprobando lo dicho, entonces no me quedó más remedio y jale a mi prima Cecilia, la que más me gustaba. Ella se encargo de desvestirme, diciéndome que hace mucho tiempo se masturbo pensando en mi y yo le dije que me gustaba su cuerpo, nos acariciamos por un buen rato, como si reconociéramos nuestros cuerpos, ella me besó mi pené y se lo metió en la boca, mi miembro creció rápido, ella sabia dar una buena mamada.

Luego nos besamos, con un dedo comencé a acariciar su conchita que estaba un poco húmeda, entonces le busque el clítoris para movérselo por un buen rato y ella me besó con más ganas. Ya había tomado confianza, le dije a Jorge para empezar la penetración juntos, me encontraba tan excitado al ver el cuerpo de Cecilia, que ya no quería seguir excitándola, además ella estaba acostumbrada al poco estimulo. Jale a Cecilia hasta el borde de la cama y puse sus piernas en mis hombros, Jorge hizo lo mismo con Angélica y juntos empezamos a penetrarlas. Ellas nos dijeron que estaban disfrutando con la cachada, que ambos le gustábamos bastante. Me di cuenta que era cierto, que tenía que ser mas complaciente, entonces desistí de penetrarla rápido. Agarre mi miembro largo y se lo metí suavemente a mi primita, a mi lado Jorge hacía lo mismo con Angélica.

Los dos nos miramos sonriendonos por lo que hacíamos, nos movimos al mismo ritmo, mientras ellas nos acariciaban de los cabellos, mi pené se ajustaba exacto a la concha de mi prima y ella disfrutaba con cada movida. Sabía que ella no estaba fingiendo que le gustaba la cachada, además apenas tenía poco tiempo en el negocio y al día tenía dos clientes, por lo tanto su conchita no estaba tan usada. Mi prima comenzó a gemir con muchas ganas, pidiendo que continuara con el mismo ritmo pero como a mi me gusta contradecir, la volteé haciendo que se ponga en 4. Jorge imitaba todo lo que yo hacía, puso en la misma posición a Angélica.

Volvimos a insertarle los penes y a seguir moviéndonos, pude observar y acariciar el buen culo de mi prima a mi regalado antojo, notaba como su concha se abría y ella con un dedo se movía el clítoris para aumentar su placer, cachamos y cachamos sin parar mi pené se inflamaba queriendo reventar, mis dos primas daban gemidos a cada rato, pidiendo que no acabáramos pues aun les faltaba mas tiempo. Entonces Jorge con una mano me dijo para cambiar de pareja acepte encantado, saque mi pené y se lo puse en la concha a Angélica que también se ajustaba a mi miembro. Ella había quebrado su cintura haciendo que su culo se parara en una forma muy sensual, me dio tantas ganas que lo saque y se lo puse en el ano, embarrándolo con sus jugos vaginales. Se lo sobe por todos los rincones hasta que ella me dio autorización para que lo meta doblando la cintura un poco más. Mi cabeza empezó el lento ingreso a su huequito, que parecía imposible que entre, pero sus pliegues se abrieron de tal forma que mi cabeza entró en pocos segundos y luego la mitad de mi pené.

Para no hacerle mucho dañó, me comencé a mover con la mitad de mi pené adentro, me moví con muchas ganas, su culo era bueno. Ella gemía al mismo tiempo que Cecilia lo hacía pues Jorge también me había seguido los pasos y también la tenía atorada por el ano. Los dos sudábamos copiosamente, pasado un rato sentí que estaba por venirme y que me iba a ser muy difícil aguantarme, entonces se lo comunique al ejecutivo por medio de señas acordando sincronizar la eyaculación. Hasta que mi pené se hincho aun mas y la saque para derramar toda mi leche por la espalda y el culo de Angélica. El ejecutivo también hizo lo mismo se vació por toda la espalda de Cecilia. Los cuatro nos quedamos rendidos, nos sonreimos por el placer inigualable que habiamos sentido. Mis primas cobraron 300 dolares y a mi me dieron 100. Ahora todas las madrugadas me encargo de cuidarlas y si no hay clientes, me las tiro hasta quedar exhaustos.

Caliche