De Gerardo a Clara (4)

El primer beso a Clara.

DE GERARDO A CLARA (4)

El primer beso a Clara.

Cuando María termino de maquillarme, me quede un rato mirándome al espejo observando lo bella que me encontraba a mi misma así maquillada. Con su ayuda me incorpore, para poder ver qua tal estaba de cuerpo entero. Me sentía un poco ridícula, vestida con aquella bata de hospital, y aquellas zapatillas de paño, y maquillada, como si fuese a pasar una velada de fiesta, en los garitos más de moda de la cuidad. Cuando por fin estuve lista, ella me ayudo a sentarme de nuevo en la silla, y se despidió de mí.

-Clara, cariño, ahora tengo que irme, ya sabes que esta noche estaré de guardia por si necesitas alguna cosa, ok?.-

-Está bien, muchísimas gracias por todo, de corazón.-

-No hay de que, me ha encantado servirte de ayuda, ciao, cielo.-

-Adiós.-

Y allí me quede, sola sentada en aquella silla, sin saber muy bien todavía, que palabras usaría para explicar a Eric, toda mi historia.

Era una noche calurosa, asi

que abrí la ventana para que entrara un poco de aire fresco, me senté en la cama, y allí me quede absorta en mis pensamientos, hasta que alguien toco a la puerta.

-Quien es?.-

-Clara, se puede?, soy yo, Eric.-

-Si, claro, pasa está abierto.-

Y rápidamente abrió la puerta y se introdujo en el interior de mi habitación. Mi corazón se acelero, tanto que por un momento pensé que me asfixiaba, pero la sensación desapareció, cuando él se sentó en la cama, y me cogió de la mano.

-Estas..estas preciosa.-

-Gracias.- Pude decir, y por suerte, la habitación estaba en penumbra, y no se noto demasiado que me ruborizaba.

-Como ves, he cumplido con mi palabra, y he venido a hacerte una visita-

-Si, te lo agradezco, me encanta que estés aquí conmigo.-

-Me alegro, y bien, que es eso tan importante que me tenias que decir?.-

-Bueno…esto…es algo acerca de mí, que nos concierne a ambos, y creo que deberías de saber.-

  • Acaso crees que no lo sé ya?, crees que no me he dado cuenta?.-

Por un instante pensé que todo iba a resultar mucho más fácil de lo que yo había esperado, pero como era posible?, como podía saberlo él?. Así la duda me invadió, si Eric se había dado cuenta, quería decir que realmente mi apariencia no era tan femenina como yo había pensado, o eso, o que alguien se había dedicado a hacer correr la voz por el hospital, acerca de quién era yo, y porque estaba allí. Estaba a punto de preguntarle, como era posible que él lo supiera, cuando de pronto el continuo diciendo.

-Lo sé cariño, se que lo deseas tanto como yo, y es por eso que ahora estoy aquí contigo.-

Y sin darme tiempo a contestar, se abalanzo sobre mí, fundiendo sus labios en los míos, en un beso que me dejo sin aliento.

Todo se sucedió tan deprisa, que fui incapaz de poner freno a aquella situación, tan deseada y lujuriosa a la vez. Me deje llevar consciente de que el, ya conocía mi situación real, y tremendamente relajada, al entender que la tan temidas explicaciones, ya no serian necesarias.

Lentamente y sin dejar de besarme, el fue inclinando mi cuerpo hacia detrás, hasta que estuve totalmente tumbada sobre la cama. Una vez en esa posición, siguió besándome, mientras lentamente comenzó a acariciar mi cuello, suavemente, alternando las caricias de sus manos, con las que me regalaba con su lengua y sus labios, cada vez que estos se retiraban de los míos. Luego lentamente se fue recostando para atrás, mientras se quitaba la camiseta que llevaba puesta, se dirigió hacia mis piernas, y suavemente me quito las zapatillas, dejando mis pies desnudos, sentí una intensa oleada de placer, cuando el alzo una de mis piernas, e introdujo el dedo pulgar de uno de mis pies en su boca. Sentí unas cosquillas en mi estomago, que casi me resultaron incomodas en un principio, pero poco a poco fueron desapareciendo, al tiempo que sentía como mi polla, se iba endureciendo por momentos. Nadie jamás había jugado así con mis pies, y la sensación me estaba resultando tan excitante, que por un momento pensé que de seguir así poco tiempo mas, terminaría corriéndome del gusto. Pero no se dio el caso, porque en ese momento decidí tomar la iniciativa. Recogí sutilmente mis piernas, invitándole a que se acercara mas a mí, después le invite a tumbarse en la cama, y el sumiso accedió a mi petición, mientras yo me acercaba a su boca, sedienta de seguir bebiendo de ese placer que manaba de ella. Poco a poco, fui dejando atrás su boca, para ir descendiendo por su pecho desnudo, hasta llegar a su vientre. Allí me detuve un instante, al poner mi mano sobre su polla, y notar el enorme tamaño de su miembro. Supuse que estaría tan erecto como el mío, salvando las diferencias de tamaño que evidentemente existían. Como no quería hacerle esperar en ese estado, comencé a lamer la parte baja de su vientre, dándome tiempo para bajar lentamente, el pantalón de su pijama, y dar libertad, a aquella enorme erección que había debajo de el. Y cuál fue mi sorpresa, al descubrir, que aquel enorme miembro, era enorme de por sí, porque la erección que yo había imaginado por el volumen de aquella polla, no era tal, y aunque tremendamente grande y muy gorda, su polla seguía descansando flácida, sobre su pubis. Decidí que aquello no podía seguir así, asique me puse manos a la obra. La sujete entre mis manos, bajándolas lentamente, para dejar al descubierto su glande, entonces lo introduje en mi boca, y con un suave movimiento de succión, comencé a chuparlo, a la vez que con mis manos seguían armoniosamente el compas que marcaban mis labios. Y no debí de hacerlo demasiado mal, porque con cada pasada, succión, subida y bajada que daba, notaba como, su polla se endurecía por momentos dentro de mí. Estaba tremendamente excitada, al notar aquel miembro erecto, dentro de mi boca, me costaba trabajo abrirla tanto para mantenerlo dentro, pero la sensación de sujetar aquel pene entre mis dos manos, mientras seguía chupándolo sin cesar, me resultaba tan excitante, que casi sin darme cuenta, note que estaba a punto de correrme. Sujete su polla fuertemente con ambas manos, sacándola de mi boca, para dejar escapar un quejido de placer, en el momento en que note como me corría abundantemente, por debajo de la bata que aun llevaba puesta. En ese momento, pensé que era la segunda vez en poco tiempo, que llegaba al orgasmo, sin ni siquiera llegar a tocarme, debido al alto grado de excitación que podía alcanzar, algo que anteriormente jamás me había ocurrido, y me encanto la idea. Cuando volví en mi misma, me encontré, allí, de rodillas sobre la cama, sujetando con ambas manos aquella enorme polla. Volví a introducirla en mi boca húmeda, cosa que a él debió de parecerle buena idea, porque soltó un quejido de placer en el momento que volví al incesante movimiento que le procuraba con mi boca y mis manos al unisonó. No tardo demasiado, en soltar un quejido un poco más agudo, al tiempo que note como su cuerpo se contraía, y un cálido chorro de semen, golpeaba casi violentamente en mi garganta. Continúe con la felación, a un ritmo más lento, pero con más fuerza, mientras mis labios y mis dientes jugueteaban con su glande. Después del cuarto o quinto cálido chorro, mi boca se había llenado por completo, de su semen y tuve que sacar su polla de ella, porque al parecer aun no había terminado. Vacié todo el contenido de mi boca, sobre su polla, sin dejar de masturbarle fuertemente con las dos manos, al tiempo que aquella fuente de placer desbocado, no dejaba de expulsar, blanquecinos y cálidos chorros de semen. Fue la corrida más abundante que había visto en toda mi vida, aunque siendo realistas, hasta el momento no había sido testigo de muchas. Poco a poco sentía como su polla, iba perdiendo dureza, aun así, yo seguía chupándola y masturbándola, ya que el semen derramado sobre ella, la había lubricado, resultando muy gustoso el movimiento. Eso y la flacidez que estaba alcanzando, me invitada a no parar. Poco después, el me pidió sujetando mis muñecas con sus manos que me detuviera, cuando lo hice, se incorporo lentamente, me sujeto por los hombros, y con suavidad me invito a tumbarme boca abajo en la cama, lo que sirvió para que me diera cuenta de que mi polla seguía tan dura como al principio, a pesar de haberme corrido ya una vez. Esboce una ligera sonrisa de satisfacción, de la que Eric no fue testigo, ya que empezó a besar y acariciar mis pies y mis piernas, subiendo lentamente hacia los broches de la bata. Los desabrocho rápida y torpemente, con la intención de dejarme totalmente desnuda. Una vez desabrochados, suavemente me giro sobre si misma poniéndome bocarriba, despojándome por fin de toda ropa.

Y entonces se detuvo.

En ese momento supe, que algo no iba bien. Rápidamente busque su mirada, para comprobar que se encontraba fija en mi entrepierna. Entonces él se incorporo un poco, y mirándome de nuevo a la cara dijo.

  • Que coño es eso?.-

-Lo…lo siento…pensé.-

-Bueno, más bien que hace eso ahí?, porque es evidente lo que es.-

-Eric cariño, era lo que quería decirte, pero por lo que dijiste antes, pensé que lo sabías.-

-Saberlo?, como?, acaso crees que soy adivino?.-

-No, lo siento de veras, créeme que pensaba decírtelo.-

-Cuando?, cuando fuese a metértela?.-

-No, por favor no digas eso, no era mi intención engañarte, lo prometo.-

-Joder..!, pero como puedes decir que no era tu intención engañarme?. Llevo flirteando contigo varias semanas, y no has tenido un puto momento para decirme algo así?.-

-No, perdóname, te lo puedo explicar.-

-Pero qué coño me vas a explicar?, esa… eso que tienes entre las piernas creo que lo deja suficientemente claro, no?.-

-Si, pero créeme que no era mi intención engañarte, por favor.-

-Joder, tía… o tío, o lo que seas, olvidémonos de esto, y pasa de mi, vale?.-

-No, Eric por favor, no me hagas esto.-

-Que no te haga qué? no vuelvas a mirarme, y mucho menos a intentar hablar conmigo, olvídate de que existo, ahh..! y gracias por la mamada, puta, o lo que seas.-

-No, por…por favor.-

Fue lo último que pude decir, mientras el salía de la habitación dando un portazo, dejándome allí, sola, desamparada y herida, sintiéndome el ser más despreciable del mundo. Como podía haber ocurrido aquello?. Mi intención aquella noche era contarle toda la verdad sobre mí, y de no haberme aceptado por mi condición, al menos haber intentado la posibilidad de ser amigos. Pero la situación se me había ido de las manos, y ya nada tenía arreglo. La persona en la que había depositado toda mi confianza, ahora me repudiaba como a un ser monstruoso. De nuevo volvieron a mí, todos mis temores, el miedo a lo que ahora era, las dudas sobre mí, sobre mi futuro, y sobre todo lo relacionado con mi nueva condición. No pude reprimir las lágrimas rompiendo a llorar desconsoladamente. Y alguien debió de oírme, porque al momento llamaron a la puerta.

-Clara, cariño, estas bien?.-

Era la voz de María, pero no conteste. Entonces ella abrió la puerta y entro. La escena no debió de parecerle muy grata, verme allí desnuda, sentada sobre la cama, llorando, asique se acerco, me echo la bata por encima, se sentó junto a mí en la cama, y sujetando mis manos entre las suyas, pregunto.

-Que te ocurre Clara, cariño?.-

Con la mirada perdida hacia el suelo, y los ojos inundados de lágrimas, conteste.

-Na.. nada.-

-No quieres hablar de ello?.-

-Es que… no… no hay nada de qué hablar.-

-Pues sinceramente, no creo que estés así por nada.-

-No, claro… Si estoy así es por algo.-

-Algo relacionado, con tu interés en ponerte guapa esta noche?.-

-Si, me siento tan mal.-

-Haber cariño, que ha pasado?.-

-Es que…todo..todo me sale mal.-

-Supongo que tendrá que ver con ese chico con el que últimamente pasas mucho tiempo.-

  • Si, es por él, como..como he podido ser tan estúpida?.-

-Que ha ocurrido?.-

-Pues a ocurrido lo… lo normal, lo que tenía que ocurrir.-

-Y que es eso que supuestamente tenía que ocurrir?.-

-Pues que…que supongo que él esperaba que fuese una…una mujer… una mujer completa.-

-Y se pensó algo que no era?, tenía una idea equivocada de ti?.-

-Si.. bueno más que hacerse una idea equivocada, no se esperaba… bueno, ya sabes… lo mío.-

-Si, ya se a que te refieres, pero tú eres así, y quien te quiera, debe de aceptarte tal y como eres.-

-No…no sé, por un lado… tengo cuerpo de mujer, y supongo que como tal, resultare atractiva a los hombres, y por otro lado, conservo…conservo mi pene, es normal que todo el mundo me rechace, nadie se siente a gusto conmigo, bien por una cosa, o bien por la otra, que será de mi?, que soy, un bicho raro?, una mujer con pene, menuda combinación, no puedo resultar atractiva para nadie.-

-Quizás, o quizás encuentres personas que se sientan atraídas por ambas cosas.-

Y sin darme lugar a contestar, acerco sus labios a los míos, regalándome un beso dulce y lleno de sentimiento. Y esa fue la primera vez que alguien beso a Clara.

Bueno, aquí os dejo la cuarta parte de mi relato, que no la ultima como algunos de vosotros habíais supuesto. Ya sabéis, espero vuestras opiniones por aquí, o en mi dirección de correo electrónico. Muchos besos.