De Gerardo a Clara (2)

La extraña que habita en mi.

DE GERARDO A CLARA (2)

La extraña que habita en mí

Bueno, en vista de que mi historia, tiene opiniones para todos los gustos, como es normal, no se le puede gustar a todo el mundo, pero son mayoría las opiniones que me piden que continúe mi relato, aquí os entrego otro trocito de mi historia, con todo mi amor.

Durante los días siguientes a mi descubrimiento, mi "queridísima" Lena, venía a visitarme a diario, pasando bastantes horas a mi lado, contándome todo lo que había ido ocurriendo durante el periodo de tiempo, que habían invertido en llevar a cabo su plan. Así me entere de que durante los días que habían transcurrido desde la ya, famosa pelea que mantuvimos por las imágenes de TX que ella encontró en mi móvil, hasta el día del fatal desenlace, ella había estado planeándolo todo, al parecer con una de sus mas intimas amigas, y una persona más, un total desconocido para mi, entre ellas dos, y el consentimiento de este último, idearon los pasos a seguir, el somnífero en mi bebida, el traslado a una clínica privada, de la cual el desconocido era propietario, el billete de avión comprado telefónicamente a mi nombre con destino a Brasil, el tratamiento hormonal, mediante el cual mi cuerpo iría cogiendo poco a poco formas femeninas, de la forma más escrupulosa, hasta el último detalle. Toda la información que iba recibiendo por parte de ella, me angustiaba, en ese estado era incapaz de dormir, de comer, de prestar atención a nada de lo q me rodeaba, mi mundo se redujo a tratar de asimilar, aquello que me había ocurrido. Hasta que un día, como otro cualquiera, toda la tensión acumulada se exteriorizo y totalmente fuera de mi, comencé a gritar y a agitarme en la cama, maldiciendo a todas las personas que habían formado parte de aquel maquiavélico plan contra mí. Al momento entraron en mi habitación dos enfermeros, uno de ellos me sujeto con una facilidad pasmosa, ya que yo aun no era capaz casi de moverme, mientras el otro me inyecto algún tipo de tranquilizante, el cual me sumió en un profundo sueño. Para evitar tener que soportar mis arrebatos de ira, en adelante, estaría sedada la mayor parte del tiempo, para así, no tener que aguantar mis insultos y vejaciones por parte del personal médico.

Paso algún tiempo, en el que prácticamente no era consciente de nada, tan solo estaba "despierta" unas pocas horas al día, las cuales pasaba encerrada en mi misma, tratando de asimilar todo aquello. Una mañana Lena entro en la habitación con una sonrisa renovada en su rostro, era extraño, por que por alguna razón esa mañana yo no estaba sedada. Me miro alegremente, y observando de modo divertido mi gesto, me dijo

–Está bien cariño, ya es hora de que empieces a moverte, perezosa, o acaso piensas pasarte el resto de tus días ahí tumbada sin hacer nada?-.

Yo no supe q contestar, simplemente clave en ella una mirada de odio, y así debió de entenderla ella, porque sin mediar palabra alguna, salió de la habitación. Justo a continuación, entraron dos enfermeras, una de ellas bastante joven, o al menos eso me pareció a mí, y la otra de edad más avanzada, y metidita en kilos, que al parecer era la que debía de organizar mi traslado, porque se detuvo frente a la cama, y dijo.

–Vamos, tenemos que asearla, levantarla de la cama, y hay que llevarla a la sala de rehabilitación, después de tanto tiempo sin moverse por su propio pie, es posible que pase un tiempo, hasta que pueda volver a andar de nuevo-.

Yo sentí un vuelco tremendo en mi estomago, mi corazón se acelero, golpeaba tan fuertemente en mi pecho, que pensé que se me iba a salir, y todo mi mundo se vino abajo. Una cosa era tratar de asimilar, lo que yo pensaba que podía haberme pasado, y otra muy distinta era ver con mis propios ojos, lo que llevaba tanto tiempo angustiándome. Me sentí tremendamente mareada, casi perdí el conocimiento, cuando la más joven de las enfermeras retiro las sabanas, me incorporo y me desvistió, retirando de mi cuerpo el camisón que lo cubría. Aun así algo en mis adentros se libero, la tensión de no saber exactamente a que a tenerme, por fin terminaría. Con los ojos llenos de lágrimas, pude ver, como dos pequeños senos femeninos, se alzaban, en el lugar donde días antes yo había adivinado bajo las sabanas las pequeñas protuberancias. Vi también como mis caderas se habían ensanchado, dando paso a una cintura más delgada que nunca, y tremendamente femenina. Era el cuerpo de una mujer, el de una adolescente mas bien, tremendamente delgada, pero tremendamente bello y femenino, y esa idea me dio fuerzas, y me dije a mí misma, que el cuerpo que estaba viendo no podía ser el mío, que estaría soñando y pronto despertaría, y esta idea me hubiese llegado a convencer, de no ser porque mi pequeña polla seguía justo en el lugar donde siempre había estado.

–Mira María, crees que será tan pequeña debido a las hormonas femeninas?-, le pregunto la mayor de las enfermeras a la más joven entre susurros.

  • Lo siento Jacinta, pero no creo que sea correcto hablar así de una paciente-, le contesto la más joven

– Y que mas da chica?, acaso crees q "esta" va a ser capaz de asumir el cambio, y marcharse alegremente de aquí, como si tal cosa?, hace ya más de un mes que se entero, y aun sigue sedada prácticamente todo el tiempo, de hecho dudo que se esté enterando de algo ahora mismo-.

Y tenía toda la razón, porque yo, ni siquiera prestaba atención a lo que decían, tan solo jadeaba con los ojos cerrados, tratando de mantenerme consciente, e intentando poner un orden, a todas las ideas que pasaban por mi cabeza.

Cuando terminaron de asearme, y vestirme, María, la más joven de las enfermeras, salió de la habitación, volviendo casi al instante con una silla de ruedas. Si no tenía bastante con tratar de asimilar mi nueva condición, también tenía que asumir que me trataran como a una invalida. Al llegar a la sala de rehabilitación, me di cuenta de que no estaba sola en aquel lugar, había otras personas, que quizás no estuviesen en mi misma situación, pero me reconforto la idea de no estar sola en aquel terrible lugar, además siempre he sido bastante orgullosa, y en ese momento decidí ser fuerte, y mostrarme altiva, me prometí a mi misma que lo último que podría aguantar, seria las miradas apenadas del resto de los pacientes clavadas en mi. Sobre todo, me sentí bien por primera vez, al ver a un chico, que estaba sentado haciendo ejercicios en una de sus rodillas, y que al verme mirarlo, me dedico una sonrisa amable.

– Dios, no puede ser, estará intentando ligar conmigo?-, pensé, la idea me choco al principio, pero sin saber muy bien porque, le devolví aquella sonrisa.

Cuando termine mi primera sesión, salí de aquella sala decidida a pasar más tiempo despierta, necesitaba tiempo para pensar, para asimilar, para entender mi nueva naturaleza, pero sobre todo, para tratar de averiguar, de qué modo reconduciría mi vida después de esto. Y si para ello, tenía que comportarme debidamente, y no dar más ruido, así lo haría.

Así pasaron un par de semanas, acudiendo a rehabilitación mañanas y tardes, y sumida en mis pensamientos el resto del tiempo. Y poco a poco iba notando los frutos. Mis piernas aun no respondían, porque no había comenzado a trabajarlas aun, pero mis brazos, poco a poco iban recuperando su movilidad y su fuerza natural, sentía que tenía que avanzar, que no podía ni quería quedarme estancada, y todo ello gracias a la sonrisa que a diario, me dedicaba aquel chico.

Una noche, me desperté siendo bastante tarde, todo estaba en silencio, y a oscuras. Mire el reloj de pared que había en mi habitación, y advertí que era de madrugada, cerré los ojos e intente dormirme de nuevo. A mi mente acudió la imagen de aquel chico sonriéndome, y por un momento pensé que ocurriría, si él se enterase de lo que yo no era una mujer, o al menos lo que el entendería como una mujer completa?. Me entristecí, al pensar en el posible rechazo que eso supondría, pero, y si por el contrario a el no le importase?, y si para el no fuese una traba verme tal y como era?. De ser así, tal vez no tuviera impedimentos en hablar y reírse conmigo, y quien sabe, quizás incluso en besarme. La idea de poder sentirme deseada, me excito, y casi inconscientemente, mi mano se deslizo lentamente por debajo de la sabana, hasta llegar a la zona deseada, y cuál fue mi sorpresa al ver que mi pene, estaba totalmente erecto. Me quede tremendamente sorprendida, aquello no podía ser cierto, estaba teniendo una erección pensando en un chico, algo no marchaba como debía, o quizás si?, una idea remota invadió mi cabeza, quizás fuera todo lo contrario, quizás la curiosidad de pinchar aquel enlace en mi pc, aquella extraña excitación viendo fotografías de TX, la necesidad de llevarme algunas conmigo, quizás inconscientemente, era algo que llevaba mucho tiempo deseando que pudiera ocurrir, quizás, incluso toda mi vida, pero la severa educación que había recibido por parte de mis padres, había confinado, a un rincón de mi alma, aquella curiosidad, que de pequeño siempre había sentido por las cosas de "niñas" como mi padre las solía llamar. Quizás todo aquello no era la pesadilla que creía estar viviendo, si no la liberación de mi verdadera naturaleza femenina, reprimida en mis adentros, durante tanto tiempo. La idea dio rienda suelta a mi imaginación, me vi a mi misma, desnuda abrazada al cuerpo de aquel chico, besando sus labios carnosos, su pecho desnudo, bajando por su abdomen duro y musculado, hasta llegar a su polla. Dude, reconozco que aunque no fuese real, solo fuese un sueño, dude, vi su polla justo delante de mí, y no supe que hacer, mi razón me decía que no debía seguir, que lo que estaba haciendo no estaba bien, pero algo muy adentro de mí, me pidio que hiciera lo que de verdad deseara, sin prejuicios, sin reproches, y sin nada que perder. Así, me incline levemente hacia delante, sujete torpemente su miembro entre mis manos y lo introduje lentamente en mi boca, para darle todo el placer que me fuera posible. El, tumbado de costado sobre la cama, sujeto mi polla, dura y tensa como nunca, con una mano, y comenzó a moverla con suavidad, delicadamente, mientras con la otra mano, acariciaba uno de mis pechos. Sentí un inmenso placer recorrer todo mi cuerpo y entonces ocurrió, sentí una sensación que parecía, hacía siglos que no sentia, mi abdomen se contrajo, y varios chorros de semen blanco y espeso, salieron de mi polla, como si un volcán en mi interior, acabara de hacer erupción. Por primera vez en mucho tiempo me sentí liberada, y una sonrisa de satisfacción se dibujo en mi rostro de mujer.

Bueno, aquí tenéis la segunda parte de mi relato, y bueno, ya sabéis, espero vuestras opiniones, y cometarios, y si os ha gustado, estaré gustosa de continuar narrándoos mi historia. Un beso a todos/as.