De fiesta con mi novio y mi amigo (3)

Tras haberle comido el rabo en el WC, y más tarde en el callejón de camino a nuestra casa, mi novio y mi mejor amigo siguen a su rollo en el piso sin darse cuenta de que yo les observo...

-       ¿Vas a volver pronto a casa? – me pregunta Xabi por whatsapp.

15 minutos antes habían entrado en nuestro piso. Yo les había seguido por la calle, y por un momento pensé en cortar el rollo e interrumpirles.

Al llegar al piso, esperé 10 minutos, mientras dudaba si entrar o no, y finalmente lo hice.

La puerta principal da a un pequeño recibidor, y de este salen dos pasillos: el que conecta con el salón y la cocina, y el que conecta con los baños y las dos habitaciones (que están en la parte más alejada de la casa.

Entré sin hacer mucho ruido, más por pudor que por espiar lo que estaban haciendo, pero habían puesto música en el salón y resonaba por la casa, de manera que no se habían enterado de la puerta al abrirse y cerrarse.

No estaban en el salón, así que intuitivamente caminé hasta el dormitorio principal, al otro lado de la casa.

Desde luego que no habían perdido mucho tiempo en preliminares, porque me los encontré ya tumbados en la cama, a medio desvestir.

La puerta del cuarto estaba entreabierta, y aunque no tenía visibilidad directa con la cama, el espejo de la pared de enfrente me permitía ver con claridad todo lo que estaba sucediendo.

-       ¡Qué ganas tengo de probar ese culo! – le dice mi amigo Raúl a Xabi, que en ese momento le estaba retirando los pantalones y los boxers a la vez, mientras mi amigo se acomodaba en la cama, boca arriba.

-       Buff, y yo de que lo revientes – le contesta mi novio.

-       ¿Estás seguro de esto? – añade Raúl – Quiero decir, que si éste no volverá antes de tiempo – se refiere a mí.

-       Déjame que le escriba a ver qué planes tiene – dice Xabi, y se acerca a la mesilla para coger el móvil.

Mi iphone estaba silenciado. Lo saqué del bolsillo y recibí el mensaje. Intuitivamente le contesté: << No. Todavía nos quedaremos un par de horas por aquí

.

Xabi leyó el texto en alto, y los dos se animaron más aún, dejando a un lado el teléfono y volviendo a recostarse en la cama, enrollándose.

Mi novio comenzó a besar a Raúl por el cuello, bajando después por su pecho y abdomen, para detenerse en el pedazo rabo de mi amigo.

-       Esta vez intenta no correrte mientras te la como – le dice Xabi – que la quiero en mi culo.

-       Toda tuya – le contesta Raúl.

Entonces Xabi se mete el rabo en la boca y comienza a mamar, mientras con la mano derecha le masajea los huevos a mi amigo.

Raúl sujeta la cabeza de mi novio con las dos manos, de manera que Xabi apenas puede mover la cabeza; la deja inmóvil, y mi amigo empieza a mover la cadera de adelante a atrás, follándole la boca.

En alguna ocasión, mi novio sufre alguna arcada, y de su boca salen hilos e hilos de saliva mezclada con el precum de Raúl.

De pronto, mi amigo le separa de su rabo, y con las manos le empuja hacia atrás para que Xabi se recueste a los pies de la cama.

Cambian de postura: mi novio, tumbado boca arriba, coloca las piernas en alto; mi amigo, de rodillas frente a él, sujeta los muslos de mi novio para elevar sus piernas y su culo, dejando el ojete de Xabi bien al descubierto.

Sin entretenerse demasiado, escupe una pequeña cantidad de saliva directa al culo de mi chico, y con el pulgar de la mano derecha lo esparce por todo el ojete.

Xabi resopla a medida que siente el dedo de Raúl dilatar poco a poco su ano con el masaje del pulgar. Pero de pronto la mano derecha de mi amigo vuelve a sujetar la pierna de mi novio que había quedado descolgada. Alzando más aún el culo de mi chico, acerca su cara y comienza a perforarle el ojete con la lengua.

Yo seguía teniendo muy buena visibilidad en el espejo desde ese ángulo. Una y otra vez, la lengua de Raúl se introducía más profundo en el ano de Xabi, que seguía resoplando cada vez más excitado.

Pude ver la polla dura de mi novio contactando con su propio abdomen, manchándolo de una enorme cantidad de precum. Definitivamente estaba cachondísimo.

-       ¿Quieres que te lo trabaje un poco más? – Le pregunta Raúl.

-       Buff, inténtalo ya – le responde mi chico.

Sin ni siquiera utilizar lubricante, porque tenía el culo super dilatado y ensalivado, Raúl acerca la almohada y la coloca bajo la espalda de Xabi, manteniendo su culo ligeramente elevado, y acerca la cabeza de su polla al ojete de mi novio.

-       Espera… ¿Dónde tienes condones? – dice Raúl, sonriendo.

-       Tío… sabes cómo lo quiero, ¿no? – sonríe mi novio, de vuelta.

Entonces mi amigo acerca más su capullo al culo de Xabi, lo repasa con la punta y lo clava directamente en el ojete.

Mi chico gime, en una mezcla de dolor y placer. Mi amigo se aparta y se acerca repetidas veces, haciendo cada vez más y más presión.

Desde el espejo puedo ver perfectamente cómo con cada acercamiento, el capullo de mi amigo se hunde más adentro en el ojete de mi novio. Tras lo que me parecieron los segundos más largos, el pedazo capullo del rabo de mi amigo entró completamente, y Xabi gritó bien alto.

-       Shhhh – gesticula Raúl – Ahora te lo hundo suave…

Y así fue. Ya no volvió a apartarse, sólo se dejó caer lentamente sobre el cuerpo de Xabi, y con el peso, su polla empezó a hundirse más y más dentro de su culo.

Hasta ese momento no fui plenamente consciente de lo que estaba pasando. Mi mejor amigo había clavado su rabo a pelo en el culo de mi novio. Y entonces me volví a dar cuenta de que mi rabo había reaccionado y estaba totalmente empalmado.

Raúl sujetaba a Xabi por los brazos, mientras sus caras se juntaban y se fundían en un morreo muy excitante. Al mismo tiempo comenzaba a bombear el culo de Xabi.

Siguieron en esa postura durante al menos 5 minutos, besándose y follando cada vez más duro.

Después, Raúl retiró la polla por completo. Pude ver el capullo de mi amigo, enorme, hinchado, y rojo a reventar del calentón. No dejaron de comerse la boca ni un segundo. Desde el espejo podía contemplar toda la escena, y cómo sin interrumpir el ritmo de los besos, mi amigo volvía a perforar el culo de mi chico, pero clavándosela sacándola fuera por completo una y otra vez.

La vista era impagable. El espejo reflejaba directamente el ojete de Xabi, que a cada vez que Raúl sacaba su polla, estaba más y más dilatado.

En un momento dado, ni siquiera se cerraba por completo, dejando un pequeño hueco por donde el capullo y todo el rabo de mi amigo entraba con más facilidad.

Con este nuevo modo de follar estuvieron otros 3 o 4 minutos, pero la excitación pudo más con Raúl, que volvió a clavársela bien profundo a mi novio y empezó a follarlo a toda velocidad.

Separaron sus bocas, y cuanto más se lo follaba Raúl, más gritaba Xabi.

Y cuanto más gritaba Xabi, más cachondo me ponía yo. ¿Cómo era eso posible? Nunca se me había pasado por la cabeza una movida así, y nunca creí poder excitarme con lo que estaba viendo.

Durante unos segundos me distraje con esa reflexión, pero pronto volví a la escena porque Raúl comenzó a gritar también.

-       Aaaaaaaaa… jodeeeeer

-       No pares – le dice mi novio – Préñame, no te cortes – añade.

Y definitivamente no se cortó en absoluto. Con unas embestidas aún más fuertes si cabe, comenzó a correrse en el interior de mi chico. Bombeaba y bombeaba su culo, y entonces ocurrió…

Xabi ni siquiera se había tocado una sola vez para pajearse mientras mi amigo se lo follaba, y su polla estalló también soltando trallazos enormes de lefa que se esparcieron por todo su abdomen.

Pensé en ese detalle por un momento, porque no recordaba una sola vez en que mi chico se hubiese corrido sin necesidad de pajearse. Al contrario, cuando follábamos solía tener que pajearse un buen rato para correrse, pero por lo visto en esta ocasión la excitación que tenía era tan grande que ni por un segundo tuvo que hacer ademán de sobarse el capullo.

Raúl se volvió a acercar a mi chico, y comenzó a besarlo de nuevo mientras bajaba el ritmo de la follada.

De pronto, mientras se besaban, retiró el capullo del interior del culo de mi novio: estaban al rojo vivo, tanto el capullo de mi amigo como el ojete de Xabi, que a su vez permaneció más abierto aún si cabe, con un agujero imposible de cerrar, del que empezó a salir un hilillo de lefa bien líquida.

Raúl intuitivamente agarró su propia polla, aún bien dura, para rebozarla alrededor del ojete de Xabi, volviendo a introducir la lefa y su rabo en el interior del culo, y mucho más suavemente, volviendo a follarle.

Algo cansados, Raúl se recostó sobre mi novio, sin importarle toda la leche que Xabi había descargado en su abdomen, esparciéndola por los six-pack de ambos y fundiéndose en un abrazo bien espeso.

Mientras la respiración de ambos disminuía en frecuencia, y se relajaban más y más, caí en la cuenta de que mi rabo seguía bien duro, pero tenía mis boxers empapados: yo también me había corrido con la escena, sin tocarme, y sin ni siquiera darme cuenta.