De fiesta

El ocio nocturno ha vuelto a abrir y nuestra prota se encuentra a quien deseaba, pero no esperaba

Por fin ha vuelto el ocio nocturno. Se terminará el ligar por internet. Me sabe mal, el último que conocí era simpático, chateamos y nos intercambiamos fotos ;), ruborízate.

Me pongo un tanga negro, una mini blanca y un jersey, mejor dicho un sujetador rojo. Los zapatos son planos, unas sandalias, negros. Me maquillo es extraño. Hoy quiero follar, un polvo y olvidarme del otro o de la otra.

Me dirijo a un local de la ciudad, ya están las amigas. Se acercan tíos, pero los ignoro. Hoy ha de ser uno especial.

—¡Hola! —dice una voz masculina detrás mío. Acabo de mojar el tanga y mis amigas sonríen. Me giro y veo con el que chateo. A ese se la chupo— Te espero fuera.

Me da una zurra y marcha. Me despido de mis amigas y me voy al baño. Hay mucha cola, solo me quiero sacar la tanga. Las demás chicas me verán, pero me da igual. Él no quiere que lleve ropa interior, me lo saco y me dirijo fuera del local. Lo veo, me acerco.

—Buenas, Amo —digo, con una mano en mi cogote aproxima su boca a la mía.

Con la otra mano me sube la falda por detrás y pasa un dedo por la raja. Al estar juntos noto como su paquete crece y se endurece.

Me pone un dedo dentro la vagina, empieza a acariciar mi punto G. Los orgasmos dificultan que me mantenga de pie.

Creía que sería una noche de polvo vainilla, no me esperaba esto.

—perrita, me encantaría ver tus pezones.

Con la respiración entrecortada intento subirme el top.

—Me encanta que estés tan predispuesta, pero quiero volver a dentro.

—Sí, Amo. —Me acaricia la cabeza y sonrío.

En el interior nos dirigimos a la zonas VIP, menos luz y sofás. Se pilla un whisky y nos sentamos. Con una mano sujeta el vaso, con la otra se desabrocha los pantalones. Sin que me diga nada se la empiezo a chupar. Gracias a él llego a la base porque me mueve la cabeza. Otro orgasmo me invade.

—perra, mira a tu alrededor. —Levanto la cabeza y observo que soy la que viste más tapada de la sala. Me saco el top.

—Amo, ¿puedo ponerme de pie para quitarme la falda? —Afirma con la cabeza.

Me coloco de rodillas entre sus piernas y se la vuelvo a chupar. Noto todas las venas de su miembro, creo que le falta poco.

—Mi perrita no tiene el nivel para comerse mi semen, no lleva collar. —Se levanta y se quita los pantalones y el jersey, no sé de dónde ha sacado el pareo que se pone—. Siéntate en mis piernas mirándome y te la introduces en el coño.

Ese pollón me hará daño, doblo una rodilla a cada lado de su cuerpo y me lo voy introduciendo poco a poco. Entonces él pone sus manos en mis hombros y me hace bajar de golpe, una lágrima se me escapa. Empieza a acariciarme con una mano el clítoris y con la otra me estira un pezón. Mis orgasmos se unen. Suerte que se ha quitado los pantalones, así no se los mojo. Noto como explota en mi interior.

Me levanta y me deja estirada en el sofá, no me moveré, estoy reventada. Él marcha hacia la barra, habla con la camarera y le da algo. Una tía se arrodilla delante de él y se la empieza a limpiar. Está succionando mis jugos y el semen del Amo. Paran y vienen a mi lado, la respiración se me acelera. La tía empieza a lamer mis muslos y sube a mi vagina. Noto como la deja seca, espero que dure.

—De pie, perra —dice Amo.

Se coloca a mi espalda.

¿Me dará por el culo?

Pasa una cuerda por mi cuello.

—¿Aceptas ser mía? —Afirmo.

La otra tía me da un morreo y me pasa el semen que había en mi coño.