¿De estudiante a sumisa?
Débora quiere comenzar sus estudios universitarios de abogacía. Debe trasladarse a la ciudad dónde tiene su sede la Universidad
¿De Estudiante a Sumisa?
Autor: Ricardo Erecto
Capítulo 1 Débora Comienza en la Universidad
Mariano Larreta se había recibido de Licenciado en Administración de Empresas muy joven y a los treinta años ya tenía un muy importante cargo en una empresa y ganaba buen dinero.
Su hermana mayor se había casado muy joven con un hacendado que poseía campos en el interior. La hija de éstos (Débora), quería ingresar en la Universidad pero parta ello debía mudarse a la ciudad. Así su madre habló con Mariano para preguntarle su opinión.
-Mira, aquí en la ciudad en que vivo está la que creo es la mejor Universidad con la especialidad de Derecho. Si Débora quiere estudiar, le recomiendo esa Universidad.
-Quizás el problema es que el alojamiento allí es algo caro y más los gastos se nos hace un poco difícil.
-No tengo inconveniente que se aloje en mi casa. Es grande y cuento con la ayuda de una empleada doméstica. Aquí tendrá casa, comida y ropa limpia. Yo no estoy en todo el día por lo que podrá estudiar sin que nadie la moleste.
-Yo te lo agradezco, pero ¿no será mucha molestia para ti?
-En absoluto Puede venir cuando lo desee. Débora es una buena chica y estoy seguro que no me traerá ningún problema
Aceptada la propuesta, Débora se instaló en la casa de Mariano. Solamente se veían durante la cena y eventualmente algunos fines de semana. Ambos llevaban vidas muy independientes. Débora comenzó a tomar confianza con su tío y en ocasiones lo consultaba respecto de diversos temas.
Así pasó el primer año. Para las vacaciones Débora regresó con su familia y con el comienzo de las clases regresó a la casa de Mariano.
Un viernes por la noche, a poco de regresar y mientras estaban tío y sobrina cenando, ésta le comentó a su tío.
-Quiero que leas dos escritos que encontré en Internet. Me gustaría conocer tu opinión.
-¿Qué son? ¿De qué se trata?
-Son dos historias que parecen reales y por eso quiero tus comentarios.
-Débora, si no tienes inconveniente los leo mañana. Ésta ha sido una semana muy intensa y estoy algo cansado. Podemos leerlo juntos si te parece.
-Prefiero que lo leas y luego me lo comentes. Mañana sábado tengo clases por la mañana. Podemos comentarlo por la tarde.
-De acuerdo, deja los escritos sobre mi mesa de trabajo.
Al día siguiente luego que Débora salió, Mariano comenzó a leer las dos historias. La primera narraba la vida de una joven que luego de permanecer dos años en un convento para monjas, renuncia a los hábitos y se introduce primero en la prostitución y luego es tomada como esclava sexual de un importante comerciante.
El segundo relato narra la historia de una joven que es secuestrada, primeramente prostituida y luego vendida como esclava a un país lejano, en el cual es sometida a todo tipo de vejaciones y castigos. Mariano queda algo sorprendido, no del contenido de los relatos sino del interés que había mostrado su sobrina por los mismos. Pensó que quizás tenía que ver con su carrera de Derecho
Por la tarde y luego del almuerzo, Débora le pidió que le comentara su opinión sobre los textos.
-Puede que ambos relatos sean reflejos de la realidad. No tengo información suficiente. En el primer caso, de sumisión voluntaria, es posible. No es la primera vez que escucho algo similar. En cuanto a la segunda, lamentablemente creo que es algo que existe. ¿Qué es lo que te interesó de esos relatos?
-Tío, quiero comentarte algunas cosas que espero guardes para ti y no lo compartas.
-Sabes que puedes confiar y soy capaz de mantener la boca cerrada en cualquier circunstancia.
-Te diré algo. Nunca he estado con algún varón, es decir no he tenido relaciones sexuales. Soy virgen. Por supuesto que algunas veces estoy tremendamente excitada y me calmo con… con mis dedos.
-Eso no tiene nada de particular. Lejos estás de ser la única que lo hace. Lo que quizás más me sorprenda es que no hayas tenido relaciones sexuales.
-Pues es así, nunca las tuve. Leyendo esos relatos me he excitado mucho. Los que te di no son los únicos. Tengo varios de tenor semejante en la computadora, e incluso algunos videos. Recuerdo uno en que una chica, que siempre llegaba tarde a todos lados, es enviada por su padre a un instituto que aseguran que en una semana corrigen el comportamiento. En ese lugar, ni bien llega, una mujer le pide que se desnude y le fija las muñecas en lo alto. Entonces entra un hombre con un látigo y comienza a azotarla mientras le pregunta si seguirá llegando tarde a las citas.
-La chica grita desesperada que nunca más llegará tarde mientras su cuerpo se va llenando de marcas rojas. Solamente detiene el castigo cuando ya no quedan partes del cuerpo sin marcar. Solo entonces la desatan y le permiten descansar. Al día siguiente repitieron el castigo y así cuatro días. El quinto y último día es violada por cinco hombres. La amenaza es que si vuelve a llegar tarde a las citas estará en el lugar diez días en vez de cinco.
-Débora, no sé que opinarás tú, pero me parece un método bastante cruel para convencer a alguien que no llegue tarde a las citas.
-Me hubiera gustado estar en lugar de esa chica. Estar a merced de un hombre, ser castigada sin posibilidad de defenderme y luego ser violada, es casi un sueño.
-¿Me estás diciendo que te gusta ser castigada cruelmente y violada? ¿Quisieras ser la protagonista de semejante cosa?
-Sí tío, me gustaría. Quisiera que me ayudes.
-No te entiendo
-Quiero ser azotada y luego violada.
-Primero no entiendo que quieras ser azotada y violada y segundo no creo que pueda ayudarte para alejar semejantes ideas. En el mejor de los casos deberás consultar a un sicólogo.
-No tío, lo que quiero es que me azotes tú y luego me violes.
-¡Qué estás diciendo! Necesitas una consulta de inmediato.
-No tío, escucha. Prefiero que lo hagas tú en el cual tengo confianza. Si te niegas, buscaré alguien por Internet que lo haga.
-¡No! ¡Cómo te vas a poner en manos de un desconocido! ¡Necesitas ayuda!
-Sí, necesito tu ayuda para que lo hagas tú. Me azotes y me violes.
-Ni lo pienses.
-¿Tan desagradable soy que no quieres ni siquiera cogerme? ¿Tanto te desagrada desvirgarme?
-Débora, no es que me desagrade cogerme a una jovencita como tú y encima pensar que es virgen, pero es una locura.
-Tío, lo necesito. Si no me lo haces tú, me lo hará un desconocido. ¡Piénsalo! Tómalo con calma, medítalo, pero te pido encarecidamente que lo aceptes
-Ni siquiera tengo un látigo para castigarte.
-Pensé que un cinturón de cuero es suficiente. Cinco azotes en la espalda, diez en el culo, cinco en las tetas y ocho en el vientre. Luego me penetras.
-No Débora, no haré semejante cosa.
¿Y dejarás que lo haga un desconocido? Estoy decidida a hacerlo, quieras tú o no.
-Me resulta muy difícil decirte que sí. Quiero que me entiendas.
-Yo también quiero que me entiendas. Medítalo y mañana me contestas. Quiero ser tu esclava por lo menos por una tarde. Si me dices que no, entonces busco en Internet.
Mariano quedó completamente desconcertado. En sus treinta y un años de vida ya le habían sucedido unas cuántas cosas, pero nunca hubiera imaginado semejante propuesta de su propia sobrina. Quedó hasta altas horas de la noche dándole vueltas al asunto, ver de qué manera podía convencer a su sobrina para que abandonara la idea. La mañana siguiente, encaró a su sobrina durante el desayuno.
-Espero que hayas cambiado de opinión y hayas abandonado esa idea de convertirte en mi esclava por una tarde.
-No tío, no cambié de idea y espero tu respuesta afirmativa.
-Lo he meditado mucho y no quiero que te hagan daño. Acepto las condiciones pero por esta única vez y detenemos el asunto apenas lo pidas.
-De acuerdo. Sabes que mi período es muy regular y a más tardar el martes de la semana entrante tengo que estar con la regla. El fin de semana próximo podrás cogerme sin protección ya que estaré en un período de completa infertilidad.
-De acuerdo, el próximo sábado a la tarde.
Continuará