¿De Estudiante a Sumisa (14)

Prosigue la degradación de Sofía. Es castigada para que acepte, sin objeción alguna, su condición de esclava

¿De Estudiante a Sumisa? (14)

Autor: Ricardo Erecto

Capítulo 14.  Prosigue la Degradación de Sofía

Débora, mientras depilaba prolijamente a Sofía le hablaba de las ventajas de convertirse en esclava.

-Sofía, recuerdo cuando yo asistía a la Universidad, tú estrabas detrás de los muchachos porque querías acostarte con todos. Tenías una necesidad de sexo enorme.

-Era yo la que elegía. Si me venden a un prostíbulo, serán los hombres los que elijan a qué mujer cogerse y tendré que hacerlo me guste o no.

-Como esclava serás cogida casi siempre por tu amo y si es un amo riguroso, te cogerá todos los días.

-Pero como esclava además me va a castigar, como lo hace contigo.

-¿Y no te ha calentado eso? ¿No has venido aquí para ver cómo me marcaba con el látigo? ¿No has sido tú misma la que me azotó?

-No es lo mismo. No quiero que me azoten.

-Eso será imposible. Mi amo maneja muy bien el látigo y todos los instrumentos parecidos. Con esas tetas turgentes que tienes, serán blanco preferido. Sí te puedo adelantar que los golpes en los pezones duelen mucho, pero te acostumbras.

-¿Y si me vende como esclava?

-Depende de quién te compre. En cualquier caso seguramente serás torturada y cogida. Eso es lo que hacen los amos con sus esclavas. El problema puede ser si te compra una lesbiana. Entonces recibirás solamente una pija de goma y chuparás conchas pero no pijas.

-¿Y tú has elegido esta vida? ¿Tu tío te forzó a esclavizarte?

-No, mi tío no quería esclavizarme, ni cogerme, ni hacerme el menor daño. Tuve que insistirle mucho para que me tomara como esclava y por suerte luego pude concretar el contrato legalizado por el juez. Ahora ya nunca más podré renunciar a ser esclava de alguien. Espero continuar con mi tío, pero él puede venderme o hacer conmigo lo que quiera, como podrá hacerlo contigo una vez que el juez te declare esclava por tu propia voluntad.

-Pero no es mi voluntad. ¡Yo no firmé nada!

-Ya escuchaste al Dr. Rivera. Él firmará por ti y dirá que es auténtica y una vez que el juez te declare esclava, no tendrás alternativa alguna.

-¿Y me van a tener encadenada en esta celda?

-Debes demostrar que no quieres escaparte y que deseas ser la esclava de Mariano, pero no trates de engañarlo. Si realmente no quieres ser, por verdadera convicción, la esclava de Mariano, no quieras engañarlo. Estoy seguro que si descubre el engaño no le temblará el pulso para torturarte semanas y aun meses. Piénsalo bien antes de decidirte a someterte dócilmente a sus caprichos. Si te arrepientes… no sé lo que puede ocurrirte.

-Es decir que no tengo salvación. Seré una esclava por siempre.

-Puede ser que seas una puta por siempre. Eso no se sabe y depende en parte de mi Señor. Quizás quiera venderte como puta a un burdel. Le he dicho y tú lo escuchaste, que sería bueno para él tenerte como esclava. Es cierto que deberíamos compartir amo, pero siempre debemos fijarnos es lo que le conviene al amo sin importar lo que las esclavas deseamos.

-Ya me han violado, me han castigado y ahora estoy encerrada en esta celda encadenada. ¿Qué más quieren de mí?

-Primero, no has sido violada, han usado tu cuerpo con el derecho que les da haberte declarado esclava de mi Señor. Los castigos han sido simplemente para que te acostumbres a que no vales nada y en cuanto a que estás encerrada y encadenada es para que asumas tu sumisión. Sométete a todos los caprichos de mi Señor, ofrece tu cuerpo para que lo use como quiera, obedece en todo. Será lo mejor para ti.

-No puedo aceptar lo que me dices. No me resigno a ser una esclava de quién me ha secuestrado.

-Tú has venido porque quisiste y porque querías ver cómo mi cuerpo era flagelado. Habías visto el video y te gustó y querías verme nuevamente azotada. Tú has venido por tu voluntad. Ahora la voluntad de mi Señor es que te quedes aquí. Él quiere venderte y pronto para hacerse del dinero y no tener problemas con una rebelde como tú, pero quizás luego prefiera domarte, someterte y sojuzgarte y quizás luego venderte pero como esclava y no como puta.

Sofía permaneció en silencio mientras algunas lágrimas mojaban sus mejillas. No podía entender esta situación en que, involuntariamente, se había metido. ¿Quería Sofía estar verdaderamente en el lugar de Débora? Si era así ella misma se explicaba algunas cosas. ¿Por qué vino a esta casa? ¿Por qué se desnudó a pedido de Mariano? ¿Por qué se dejó esposar a la columna?

Era cierto que estaba tremendamente excitada viendo cómo el cuerpo de Débora era marcado por el látigo y eso le hizo olvidar que se estaba desnudando delante de un desconocido. Estaba sumida en estos pensamientos cuando Débora dio por finalizada la depilación de la zona del pubis.

-Así estás mejor para que mi Señor te penetre. Por otra parte pareces más desnuda con la concha afeitada. El pequeño inconveniente que tiene para nosotras es cuando el látigo golpea en los labios. Duele un poco más porque no hay nada que amortigüe el impacto.

-¿Me azotará también en la concha?

-Suele hacerlo. Debes levantar las piernas y separarlas para dejar la concha bien expuesta y entonces elije el instrumento a usar. La fusta es la más dolorosa cuando golpea directamente en la enterada de la vagina. Eso hace que los labios se hinchen y cierren parcialmente la entrada a la vagina. Entonces la penetración es más placentera para él aunque dolorosa para nosotras.

Ahora las lágrimas corrían abundantes por la cara de Sofía.

-Sofía debo irme a preparar la cena para mi Señor. Es posible que esta noche te use.

-¿Eso quiere decir que me va a torturar?

-Puede torturarte, pero no creo. Va a usar tu cuerpo sexualmente. Se la tendrás que mamar, te la meterá por adelante y por atrás.

¿Otra vez me va a sodomizar?

-Él no lo ha hecho. Lo hizo el Dr. Rivera y seguramente él querrá probar tu culo.

Débora salió de la celda asegurándose que los grilletes estuvieran bien asegurados y la celda cerrada con la doble llave.

Esa noche Sofía no tuvo alimento alguno. Durante la cena Mariano le preguntó a Débora respecto de Sofía.

-La he depilado completamente. Tiene la concha como a ti te gusta, libre de vello y completamente suave. Me ha preguntado sobre su futuro y ha llorado pensando en que será una esclava o una puta. No lo puede asimilar, aunque he tratado de convencerla que no se resista a tus requerimientos. De todas maneras creo que debes ser riguroso con ella ya sea para tenerla como esclava o venderla como puta.

-He estado meditando respecto de tu propuesta de tenerla como esclava personal. No es una mala idea pensando en que siendo algo rebelde, tendré que castigarla duro, humillarla y abusar de ella. Mi duda es respecto del tiempo que podré dedicarme a ti.

-Tío, me has cogido hasta tres veces en un  día. Creo que me podrás usar sin problemas por lo menos una vez por día y creo que eso es suficiente. Si no quieres cogerme en absoluto para dedicarte a Sofía, sabes que puedes hacerlo y tienes derecho a distribuir tu tiempo como quieras. Solo soy tu esclava.

-No quiero dejar de considerar la posibilidad de someterte hasta los límites máximos y eso requiere entrenamiento y castigos muy frecuentes. Sabes que quiero hacer de ti una esclava de la que todos me envidien.

-Es un honor que pienses así de mí. Lo importante es lo que tú deseas y lo que deseamos Sofía y yo no tiene ninguna relevancia ni lo tienes que tener en cuenta. Somos tus esclavas.

-No tienen de ninguna manera la misma categoría. Tú tienes absoluta primacía sobre cualquier esclava, no solamente porque eres mi sobrina sino porque eres una esclava extraordinaria y quiero cuidarte y deseo tu cuerpo.

-Tío, siempre estaré a tu disposición y lo que tú decidas será siempre lo mejor para mí.

Pasada una hora luego que Mariano había cenado en compañía de Débora, se dirigió a la celda en la cual estaba encadenada Sofía.

-Señor, ¿Qué me va a hacer?

-Cálmate Sofía. Primero debes alimentarte. Para ello me vas a hacer una mamada y te tragarás el semen. Esa será tu comida de esta noche.

-No, no quiero su chupar su pija. Tengo hambre pero de comida, no de leche masculina.

-¡Leche masculina! ¡Qué delicada! Mira nena, o me chupas la pija hasta sacarle la última gota y te la tragas o vas a sufrir un castigo que no te olvidarás nunca. Tú elijes.

Sofía dudó un momento para luego arrodillarse y abrir su boca.

-Veo que eres obediente. Quiero una buena mamada. Recuerda que esto recién comienza. Luego usaré otros agujeros de cuerpo.

Sofía bajo el cierre del pantalón de Mariano y se puso la pija en la boca, mientras con sus manos se ayudaba a masturbarlo. No era la primera vez que se ponía un pene en su boca, pero nunca antes había tenido que tragar el líquido seminal. Buscaba la manera de evitarlo pero sabía que cualquier intento en ese sentido terminaría con su cuerpo marcado por el látigo. Ya se lo había advertido Débora. No había otra alternativa que obedecer.

Su lengua pasaba por el glande mientras una de sus manos recorría el largo del tronco llevando y trayendo la piel y la otra acariciaba las pelotas. Notó que el pene se ponía muy duro y poco después el semen comenzaba a llenar su boca. Haciendo un esfuerzo para evitar las arcadas, se tragó la leche, dejando escapar apenas unas gotas que corrieron por la comisura de sus labios deslizándose hasta sus tetas.

-Lo has hecho muy bien. Se nota que tienes experiencia en las mamadas. ¿Cuántas pijas has chupado hasta ahora?

-Señor, solamente lo hice algunas veces con un antiguo novio que tuve cuando solo tenía dieciséis.

-Comenzaste como puta bien joven.

-No soy una puta. Era mi novio y yo lo quería. No me obligó a chupársela, lo hice porque era una manera de demostrarle que lo quería. Nunca se corrió en mi boca.

-De cualquier manera lo has hecho bien. Espero que se te haya lubricado la vagina, que será el próximo objetivo. Primero me la tendrás que acariciar para que se eleve como un mástil.

Sofía, todavía con restos de semen en su boca, sacó la lengua y comenzó a pasarla por el flácido miembro de Mariano, que no demoró en reaccionar y estar en condiciones de ser usado nuevamente.

-¿Me va a coger así encadenada?

-Lo único que necesito es que puedas separar las piernas cuando estás de espalda para que esa conchita se abra.

Una vez más Sofía obedeció. Se acostó de espaldas en el edredón sobre el cual podía descansar y separó las piernas tanto como pudo. Un momento después sintió que era penetrada en su vagina. Por alguna extraña razón estaba suficientemente húmeda como para que la entrada no se viera dificultada.

Luego de dar algunos bombazos y antes que tanto Mariano como Sofía pudieran correrse, sacó la pija de la vagina.

-Ahora te darás vuelta. Quiero metértela por el culo.

A pesar de las cadenas que dificultaban su movimiento, la muchacha se puso boca abajo y levantó el culo para exponer el ano. Unas gotas de vaselina lubricaron la entrada y poco después sintió la presión del glande que pugnaba por entrar. A pesar que ya había sido penetrada por el culo unas horas antes por el Dr. Rivera, la penetración le resultó dolorosa, evitando gemir o quejarse. El temor a un castigo mayor la impulsaba a no quejarse. Poco después toda la pija entraba dentro del recto de Sofía.

-Así quiero que te comportes, que aceptes mis caprichos sin quejarse ni gemir. Piensa que de ahora en más tu mayor y único objetivo es darme placer y no me importará cuáles serán tus sentimientos. ¿Está claro?

-Sí.

Le tomó un pezón entre los dedos y mientras se lo apretaba fuertemente le espetó:

-Así no se responde. Debes decir: “Si mi Señor, lo he comprendido”. Repítelo.

Sofía debió repetir la frase cinco veces, mientras Mariano continuaba sodomizándola. Así pasaron algunos pocos minutos hasta que Mariano llenó el culo de leche.

-Ahora le diré a Débora que te acompañe al baño y tomes una ducha. Quiero que estés limpia y descansada porque tengo algunos planes para ti para mañana.

Sofía permaneció callada. Acababa de ser nuevamente violada y Mariano ya “tenía algunos planes” para el día siguiente. Poco después llegó Débora.

-Mi Señor me ha indicado que lleve al baño y tomes una ducha. Debes estar en condiciones para mañana.

-¿Qué me van a hacer mañana?

-Desconozco los planes de mi Señor pero supongo que querrá someterte a una sesión de castigos. Habrás visto que en la Sala de Degradación hay suficientes instrumentos como para elegir qué hacerte. Me ha dicho que sabes mamarla bien. ¿Tenías experiencia?

-Se la chupé solamente a un muchacho, varias veces, pero a uno solo. Era cuando tenía dieciséis años. Me tuve que tragar la leche que expulsó.

-Ya te acostumbrarás. Es natural que una esclava se trague los fluidos de su amo. Desde hace poco he comenzado a beber su meada.

-¿Te tomas la meada de él?

-Sí, a veces me orina directamente en la boca y otras lo hace en un vaso y yo debe beberlo.

-¡Eso es un asco!

-Eso es lo que me ha ordenado y no soy más que una esclava que debe obedecer.

-¡Pero eres su sobrina! ¿Cómo te trata así?

-No soy su sobrina aunque me permite que le diga tío y lo trate con familiaridad. Ahora soy su esclava, no su sobrina y como esclava debo hacer todo lo que mi amo me ordene. Pero vamos al baño que quiero acostarme. Los latigazos que recibí esta tarde me duelen y quiero descansar. Posiblemente luego que te deje nuevamente en la celda, mi Señor quiera cogerme.

Una vez terminado el baño, la condujo nuevamente a la celda, le colocó un collar metálico unido por una cadena a la pared, le esposó las muñecas con los brazos en la espalda y le puso grilletes en los tobillos. Luego cerró la puerta de reja con doble pasador y candado y se dirigió el dormitorio.

-Mi Señor, la esclava ya está encadenada en su celda. ¿Requiere algo más de mí?

-No puedes acostarte al lado mío. No voy a cogerte ahora, quizás lo haga a la mañana.

-Usted ordena señor. Mi cuerpo está a su disposición.

-He estado meditando nuevamente respecto de quedarme con Sofía como esclava. Se que tú insistes en que lo haga. Debo admitir que tiene un buen cuerpo y que su piel se marca bien con los azotes.

-Con motivo de acompañarla al baño y mientras tomaba la ducha he observado su culo. Es pulposo pero no grande, firme, de piel sedosa. Me imagino que te gustará descargar en él el látigo.

-Efectivamente una de las partes que más me gusta de su cuerpo es el culo. Imagino que puedo hacerle muchas cosas, no solamente azotarlo, sino otros castigos también y, por supuesto, usar el pequeño agujero que esconden sus glúteos.

-Es posible, insisto, en que deberá ser riguroso con ella. No creo que fácilmente acepte convertirse en esclava. Además está la familia. Habrá que resolver ese punto.

-Tengo pensado cómo hacerlo. La obligaremos a escribir una carta de puño y letra dirigida a sus padres en la cual diga que se encuentra muy bien y feliz en una ciudad de África y que no piensa en regresar. Que no se preocupen que algún día regresará.

-Tío, le veo dos inconvenientes. Que ella escriba esa carta y que se despache desde aquí.

-Tengo solucionado ambos inconvenientes. El primero sometiéndola diez minutos a una sesión de picana eléctrica y luego intimarla a que la escriba. Si no quiere la amenazo con continuar visitando sus partes más íntimas con la picana. La segunda ya hablé con el Dr. Rivera. Él tiene buenos contactos en todas partes del mundo y puede despacharla desde varias ciudades africanas. Así quedará completamente oculto el lugar en el cual la someteré.

-Son buenas ideas ambas. Creo que piensas en quedarte con ella como esclava.

-Creo que sí. No quiero tomar una decisión apurada pero creo que sí.

-Tío, te pido una sola cosa. No me vendas. No quiero servir a otro amo.

-Débora, ya te lo he dicho muchas veces. No debes temer por eso. No te venderé ni haré nada que pueda alejarte de mí. Lo máximo, y eso tú lo sabes, podré alquilarte o cederte  por una noche o dos como puta o esclava, pero nada más. Tú estarás siempre conmigo, cosa que no aseguro a ninguna otra esclava o puta.

-Gracias tío. Ya me lo habías dicho pero tenía miedo. El cuerpo de Sofía es más apetecible que el mío.

-Puedo gozar de ambos cuerpos. Esas tetas tuyas no son nada despreciables para jugar con ellas. Ahora vamos a dormir que mañana tengo varias cositas que hacerle a tu amiga.