De Esposo a Perra (03: Primer Aventura en Pareja)

La noche continua, Laura y yo, poco a poco, vamos perdiendo el miedo... y el control. La cosa va muy bien, muy caliente... pero está lejos de acabar (Intercambio bisexual).

De Esposo a Perra 03

La Primer Aventura en Pareja

¡Qué pareja más perra! – exclamaban Baldomero y Omar mientras continuaban dando buena cuenta de nuestros cuerpo.

Nos tenían entregados y a su merced, felices y extasiados de sentir sus poderosas vergas barrenándonos las entrañas. Lara estaba debajo de mi, chupándome la verga que poco a poco recobraba su dureza. Yo hacía lo propio con su sexo empapado, bebiéndome los abundantes líquidos que de allí salían, llevándola a los linderos de un nuevo y poderoso orgasmo. Y mientras hacía ese 69 con mi esposa, detrás de nosotros, Baldo y Omar con cogían sin contemplaciones, Omar sodomizándome como un salvaje y Baldo cogiéndose a mi mujer como un tren.

Los 2 machos aceleraron sus terribles embestidas, las chichotas morenas de mi esposa rebotaban por todos lados bajo mi cuerpo, a ella le costaba chuparme el pene, pues igual se estremecía descontroladamente, pero al fin, nuestros 2 vigorosos amantes terminaron simultáneamente en un sonoro y fuerte orgasmo.

¡¡¡¡OOOHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAGGGGHHHH!!!! – gemía Omar mientras llenaba a reventar su condón con una abundante andana de semen espeso y caliente - ¡¡¡¡AAAAAOOOUUUUGGGGHHHH!!!!

¡¡¡AAAHHHH!!! ¡¡¡¡QUE RICAAAAAPUUUUUTAAAAAAAGGGGHHHHHH!!!! – rugió Baldo, refiriéndose a mi mujer, mientras el también inundaba por completo el condón que llevaba puesto.

Jadeando se sentaron un rato en la cama, viéndonos, estaban cubiertos de sudor, lo que hacía que su abundante vello corporal se pegara a sus fuertes y roustos cuerpos. Omar era moreno, exhibía una amplia panza cervecera debajo de un par de pectorales amplios y fuertes, que sugerían que el hombre una vez estuvo muy fornido. Su espesa barba y sus ojos pequeños le daban una apariencia de malo, como de ex presidiario. A su lado estaba Baldo, el dueño de la casa, era de piel algo más clara y usaba una barba no tan espesa. También era alto, pero más delgado, por lo que marcaba su musculatura de una forma más sexy. Y frente a ellos estábamos nosotros, Lalita debajo de mi cuerpo aun mamándome la verga, seguramente todavía muy caliente, y yo derrumbado sobre su cuerpo. Los 2 estábamos jadeante, agitados y cubiertos de sudor.

Baldo… yo quiero más. – dijo Omar y rápidamente se nos fueron encima de nuevo.

Nos dieron vuelta, me pusieron debajo de mi mujer, siempre en un 69, e inmediatamente nos dieron sus penes para que los chupáramos un rato. Lo hicimos, nuestros labios y lenguas devoraron los címbalos de carne que se nos ofrecían, todos embadurnados de semen. Era la segunda vez en mi vida que probaba el semen de un hombre, esta vez era el de Baldomero, pues se había cambiado de pareja con Omar.

Su pene era largo y grueso, pero con el glande estrecho, a diferencia del de Omar que parecía hongo. Sentía sus venas mientras lo recorría con la lengua, metiéndomelo después hasta el fondo y succionando con fuerza. Le daba un buen masaje a sus huevotes peludos, los que saboreaba intermitentemente también. Podía escuchar el chapoteo de mi lengua mientras me atragantaba con semejante cosa, pero también escuchaba el de la lengua mojada de mi esposa. Aquello me transmitía una mezcla entre celos y morbo, saber que mi mujer, acostada desnuda sobre mi cuerpo, le estaba chupando la verga a otro hombre me calentaba mucho. Solo podía imaginar el gran placer que le estaría dando a Omar, pues a Lala le gusta mucho chupármela y es una experta feladora.

Pronto, Baldo y Omar volvieron a recuperar su dureza y ya estaban listos para la acción. Esta vez fue Baldomero quien me penetró con fuerza por el culo mientras Omar hacía otro poco con el sexo de mi Lala. Nos comenzaron a cabalgar con lujo de fuerza bruta, taladrándonos como locos, como verdadero salvajes. Baldo se puso mis piernas sobre sus hombros, parado al pié de la cama y sujetándome de los muslos. Ella estaba encima de mi cuerpo, mamándome la paloma pene y resistiendo con placer las acometidas de Omar que la tenía de rodillas sobre mi cara.

Nunca me lo hubiera imaginado, tenía la mejor vista posible de una verga extraña que entraba de manera frenética dentro de la pusa de mi esposa, ¡apenas a unos 5 cm de distancia! De hecho, ¡hasta la podía toar con la lengua mientras le lamía el sexo a ella! De esta manera, lamía no solo el sexo amado de mi Laurita, sino la verga de Omar y hasta sus huevos. Este último la tenía sujeta del cabello, jaloneándoselo y sujetándola, además, de las caderas.

El morbo era demasiado, no pude controla mi excitación y acabé a chorros dentro de la boca de mi esposa, que se lo tragó todo sin dejar escapar una sola gota. Siempre que me hacía felaciones, se tomaba toda mi esperma, le tomó el gusto rápidamente. Por su parte no tardó mucho en acabar, con la lengua pude sentir los estremecimientos de su vagina alrededor de la verga de Baldo que la taladraba, también me tragué todos sus jugos mientras berreaba con fuerza.

¡Ah, qué rico! ¡Esto está increíble! ¿Te la estás pasando bien Baldo? – preguntó Omar, deteniendo por un momento la cogida que le metía a mi esposa.

¡Cómo un loco!

Si, yo también… cambiémoslos de posición

Nos movieron y nosotros, como perritas sumisas, nos dejamos manipular y acomodar. Nos colocaron de costado y uno frente al otro, inmediatamente enlazamos nuestras lenguas y comenzamos a tocarnos. Ellos se colocaron detrás de nosotros y nos volvieron a penetrar. Ahora estábamos uno frente al otro, de costado, con Omar y Baldo taladrándonos a nuestras espaldas. Podía sentir la potencia de Baldomero dentro de mi ano, su largo y gordo miembro enterrándose con fuerza dentro de mis entrañas, algo delicioso sencillamente.

Me calentaba más todavía, imaginándome que mi esposa recibía el mismo trato por parte de Omar, como su poderosa, gruesa y cabezona verga la debía estar taladrando. Pero no era así, no veía en ella el semblante de placer y lujuria que tan bien le conocía, más bien parecía tener mido.

¡Por allí no Omar, allí todavía no está abierto… no! – la escuche decir entre susurros, casi sin fuerza.

Adiviné de inmediato lo que ocurría, el caliente de Omar estaba tratando de metérsela por el culito. Lo malo es que ella era aun virgen de allí y, por lo poco que había conocido a ese tipo, de seguro él no iba a tener la paciencia para dilatarla bien y penetrarla sin hacerle daño.

Ella es virgen de allí Omar – me apresuré a decir, Baldo se quedó quieto desconcertado – y yo voy a ser el que le inaugure el culito… si querés podés seguir por la vagina… – le dije, no solo defendiéndola sino, además, dándole permiso para seguir dándole duro por el otro lado.

Vi cierto vejo de fastidio en la cara del hombre, pero respetó lo que le dije y procedió a ensartar a Laurita por la vagina, comenzando una nueva cogida fuerte y dura. Por su parte Baldomero reinició sus embestidas contra mi esfínter, haciéndome ver estrellas. Pero sentí que algo no andaba bien, veía a mi esposa gozar con los ojos entrecerrados los fuertes golpes de caderas de su amante, mientras m e abrazaba a mi y me besaba, llevándose mis manos a sus grandes senos morenos, una, y la otra a su vagina chorreante, como para que sintiera el tremendo invasor al que alojaba allí.

En ese momento no encontraba qué era lo que no andaba bien, solo lo sabía, pero no qué. Ahora, que ya he dejad de ser Kike para volverme Kika, sé perfectamente lo que estaba ocurriendo. Yo estaba experimentando cambios en mi vida, cambios en mi forma de ser y de sentir que me llevarían hasta donde estoy ahora. Pero a ella también le pasaba, solo que ninguno nos dábamos cuenta. Y el problema es que ella nunca lograría controlar totalmente esos cambios, algo que yo si conseguí en un principio.

Los 2 garañones nos siguieron dando duro, nosotros soportamos sus embates como verdaderos sumisos, como verdaderas esclavas sexuales. Pasados 10 minutos más, los 2 gimieron fuerte, casi rugiendo, y acabaron a chorros dentro de sus condones, lo que casi rompen de la presión.

¡¡¡¡AAAAAAAUUUUUUUGGGGGHHHHHH!!!! – berreó Omar, clavándole hasta el fondo la verga a mi esposa mientras terminaba de vaciarse.

¡¡¡¡OOOOOAAAAAAUUUUUGGGGRRRRHHHHH!!!! – fue el grito victorioso que Baldo pegó cuando acababa a su vez dentro de mi.

Los 2 hombres se quedaron de rodillas al lado nuestro, yo sentía el culo abierto, infamado. Estaba sobre la cama de costado con mi esposa frente a mi, los 2 empapados en sudor y jadeando. Estábamos calientes aun, especialmente ella, que me veía con esos ojos brillantes de excitación que le conozco de memoria.

Sabía que ella quería más… y lo conseguiría, pues Baldomero, como oliéndose lo que pasaba por nuestras mentes, propuso algo.

Vamos al bar que tengo en la sala y tomemos algo para refrescarnos

La noche iba muy bien, pro aun estaba lejos de terminar

Continuará

Kika

(Garganta de Cuero)

Me gustaría leer los comentarios que tengan sobre esta historia a mi correo electrónico. Gracias, besos y abrazos.