De esposa ejemplar a ramera empedernida (08)

El dinero es el peor de los consejeros, pues cuando nos acostumbramos a el, hacemos lo que sea por conseguirlo... como lo hizo la pobre de Lucía...

De Esposa Ejemplar a Ramera Empedernida VIII

Puta Profesional

No hay duda que el dinero es el peor de los consejeros, especialmente aquel conseguido de manera fácil. No acostumbramos a el demasiado rápidamente. Es increíble como la vida da vueltas, es impresionante la manera con que camina tan rápido… y es alarmante la forma con la que nos dejamos llevar por ella. No tenemos fuerzas para luchar, para caminar en contra de la corriente, terminamos prisioneros sin opción.

Yo, que siempre fui inocente e ingenua; yo, que siempre desprecié los vicios y las cosas fáciles de la vida, sostenía firmemente que lo bueno costaba y había que luchar por ello; yo, que siempre me esforcé en ser la esposa y madre perfecta, la nuera modelo, la hija de la que todo lo padre se sentiría orgulloso. Yo, yo, Lucía Ovalle de Martínez, poco a poco fui siendo degradada a menos que un animal, a no más que un objeto con el que se puede hacer cualquier cosa, a un bonito estuche en donde guardar y frotar un pene parado. Y todo por ese maldito dinero

Y lo peor de todo, lo que más me dolía, era que me gustaba, me excitaba y lo gozaba

Desde ese día en que le alquilé mi cuerpo a Germán en la posada, todo cambió en mi vida, era como si, de un momento a otro, me hubiese dado cuenta que todo aquello que yo creí era sagrado y cierto, lo dejara de ser. Y aunque había ganado casi 5000 quetzales en ese mes de trabajo de puta, no sabía qué hacer con ellos.

Me explico, yo quería ese dinero para ayudar a mi esposo, pero ¿cómo se los iba a justificar? "Fijate mi amor que me los encontré tirados", no, casi todas las excusas me parecían tontas o muy poco creíbles. Para poder justificar de donde saqué ese dinero, necesitaba de un trabajo, uno en que ganara más o menos bien. Yo soy secretaria bilingüe, por lo que si puedo trabajar… el único problema es que nunca lo he hecho, por lo menos no en más de 10 años, me iba a ser difícil conseguir uno bueno.

Tomé el periódico y me puse a buscar algún lugar donde soliciten una secretaria bilingüe, cuando, de pronto, algo llamó mi atención, era una anuncio pequeño.

"Se solicitan damas atractivas para acompañantes de ejecutivos. Buena paga y mucha discreción".

Me sorprendió que un anuncio así estuviera en un periódico "normal". Bueno, ya me había vuelto puta una vez, ¿por qué no otra? Además, desde que llegué a Cobán me puse a buscar un trabajo sin poder hallar nunca uno, y si gané 5000 solo por trabar 2 o 3 días a la semana con un tipo, seguramente lograría ganar más como puta profesional.

Me asusté yo solita de lo que estaba pensando, tan fácil, tan sencillo. Y lo peor, sentía que lo deseaba mucho en mi interior.

Llamé al número que aparecía, me contestó un caballero bastante educado que me dio una cita para esa misma tarde.

Buenos días, Lucía supongo.

Así es

Mi nombre es Felipe, yo soy el dueño de esta empresa de damas de compañía. Supongo que desea saber todo lo relacionado con lo que hacemos.

Si, por supuesto.

Bueno, pues para empezar, esta empresa provee fantasías, placer sexual de todo tipo a quien desee pagar por el.

¿Cómo así de placer sexual de todo tipo?

Bueno, algunos clientes tienen ciertos "gustitos" un tanto excéntricos. Nuestro trabajo es buscarle señoritas que puedan y estés dispuestas a satisfacerlo. Pero no se preocupe, no se le pedirá nunca hacer algo que no quiera. – eso me tranquilizó un poco.

¿Y de cuánto es la paga? – fui directo al grano, estaba muy nerviosa.

Depende de cuanto trabaje usted… puede trabajar de 2 formas, como señorita de planta o por contratos. En la primera forma usted estará en nuestro local, donde atenderá a los clientes que lleguen, deberá cumplir con un horario y tendrá un sueldo base, más lo que usted logré hacer extra de sus clientes. Trabajando por contrato, usted acudirá a las citas cuando yo la llame, lo que saque de esto, se divide 40 para la empresa, y 60 para usted.

Casi temblando le respondí que podría trabajar en horario de trabajo normal de lunes a viernes. Felipe era una persona muy inteligente, sabía bien que yo era una señora de casa desesperada por el dinero, seguramente no era la primera que atendía.

Bueno, así está bien. Ahora hágame el favor de ponerse de pié y quitarse la ropa, comprenderá que tengo que examinarla antes de contratarla.

Me puse de pié y me saqué la ropa, tenía una ganas horribles de llorar, pero me aguantaba.

¡Muy bien, muy bien! Es delgada pero con una silueta bien marcada y esbelta… además, posee unos excelentes glúteos, dicho con mucho respeto por supuesto… además, realmente no tiene apariencia de prostituta, eso será excelente para muchos de nuestros clientes. Mire, no creo que sea lo mejor que usted se quede en el local… ¿segura que no puede trabajar como por contrato?

Es que… me pueden ver

Usted no se preocupe, yo me encargo de que eso no ocurra… si acepta, puede trabajar en el local, saliendo de el cuando algún cliente solicite una dama para acompañarlo.

Si… si… me parece bien

Quiero asegurarle que todo lo que hacemos nosotros, está amparado por la ley, y que nunca se le pedirá a usted hacer algo que no desee

Felipe me pareció un hombre muy educado y amable, hizo posible que aquella humillante entrevista no fuese tan traumática. Pero bueno, ese era solo un alivio momentáneo, igual acababa de ser contratada como prostituta, bajo el falso mote de "dama de compañía".

Ese día era jueves, iba a empezar el lunes siguiente. Me dijeron que no importaba si no tenía ropa, la empresa me la proporcionaba mientras yo la podía ir comprando. En la casa dije que había conseguido un puesto de secretaria, de 9 a 5 de la tarde, pero con probabilidades de tener que hacer horas extras. Mis suegros y Arturo me celebraron, diciéndome que me había preocupado en vano, que ya todo iba a mejorar mucho. Si, claro

Ese lunes me presenté puntual con ropa de trabajo, de trabajo normal, aclaro. El lugar era impresionante, no parecía un prostíbulo. Era en un terreno en las afueras de la ciudad, con valla perimetral. La casa era grande y amplia, de aspecto rústico pero muy elegante. Estaba llena de mujeres y señoritas, que me veían de píes a cabezas en cuanto entré. Me sentía mal, casi todas ellas eran más jóvenes que yo, algunas no tendrían más de 18.

Una señorita me llevó hasta una habitación, allí me dio lencería sensual y un traje negro sastre, bastante elegante.

¿Lucía se llama, verdad?

Si

¿Le digo así, o prefiera usar algún pseudónimo? – me encogí de hombros sin saber qué decir – Bueno, puede decidir eso más tarde… por ahora, el jefe ya le consiguió citas… el mismo vendrá a discutirlas con usted.

Justo en ese momento entró Felipe.

Buenos días Lucía, espero que no esté muy nerviosa

No… no tanto… – mentí.

Mire, hay 3 posibles citas para usted el día de hoy. – me las describió todas – La tercera es con un hombre que le gusta humillar, usted sería solicitada a realizar algunos actos de degradación y humillación, así que no creo que sea adecuado para sui primera cita

Quiero esa… – dije a quemarropa, no sabía ni por qué lo dije, solo sabía que al oír eso, una gran excitación invadió mi sexo.

¿Está segura Lucía?

Si

Bueno… si es así… voy ahora mismo a confirmarla

Me llevaron la ropa para la ocasión, que era la que ya dije. Un traje sastre gris oscuro, bastante sobrio. La falda me llegaba hasta medio muslo y se ceñía bien a mis caderas y glúteos; arriba, tan solo llevaba puesta la chaqueta, dibujando un escote de dejaba adivinar que no llevaba nada debajo, tan solo un baby doll negro de encaje, una lencería muy fina y hermosa.

Luego de darme las instrucciones de rigor, salí en un carro, con un chofer que me llevaría al lugar. Y allí inició todo

¡Muy bien perra, te mirás deliciosa!… vamos a la habitación. – mi cliente me vio de pies a cabeza, como examinando la mercancía, antes de tenderme la mano y llevarme a su habitación

Se trataba de un hombre de unos 45 o 50 años, alto y robusto, de piel blanca y cabello castaño, ralo por el paso de los años. No me agradó, su trato para mi era pesado y algo grosero, era obvio que no me consideraba más que como una mercancía, una cosa que lo tiene que satisfacer.

Ahora, puta de mierda, vas a venir y te vas a poner de rodillas frente a mí. – liberó su enorme verga – me la vas a mamar rico, disfrútala… – me la metí a la boca y empecé a mamar como una verdadera puta – Te gusta, ¿verdad?

Si papito, me gusta… – le respondí, diciéndole exactamente lo que el quería escuchar y sorprendiéndome de sonar tan puta y vulgar.

Se la mamé como por 10 minuto, hasta que sentí, casi sin previo aviso, como salía su semen y me inundaba la boca. A esas alturas conocía perfectamente el sabor del semen y había aprendido a degustarlo como si fuera un manjar. Y aunque trataba de tragármelo no podía, era demasiada leche.

Limpiámela bien perra, la quiero muy limpia.

Si señor

Acto seguido me levantó y comenzó a acariciarme y estrujarme los pechos y nalgas, diciéndome lo rica que estaba, que no era más que una gran perra en celo. Me quitó el vestido y me tiró sobre una cama. Yo estaba que me quemaba en un fuego interno incontrolable. Y más cuando ese hombre corrió el diminuta hilillo del baby doll a un lado y me clavó de un sólo golpe, después de ponerse un condón, claro.

Su pene era normal, suficientemente largo y grueso, y cuando me lo metía, podía sentir cada centímetro abriéndose paso dentro de mi, moviéndose despacio al principio, pero luego rápido y duro. El dolor no fue tan intenso como pensé, pero también ayudó el placer que sentí, me dio tan fuerte que terminé rendida en el piso toda desmadejada.

Luego se acercó a mi desde atrás, me levantó de las axilas y me volvió a tirar sobre la cama, esta vez boca abajo. Sentí la punta de su garrote rozar mi culo y un toque de electricidad recorrió mi cuerpo. Aterrada lo empujé y traté de irme corriendo de allí, pero el me atrapó y me empezó a abofetear. Yo le suplicaba que no, que de seguro me iba a destrozar por allí, que tuviera piedad de mi. Pero el no me oyó, y solo me volvió a abofetear, tirándome sobre la cama. ¡Qué estúpida fui!, por eso, el chofer que me llevaba lo hubiera machacado a golpes.

Metió sus manos debajo de mi vientre, paró mi colita, me metió un par de dedos entre el culo y, poco a poco, fui llenada por ese trozo de carne en medio de un dolor desgarrador. Sin embargo, pronto, ese dolor empezó a volverse placer.

¡¿Estás gozando perra?!

¡¡¡¡AAAAGGGGGHHHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMNNFNFFFFFFGGGGGRRRRMMMMMMM!!!!

¡¡TE HICE UNA PREGUNTA PERRA, ¿ESTÁS GOZANDO?!!

¡¡¡¡SSSSIIIIIIIIII!!!!… ¡¡¡¡ESTOY GOZANDOOOOOO!!!! ¡¡¡¡AAAAYYYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAYYYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAYYYYY!!!!

¡¡¡SOS MI PERRA, MI PUTA SUCIA!!! ¡¡¡SOS MI RAMERA Y SOLO MÍA!!!

¡¡¡¡AAAAYYYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAYYYYY!!!!… ¡¡¡¡SIII, SOY SU RAMERA AMOOOOOOO!!! – ¿amo?, ¿por qué lo llamé amo?

Ese desgraciado terminó mientras me enculaba, me dejó tirada en el suelo, un terrible dolor invadía mis cavidades, y una humillación horrible me envolvía por completo. ¿Cómo me habré visto allí, tirada a los pies de esa cama? Seguramente como una puta esquinera, sudada y decadente.

Salí de allí apenas caminando, con la paga entre mi bolsa, me subí al carro y me fui de allí, de regreso a "la empresa", que de paso se llamaba "La Casa de los Sueños". Así empezó mi vida como puta profesional, una vida que se me haría demasiado larga, demasiado pesada.

garganta_de_cuero@latinmail.com

Continuará

Garganta de Cuero