De esposa ejemplar a puta de lujo (19)
Ahora Mario monta una orgía en la habitación del hotel, y le pone a Carlos un DVD que tenía grabado con todas las andanzas de Sonia en el último año.
Después de follarme a Carlos en el baño de la disco, nos fuimos de juerga por más sitios de Palma, estuvimos bebiendo y bailando hasta la 4 de la mañana.
Entonces Mario propuso que nos fuéramos al hotel para acabar la fiesta. Nos cogimos el coche y mientras Mario conducía, Marta y yo, no parábamos de meter mano a Carlos en el asiento de atrás.
Cuando llegamos lo primero que hicimos nosotras fue desnudarnos, ya que Mario siempre nos quería desnudas en el hotel. Nos fuimos al baño a maquillarnos y en mi caso además a esnifar coca.
Entonces Mario nos dijo que empezáramos a comportarnos como las dos bolleras que éramos para que lo viera Carlos, porque seguro que le gustaría. Además a mí me dio instrucciones para que fuera puta con Marta.
Como Marta no era capaz de tomar la iniciativa, porque tenía menos experiencia que yo y probablemente porque con Carlos delante le daba vergüenza, finalmente la tomé yo, mostrando una actitud dominante con ella en todo momento. Yo sabía que a Mario le gustaba cuando veía a dos mujeres haciéndolo, y una de ellas humillaba a la otra.
Yo estaba de pie en el centro de la habitación con Marta sentada en el suelo sobre sus talones, quedando Mario y Carlos sentados en un cómodo sofá.
Me planté delante de Marta, mirándola a los ojos con desprecio. Su cara quedaba a la altura de mi depilado coño. Empecé a humillarla, diciéndola que era demasiado mayor, que no era tan bella como yo, que estaba gordísima y que era patético que a su edad se hubiera quedado preñada. Marta no decía nada pero la expresión de su cara reflejaba que lo pasaba mal por mis palabras que sabían que eran verdad y por las risas de Mario.
Carlos no decía nada mas bien no daba crédito a mi comportamiento.
A continuación la dije que no era más que una zorra a la que le gustaba follar con cualquiera. Que era peor que las perras en celo y que no la bastaba con estar casada y con dos hijos, que tenía que follar con cualquiera para volver a quedarse preñada.
A mi las copas y la coca me dieron alas para soltar todo un amplio repertorio de insultos contra Marta. Creo que en el fondo tenía celos contra ella por la atención que la prestaba Mario y porque además la había hecho un hijo.
Luego me agaché a la altura de su cara y la lamí sus labios obligándola a que los abriera para introducirle la lengua, con la que hábilmente recorrí sus encías, dientes y paladar. Para decirla que con tal de follar era capaz de hacerlo hasta con mujeres.
A continuación, empecé a pasar mis manos por sus tetas y prominente vientre para luego bajar al sexo, diciéndola que lo tenía empapado como la buena puta que era.
Poco a poco ante la docilidad de Marta y por la excitación creciente de Mario y Carlos, yo me fui identificando cada vez más con mi papel así que ocurrió lo siguiente:
Marta vamos a jugar a las amas-esclavas. Yo seré tu señora y tu mi esclava, ¿vale?. Mientras juego contigo, siempre contestarás a mis preguntas llamándome señora, y yo te llamaré a ti como me plazca. ¿Te enteras cerda...?. Si mi señora.
Voy a tumbarme en el suelo, y me vas a ir lamiendo desde las tetas bajando por el vientre, para luego comerme el coño, ¿Has entendido guarra?, si mi señora.
Yo me coloqué de tal forma que Mario y Carlos no pudiesen perder detalle.
Marta había aprendido a comer coños con una rapidez sorprendente, y a mí desde que me pusieron el piercing en el clítoris el efecto de la chupadas era mucho más intenso, lo que me hacía llegar al orgasmo mucho antes.
La dije que rebañara con su lengua los restos de semen que quedaban en mi sexo, después del polvo que me echó Carlos en la disco, cosa que a Mario le excitó de sobremanera.
Después de correrme, Mario dijo que Marta todavía no comía coños muy bien y que se merecía un castigo, así que me dio un cinturón y me pidió que la azotara en el trasero.
Cogiendo el cinturón en mi mano y tirando del pelo de Marta la hice poner de rodillas a cuatro patas, dándoles una completa visión de sus desnudas y morenas nalgas a poca distancia de los ojos de Mario y Carlos. Entonces empecé a sacudirla con el cinturón.
Mario me hacía contar los azotes, la golpeaba lento pero sin pausa, y con bastante fuerza (tenía unos celos enormes de Marta), mientras tanto ella decía que haría todo lo que quisiéramos pero que no la pegáramos más. La sacudí unos veinte azotes y la dejé todo el culo rojo.
Entonces Mario me dijo que parara (no quería que la dejara señales) y que la cabalgara como si fuera una yegua, sentándome en su espalda y espoleándola en su prominente vientre, mientras ella se movía a cuatro patas como podía. Yo de vez en cuando me agachaba reposando mis tetas en la espalda de Marta para poder ofrecer una perfecta visión de mis nalgas encima de las de ella, pensé que la visión de nuestros dos traseros entregados provocaría una gran excitación en los dos hombres.
A Marta le costaba mucho gatear, conmigo encima a cuatro patas sobre todo por su embarazo. Estuvimos unos cinco minutos, mientras ella me llevaba de un lado a otro de la habitación, para goce de Mario.
Carlos nos dijo preocupado, que nos estábamos pasando que era una mujer embarazada y que podíamos tener un disgusto. Entonces Mario le dijo que la única forma de parar el castigo era que se la follara. Así que cuando volvimos a pasar por delante de Carlos nos hizo parar, me descabalgué de su espalda y Mario la ordenó ponerse de rodillas para sacarle la polla a Carlos y mamársela, diciéndola que demostrara lo puta que era.
A través del pantalón se notaba que Carlos la tenia realmente dura de nuevo y con muchas ganas salir de su encierro. Mire la cara de Marta y reflejaba fatiga, probablemente por el embarazo, por llevarme en su espalda, y por sus años. Nunca había visto a una mujer madura hacerlo con un hombre mucho más joven. Por lo menos sacaba a Carlos unos 10 años.
Sus manos desabrocharon el pantalón de Carlos, dejando su boxer a la vista, se lo quedó admirando unos segundos. Tomó la goma que lo sujetaba a su cintura tiró de él hacia abajo, y quedó la verga de Carlos al aire. No era tan grande como la de Mario pero no estaba mal.
Mientras tanto, Carlos me miraba a la cara y yo me relamía los labios haciendo un gesto tan guarro como pude.
La verdad es que desde que me fui a vivir con Mario, éste me obligaba a que todo mi tiempo de ocio en casa lo pasara viendo películas porno (tenía una colección de todas las variedades del porno) para que me comportara como las estrellas de este cine cuando practicara sexo. Le gustaba que las copiara su forma de moverse al joder y mamar pollas y/o coños según el caso, la forma lasciva de mirar a los hombres, y también la forma de hablar.
Esto fue una forma de tenerme todo el día pensando en el sexo y cachonda perdida, ya que por otro lado como recordaréis cuando me fui a vivir con él, me prohibió leer libros o la prensa, ver cine normal, y escuchar por la radio cualquier otra cosa que no fuera música. En la Televisión además sólo me dejaba ver programas del corazón, por lo que al final en el tiempo libre sólo podía ver pelis porno. Para asegurarse que cumpliera todo eso le dijo a la criada (Tai) que se lo contara a él, en caso de que no lo cumpliera. Con todo esto se aseguró que cada vez mi técnica de folladora fuera mejor y que mis inquietudes por algo que no fuera el sexo desaparecieran, y que por supuesto mi capacidad de razonamiento cada vez fuera más limitada, por lo que ya no podía evitar comportarme como una zorra.
Pero bueno continuemos con lo que pasó en el hotel.
Después de que Marta le bajara el boxer a Carlos, se quedó de rodillas con Carlos de pie, pasando sus manos por sus muslos hasta llegar a los testículos. Entonces se los metió en la boca y empezó a lamerlos, mientras la polla quedaba entre sus ojos.
Luego empezó con sumo cuidado a acariciar sus huevos y su polla erecta, con sus dos manos. A continuación su lengua empezó a lamer la larga superficie de la verga, mientras Carlos suspiraba por el placer y el morbo de la situación.
Mientras tanto, yo hice lo propio con Mario. Eso sí, antes le dije a Marta que le proporcionara el máximo placer a Carlos, porque si no, volvería a probar los correazos del cinturón.
Yo siempre decía las expresiones mas lujuriosas y adoptaba las posturas más obscenas para disfrute de Mario, y para que Carlos en primera persona pudiera comprobar en lo que me había convertido.
Engullí en mi boca la polla de Mario de un solo envite hasta los cojones, siempre dejaba una buena perspectiva, para que Carlos pudiera ver perfectamente mi boca atravesada por la polla de Mario, dejando ver mi rosada lengua atravesada por el piercing dorado por debajo de ella, dándole intensos lametones en los huevos que con las manos acercaba a mi lengua.
Se la mamaba como si estuviera muerta de hambre, para que mi exmarido, pudiera comprender que ahora la polla de Mario era para mí lo más importante en la vida, más que él y mi hijo.
Todo esto se traducía en que Carlos, (al que seguro que no le gustaba lo que estaba viendo, aunque le excitara) lo pagaba con Marta, embistiéndola con su polla en la boca con tanta fuerza que la daban arcadas, y eso que ya estaba bastante entrenada en el arte de hacer felaciones.
Yo estaba super excitada porque mi ex me viera haciéndolo con Mario de aquella forma, cosa que se incrementaba, por las lindezas que me soltaba Mario. Me llamaba la reina de las putas. Decía en alto que había estado con muchas pero que yo era la mejor mamadora de pollas que había conocido. Que había nacido para joder, que no valía para otra cosa pero que era la mejor dando placer a hombres y mujeres.
Todo aquello a Carlos le tenía que doler, mientras se la mamaba a Mario y me masturbaba con una de mis manos, yo le miraba con la mayor cara de guarra que podía poner.
Tenía que ser duro ver a su exmujer y madre de su hijo haciendo todo aquello, por no hablar de que otro hombre la pudiera considerar la reina de las putas.
Entonces Marta debió notar que Carlos estaba a punto de correrse y sacando su polla de la boca la puso apoyada en la mejilla mientras le lamía desde los huevos hasta el capullo.
En ese momento, Mario le dijo a Carlos que si nunca lo había hecho con una mujer preñada de 7 meses, a lo que yo contesté que no, que cuando yo me quede embarazada de nuestro hijo desde el tercer mes no le dejé tocarme. Mario empezó a reírse, diciendo hay que ver Carlos que cambio a dado tu exmujercita. Bueno ahí tienes a Marta, seguro que estará encantada de darte placer con su culo o su coño elige.
Total que Carlos bastante picado por el comportamiento de Carlos y mío, se la clavo a la pobre Marta hasta los huevos por el culo, de un solo golpe, y aunque el culo de Marta ya estaba bastante entrenado por la polla de Mario, soltó un grito de dolor desgarrador. A Carlos se le veía muy cabreado así que empezó un mete y saca frenético, mientras a Marta se le saltaban las lágrimas.
A continuación Mario que estaba todo empalmado de mi mamada y del espectáculo de Carlos con Marta, me dijo que quería follarme entonces me agaché a cuatro patas y levanté mi trasero, colocándolo en posición idónea para recibir una polla en su interior.
Estaba deseando que Carlos viera como Mario me daba por el culo. Entonces Mario insertó de un golpe su polla en mi culo, diciendo, mira Carlos se la he metido de un solo golpe y no se ha quejado, como se ve que ya lo tiene dilatado de tanto que la han dado por el culo.
Para seguirle el juego a Mario, yo me puse a gemir como loca diciendo "por favor dame más, más,....ah.....". Mario me estuvo dando un rato por el culo, pero como es un hombre que marca muy bien los tiempos, se salió de mí antes de correrse. Yo automáticamente me incorporé para mamarle la polla, que sabía a mi ano, pero después de un par de minutos me tumbó en el suelo, se puso sobre mí y empezó a hacerse una cubana con mis tetas.
La cara de Carlos era un poema por todo el repertorio que se podía hacer con mi cuerpo, y en esto Mario le dijo. Qué te parecen Carlos las nuevas tetas de silicona de Sonia, esto antes tu no podías hacérselo, la obligué a operarse y ponerse una 95, sólo para darme placer a mí y provocar a los hombres.
Yo estaba orgullosa de mis siempre morenas tetas, lo que pasa que me hubiera gustado ponerme una 105, en vez de una 95, ya que los hombres suelen escoger a las putas con más pecho, y en la nueva profesión que había elegido eso era importante.
De nuevo cuando Mario notó que iba a correrse, paró de restregarse contra mis tetas, y le dijo a Carlos que a todo esto seguía follando a Marta, si alguna vez había hecho una doble penetración.
Carlos contestó que no, y le dijo que yo era una auténtica experta también en eso, que qué quería culo o coño. Yo creo que Carlos ya no podía aguantar más, tenía que ser muy dura la sensación de cornudo que debía tener, a pesar de que estábamos divorciados, así que dijo culo. Yo creo que decidió culo porque quería hacerme daño al joderme.
Total me ensarté sobre la polla de Mario que se tumbó en la cama, y me incliné hacia delante abriéndome el culo con los dedos, invitando a Carlos para que me lo perforara con su polla. Me la metió con la mayor violencia que pudo, mientras yo abría mis piernas al máximo. Entonces Mario la dijo a Marta que se abriera de piernas en mi cara, que todavía tenía un agujero libre sin dar placer a alguien. La costó adoptar la postura por el embarazo, pero consiguió acoplarse.
Yo era un objeto de placer total, Mario no se movía porque quería que el trabajo lo hiciera yo, tenía que hacer el sube y baja sobre su verga, mientras Carlos entraba y salía en mi culo, y a la vez lamía el coño de Marta.
Mario no paraba de halagar mi arte para dar placer, decía que podría ser una estrella porno y una de las putas más cotizadas de Madrid y cosas así. Cada vez que decía estas cosa, Carlos me ensartaba con más dureza, y las dos pollas, chocaban en mi recto y útero pudiendo notar como se juntaban dentro, tocando la membrana que los separa.
Yo estaba en el séptimo cielo encadenando un orgasmo detrás de otro, y pugnando por tragar toda la enorme cantidad de flujo que salía del coño de Marta (debía ser por el embarazo).
Mario además no paraba de chuparme las tetas, jugando con los piercing de mis pezones y aprovechando para pellizcarlos poniéndolos duros como piedras. También me daba tirones de los piercing del clítoris y ombligo, cosa que incrementaba mi placer.
Al cabo de unos minutos, Carlos se corrió en mi culo, mientras que Mario lo hizo en mi coño. Se salieron de mí, y yo me quedé exhausta por el esfuerzo. Aún así me hicieron a mí sola sin Marta, limpiarles las pollas con mi boca.
A continuación, Mario le dijo a Marta que me limpiara el coño y el culo con su lengua. Nos quedamos en la cama. Yo estaba como ida del placer recibido y Marta me lamía como una gatita lamiendo de un bol con leche.
En esto que Mientras Carlos se ponía el boxer, Mario le dijo que quería que viera algo antes de irse. Puso un DVD en el equipo que teníamos en la habitación del hotel, yo desde la cama podía ver la tele mientras Marta me comía el coño, así que no di crédito a lo que el cabrón de Mario le iba a poner a Carlos. Yo sabía que se había traído el DVD con mis andanzas, pero pensé que era para que lo viéramos solos sin nadie más.
Eran todas las grabaciones de mis polvos en la consulta de Mario, (incluyendo el primer día que me folló, y donde acepté todas las condiciones que me puso para llegar a convertirme en la puta que era, se recomienda leer Cap. I) y los polvos en casa de Ana y Mario del último año. Yo sabía que cuando follaba me grababa, pero pensé que era para evaluar los cambios en mi comportamiento y en mi cuerpo, y que no sería para que los viera mi ex.
El pobre Carlos tenía la cara desencajada. Pudo comprobar como me entregué a Mario en cuerpo y alma, estando felizmente casada con él, sin conocerle previamente, y por un polvo de mierda que me echó en su consulta.
Pudo comprobar como manipuló mi cuerpo a su antojo con dietas, hormonas, y cirugía. Como me inició en el tabaco y en la bebida, por no hablar de la cocaína. Como me hice bisexual voluntariamente, porque me impusieron joder con mujeres. Y también como me alejó de mi familia y como me hizo perder el trabajo.
Pudo comprobar como me jodí con Ana a dos negros enormes (Cap. X) o como me jodieron a mí dos lesbianas marimachos en colaboración con Ana (Cap. V). Es decir, pudo ser testigo de todo mi amplio repertorio en el arte de follar.
Yo creo que lo que más le dolieron fueron dos cosas:
El que yo permitiera desde el principio que me hiciera una ligadura de trompas para no tener más hijos (el pensaba que me quedé estéril por una enfermedad) y el que me acostara con su hermano, ya que aunque evidentemente no grabaron cuando se la mamé en un restaurante (Cap. IV), si grabaron cuando me acosté con él dos veces en casa de Ana (Cap. IV y IX).
Todo aquello fue demasiado para Carlos, se le saltaron las lágrimas, empezó a vestirse y cuando terminó de hacerlo, como un resorte fue hacia mí, me propinó un hostia en la cara apartando a Marta de mi coño, y me llamó puta y me dijo que como volviera a acercarme a nuestro hijo o a él me mataría a golpes.
Cuando se iba intentó darle otra hostia a Mario, pero éste le sujetó el brazo parando el golpe, y le dijo que no se pusiera así que no merecía la pena por una puta, así que teniendo en cuenta que Mario era mucho más fuerte que Carlos, mi exmarido, decidió coger la puerta y marcharse, aunque eso sí, llamándole cabrón.
Yo estaba sangrando por el labio, me levanté, me quedé mirando a Mario llorando mientras el me devolvía una mirada de desprecio.
Le dije que como podía haber hecho una cosa así, que admitía que conmigo hiciera lo que quisiera, pero que acababa de destrozar a mi familia, que como se creía que iba a reaccionar Carlos con su hermano recién casado por cierto, después de lo que había visto.
Me contestó que eso a él le daba igual, y que la culpable era yo, que yo me cepillé a mi cuñado y que ya era mayorcita para saber lo que hacía. Pero que de todas formas que a mí que mas me daba después de todo Carlos antes del DVD, ya había comprobado lo puta que era con mi comportamiento durante toda la noche.
Entonces me puso un vodka y me extendió dos rayas de coca para que me animara.
Como una autómata me tomé el vodka de un trago y me esnifé las dos rayas. El se puso de nuevo cachondo, supongo que por lo que hizo con Carlos y mi total sumisión hacia él, así que se empalmo de nuevo, me llevó a la cama donde estaba Marta me abrió las piernas se puso encima mío y empezó a follarme de nuevo. A Marta la dijo que pusiera su coño sobre mi boca porque quería que yo se lo comiera.
Me embestía con todos sus ganas, mientras yo le comía el coño a Marta como un robot.
A pesar de la copa y la coca, mi cabeza daba vueltas pensando en lo que había hecho con mi vida y la de los míos. Mi esperanza era que Carlos no se hundiera, por el bien de nuestro hijo, al que yo había abandonado con sólo dos años.
También pensé en mis padres, en lo bien que se portaron siempre conmigo y en todo lo que se gastaron en mi educación. Una cosa estaba clara, ya jamás podría volver con mi familia, no después de que Carlos se enterara que me acosté con su hermano varias veces.
Finalmente, Mario se volvió a correr en mi coño y Marta en mi boca, entonces Mario empezó a reírse y como veía que lloraba, mientras me acariciaba la cabeza me decía, Sonia no llores, tu para lo que vales es para follar y con ese culo y ese coño vas a ganar mucho dinero, hazte a la idea de que has empezado una nueva vida y que todo lo vivido antes hasta que me conociste. Fue un tremendo error. Yo asentí con la cabeza, por el miedo que tenía a Mario, mientras hacia pucheros como una niña.
Después de tan intensa noche, Mario y Marta se quedaron dormidos. Yo me fui a mi habitación, y no pude dormir nada por todo lo ocurrido, y por la coca, que me obligó a esnifar Mario tan tarde. Por lo que me quedé toda la noche dándole vueltas a la cabeza.......
Continuará.
Se agradecen comentarios.
Autor: Corsarionegro
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