De esposa ejemplar a puta de lujo (16)

Sonia convence a Marta para que se vaya con ellos a Palma. Además en la consulta de Mario, este la entrega a otro hombre, que en el futuro tendrá una influencia decisiva en su vida.

Pasaron unos días y volví a ir al club al estar ya recuperada de los piercing y de la paliza que me propinaron Mario y sus dos amigos cuando me follaron salvajemente. Por cierto su dos amigos me pagaron lo que me prometieron, pero Mario no lo hizo, me dijo que ya iba en lo que me daba todos los meses.

El primer día que fui me encontré con Marta en la sauna. A pesar de estar ya embarazada de casi 7 meses, seguía acudiendo al club para practicar los ejercicios que le recomendó su médico y facilitar el parto.

Nos dimos dos besos, como estábamos desnudas me vio todo el cuerpo, y me dijo que estaba magnífica que se me veía más delgada y que le gustaban mucho todos mis nuevos piercing y el tatuaje sobre mi trasero.

Entonces la comenté que Mario quería que nos acompañara a Palma una semana de vacaciones, aunque le advertí que si lo hacía el degenerado de Mario haría con ella lo que le diera la gana a pesar de estar embarazada.

Ella me contestó que estaba muy pesada por el embarazo y que no sabría que decirle a su marido, porque habían acordado que no se irían de vacaciones por su embarazo. Le contesté que no se preocupara que Mario después del todo era ginecólogo y que le contara a su marido que iba con una amiga a descansar, que si quería que me lo presentara.

Al final conseguí convencerla y al salir del club por la tarde a última hora, nos fuimos a un bar cerca de su casa donde paraba normalmente su marido.

Allí estaba él, nos presentó, era un tipo de unos 45 años, bastante gordo, no me extraña que Marta estuviera colada por Mario. Su marido que se llamaba Juan, se quedó prendado por mí. No había más que verle, le dijo a su mujer que no sabía que tuviera amigas tan jóvenes y modernas. Como acababa de salir del club y era verano, llevaba unos vaqueros azul claro, marcando la hendidura de mi sexo y un top rojo sin sujetador marcando mis 95 de pecho.

Su mujer le contó que le gustaría venirse conmigo una semana a Palma, que estaríamos con mis padres y que le vendría bien para relajarse al final del embarazo.

El me miraba embobado todo el cuerpo, los tatuajes y sobre todo el piercing de la lengua, yo empecé a sobarle por todos lados, diciéndole que la dejara venir, y claro nos dijo que si. Desde luego el efecto de mi cuerpo en los hombres era y es demoledor.

Al día siguiente en el club, le dije a Marta que Mario quería que ella cumpliera una serie de normas durante el viaje, y que si no las cumplía no podría venir. Me contestó que haría lo que fuera. Las normas eran:

Primero que se pusiera también piercing, pero que como con el embarazo no podría en los pezones y el clítoris que tendría que hacerlo en la lengua y el ombligo, y que además quería que se pusiera un tatuaje sobre el trasero como el mío.

Me contestó que si pero que como se lo explicaría a su marido. La dije que le contara que tenía un ataque de celos por como me miró el día anterior cuando nos presentó, y que notó que le gustaban mis piercing y tatuajes y que por eso se los puso.

Segundo que vistiera ignorando su embarazo, es decir, que mientras durara la semana usara la misma ropa que antes de estar embarazada, nada de ropa premama, incluidos los bikinis.

Me contestó que había engordado 10 Kg. y que no sabía si le valdría. Le contesté que si le valdría, pero que todo el tiempo tendría que ir con la barriga fuera porque sólo podría ponerse Tops y que las faldas y pantalones se los tendría que abrochar por debajo de la tripa. Que en definitiva Mario quería que fuera montando el numerito por donde pasara, porque le excitaba que una mujer madura embarazada llamara la atención de esa forma.

Me dijo que le daría mucha vergüenza pero que lo haría.

Cuando salimos del club, la llevé al sitio donde me anillaron y tatuaron a mí. El chico alucinaba con que una mujer madura y embarazada, quisiera hacerse aquello.

Se quedó sólo en bragas en la camilla. Para tatuarle una rosa igual que la mía en la espalda lo pasó mal porque con la barriga no se podía poner boca a bajo teniendo que estar de lado.

Los piercing de la lengua y el ombligo eran iguales que los míos, se quejó del dolor pero aguantó. El chico dijo que le daba mucho morbo verla embarazada con los adornos que la había puesto.

Por último le pedí al chico que la pusiera otro piercing en la nariz, le puso uno que quedaba como una bolita metálica en una aleta de la nariz.

Yo me puse muy cachonda, al verla con los piercing a su edad, y casi desnuda con su cuerpo tan cambiado por el embarazo. Además llevaba un par de meses sin hacerlo con una mujer.

Marta tenía una barriga tal, que ella misma ya no podía verse su sexo depilado, las tetas las tenía más caídas y más grandes, con los pezones como dilatados, y el trasero más grande. La cara como más ancha y los labios mas gruesos.

Después le dije a Marta que Mario me había pedido que me hiciera unas rastas para llevarlas en Palma ya que no tendríamos mucho tiempo para ir a la peluquería. Así que también se las podía hacer ella porque a Mario le gustaría.

Para los que no lo sepáis las rastas son los peinados típicos de los jamaicanos, es decir, quería que me peinara al estilo Bob Marley como las Africanas. Que le daba morbo porque parecería mas guarra todavía.

Así que nos fuimos a una peluquería especializada que está por la Gran Vía. Como Mario no quería unas rastas definitivas, nos hicieron unas que duraban unos 15 días.

Al querer que duraran 15 días nos tuvieron que enredar y coser el pelo a trenzas utilizando hilos de nylon, tratando luego las trenzas con una especie de silicona o cera caliente que las moldeaba, y que luego al enfriarse y solidificarse nos dejó el pelo con las típicas trenzas a lo Afro.

Después de dos horas me dejaron el pelo como el que lucía Bo Derek en la famosa película la mujer 10. Nos dijeron que para mantenerlo simplemente retiráramos el exceso de agua con una toalla después de ducharnos o bañarnos en la playa o piscina, y que nos agregáramos un poco de una cera que nos dieron al término de cada lavado. Que no usáramos Champúes que el cuero cabelludo por si mismo se limpiaría sólo.

Las rastas nos daban un aspecto más juvenil, sobre todo a Marta, y aunque no teníamos muy claro si podríamos estar sin lavarnos la cabeza sin champú tanto tiempo la verdad es que iba a resultar muy cómodo.

Estaba tan cachonda que me llevé a Marta a casa para hacerla el amor, aprovechando que Mario tenía partida de cartas con los amigos y llegaría tarde.

Al llegar, nos desnudamos en la habitación y nos quedamos desnudas mirándonos y tocando nuestros cuerpos que tanto habían cambiado en pocos meses.

Me dijo que le gustaban los piercing y el tatuaje porque le daban un toque perverso y la hacían parecer más joven, y que cuando tuviera a la niña, se pondría el resto para quedar igual que yo.

Mientras nos mirábamos, me comentó que tenía envidia de mi cuerpo que los siete meses de embarazo habían hecho mella en ella, se sentía pesada, gorda, nada ágil, y poco erótica, le daba cierta vergüenza que Mario la viese así. Estaba confusa y nerviosa.

Yo mientras tanto le tocaba los pechos y la decía que estaba preciosa, y que la tenía envidia porque Mario la había hecho un hijo y que a mí sólo me quería para follar y que por eso me esterilizó.

La llevé a la cama y empecé a chuparle los pezones como si fuera su bebé, no conseguí que saliera leche, todavía era pronto.

Después fui bajando hacia su depilada vagina. Estaba muy dilatada por el embarazo, a simple vista se la veían los labios menores. Empecé a lamérsela muy dulcemente, mientras con una mano tiraba de su clítoris. Ella gemía de placer rogándome que siguiera, me dijo que su marido no la tocaba desde el tercer mes de embarazo y que estaba muy salida.

Cogí un vibrador de unos 20 cm y se lo metí por el culo mientras le lamía el coño, ella estaba en éxtasis, y yo cachóndisima porque nunca lo había hecho con un embarazada.

Como no podíamos hacer un 69 por su tripa y yo quería disfrutar, cuando ya se corrió un par de veces, le saqué el vibrador del culo, y yo me puse uno de correas doble por cada lado, así yo también gozaría.

La puse a 4 patas y empecé a follarla por el coño con fuerza, me dijo que la hacía daño y la contesté que se fuera preparando para el viaje a Palma que Mario no tendría piedad de ella.

A la vez que la follaba el coño la metí el vibrador por el culo, le costaba bastante entrar en esa posición, y me rogó que no se lo metiera que estaba toda llena, entre el embarazo y mi follada por el coño no podía aguantar con el culo ocupado también. Yo no hice ni caso y se lo metí mas adentro dio un grito, pero al final aguantó.

Cuando nos corrimos empecé a besarla en la boca, mientras nuestros piercing chocaban en nuestras lenguas. A ella le dolía porque lo tenía muy reciente. Luego me encendí un cigarro y le ofrecí uno. Ella dijo que había dejado de fumar durante el embarazo a pesar de que antes fumaba un paquete diario, entonces la contesté que por uno no pasaba nada, además la comenté que Mario la obligaría a fumar.

Después del cigarro se vistió se cogió el coche y se fue a casa, desde luego su maridito iba a flipar con los piercing, el tatuaje y el peinado a lo Afro.

Pasaron los días, y cuando quedaban sólo un par de días para irnos a Palma, Mario me dijo que quería comprobar mi peso y medidas en la consulta y que fuera al día siguiente al medio día. Que además quería que conociera a alguien.

Esos 15 días los pasé fatal para perder los 3 kilos que me faltaban, hice mucho ejercicio para quemar calorías, comí todavía menos, manteniéndome a base de batidos vitaminados y agua en desayuno y cena, tomando sólo una ensalada para comer.

Además los diuréticos y laxantes que me recetó Mario, me hacían perder muchos líquidos y me quedé muy débil y encima no sabía si habría perdido los 3 kilos porque a Mario le valía lo que pesara en la balanza de su consulta.

Según la balanza de casa, había perdido 3,5 kilos, pero a mi la ropa me quedaba igual, por el tratamiento hormonal no bajaba casi medidas de cadera y pantalones y faldas como eran muy bajos para dejar ver las gomas de las bragas se ajustaban en la cadera y no en la cintura que era donde baje medidas, y como de pecho no podía bajar al ser de silicona, sujetadores, blusas, etc., me quedaban igual.

Al día siguiente fui al medio día a la consulta, vestida con una minifalda blanca muy ajustada a mitad de muslo, con unas bragas rojas para que se transparentaran y un top blanco, también muy ajustado que me permitía no usar sostén, marcando mis oscuros pezones. Me puse también unas sandalias de 12 cm de tacón.

Estaba nerviosa porque no sabía a quien quería Mario que conociera y como me imaginaba lo peor, me esnifé un par de rayas de coca antes de salir, para darme fuerzas.

Llegué a la consulta que por cierto está dentro de una clínica privada, y le conté a la enfermera que era la compañera de Mario y que me esperaba. Me sonrió y me contestó que me estaban esperando.

Entré con ella en la consulta, y Mario estaba con un hombre de unos 50 años, con pelo blanco pero se notaba que se cuidaba ya que estaba delgado. Se llamaba Paco.

Cuando entré con la enfermera, Mario nos presentó, le dijo a la enfermera que me fuera desnudando, yo a esas alturas ya había perdido la vergüenza de desnudarme delante de la gente. La enfermera se reía mientras le daba la ropa.

Mario y Paco estaban mirando toda la colección de fotos que tenía Mario de mí desde el primer día que entré en su consulta, hasta ahora.

El tal Paco no se lo creía, le preguntaba ¿pero como que esta mujer es la misma que esta otra y sólo han pasado 11 meses?, Mario se reía y decía que yo era su obra maestra, que nunca había conseguido un cambio mental y físico tan brutal en una mujer en tan poco tiempo. Le contó que me había divorciado, dejando a mi marido y mi hijo por él, que dejé un trabajo como jefa de auditoría en una auditora muy importante por el puterío y que era muy sumisa que siempre hacía todo lo que me decía.

Después de la charla me levantó, me puso de pie, me pesó y empezó a tomarme las medidas, yo estaba muy nerviosa, pero empezó a reírse y me dijo que lo había conseguido.

Luego me indicó que empezara a mostrar mi cuerpo a Paco, empezando por mi coño por lo que separé mis labios descubriéndole mi clítoris adornado con el piercing. Luego me puse en el suelo a 4 patas y me abrí el culo con las manos para que pudiera ver mi entrada anal.

Mientras tanto Mario hablaba con Paco diciéndole:

Fíjate Paco que obra de arte, he conseguido que pese lo mismo ahora que cuando la conocí, pero en aquella época era un palo, y ahora es todo curvas, miento ahora pesa un kilo mas, pero ese peso es de las tetas de silicona.

En septiembre 54 Kg. con 75-45-75.

En Enero 66 Kg con 95-65-78.

En Junio.62 Kg. 92-63-95.

En agosto 55 Kg. 91-58-95.

No está nada mal para su 1,72 m de estatura.

Además si la miras bien es igualita a la chica Wonderbra, esta que tiene las piernas más largas del mundo. Si tío es cierto, ¿Cómo lo has conseguido?. Con un tratamiento de hormonas, 7 operaciones de cirugía estética y dietas de engorde y adelgazamiento brutales todo, en sólo 11 meses. Ahora para aguantar ese peso tiene que hacer una dieta salvaje, cuando hace un año comía de todo y era su peso normal.

Ha quedado tan estilizada como una modelo, en todo, marcándosele incluso las costillas y omóplatos, salvo en tetas y caderas que son como las de las actrices porno.

Después de eso, le dijo a la enfermera que me pusiera un enema, y que me hiciera beber dos litros de agua, y que sin dejarme orinar la volviera a llevar a la consulta, pasada una hora después de beber el agua.

Ya me había puesto un enema otra vez y lo pasé fatal, me metió el tubo de plástico por el ano, y me insufló el agua dentro, a los 15 minutos con ella delante, me dejó evacuar, todo el agua y mis excrementos.

Luego me hizo beber los dos litros de agua de golpe, me costó Dios y ayuda, ya que mi estómago se había reducido mucho por la dieta que me hacía llevar Mario.

Me dejó en una habitación, una hora, en la que me di cuenta que además de convertirme en la puta de Mario, me había convertido en una especie de experimento clínico. A la hora me llevó de nuevo con Mario y el tal Paco a la consulta, me quedé de rodillas en el centro y la enfermera se fue.

Les dije que me dejaran orinar, que no aguantaba más (entre los 2 litros de agua y los diuréticos que me hizo tomar Mario, iba a reventar) pero me dijeron que me callara.

Paco empezó a tocarme y mirarme los piercing y los tatuajes, diciéndole a Mario que me había adornado con mucho gusto, sin caer en la vulgaridad. Aunque las rastas a lo Afro si dijo que me daban un toque vulgar.

Mario le contestó que según el gusto de con quien me acostara me los podría quitar todos salvo el del clítoris que necesitaba una cizalla. Se entretuvo especialmente en el del clítoris, dándome tironcitos del aro que me ponían a mil, y que el peinado no era definitivo que quería que lo llevara así unas semanas pero que luego me lo podría cambiar.

Les pedí que me dejaran orinar otra vez, pero se negaron, y les dije que al menos me dejaran fumar que llevaba 2 horas sin hacerlo. Mario me propinó un bofetón en los morros, diciéndome que me callara, que era hora de follar.

Se bajaron los pantalones y Mario me ordenó que le mostrara a Paco todas mis habilidades. Se la cogí y empecé a mamársela. La polla de paco mediría unos 18 cm, pero era muy gruesa, casi no podía metérmela en la boca.

Estábamos en el suelo, Paco con las piernas abiertas delante de mi cara mientras se la mamaba, y Carlos metiéndomela por el culo sin contemplaciones.

Yo me estaba empleando en serio con Paco, y le hice lo que Tai le hizo a Mario. Empecé a lamerle el ano, metiendo mi lengua hasta donde llegaba y luego mientras le lamía los huevos y le mamaba la polla, le metía los dedos en el culo. Yo no sabía si me daría un bofetón o le gustaría pero finalmente le gustó.

Era la primera vez que lo hacía, y me costó bastante meterle los dedos por el culo, se veía que ese agujero no lo usaba mucho, las mujeres lo tenemos más laxo.

Mientras tanto Mario me daba por el culo como si quisiera sacarme la polla por la boca, dándome azotes bastante fuertes en el trasero con las palmas de sus manos.

Yo en todo momento estuve mirando a Paco a los ojos, y le enseñaba el piercing de la lengua siempre que podía para excitarle todavía mas.

Primero se corrió Paco en mi boca, yo me tragué todo su espeso semen y mientras Mario me seguía dando por el culo, me aseguré de limpiarle lo mejor posible la polla.

Al cabo de unos minutos lo hizo Mario dentro de mis inmaculados intestinos por el efecto del enema, quedando luego semen rebosando de mi ano. Yo me estaba orinando y ya no podía aguantar mas.

Después de limpiarle la polla a Mario con mi boca, les supliqué que me dejaran orinar que me lo iba a hacer encima, que haría todo lo que quisieran pero que me dejaran orinar.

Mario se sonrió, llamó a la enfermera y le dijo que le trajera una palangana de las limpiadoras. Al entrar la enfermera se me quedó mirando como quien mira a una puta y me puso la palangana al lado.

La enfermera se fue, y Mario me dijo que si tenía ganas de mear que lo hiciera en la palangana de plástico.

Le dije que con ellos delante me daba mucha vergüenza, y me contestó que o lo hacía así o no meaba, le miré como suplicando que me dejara ir al baño, pero le daba igual, así que mientras ellos se reían, me puse en cuclillas como las perritas, Mario me dijo que abriera bien las piernas cosa que hice todo lo que pude, y encima de la palangana empecé a orinar.

Estuve por lo menos un par de minutos y la llené hasta el borde, ellos se reían y decían que parecía mentira que desde un tripa tan estrecha pudiera salir tanto líquido, y que era muy bonito el brillo de mi piercing del clítoris provocado por el pis.

Fue realmente humillante, y mas si tenemos en cuenta que Mario lo tenía planeado desde el principio cuando me hizo beber los 2 litros de agua.

Con el numerito se pusieron cachondos, y se empalmaron de nuevo, entonces me tumbaron en el suelo y empezaron a hacerse una cubana con mis tetas. Se iban turnando, y después me pusieron a 4 patas pero justo debajo de mi cabeza pusieron la palangana con mi pis, estaba llena hasta el borde.

Después empezaron a alternarse, metiéndomela en el culo o coño, pero eso sí me metían la cara en el pis empujándome la cabeza dentro de la palangana, yo pensaba que me ahogaba.

Simultáneamente me daban azotes en el trasero y me insultaban, llamándome puta, zorra, guarra, y cosas así. Se me saltaban las lágrimas por el dolor que provocaban los azotes y la humillación.

Tardaron mucho en correrse, ya que era la segunda vez y encima se alternaban. A pesar de la situación yo tuve bastantes orgasmos, probablemente me excitaba toda la humillación a que me estaban sometiendo.

Primero se corrió Paco en mi culo, y luego Mario en el coño. Cuando me dejaron Mario me dijo que se las limpiara con la boca, pero me dio un clinex para que me limpiara la cara de meados y no ensuciarles.

Cuando les limpie las pollas, Mario llamó a la enfermera, y le dijo que me llevara a un a baño a que me duchara.

Mientras venía, se pusieron a hablar entre ellos. Su charla fue mas o menos así:

Paco: Desde luego Mario, la puta además de estar buenísima, acepta todo, es sumisa y maneja los tres agujeros como nadie. Es todavía mejor que Ana cuando la conocí. Esta me haría ganar mucha pasta, además las españolas están muy cotizadas.

Mario: Además es capaz de hacer penetraciones triples, con tres tíos a la vez, en los tres agujeros. Toma este DVD, están grabadas sus folladas en casa de Ana, aquí y en mi casa. Ya verás lo guarra que es.

Paco: Pues tío cuando te canses de ella, pásamela ya que llegaré a un acuerdo con ella para que trabaje para mí.

Paco: Te pagaría una buena cantidad por ella, por cierto ¿está sana?.

Mario: Sí, es una mujer que no ha cometido ningún exceso hasta hace un año, la obligo a hacer aeróbic todos los días, y salvo fumar, alguna raya de coca, y algunas copas, se puede decir que lo está. Ya te la venderé cuando me canse de follármela. Además es joven, el mes que viene cumplirá 29 años, luego le quedarían unos 5 o 6 de rendir al máximo nivel.

Después el tal Paco me puso de pie y empezó a tocarme el trasero, tetas, coño, vientre, como queriendo comprobar mi estado. Me abrió la boca y se puso a mirarme los dientes.

Le dijo a Mario que me faltaban todas las muelas del final. Mario empezó a reírse y le dijo que me obligó a sacarme 8 muelas como a las modelos, para tener la cara estilizada, y para que me entraran las pollas hasta la garganta. Paco se quedó impresionado de mi devoción por Mario.

Hablaban de mi como si fuera una mercancía, sin importarles para nada mi opinión o sentimientos, quizás era lógico, porque ya no era más que una puta y yo lo tenía asumido, y no dije una palabra. Estaba claro además que Mario nunca sintió nada por mí, y que cuando se cansara me entregaría a Paco o a cualquier otro.

Mario había doblegado mi personalidad hasta tal punto que yo ya no sabía hacer nada por iniciativa propia, mas que ir de compras y follar, y me sentía indefensa si no le tenía cerca para protegerme.

Era consciente que ya no podría vivir sin la protección de un macho, ya fuera Mario, Paco o cualquier otro, porque tenía que mantener un ritmo de vida muy alto y ya sólo era capaz para ganarme la vida de follar con quien me dijeran.

Además mi creciente adicción a la coca que disminuyó mi capacidad para razonar con reflejos, y que Mario decidiese todo por mí, como lo que debía comer, como comportarme delante de los demás, que me pusiera en ridículo con gente delante llamándome ignorante, tonta, estúpida, torpe, etc., me quitó toda capacidad para tomar decisiones o llevar una conversación con alguien por simple que fuera, por miedo al ridículo o a que pensaran que era tonta, y eso que hacía unos meses en mi trabajo como auditora era capaz de dirigir un equipo de 50 personas.

Al poco rato, cuando llegó la enfermera a la consulta, la dijo: Acompaña a la guarra esta a que se limpie tiene un aspecto asqueroso. La verdad es que mi pinta era grotesca:

Mi melena rubia ceniza, empapada de meados, todo el maquillaje corrido por el pis, restos de semen en mis labios, e hilos de semen saliendo de mi coño y culo, era difícil caer mas bajo.

Me duché y cuando volví a la consulta Paco ya no estaba. Mario me dio la ropa, me vestí y nos fuimos a comer a un restaurante.

Me dijo que ya podía dejar los diuréticos y laxantes, y que podía volver a comer como ante de estos 15 días, con dieta estricta, para mantener el peso.

El tratamiento hormonal me lo quitaría en septiembre, porque ya el cambio de mi metabolismo sería irreversible, y que bebiera poco alcohol que me haría ganar peso, que si quería colocarme que tomara coca, que me quería con ese cuerpo en Palma.

Cuando terminamos de comer nos fuimos a casa, y le dijimos a Tai que preparara las maletas para el viaje con Marta a Palma.

Continuará.

Se agradecen comentarios.

Autor: Corsarionegro

Correo: corsarionegroesp@yahoo.es