De esposa ejemplar a puta de lujo (14)

Mario fuerza a Sonia a acostarse con él y otros dos tipos a la vez, obligándola además a que simule que no lo quiere hacer y que se resista, por lo que disfrutan y abusan de su cuerpo como les da la gana.

Cuando llegamos a casa me duché y le pedí a Mario que me dejara beber un batido de esos vitaminados, estaba muerta de hambre, me dijo que no, que me tomara un infusión y que no me preocupara, que pasaría hambre el primer mes, que con el tiempo mi estómago se haría más pequeño y que me acostumbraría a comer como me había marcado.

Me fumé un cigarro y me tomé una manzanilla (así me quité el hambre las primeras semanas, fumando más y tomando infusiones). Luego me metí en la cama con Mario. Por fin había conseguido mi sueño de dormir a su lado.

En los días siguientes me vi todos los vídeos y fotos de la famosa chica Wonderbra, y me convertí en una copia de ella, tanto de aspecto como en mi forma de moverme, de hablar, de fumar, etc. Me costó porque ella era Eslovaca e imitar su forma de reír, siendo española era difícil.

A la criada Tailandesa, la trataba como a una esclava, y cuando Mario estaba delante no tenía compasión con ella. Yo en la casa no hacía nada, lo hacía todo ella, e incluso la obligaba a bañarme y vestirme, por no hacer hasta le dejaba mis tampax en el suelo del baño para que los tirara ella a la basura. Además la obligaba a lavar a mano toda mi ropa interior, braguitas, sostenes, bodys, combinaciones, etc.

Nunca la llamaba por su nombre que sustituí por el de inútil. La hacía ir vestida siempre con una combinación negra transparente y bragas negras sin sostén, la pobre se moría de vergüenza, cada vez que tenía que abrir la puerta a alguien, y claro los chicos del Hiper se mataban por llevarnos las compras a casa.

Mario me estaba convirtiendo en una mujer vacía, simple y vaga, que lo único que tenía que hacer era dar placer a su hombre, ir de compras y pasarlo bien. Me acostumbré a gastar dinero como nunca y a no hacer nada en todo el día, mas que tomar el sol en la piscina toda la mañana, dormir la siesta, e irme al club a hacer aeróbic por la tarde.

Salía poco por las noches, sólo con Mario y generalmente los fines de semana, entre semana se iba con sus amigos por ahí.

En este primer mes con Mario, me di cuenta que le gustaba beber. Se iba pronto por las mañanas a la clínica, y no volvía nunca antes de las 12, pasado de copas. Se ponía violento y en más de una ocasión me pegó. Cuando venía bebido yo generalmente me limitaba a mamársela lo mejor que podía antes de que se durmiera.

Sólo llegaba más o menos sobrio si quería follar en serio, o quería montar algún numerito en público como el del cine.

Además en estos primeros días, me enseñó una variante al mamársela, que consistía en que me ponía la boca sobre su polla, y me empujaba la cabeza fuerte hacia abajo, su polla de 20 cm me llegaba hasta la faringe, mientras mi nariz se pegaba a su pelo púbico. Presionaba la cabeza a lo mejor durante 30 segundos para que no pudiera moverme. Esta práctica cuando cogí experiencia la hacía de improviso mientras se la mamaba.

El muy cabrón me dijo que además de para parecer más delgada, me había hecho quitar las últimas 8 muelas, para que pudiera hacerle eso sin hacerle daño.

Un viernes me dijo que esa noche vendría con otros dos médicos amigos de él, para follarme entre los tres, pero que le daba morbo que ellos pensaran que me lo estaban haciendo por la fuerza, así que quería que yo ofreciera una resistencia tan fuerte como si me estuviera defendiendo de una violación, por lo que me autorizó a defenderme con todas mis fuerzas incluso arañándoles y pegándoles a los tres. Además quería que gritara todo lo que pudiera (nadie me oiría por lo grande que es la finca).

Me comentó que llegarían a eso de las 3 de la mañana después de cenar y tomar copas en una barra americana, para que vinieran bien burros. Me dijo que yo les esperara en la cama como si estuviera durmiendo, vestida sólo con un camisón transparente negro y unas bragas negras debajo.

Yo cada vez me quedaba más sorprendida con la imaginación de Mario para ponerme en situaciones cada vez más morbosas. Ahora iba a vivir lo más parecido a una violación por parte de tres hombres.

No me quería maquillada y con el pelo recogido en una coleta sencilla, para no tener pinta de puta y parecer una chica decente. Me dijo además que a la criada esa noche la mandara a dormir a un hotel, porque no quería testigos de lo que pudiera ocurrir.

A eso de las 9 de la tarde Mario llevo a Taí a un hotel y se fue a cenar con los dos médicos, yo me quedé en casa viendo la tele. A las 11 me duché, me peiné como quería, me quité el piercing del ombligo y la pintura de las uñas, y por supuesto nada de maquillaje.

Tenía miedo, nunca había estado con tres hombres a la vez y escenificar como quería Mario una violación, implicaría que me pondrían la mano encima seguro. Me esnifé varias rayas de coca, para darme ánimos y perder el miedo, porque desde luego Mario no se andaría con bromas.

A la 1 me tumbé en la cama e intenté dormir algo hasta que vinieran, pero no podía. Aunque en una ocasión estuve con dos negros enormes y Ana a la vez, esto era distinto, porque simular un violación, implicaba que al resistirme con todas mis fuerzas me harían daño, y para conseguir follarme me tendrían que pegar, y eso me daba pánico.

A las 3:30 escuché un par de coches que llegaban y el cerrar de la puerta, me esnifé rápido otras dos rayas y me quedé en la cama haciéndome la dormida. Les escuché hablar, estaban bastante bebidos y Mario les decía que se iban a quitar ahora el calentón de la barra americana con su compañera.

Entraron en la habitación y yo haciéndome la extrañada le pregunté con los ojos cerrados qué qué hacía cuando encendió la luz de repente, y con los otros dos tipos delante, levantó la sábana que me cubría y me dejó a su vista mientras contemplaban mi cuerpo sólo tapado por el camisón transparente y las bragas.

Yo intenté taparme y les grité que estaban borrachos y que se fueran. Los dos amigos eran dos tipos de unos cuarenta y tantos, con barriga cervecera y muy grandes. No bajaban de 1:90 y pasarían por lo menos 100 Kg, pero sin músculo todo grasa.

Entonces Mario se abalanzó sobre mí, me rompió el camisón y me dejó en bragas, yo le propiné un bofetón llamándole cabrón y el me respondió con una hostia con la mano cerrada, me quedé conmocionada sobre la cama.

Me quitó las bragas y les dijo a los otros que podían hacer conmigo lo que quisieran. Uno comentó, tío tiene un tatuaje encima el coño y lo lleva depilado. Mario dijo que era porque el me lo había pedido. Mientras tanto el otro decía, joder está buenísima y menudas tetas tiene es impresionante.

Yo me recuperé y como una loca les empecé a llamar cabrones y a decirles que no me tocarían. Uno dijo que no quería que le acusaran de violación que estaba casado y Mario le respondió que por la cuenta que me traía no hablaría.

Empezaron a bajarse los pantalones, y pude ver que ya estaban empalmados. Cuando se acercaron a mí empece a forcejear a intentar arañarlos y a darles patadas, la coca me dio la valentía necesaria para actuar así, porque con tres tíos borrachos y salidos perdidos tenía todas las de perder. Estaban cachondos a tope y aquello no había quien lo parara.

Uno de ellos me dio otro bofetón y Mario me dijo que le mamara la polla. Me negué diciéndole que no era una puta y sujetándome la cabeza agarrándome de la coleta me propinó otra hostia que me rompió un labio por dentro.

Entonces me abrió la boca y me la metió. Para que sus amigos no pensaran que era una experta mamadora, era él quien metía y sacaba su polla, adoptando yo una actitud pasiva de dejarme hacer, mientras decía que como le mordiera me mataría a golpes.

Mientras uno me sujetaba por la espalda, el otro por detrás me la metió por el coño. Yo no estaba mojada, por el nerviosismo y por los golpes. Movía el trasero como queriendo impedir que me penetrara y Mario le dijo que se quitara el cinturón y que me sacudiera en el trasero.

Cogió un cinturón de cuero y empezó a azotarme con fuerza, hasta ese momento nunca me habían azotado, y dolía horrores, entre otras cosas porque también lo hacía en la espalda.

Cuando se le cansó el brazo me la volvió a meter embistiendo como un animal, y como yo me resistía me hacía mucho daño en la vagina. Mientras tanto Mario, no pudo contenerse y se corrió en mi boca. Yo intenté escupir su leche y me dijo que me la tragara toda mientras me daba otro bofetón.

Entonces el que faltaba ocupó el lugar de Mario en mi boca, que empezó a follarla salvajemente. Aunque yo la habría todo lo que podía me ahogaba por la brutalidad con que lo hacía.

El que se corrió a continuación fue el que me la metía por el coño, ocupando su lugar Mario por el culo metiéndomela de golpe. Yo grite con todas mis fuerzas llamándoles Hijos de Puta, a lo que el que ahora estaba libre correspondió con otra somanta de correazos, coincidiendo con la corrida del que me follaba la boca. El tío estaba tan caliente que me atraganté con tanta leche.

La verdad es que me estaban moliendo a golpes, y no paraban de insultarme, llamándome zorra, puta, guarra, y lo que les daba la gana. Yo lloraba por el dolor que era insoportable.

Cuando todos se habían corrido ya en boca, coño o culo, me hicieron mamársela para recuperarles, y Mario dijo que no iban a tener otra oportunidad como esa para hacer una triple penetración a una tía tan buena, así que se sortearon a los chinos que agujero les tocaba.

Yo les rogaba que eso no, que haría lo que quisieran pero que eso no, mientras lloraba como una niña asustada por la impotencia y por lo que iban a hacerme aquellos bestias.

Intenté resistirme de nuevo pero cuando Mario me iba a sacudir otra hostia, le grité que vale que no me pegaran mas, que lo haría, entonces el respondió que por fin iba comprendiendo de que iba esto.

Uno de ellos se tumbó en la cama y Mario sujetándome desde arriba me dejo caer sobre su polla de golpe. A continuación el otro me la metió por la boca, y por último Mario lo hizo por el culo, mientras yo abría las piernas para dejarle sitio.

Los tres empezaron a bombear a lo bestia, la polla que tenía en el coño me empujaba para arriba, y Mario que estaba en el culo para abajo, y el que estaba en la boca me agarraba la cabeza y empujaba como si le fuera la vida en ello.

Yo en ese momento empecé a tener orgasmos en cadena, era como un objeto programado para dar placer, y que lo recibía aunque a los tipos que me lo daban les importaba una mierda.

Me daban mareos, nunca me había sentido tan llena por mis tres agujeros a la vez, mientras me decían que después de todo iba a resultar que era una buena puta.

Como tardaban en correrse, porque los tres ya lo habían hecho antes, sobre la marcha decidieron turnarse, de tal forma que cada uno llegara a estar en los tres agujeros mientras me follaban simultáneamente los tres.

Esto alargó la penetración triple hasta una media hora, que se me hizo eterna, sobre todo por el esfuerzo que suponía tener la boca abierta salvajemente tanto tiempo.

Finalmente se corrieron todos dentro de cada agujero, y para terminar me obligaron a limpiarles las pollas con la boca. Ya no me resistí, era como un autómata sin voluntad.

Cuando terminé los amigos de Mario se acojonaron por lo que habían hecho, le dijeron a Mario que si les denunciaba tal y como tenía el cuerpo les buscaría la ruina. Entonces Mario les dijo que no se preocuparan, que sólo llevaba viviendo conmigo 20 días y que era una muerta de hambre, que seguro que si me ofrecían dinero, no hablaría.

Entonces Mario me propuso que me darían un millón de pts. cada uno si no hablaba, y que si lo hacía, que era difícil que me hicieran caso teniendo en cuenta que eran 3 médicos respetables, que lo mejor era que aceptara por mi bien. Yo acepté y les dije que no hablaría aunque eran unos Hijos de Puta.

Salieron los 3 de la habitación, yo me quedé en la cama tirada, rezumando semen por todos los sitios. Cuando Mario volvió a entrar en la habitación, me acurruqué en la cama tapándome porque tenía miedo de que me volviera a pegar.

Entonces me besó y me dijo que era la experiencia más morbosa que había vivido en su vida. Me cogió en brazos y me metió en el jacuzzi del baño de la habitación.

Me lavó y me curó las heridas de la cara y las señales de los correazos en la espalda y el culo. Me hizo una exploración vaginal y anal y me comentó que tenía múltiples desgarros, que me había resistido con todo el alma, me besó otra vez y me dio las gracias.

Me mandó antibióticos para evitar infecciones y me curó también mi sexo y ano con una pomada que me tendría que poner durante una semana todos los días.

A eso de las 6 de la mañana nos dormimos profundamente, yo estaba como si me hubiera violado un ejército, dolorida por todo el cuerpo, y en el fondo también en el alma, porque aunque me había ganado 3 millones, ya era difícil que pudiera caer más bajo como mujer. Me di cuenta quizás por primera vez que el oficio de puta era realmente duro.

Continuará.

Se agradecen comentarios.

Autor: Corsarionegro

Correo: corsarionegroesp@yahoo.es