De esposa ejemplar a puta de lujo (11)

Ana informa a Sonia de todas las operaciones de cirugía estética que se va a tener que hacer, porque ahora Mario quiere que se parezca lo mas posible a una modelo que le gusta. Al final Ana y Sonia terminan haciendo el amor apasionadamente.

Después de la noche de sexo con los dos negros, estuvimos durmiendo hasta las 6 de la tarde. Cuando me levanté, casi no podía cerrar las piernas y éstas casi no me tenían en pie.

No me sentía bien, me puse a orinar y me escocía mucho la vagina, y además tenía diarrea, probablemente por la profundidad de las penetraciones anales. Me duché como pude, me sequé y miré mi cuerpo en el espejo. Tenía moretones de chupetones y pellizcos, unas ojeras como nunca, y no tenía ganas de hacer nada.

Cuando salí del baño, Ana se estaba levantando y estaba más o menos igual. Me quedé tumbada en la cama en bragas fumando un cigarro, y pensando que ahora que no tenía obligaciones de ningún tipo, ni familiares ni laborales, podría entrar en una espiral muy peligrosa al poder estar todos los días de orgía en orgía.

Cuando Ana salió del baño duchada, se tumbó a mi lado y me dijo que en cuanto al sexo después de lo de anoche había demostrado estar ya a su nivel, tanto con hombres como con mujeres, que estaba orgullosa de mí, que en tan sólo 8 meses me había convertido en una auténtica Mesalina.

Nos levantamos y me dijo que teníamos que ir al club, que hoy sólo tendríamos masaje, rayos UV y sauna. Yo le dije que no quería ir que estaba muerta, y me respondió que eso era sagrado para mantener nuestra belleza después de excesos como los de anoche.

Entonces vi que se hacía dos rayas de coca. Le pregunté que si consumía mucha, me contestó que no. Que cuando se levantaba sólo si había pasado una noche tan brutal como la de ayer, porque se quedaba nueva en 15 minutos, y por las noches otro par de rayas si tenía que atender a muchos clientes, para así poder aguantar toda la noche follando. Si eran pocos clientes o de sexo clásico en esa noche no tomaba.

Me invitó a meterme dos rayas, que ya vería como me quedaba nueva pero me advirtió que si a partir de ahora quería mas que me la comprara ya que costaba un riñón. Me las esnifé, nos vestimos, y cuando terminamos de comer algo en la cafetería del club, ya estaba nueva, como si hubiera dormido 10 horas, y con ganas de marcha. La coca me dejó como nueva.

Después de la sauna, Ana se duchó y se vistió, me dijo que se iba a trabajar, que le habían citado 4 clientes para esa noche. Yo me quedé en la cafetería tomando un café y fumando un cigarro, cuando me encontré con Marta.

Le pregunté qué qué tal iba su embarazo, me dijo que bien que ya estaba de dos meses y que su marido se había tragado que era hijo de él.

Cené con Marta, me dijo que a pesar de todo todavía seguía enamorada de Mario y que no se lo podía quitar de la cabeza. Me dijo que le gustaría verlo y que ella asumía sola enteramente lo del niño, que por favor que si le veía se lo contara.

Nos despedimos con un beso apasionado en la boca, y Luego me fui sola a un pub donde sabía que pasaban coca, y compré para tomar en caso de que necesitara recuperaciones físicas rápidas como ayer. Ahí empezó mi adicción a la cocaína, la verdad es que en el mundo donde me movía y me muevo ahora, todo el mundo la consume para aguantar el ritmo las noches de juergas y sexo.

Al día siguiente ya estaba recuperada, y por la tarde cuando Ana se levantó, me contó lo que Mario quería de mi ahora.

Había decidido que me haría las operaciones siguientes:

El pecho para alcanzar una talla de 95, que me pondrían dos implantes de silicona de unos 400 gr cada uno.

Que me operaría también la nariz, según un modelo que el le había dado, para estrechármela.

Tendría que pasar por un cirujano maxilofacial, para que me quitara las dos últimas muelas de cada lado de la mandíbula, es decir las muelas del juicio y la anterior, si tenía todas las del juicio, en total serían 8 muelas.

Blanquearme todos los dientes, porque con el tabaco se me estaban poniendo marrones.

Seguir una dieta estricta para perder peso que Mario me marcaría cuando empezara a vivir con él.

Me quedé helada sobre todo con lo de la nariz y las muelas, que no entendía porqué todo eso. Me contestó que se había encaprichado con dejarme el cuerpo igual que el de las modelos de pasarela, y que ellas pasaban por todo eso.

Lo de la nariz era para darme un aire más nórdico a mi cara aprovechando mis ojos verdes y lo de las muelas para que la cara no tenga carrillos sea más estilizada y delgada. Que todas las modelos tiene ahora pómulos marcados, labios carnosos y carrillos hundidos para contrastar. Le contesté que sólo me quedarían 4 muelas en cada mandíbula para masticar, y me respondió que si quería irme a vivir con Mario, esto era ya lo último que tendría que pasar, y que sino lo hacía que no volvería a verle.

Acepté no me quedaba más remedio, después de todo lo que había pasado y perdido en el camino que me quitaran 8 muelas ya era lo de menos.

A continuación voy a relatar lo que suponían todas las operaciones que me quedaban, para que los lectores podáis ser conscientes de todo lo que pasé por Mario, y pido perdón por extenderme.

Al día siguiente fuimos al cirujano plástico, el me operaría los pechos y la nariz (mamoplastia de aumento y rinoplastia). Nos dijo que el no era partidario de ponerme una talla 95, porque era demasiado, las prótesis pesarían al yo tener una 75, 400 gr, cada una y que podría tener dolores de espalda por el peso. Que me recomendaba máximo una 90, pero Ana le dijo que sus prótesis eran de 95 y no le dolía la espalda y que se veía muy bien, así que le pedimos la 95.

El médico me avisó además que un pecho tan grande podría producirme complejos, porque todo el mundo me miraría ahí, pero yo le contesté que eso me daba igual.

Cuando hablamos de la nariz, Ana ni corta ni perezosa le sacó una foto de una modelo Eslovaca de lencería, que anunciaba el Wonderbra, y dijo que quería esa nariz. El médico dijo que sería fácil, que era un modelo de nariz clásico de las mujeres de Europa del este. Que tendría que estrecharme y alargarme algo la mía, remodelando huesos y cartílago.

A continuación como ya estaba desnuda, empezó a sacarme fotos del tórax y de la cara para que pudiera luego comprobar los resultados. Tal y como hizo cuando me operó las otras veces.

Nos contó que podía operarme de las dos cosas el mismo día pero que estaría varias horas en quirófano y que sería mejor esperar un mes entre ellas porque estaría muy molesta, pero Ana dijo que en Junio trabajaba y que no quedaba más remedio. Luego nos dijo como serían los postoperatorios y las instrucciones a seguir en los días siguientes a las dos operaciones.

En primer lugar no fumar el día anterior ni los 10 días después de las operaciones, sobre todo por la de la nariz.

En el caso de los pechos el área intervenida permanecerá inflamada unos días. Las areolas y otras zonas del pecho pueden tener la sensibilidad temporalmente alterada y puede existir una hipersensibilidad al tacto en los pechos. La vuelta a la actividad normal se puede realizar entre el tercer y séptimo día de la intervención, aunque las mamas permanecerán sensibles durante dos a tres semanas. En una semana se te permitirá ducharte y se te eliminarán los puntos de sutura. Los resultados se ven inmediatamente. Se ha de volver a la consulta del cirujano para que éste evalúe los resultados. Posteriormente a la operación se ha de vestir con un sujetador de gran soporte, para que los pechos se muevan lo menos posible. No conviene hacer ejercicios bruscos ni el amor hasta que pasen 3 o 4 semanas.

En el caso de la nariz después de la intervención se te colocará un taponamiento nasal (durante uno o dos días) y una férula de escayola (durante una semana). El postoperatorio no es doloroso, aunque es habitual cierta inflamación y cardenales alrededor de los ojos que suelen remitir gradualmente dentro de la primera semana. No obstante, una ligera inflamación de la piel nasal puede persistir durante unas semanas. Es común alguna pequeña hemorragia durante los primeros días y sentir la nariz tapada por varias semanas. Se debe evitar realizar ejercicio extremo 2 ó 3 semanas y evitar golpearse, frotarse la nariz y exponerla al sol. El utilizar las gafas de sol puede ser incómodo y debe evitarse.

Después en la misma clínica fuimos a la consulta del cirujano maxilofacial, para que me viera la boca, y la situación de las muelas que me tendría que quitar.

Me dijo que era una aberración el quitarme 8 muelas sanas, que si estaba segura de lo que iba a hacer, porque a partir de ahora no podría masticar bien la comida, ya que sólo me quedarían dos molares en cada lado de la boca, habiendo sólo uno con buen tamaño ya que el otro es el que se una con los dientes y ya es más pequeño.

Como Ana me vio dudar, le dijo que es que éramos modelos y que tenía que quitarme esas muelas para tener unas mandíbulas más femeninas, y que además tendría que blanquearme las piezas restantes.

El Médico dijo que ya había hecho lo mismo con otras modelos, y que si, que luego quedaba una cara menos ancha, y que daba la sensación de ser una mujer más delgada, pero que por la cuenta que me iba a traer que me cuidara las piezas que me iban a quedar porque si no me veía con dentadura postiza.

El médico me dijo que ese mes me quitaría las de arriba y el siguiente las de abajo para que pudiera comer, pero Ana dijo que corría prisa, así que tendrían que ser todas el mismo día.

Le contestó que entonces tendría que operarme en quirófano y dormirme, porque sino lo pararía muy mal, pero que era una locura porque se me iba a inflamar toda la boca, de tal forma que no podría masticar nada sólido en 20 días y que tendría muchos dolores. Le respondió que para junio tenía un contrato con una revista y que tendría que estar lista, así que me quitara las 8 muelas el viernes.

Yo le informé que el jueves me operaban los pechos y la nariz, que si pasaba algo por eso, entonces me dijo que no, pero que iba a pasar un infierno con toda la boca y la nariz inflamadas no podría casi respirar. Pero que entonces me haría el blanqueo de los dientes ese mismo día, porque luego no podría.

Me los blanqueo con un producto químico durante 2 horas, me dijo que se veía que fumaba mucho, que si quería mantenerlos blancos tendría que hacerme el blanqueamiento cada 6 meses. Cuando terminó me quedó una sensación de hormigueo e hipersensibilidad. Luego ya me recetó antibióticos para prevenir infecciones por las operaciones que me iban a hacer, y me dijo que los tomara 20 días.

Luego fuimos al laboratorio me extrajeron sangre para hacerme los análisis rutinarios que pidieron los médicos, para operarme en los dos días siguientes. De tal forma que el sábado ya estuviera operada de todo. Gracias a Mario me dieron fecha de operación de un día para otro.

Para acabar la tarde, marchamos al club hicimos aeróbic y me despedí de las chicas, ya que en unos 20 días no podría volver a ir. Nos fuimos a cenar, y Ana me recomendó que comiera carne porque probablemente mientras estuviera con Mario no volvería a probarla.

Nos fuimos a casa y por el camino Ana me dijo que Mario había encontrado una joya conmigo, que en la cama era una auténtica Diosa del sexo, y que además tenía que estar profundamente y sumisamente enamorada de él para haber roto con todo, y someterme a todas esas operaciones que me iban a suponer un martirio, que a ella lo de las muelas no se lo hizo. Aunque si lo demás.

Entonces me sacó unas fotos de ella antes de conocer a Mario, y en las etapas de sus cambios físicos sucesivos era increíble, no parecía la misma chica. Me dijo que con ella el capricho fue convertirla en una actriz Italiana de cine, al estilo M. Bellucci, y la verdad es que lo consiguió.

Se tuvo que teñir el pelo de negro, era castaña, dietas de engorde y adelgazamiento brutales, tratamiento hormonal, operaciones como las mías, y también ligadura de trompas, o sea que como yo, ya no podría tener hijos jamás. Por no hablar de los malos hábitos adquiridos y de que se había convertido en una prostituta.

Ana se puso a llorar, me pidió perdón por haber ayudado a Mario a hacerme lo mismo que le hizo a ella. Yo le contesté que ella sólo había sido una mala influencia para mí estos meses pero que la culpa había sido toda mía, y que estaba loca por Mario y que ya no había vuelta atrás.

Estábamos en la cama en bragas. Empecé a besarla en los labios con cariño para que dejara de llorar, después me bajé al cuello lamiéndola como una gatita, diciéndola que era preciosa, y cosas como cariño no llores. Fui bajando lentamente a los pechos, entreteniéndome en sus oscuros pezones.

Luego la empecé a lamerla en el piercing del ombligo muy despacio mientras con una mano le masajeaba las tetas, la otra la tenía dentro de su empapadas braguitas para jugar con el clítoris.

A continuación le bajé las braguitas azules de tul transparente que llevaba y empecé a besarle y lamerle su depilado sexo con infinita dulzura, empezando por los labios vaginales y luego por el clítoris, para meterle los dedos simultáneamente por la vagina y el ano.

Noté que tuvo un orgasmo porque me inundó la boca de flujos, y aproveché entonces para penetrarle el ano con mi lengua, lo más adentro que podía. Dejó de llorar y ahora sólo gemía.

Me cogió la cara y me besó en la boca que me sabría a sus fluidos vaginales, entonces me dijo que como iba a estar casi un mes sin poder hacerme el amor que me lo quería hacer a hora.

Sacó uno de los consoladores de tiras de 25 cm de un cajón, se lo puso, me puso a 4 patas y me penetró por la vagina muy despacio porque no me quería hacer daño, aunque entraba fácilmente porque yo estaba encharcada.

No paraba de llamarme cosas bonitas, mimándome, diciendo que el mes que viene todavía sería más guapa, me acariciaba el trasero y el vientre con las yemas de los dedos con mucho cuidado de no arañarme con las uñas, y entraba y salía de mi sexo muy lentamente, como si no quisiera que aquello terminara.

Cuando yo tuve varios orgasmos, se salió me dio la vuelta y puso su cara entre mis piernas para comerme el sexo, mientras el flujo me resbalaba por la cara interna de los muslos, que también rebañó. Yo estaba en el cielo del placer.

Aquella fue la primera vez que hice el amor con una mujer, siendo algo más que sexo, lo hicimos como dos enamoradas, quizás porque estábamos compartiendo el destino que Mario nos había diseñado según sus caprichos.

Cuando terminamos nos abrazamos nos besamos muchas veces y Ana me dijo que le daba pena que me tuviera que ir a vivir a casa de Mario, que ahora sólo me vería por el club, pero que siempre seríamos buenas amigas, que esa noche no iría a trabajar, para estar conmigo los días de las operaciones.

Continuará.

Se agradecen comentarios.

Autor: Corsarionegro

Correo: corsarionegroesp@yahoo.es