De esposa ejemplar a puta de lujo (06)

Ahora le toca a Sonia demostrar sus artes de seducción con las mujeres. La obligan a seducir a una mujer madura casada y con hijos, para a su vez entregársela a Mario en bandeja.

El lunes ya estaba de nuevo en el trabajo, me disimulé como puede las señales de los golpes de Carlos en la Cara, con maquillaje, pero aún así se notaba, y le tuve que contar a la gente que me caí montando en bicicleta dándome un golpe en la cara.

Luego por la tarde en la cafetería del club, me encontré con Ana, con la que ahora al haberme ido a vivir con ella pasaría muchas horas, y me comentó cuales eran sus planes para mí a corto plazo ahora que había roto con Carlos.

Me contó que esa semana tenía que seducir a una mujer en la que se había fijado y que era socia también de nuestro club. Ella estaba ahora también en la cafetería, me la señaló sin que nos viera.

Me decía que no lo tendría muy fácil, porque se había informado y se trataba de una mujer a priori felizmente casada con un constructor muy importante que manejaba mucho dinero, y que tenía dos hijos de 12 y 9 años, luego debía ser heterosexual 100%.

Protesté y le dije a Ana que me estaba pidiendo algo muy difícil de cumplir en sólo una semana ya que la conocía sólo de vista, y que además era algo repugnante por las consecuencias que podría tener en su familia. Me contestó que si lo conseguía sería una forma de demostrarla a ella y a Mario que prácticamente sería imposible que alguien se me resistiera, tanto hombre como mujer.

Sólo me pedía eso y que me follara a mi cuñado Luis el día de su boda en mayo, como pruebas finales para acabar este semestre, pero que si no conseguía ambas cosas, quedaría demostrado que no era lo bastante buena para Mario, y que todo habría terminado.

Yo me quedé de piedra, porque la verdad no creo que Luis me invitara a su boda porque toda su familia en pleno lo impediría, luego tendría que acostarme con él antes o después de la ceremonia.

En fin como no tenía elección, me centré en la mujer que quería Ana que sedujera. Nos levantamos de nuestra mesa y nos dirigimos hacia ella. Entonces Ana me la presentó.

Se llamaba Marta, tendría unos cuarenta y pocos años, muy bien llevados, se ve que se cuidaba, llevaba el pelo en media melena a mechas, medía alrededor de 1:65 y se veía que ya se había hecho alguna operación de estética para reducir arrugas.

Tendría de pecho 85, pero parecía natural ya que con el top de aeróbic se le veía algo caído por la edad y los partos. Estaba delgada pero se la veía fibrosa seguro que por el ejercicio, en conjunto tenía buen cuerpo, para su edad. Tenía una cara simpática con unos ojos castaños muy expresivos. De lo que no cabía duda es que tenía una clase y estilo arrolladores, aunque también se veía que era una mujer moderna.

Ana se fue a casa y yo me quedé con Marta. No encendimos unos cigarros y empezamos a hablar un poco de todo. Me contó que su marido siempre estaba trabajando y que no la hacía caso y que tenía dos hijos, y que ahora que eran un poco mayores tenía más tiempo para ella misma, viajar con amigas, hacer ejercicio, etc.

Como yo ya estaba duchada y vestida le dije que si quería la esperaba y nos íbamos a cenar juntas. Así hice, cuando salió iba vestida de una forma bastante clásica, pantalón de pinzas no muy ajustado, una camisa bastante suelta y un abrigo de pieles, todo de primeras marcas, y el coche que tenía no estaba mal, un BMW cabrio.

En la cena le conté lo de mi separación que mi marido me maltrataba y que me había llegado a forzar en alguna ocasión, (le enseñe bien las señales de la cara) y que ahora vivía con Ana. etc. Quería enternecerla.

Además aproveché para mostrarle mis encantos como disimuladamente, mis pechos al llevar una blusa escotada muy ajustada, y mis desnudas piernas al ir con una minifalda sin medias.

Luego a pesar de ser lunes nos fuimos a tomar unas copas a algunos sitios de moda. Yo siempre que podía la rozaba restregándole las tetas o el culo.

La miraba a los labios como mostrando deseo, mientras hablábamos la cogía las manos, etc. Ella no estaba acostumbrada a beber y después del vino y un par de copas ya estaba bastante colocada.

Nos fuimos al baño a hacer un pis, y sólo había un WC libre, así que la dije que no se preocupara que podía entrar conmigo que ahora todas las chicas lo hacían. Nos metimos y nos cerramos dentro.

Aprovechando la situación asegurándome de que me viera bien, me baje la minifalda y luego las bragas negras transparentes que llevaba, quedando delante de sus ojos mi vagina toda depilada con mi corazón tatuado encima.

Mientras la sonreía como niña pillada en falta, me senté en la tabla y empecé a hacer pis. Cuando terminé me sequé con papel higiénico, me puse de pie y me subí las braguitas y la minifalda. Lo hice con toda la naturalidad del mundo, como si fuera normal hacer todo eso delante de ella.

A ella se la notaba bastante acalorada, así que la pregunté ¿No tienes ganas de hacer pis?, me dijo que si que pero estaba un poco cortada, la contesté que no entendía porque que éramos las dos mujeres.

Entonces se bajó los pantalones, unas bragas de seda blancas también de firma, se sentó y empezó a hacer pis, no me miró y estaba colorada. Cuando terminó también se secó y se subió bragas y pantalón. Pude fijarme en su sexo, lo llevaba bastante recortado pero no depilado.

Salimos del baño y nos pedimos otra copa.

Entonces me preguntó que desde cuando llevaba el sexo del todo depilado. La dije que desde hacía 6 meses que me lo hicieron en el club. Que primero me lo afeitaron y que a los pocos días cuando salió un poco el pelo me lo depilaron con láser unas cuantas veces y que ahora me tarda muchísimo en salir. Se lo recomendé diciéndola que era mucho más cómodo e higiénico, sobre todo en verano con el bikini, y que además a los hombres les volvía locos disfrutar de una mujer con un sexo como el de una niña de 4 años.

A las 2 de la mañana nos fuimos y me llevó a casa con el coche. Nos despedimos con un beso en la boca aunque sin lengua. Me preguntó si la vería mañana en el club y la contesté que si.

Cuando llegué le conté todo a Ana, diciéndola que ya había dado los primeros pasos y que al día siguiente intentaría hacerla mía en la sauna del club, que estuviera atenta para verlo todo.

Al día siguiente cuando la vi en el club, me dio dos besos, hicimos aeróbic haciendo juntas los ejercicios en parejas. Yo por supuesto siempre que podía le tocaba por las zonas erógenas.

Cuando terminamos la sesión, me dijo que le gustaría también depilarse del todo el sexo, que su marido se lo había pedido pero siempre se había negado, pero que al vérmelo a mi le había gustado.

Nos fuimos a la zona de depilaciones, y busque a la chica que me lo hizo a mí. Mientras Marta se tumbaba en la camilla le di a la chica 10.000 pts de propina, para que se lo hiciera de la forma más placentera posible, yo me quedé allí sin perder detalle.

La chica la dijo que abriera bien las piernas, para recortarle el sexo primero con unas tijeritas, luego le extendió una suave crema con una brocha sobre su rosada vagina, tocándole bien los labios y metiéndola un par de dedos.

A continuación la chica comenzó a pasar una maquinilla que iba despojándole de su castaño bello púbico, afeitándola también por toda la zona anal. La aclaró con agua tibia, para finalmente echarle una crema hidratante cosa que aprovechaba para sobarle bien el sexo y el ano, metiendo y sacando los dedos. La cara de Marta era un poema, ya que se contenía para no gemir. El sexo lo tenía todo mojado.

Cuando terminó la chica, el sexo de Marta era como el de una niña, y la recordó que si quería tenerlo así siempre tendría que depilarse con láser 3 o 4 veces.

Entonces Le dije a Marta que porque no nos íbamos a la sauna, me contestó que si, se puso las bragas y la ropa de deporte, luego nos fuimos a los vestuarios a coger una toalla y nos metimos en una sauna pequeña no de las comunes, para estar solas.

Nos dirigimos a la sauna, Marta llevaba la toalla cubriéndola desde el pecho hasta las rodillas. Yo la llevaba mal aposta y cuando entramos en la sauna la puse sobre la banqueta sentándome encima, quedando desnuda del todo para deleite de Marta.

Ella me miraba con los ojos como platos, sobre todo la zona que todo el mundo me mira, piercing ombligo, tatuaje corazón, y sexo. La animé a quitarse la toalla porque nadie nos veía que estaría más cómoda.

Muy acalorada lo hizo. Tenía un buen cuerpo pero con algunas estrías propias de los embarazos y la edad, por lo que tenía algo de barriguita, y no tomaba rayos UV, estaba muy blanca. Para halagarla la dije que tenía el cuerpo de una chica de 30 años, y que con el sexo depilado incluso parecía más joven. Me dijo que era muy amable pero que mi cuerpo si que se veía que era joven.

Luego haciéndome la mimosa, le señalé el piercing del ombligo abriendo bien las piernas y así mostrárselo en toda su intensidad, y le pregunté si le gustaba. Me di cuenta que Marta a estas alturas estaba excitadísima, y lo que se le ocurrió preguntarme es si me dolió cuando me lo hicieron. Mientras le contesté que no que fue con anestesia y que el mismo día me hice el tatuaje, empecé a tocarle los pechos de forma circular con una mano mientras que con la otra hacía lo propio con la cara interne de los muslos.

Por una ventana en forma de ojo de buey, pude ver a Ana sonriendo.

Marta no se resistía, así que empecé a besarla en la boca metiéndole la lengua muy dulcemente, diciéndola que era una niña muy buena y que mamá la iba a hacer gozar mucho.

Poco a poco fui bajando hacia su sexo, lamiéndole y besándola en el cuello, los pechos, y el vientre entreteniéndome en el ombligo, para empezar a lamerle despacio su sexo y ano mientras la miraba a los ojos y le pellizcaba los pezones con una mano.

A estas alturas las dos estábamos empapadas por la humedad de la sauna, nuestro sudor y nuestros flujos.

Entonces ya empecé movimientos rítmicos con lengua y dedos más fuertes. Ella estaba ya tumbada en el suelo con las piernas abierta y yo con mi cara dentro de su coño y manos en sexo y tetas. Estuvimos así unos 20 minutos, tuvo varios orgasmos y no paraba de decirme palabras cariñosas como cielo, mi niña, amor, etc.

Cuando terminé le dije que ahora le tocaba a ella, me puse en su misma postura, y me contestó que nunca lo había hecho con una mujer. Entonces empecé a darle instrucciones, y en menos de 10 minutos ya tuve mi primer orgasmo. Aprendía rápido sorprendiéndome sobre todo su enorme delicadeza, al meterme los dedos en la vagina.

Cuando terminamos estábamos exhaustas, de tanto placer y por el enorme calor que hacía en la sauna. Nos quedamos abrazadas desnudas ya sobre la banqueta besándonos. Marta me confesó que nunca había gozado tanto, y que jamás habría pensado que hacer el amor con una mujer fuera tan dulce, que llevaba varios años sin tener un orgasmo y que la vida sexual con su marido estaba en punto muerto.

Salimos de la sauna y nos duchamos juntas, luego nos vestimos y me dijo que quería volver a hacerlo pero con más tranquilidad. Nos despedimos con un beso y le dije que me llamara para quedar un día de esa semana.

Luego me fui a casa con Ana, me dijo que se había quedado impresionada como en sólo dos días había sido capaz de seducir y hacer el amor con una respetable y madura mujer casada, que con toda seguridad había sido heterosexual hasta que me conoció.

Desde luego a Ana le quedó claro que era casi imposible que pudieran resistirse a mis encantos tanto hombres como mujeres, que había nacido para dar y recibir placer.

Al llegar a casa, Ana llamó a Mario y le contó todo. Creo que Mario se puso cachondo porque dijo a Ana que quería conocer a Marta para cepillársela. Que le daba morbo hacerlo con una madura de clase alta.

Cuando colgó, Ana me dijo que tenía que preparar una cita para el viernes por la noche, en la que estaríamos Marta, Mario y yo. Que Mario no me tocaría porque todavía no estaba a su gusto hasta que me operase las tetas. O sea que yo pasaría por una lesbiana total ante Marta, y Mario y yo esa noche la íbamos a reventar a polvos. Yo como lesbiana y el como macho.

Le dije a Ana que estábamos llegando demasiado lejos, que era un experimento que podía traer malas consecuencias. Marta seguro que no tomaba la píldora, Mario no usaba condones, así que lo mismo la dejaba embarazada. Ana me dijo que no me preocupara, que en una sola noche era difícil, pero que lo malo era que Mario se encariñara con ella unas semanas y que entonces si que podía ocurrir.

Bueno total que me tocaba hacer de Celestina para Mario entregándole a Marta en bandeja.

Esa noche Ana estaba cachonda por el numerito que vio en la sauna, e hicimos el amor de nuevo. La verdad es que estaban consiguiendo su propósito de hacerme bisexual, porque últimamente follaba más con mujeres que con hombres.

Continuará.

Se agradecen comentarios.

Autor: Corsarionegro

Correo: corsarionegroesp@yahoo.es