De esposa a sumisa (Parte 1)

Una pareja tiene problemas sexuales y la esposa se esmera en arreglarlos.

Laura había estudiado economía, y trabajaba en una importante empresa. Durante el horario laboral, tenía mucha más libertad que yo para administrarse el tiempo, debido a un alto puesto. También disfrutaba de despacho propio, sin ventana ni ningún tipo de conexión con otros despachos, ningún cristal ni nada de conexión con los despachos aledaños. Era un poco deprimente, pero un despacho al fin y al cabo.

Ella estaba muy descontenta con su trabajo, pero aguantaba. El director del departamento, su jefe directo, era una persona con la que costaba mucho hablar, pero no le querían echar por miedo a tener que pagarle una barbaridad de dinero como finiquito. Siempre que llegábamos a casa me contaba que nuevo problema había tenido porque se las tenía que apañar sola. Laura hacía muy bien su trabajo, pero no le ponían las cosas fáciles; terminaba comiéndose ella sola un montón de trabajo que sobrepasaba sus responsabilidades. Muchas veces me llamaba diciendo que su jefe le había puesto mucho trabajo y que se iba a quedar a terminar algunas cosas. Pero lo hacía diligentemente. Y muy bien, puesto que según ella su jefe al final la halagaba.

Por otro lado, ambos habíamos entrado en una dinámica jodida. Sexualmente, estábamos atascados. Un buen día, me propuso tener sexo con otras personas, medio en broma. Así se quedó la cosa, y de vez en cuando me sugería cosas similares, pero yo no la hacía caso porque el tema me incomodaba.

Una tarde, llegamos a casa y sin mediar palabra, cerró la puerta nada más entrar ambos, y se arrodilló ante mí, dirigiendo sus manos a mi pantalón. Nunca antes había hecho nada similar, pero me gustó aquella situación. Con delicadeza, me bajó la cremallera. Le acariciaba las mejillas y el pelo, mientras ella sacaba con delicadeza mi polla que pegaba saltos en mis calzoncillos. Hacer mamadas no era algo que le agradara, y rara vez lo hacía. Le daba asco el semen en su boca, incluso cerca. Y cuando me la chupaba me aseguraba de disfrutarlo aunque no me dejara correrme en su boca, como máximo en su cara, normalmente en sus gigantescos tetones.

Con una mano empezó a acariciar mis pelotas mientras con la otra pajeaba el rabo ya fuera de su funda. Sacó la lengua, y poniéndola en mis huevos, subió lamiendo mi polla hasta el glande. Una vez allí, abrió la boca y se metió el capullo en la boca, usando su lengua para recorrerlo allí metido, ensalivándolo bien.

Yo estaba disfrutando como nunca, completamente relajado y en trance por la mamada que me estaba haciendo y entonces habló, devolviéndome al mundo real.

-¿Le gusta así, señor? Siempre le ha gustado la boquita de su secretaria, y sentí que especialmente hoy necesitaba un desahogo. Le noto tenso, señor- cuando hablaba, seguía trabajándose mi miembro.

Me quedé sorprendido unos instantes, hasta que lo comprendí. La fantasía que había elegido me gustaba…

-Es usted muy atenta y proactiva, señorita, por eso la elegí para el puesto-

-Me gusta mucho mi trabajo, es el único secreto. Es largo y duro, pero al final es gratificante y tiene su recompensa- decía frotándose mi pene contra su cara.

-Desde el primer día, me gustó mucho su manera de trabajar, señorita. Es toda una artista en este campo- dije yo.

-He tenido muchas oportunidades para amasar experiencia en la empresa. He trabajado con muchas personas diferentes, y he tenido en mis manos muchos proyectos, algunos muy duros y de gran envergadura, pero siempre disfrutaba porque sabía que tarde o temprano lo acabaría con éxito- dijo amasando mi pene -permítame que le demuestre todo lo que he mejorado en el que tengo entre manos- me dijo seriamente, con un toque de malicia.

Ya estaba con media tranca en la boca, subiendo y bajando por mi falo. Usaba sus húmedos labios para sellar y hacer succión mientras se la metía, manteniendo una paja con la mano, muy suavemente, sin apretar lo más mínimo, casi rozándola. El ruido característico que hacía mejoraba aún más la experiencia. Lo hacía tan bien, que me temblaban las piernas. Era la mejor mamada que me había hecho en toda nuestra relación. La tenía como una piedra, palpitando arriba y abajo entre sus manos.

-Hoy ha sido un día agotador, no he tenido tiempo ni para comer. Tengo las muñecas hinchadas de tanto trabajar. Necesito un café o me desmayaré, pero no queda leche- ¿Me da usted un poco, señor?- dijo mirándome con morritos.

-Usted agite bien el tetra brik y verá cuanta leche hay dentro. Pero siga hablándome de su proyecto actual, señorita- respondí.

-Bueno, es agradable ver cómo lo que has visto crecer entre tus manos llega hasta el final. Cada día doy lo mejor de mí, de la cabeza a los pies. Pero también saboreo el momento. Y es satisfactorio saber que confía en mí para aliviar tanta carga laboral-

Cada vez me costaba más mantener aquella forma de hablar, porque estaba en las nubes, a punto de correrme. Pero debía mantenerme firme. Le dije lo bien que realizaba su trabajo, que era la más dotada de todas las que había contratado, y que la leche del brik estaba a punto de derramarse, a lo que ella respondió:

-realmente aprecio que valore mi trabajo tan positivamente. Pero tengo mucha hambre, señor. Se lo ruego, no puedo esperar más, mi boca se derrite sólo de pensar en la leche que me va a dar…-

-Aquí llega, que aproveche-

Y mi polla estalló en el momento en que ella la estaba masturbando frente a su cara, esperando el regalito. En cuanto salió el primer chorro, que fue a parar a su mejilla, se amorró a la polla, sellando los labios a su alrededor como si fuera un helado, recibiendo el preciado líquido en su boca mientras no paraba de pajear con su mano. Tragaba rápidamente cada nuevo chorro que se estampaba en su paladar.

-Muchísimas gracias por la invitación señor, me gusta mucho la leche que trae usted- decía mientras cubría su boca con chorros de semen.

-aún queda algo dentro del bote- dije.

-no se preocupe, voy a terminarme todo- y empezó a ordeñar el pene, sacando todo lo que quedaba en el tronco. Se pasaba la lengua para relamer los restos de semen que estaban en su boca, labios y el capullo. Limpiaba con los labios y la lengua todo el palo, dejándolo literalmente limpio y brillante. Mientras lo hacía, continuaba relamiéndose diciendo lo rica que estaba.

-muchas gracias por confiar en mi talento, señor, usted hace que me levante con ganas de ir a la oficina cada día y enfrentarme a una durísima y enorme carga de trabajo con una sonrisa en la cara-

Sin duda había conseguido inflamar mi pasión por ella. Casi a diario, se acercaba a mí de forma provocativa y me hacía una mamada espectacular. Empezamos a disfrutar fantaseando con diversas situaciones, como que yo era su jefe y me la follaba cuando me apeteciera, o que ambos éramos compañeros de trabajo que nos liábamos en la oficina. Incluso compramos consoladores muy grandes a pilas, de esos que se mueven en círculos ellos solos, para una nueva fantasía, simulando que su se la follaban entre varios compañeros.  Con aquellos “compañeros de oficina” de goma, cada agujero de su cuerpo se mantenía lleno. Las cosas mejoraron bastante, puesto que nos daba mucho morbo, y follábamos como conejos.  Las fantasías del jefe que disfrutaba de su empleada a cualquier hora o la de sus compañeros todos a la vez eran las que más nos gustaban. Nuestra vida sexual era muy activa, y las fantasías eran recurrentes. Y cada día la veía más radiante. Se comportaba y vestía de una forma más provocativa. Por ejemplo, cuando iba en el metro o el autobús (con el tráfico, a veces no merece la pena coger el coche) se apoyaba la barra vertical donde te sujetas entre las nalgas del culo, ella decía que era porque le gustaba sentir algo tan duro y largo ahí detrás. Todos los hombres le miraban el culo de reojo, imaginándose que ellos eran esa barra. Se estaba convirtiendo en toda una calientapollas. Y a mí me calentaba también, pero al final sólo yo disfrutaba del premio.

Nos iba tan bien, que sentíamos la confianza suficiente en el uno en el otro como para hablar de cualquier cosa. Un buen día, mi esposa me planteó hacer realidad alguna de nuestras fantasías, cosa que yo no me atrevía a plantear. Supongo que por miedo a que no me gustara el resultado, o a su enfado. A pesar de todo, uno siempre ve las fantasías como eso, fantasías. No tiene intención de realizarlas.

-¿Qué te parece si hacemos realidad alguna de nuestras fantasías? Últimamente me he sorprendido a mí misma masturbándome pensando en alguna-

-Sí, reconozco que yo también lo he hecho. Pero en qué estás pensando, cuéntame-

-Prométeme que no te vas a enfadar, sólo es una fantasía, y antes hay que hablarlo, ¿de acuerdo?- me dijo seriamente.

-¿Recuerdas a Javi, no?- Javi es el nombre de uno de los consoladores que teníamos. El más grande, de unos 30 centímetros, y tan grueso que no se podía abarcar con una sola mano. Afirmé con la cabeza y siguió hablando.

-Pues me gustaría saber cómo es uno de verdad. Quiero decir, tener al menos una vez un pollón gigantesco y que me empalen, que me monten sin piedad como un caballo con su tranca monstruosa a una yegua. Siempre he querido probarlo, pero nunca he podido, y ahora que estoy tan bien contigo tengo valor para decírtelo-

Me quedé tan sorprendido, que no sabía que decir. ¿Debía sentirme insultado? Quizás, pero parecía que mi polla tenía algo que decir al respecto, porque estaba dura como una piedra. La idea de que alguien que no fuera yo, y encima con un pollón inmenso hiciera lo que quisiera con ella salvajemente, y que ella fuera una putita sumisa, me proporcionaba las corridas más placenteras.

-Tengo que pensarlo mi amor, si no te importa- pude decir, saliendo de mi mundo interior.

-Claro que no me importa, pero parece que a tu amigo sí- dijo señalando el bulto en mi entrepierna.

Me puse de pie, me bajé el pantalón y nos lanzamos como locos a echar un polvo. En medio de la acción, le reconocí que también era mi fantasía, y que muchas veces la imaginaba empalada por una verga inmensa, quería verla siendo sometida por otro hombre, quería escucharla gritar descontrolada mientras él la partía en dos y usaba todos sus agujeros, quería ver cómo suplicaba que la llenara de semen. Quería verla comportarse como una verdadera puta con él. Fue el mejor polvo hasta la fecha.

Acordamos darnos un tiempo para prepararnos, y pensar si estábamos realmente seguros de hacerlo. Al día siguiente de decirlo, ambos estábamos deseándolo. Cada uno se puso a buscar la manera de hacerlo, y ella a los dos días me dijo que había estado buscando a algún candidato por internet, y que tenía uno posible. Me enseñó sus fotos, y sin duda era el adecuado. Un negro musculoso, alto y muy ancho, desnudo, con un pene que debía tener al menos palmo y medio, en descanso. Era una masa de carne gruesa y larga. En la siguiente foto, aparecía con el pene en erección y una regla al lado para que no hubiera ninguna duda, indicando unos 35 centímetros, además de ser obscenamente gruesa. Aquel tipo podía darle a alguien un pollazo y romperle un hueso. Y para colmo, se llamaba Javier. Ella había buscado a conciencia, menuda zorra... Laura me dijo que él sólo sabía que estábamos buscando a alguien bien dotado para una fantasía de pareja. Me fie de ella, y estuvimos hablando con el chico un rato. Parecía simpático y sano, así que quedamos para vernos al día siguiente en un local de la zona. ¿Para qué alagarlo más?

Estábamos a viernes. Era un pub con mesas para sentarse, con buena música lo bastante alta pero no demasiado para resultar dolorosa al oído como una discoteca. Normalmente estaba abarrotado, y ese día no era la excepción. El chico llegó, nos saludamos y nos sentamos en una mesa. Los tres estábamos nerviosos, y al principio resultaba violento. Pedimos unas copas y empezamos a beber. El alcohol hizo su efecto, y enseguida nos relajamos. La conversación empezó a fluir según el alcohol hacía su efecto. Hablamos de varios temas, y él tenía bastante conexión con mi esposa. No se quitaban el ojo de encima el uno al otro. Cuando el hielo estaba bastante derretido, mi mujer de repente se lanzó al agua. El primer examen estaba superado:

-Las fotos que nos mandaste son difíciles de creer. ¿En serio, la tienes así de grande, y sin operar? Estoy deseando hacerte una mamada, y que te corras en mi boca-

-Si quieres vamos al baño y te enseño lo que será tu próximo objeto de veneración- todos nos miramos unos segundos.

-Me parece bien. Vamos al baño. Si no me has mentido te la chupo ahí mismo, y si me gusta me das tu número y quedamos para que uses a tu antojo como a una puta barata. Pero mi marido tiene que estar delante en todo momento-

Mientras ella hablaba, yo tenía los ojos abiertos como platos. Aún no lograba encajar a mi mujercita hablando como una puta de bar cualquiera. Ni a él como a un capullo integral.

Las copas ya estaban pagadas, así que nos fuimos los tres al lavabo, primero nosotros dos y luego ella, para no levantar sospechas. Nos metimos en el lavabo de mujeres, porque todos sabemos que siempre es el más limpio, y echamos el cerrojo.

Una vez estuvimos todos dentro, mientras le iba desabrochando el pantalón, me di cuenta de que las fotos eran de verdad. Una monstruosa serpiente crecía y avanzaba por el muslo, marcándose por el pantalón, a pesar de ser tan holgado. En cuanto tuvo el pene en su mano, lo sopesó, mirándolo desde todos los ángulos posibles, disfrutando de aquella barra de carne. Y entonces me dijo:

-Guau, mira todas esas venas haciendo nudos entre sí… Ni siquiera puedo abarcarla con la mano. ¡Me hace sentir como si mis manos fueran de una niña pequeña! Me gustaría mucho comerle la polla, amor. ¿Seguro que no te importa?-

Saqué mi móvil y encendí la cámara. Ella entendió el mensaje. Se puso de rodillas y abrió la boca para empezar a mamárselo. Los dos segundos que tardó en meterse el capullo en la boca, me parecieron eternos. Yo miraba atónito como mi mujer le mamaba la polla a un tío delante de mí. Y he de confesar que me gustaba lo que estaba sucediendo.

-¿ves, zorra? Cuando veis una buena polla vuestro primer instinto es arrodillaros y chuparla-

-Eres un poco creído, pero tu personalidad no es lo que me atrae de ti. Sin embargo, tienes razón, según la tuve delante quise tenerla en mi boca- dijo ella.

Laura, mi mujer, se echó la melena tras los hombros para que no la molestara. Abría la boca todo lo que podía para engullir lo más posible de aquella verga. Javi no se lo ponía fácil y de vez en cuando daba algún empellón hacia delante y ella se retiraba con una arcada, pero como una perra en celo volvía a empezar, la agarraba con las dos manos y la frotaba, abría la boca al máximo y empezaba de nuevo a tragársela. Se notaba por los movimientos de su mandíbula los esfuerzos que hacía para darle placer, aun con la boca tan abierta, casi hasta el límite del dolor. Con su lengua masajeaba y rodeaba el capullo, luego él volvía a empujar y ella se apartaba entre risitas. De nuevo volvió a empezar, cada vez con movimientos más rápidos y ansiosos. Comenzó a lamerla desde la base a la punta una y otra vez, mientras la masajeaba con su mano. La ensalivaba tanto que su mano se deslizaba por ella como estuviera cubierta por una capa de aceite, y los hilillos de saliva aparecían entre el falo y la lengua, algunos cayendo al suelo, o a veces sobre su cara y su pelo, en los momentos en los que ella levantaba aquella barra para lamer desde abajo más cómodamente. Al final la muy guarra le estaba haciendo una mamada de película porno, sólo había que verle a él la cara. El cabrón estaba disfrutando de la boca de mi mujer. Delante de mí. Pero parece que no le era suficiente y decidió que aprovecharía al máximo la situación. Cogiéndole la cabeza entre las manos, la dirigió de nuevo hacia su polla. Laura volvió a abrir de nuevo todo lo que pudo la boca mientras él se la introducía a la fuerza cada vez más, lenta pero firmemente.

-Tío, tu mujer la chupa de maravilla, ya me lo imaginaba por el arte con que me la sobaba por debajo de la mesa desde el momento en que me senté. Mientras hablábamos del tiempo ella me masturbaba como una experta-

Eso sí que no me lo esperaba, ella ya sabía el tamaño real sin necesidad de vérsela. Se la había estado manoseando y poniéndole duro, desde el principio, mientras hablábamos de trivialidades. Y tan bien hecho, que no me había ni dado cuenta. Menudo zorrón tenía de esposa. Esta nueva faceta suya me gustaba, al fin y al cabo yo le había dicho que quería verla portarse como una zorra, así que no me podía enfadar. Ya sabía que podían surgir dudas, y lo habíamos hablado.  Si no estaba seguro, podíamos parar. No tendríamos rencores, nos queríamos y todo estaba bajo control. Pero bajo ningún concepto quería parar aquello. En ese momento, no era mi mujer, era una actriz porno que realizaba una escena en directo para mí. Era una zorra que iba a ser usada por un negro inmenso para vaciarse los cojones. Mi polla estaba cada vez más dura, pegando saltos dentro de mi pantalón, suplicando que no lo parase. No aguanté más y me la saqué, empezando a hacerme una paja.

-eso es cariño, hazte una paja viendo como él entierra su rabo en mi boquita. Esto no ha hecho más que empezar, así que disfruta cabroncete- y me guiñó un ojo.

Ella, mientras yo me la cascaba, me daba las gracias por dejarla disfrutar de aquel portento de la naturaleza, alabando su tamaño, su textura, su olor, su sabor, sus venas gruesas, su dureza a pesar de tu tamaño…Entonces le miró, recorriéndolo entero y le pidió que la atravesara, que se follara su boca de zorra chupapollas, si lo deseaba. No podía humillarse más, o eso pensaba yo.

-joder, menudo zorrón que tienes de esposa colega, voy a satisfacer su deseo ya que me lo pide así- ahora enterraba su manguera cada vez más, forzando la garganta de mi mujer, obligándola a tragarse aquello cada vez con más fuerza.

-lo siento, no puedo metérmela toda, es demasiado grande…- dijo fingiendo decepción.

– Vamos, no me dirás que una zorrita como tú no puede tragársela al menos un poco más. Enséñale a tu marido como se come una polla de verdad, que lo está deseando-

-tienes razón, no voy a decepcionaros a los dos, tengo que poder-

Aquellas palabras hicieron su efecto, y Laura intentó comerse más profundamente aquel rabo, pero su movimiento coincidió con otro empujón de Javi hacia delante, de manera que la polla se introdujo un buen trozo más en su boca, incrustándose completamente, más allá de la garganta. Se le abrieron los ojos como platos, y se notaba a través de la piel como algo cilíndrico de gran tamaño atravesaba su garganta. La imagen era mi fantasía más secreta hecha realidad: mi mujer con los ojos como platos, la mirada perdida, un pollón clavado en su garganta mientras palpaba el vientre y los huevos al mismo tiempo con los labios, cómo se agarraba a su culo buscando un asidero para poder clavársela ella misma aún más... Al final él la sacó en dos golpes, y Laura perdió el equilibrio, cayendo hacia delante.

– Joder, Javi, me has atravesado la garganta -decía Laura entre toses- me he quedado en como en trance, sin tu polla sujetándome me hubiera caído- le dijo riéndose.

-Pero mira a tu marido, parece que disfruta- dijo él.

-No tanto como vas a disfrutar tú, machote. Enséñale a mi cornudito cómo me atraviesas la garganta sin piedad. Me haces sentir como una puta barata, y alguien con tu polla puede conseguir la hembra que quiera, sólo tienes que pedirlo y ella se arrodillará ante ti para que la hagas tuya, como una buena zorra. Las mujeres estamos deseando someternos a un buen macho como tú. Me siento halagada de que me elijas a mí. Hazme tu puta, Javier. Muéstrale a mi cornudito como se usa a una puta como yo, tal vez aprenda algo-

Sujetó de nuevo aquel monstruo con la mano, y tomando aire, abrió la boca metiéndose de golpe todo lo que pudo. El la sujetó del pelo, y haciendo fuerza, conseguía enterrarla un poco más cada vez con menos delicadeza. Al final de un fuerte empujón, mi esposa se tragó de nuevo la descomunal verga hasta el fondo. Javi le sujetaba fuertemente la cabeza, mientras que ella intentaba comenzar un pequeño vaivén. El la soltó, y aliviada se echó atrás, pero muy despacio por miedo a hacerse daño con aquel gigantesco invasor en su garganta, lo cual me hizo perder la cabeza de lo mucho que me ponía.

-Así, sube y baja hasta los huevos despacito pero sin parar, cariño- No pude evitar decirlo, se me escapó de lo cachondo que estaba.

Y con cara de malicia, me guiñó un ojo y se puso manos a la obra. Una vez atravesadas las defensas de su garganta, no tenía problemas en tragarse aquello entero. Se puso las manos en la espalda, y empujaba haciendo fuerza con el cuello, bajando por el falo, haciendo desaparecer lentamente en su garganta cada centímetro que atravesaba delicadamente sus labios mientras éstos hacían presión. Pero lo mejor es que me miraba mientras su magia hacía desaparecer aquel tronco ante mí, como un mago se esfuerza en asombrar a su público, esperando el aplauso. No sé qué me gustaba más, la caricia de sus labios por todo el pollón al subir y bajar, su garganta hinchada con todo el miembro marcándose visiblemente en ella, su cara de total sumisión y esfuerzo, o que no dejaba de mirarnos a ambos fijamente a los ojos, salvo para contemplar un momento ese glorioso cipote. Cada poco rato, le suplicaba que le diera su leche, mientras dejaba descansar su mandíbula y su garganta. Parecía que solo existía en el mundo aquella polla y ella. Ni siquiera se masturbaba ella misma, estaba dedicada en exclusiva a él. Progresivamente dejó de mirar mis reacciones y fue centrándose más en él, hasta que al final me dijo sin ningún pudor:

-Adoro esta gigante y gruesa polla, estoy tan agradecida de que sea también tu fantasía… Ahora debo dejar de mirarte mi amor, porque mi macho está a punto de correrse y requiere de toda mi atención, para que todo este esfuerzo no haya sido en vano- y volviéndose a él, prosiguió- dame la merienda machote, estoy deseando probar a qué sabes, grandullón. Y mi marido está deseando ver cómo lo haces. Haznos felices a ambos-

Las mujeres notan cuando un hombre se va a correr a través de las contracciones de su pene, si han tenido suficiente experiencia. No necesitan que se lo avisen o mirarte a la cara si están atentas. Y es que con el grosor de aquello, era imposible ignorar las contracciones a través de sus manos y no darse cuenta de que la leche estaba de camino.

-vamos, córrete ya, por favor, mi marido quiere verme tragándomelo, siendo marcada como tu perra, y yo no puedo esperar más, dame ya tu crema y haz que los cuernos que le están creciendo a mi maridito sean más grandes- pidió con voz temblorosa.

-no dejes ni una gota, perrita- respondió él.

Entonces Laura se la tragó entera, no sin dificultad, hasta que tocó con la lengua sus huevos. Se mantuvo ahí haciendo un ligero vaivén de muy pocos centímetros, esperando a que él explotara.

Javi gemía cada vez más pesadamente, hasta que la garganta y mofletes de Laura se hincharon mucho de golpe, y comenzó a gemir descontroladamente mientras Javi soltaba bramidos, sujetando fuertemente su cabeza contra él, propinando golpes veloces y potentes hacían que sus pelotas se estrellaran contra la barbilla de Laura. Estaba regando su garganta con los primeros y furiosos chorros de lefa caliente, mientras que desde fuera yo sólo podía ver el bulto en el cuello de Laura, subiendo y bajando por los rápidos empellones que él propinaba sin parar. No entendía como su garganta soportaba aquel castigo, pero ella no se quejaba y yo disfrutaba. Se estaba follando su garganta como un poseso, corriéndose en lo más profundo. Mi amada tenía los ojos en blanco, abiertos como platos, gemía como una poseída y sus mofletes se hinchaban como si estuviera soplando una tarta de cumpleaños mientras él no paraba gritar, “toma puta, trágatelo todo, este es tu premio zorra, mira a tu amado maridito mientras te tragas como una putita la leche de un verdadero macho”. Ella entonces clavó sus ojos en mí. Las frases humillantes de Javi hacían que ella me pusiera caras de auténtica golfa, mientras su interior era inundado de leche. Por sus caras, trataba de mantenerse estoica y no toser mientras aquella serpiente continuaba soltando espesos chorros de leche. Logró mover levemente la cabeza y darle todo el placer posible, sacando la lengua por debajo del tronco para estimular la corrida en la base de su polla. Estuvieron así medio minuto largo, el corriéndose en su boca y ella gimiendo de gusto con los ojos en blanco y los mofletes hinchados. Estaba claramente sufriendo, pero no quería estropear ni un segundo de corrida, incluso le puso las manos en el culo haciendo fuerza para mantenerla dentro. Y aunque cada vez necesitaba más tomar aire y sus ojos se abrían más poniéndose más y más blancos, seguía sin hacer ni un movimiento para pararle. Un poco más y empezaría a ahogarse.

Pero finalmente, terminó de correrse. Respiré aliviado cuando empezó a sacársela.  Pero ella tiró del culo y se pegó sola unos pocos empellones más, para estar segura de que salía todo lo que se quedó en el camino. Entonces puso ambas manos en la base del miembro, y estrujando bien se sacó muuuy lentamente el miembro de la garganta.  Sus manos subían pegadas a sus labios, apretando bien mientras sus labios succionaban haciendo presión, drenando cualquier gota que quedase dentro y depositándola dentro de ella. Cuando llegó al capullo tomó una bocanada de aire y le pegó un lametón en la punta para coger la última gotita.

-Joder, ha sido como tener dentro una manguera que no se cerraba nunca, pensaba que me iba a ahogar- dijo ella riéndose – además notaba los chorros golpeando casi en mi estómago, ha sido espectacular-

-Sabía que una perrita como tú aguantaría como una campeona hasta el final- dijo él con la polla aún dura. Laura se puso a acariciarle el pene con suavidad, frotándose la cara con él, recorriéndolo con las manos…

-Es increíble que aun esté dura después de haber soltado tantísimo semen…pero no he podido saborearlo apenas... Cuando tras medio minuto no parabas soltar aquellos espesos y potentes chorros no podía creerlo…mmmm...quiero más…seguro que tienes más- se dirigía a él mirándole desde debajo de su polla, la cual apoyó en su cara, sobresaliendo por encima. De hecho, no se le veía media cara de lo grueso del pene de Javi.

-A que me queda bien la polla en la cara, mi amor- se giró, mirándome, sonrió y siguió hablando- ¿Te ha gustado, cornudito? Veo que mucho…- dijo pícaramente, señalando el charco de semen delante de mí. Aún tenía su cipote en la cara, y echada hacia atrás como estaba, mantenía el equilibrio. Empezó a deshincharse mientras ella hablaba, ahora dirigiéndose de nuevo a él.

-Me gusta tu polla, has hecho que me olvide hasta de atender al pobre de mi marido cuando se la cascaba, pobrecito…- dijo acariciándosela con un dedo como una niña tímida- ¿te ha gustado mi mamada? ¿He sido una buena putita, me he ganado una buena follada? Quisiera ser empalada por tu gloriosa polla negra- le dijo a Javi.

-Te lo has ganado con creces perrita, cuando quieras. Y enhorabuena tío, tienes una perrita que vale oro. No sé dónde habrá aprendido pero tiene un arte comiendo polla como ninguna. Sin ofender-

-No ofendes, tranquilo. De hecho, en cuanto lleguemos a casa me la voy a follar como un animal- respondí yo. Al principio ella decidiría si quería follar con él, pero en vez de eso se lo estaba suplicando. Como me ponía. Qué puta era. Mi puta.

-Él sí que me va a follar como un animal- dijo entre risas -Tengo algo de miedo a que me desgarre el culo, pero me arriesgaré, porque me lo he ganado. Porque le voy a suplicar que me rompa el culo salvajemente, me lo va a abrir tanto que parecerá el túnel de un tren. Es cierto que dicen que más vale saber usarla que el tamaño, pero si sabe usarla con este tamaño…quizás mis agujeros se dilaten tanto que no vuelvan a cerrarse- le empezó a dar besos en la tranca.

–Te llamaremos muy pronto, ¿de acuerdo? Estoy impaciente por ver qué sabes hacer. Pero sé un chico bueno y no te corras hasta entonces, quiero tus cojones llenos para mí- y terminó plantándole un beso en la punta, ya flácida. Le subió los calzoncillos, le guardó la polla dentro, y le abrochó el pantalón. Se puso de pie, acariciándole el paquete una última vez, y le susurró algo al oído, haciendo que él sonriera. Luego, mientras salíamos ella comentaba entre risas que tenía la garganta cubierta de una capa de semen. Él le dijo algo al oído. Y ella respondió diciéndonos que le apetecía otra copa para bajarlo.

Nos sentamos otra vez, y pedimos otras tres copas. Ella hablaba de lo difícil que era despegar el semen de la garganta, mientras se bebía su copa rápidamente. Se la terminó y me pidió que fuera a por otra, alegando que aún no había bajado el semen. Me fui a la barra, y tras un buen rato de esperar mi turno, volví con su copa. Pero no estaban. Lo primero que se me ocurrió fue mirar el móvil para llamarla, y vi este mensaje…del teléfono de Javi:

“¡Feliz fantasía, cornudito! Tengo hambre, y como aquí no sirven comida Javi generosamente va a llenarme de leche el estómago. Estamos en el baño, lo siento por distraerte con la copa ¡pero la tiene durísima otra vez! Aguanta la copa que enseguida vuelvo y necesitaré algo para calmarme la garganta” Adjunta al mensaje había una foto. Estaba apoyada en la pared, con el rabo de Javi enterrado entero en su garganta mirando al móvil, que ella sostenía. La estaba aplastando contra la pared de la fuerza que hacía, y tenía los ojos casi en blanco.

-Me fui al baño pero ellos ya estaban saliendo. Laura estaba despeinada y tenía todo el maquillaje corrido. Le di la copa y la rechazó diciendo que quería irse a casa.

Y tras darnos su número, nos fuimos cada uno por nuestro lado. Una vez estuvimos solos, me abrazó y me dijo al oído:

-Perdona por llamarte cornudito, por comérsela sin estar tú y por todo lo demás, puede que me dejara llevar demasiado-

-Tranquila, he de reconocer que ese mensaje me ha puesto como una moto-

-Fue idea de Javi, pero enseguida supe que te gustaría…que salidorro eres amor-

Nos metimos en el coche, y me pidió que condujera yo.

Cuando arranqué, me sacó la verga y empezó a hacerme una paja muy lentamente, mientras me decía cerdadas que me iban calentando más. Cuando estaba a punto de correrme, paraba y sin dejar de sujetarla proseguía su discurso:

-¿He sido una buena putita, mi amor? Te voy a contar algo mientras conduces y te la chupo. Escúchame bien y no me interrumpas hasta el final, merecerá la pena-

Se agachó hacia mi asiento, mientras empezaba su historia:

-A mi lado, esas actrices que hacen de putillas sumisas de las películas hardcore van a parecer aficionadas. Nuestra fantasía se hará realidad. Podrás ver a una casada emputecida ofreciendo su culo y suplicando que se lo rompa otro hombre. Pero no cualquier hombre, un negro enorme con la polla grande como la de un caballo. Da saltos de alegría en mi mano. Y yo seré esa mujercita que lo disfrute, tu mujercita. Eso te pone cachondo, lo noto en tu polla. Voy a suplicarle que me empale con su glorioso cipote gigante, voy a ponerme con el culo en pompa y abrirme de piernas, suplicando que utilice mi cuerpo como quiera, que me taladre sin miedo a romperme el culo porque soy su puta, que me parta en dos mientras me posee con cada centímetro de su hombría. Y no te podré atender, puesto que me hasta que me acostumbre a su tamaño me arrancará alaridos de dolor, y al final me hará chillar y convulsionar como una cerda de todos los orgasmos que me va a arrancar de un solo polvo con esa enorme tranca. Así que intentaré no olvidarme de ti, pero será difícil-

Tuve que esforzarme en mantener la concentración en la carretera o nos íbamos a estrellar. Ella no paraba de hablar. Estaba haciendo una apuesta arriesgada suponiendo que todo aquello me gustaba. Pero me gustaba…y mucho. Para empeorar las cosas, empezó a pasar sus labios por el tronco mientras hablaba.

-Vendrá bien cargadito, lo he notado en su mirada de superioridad mientras se la chupaba. Sabe que le dejaré hacer lo que quiera, y vendrá con el depósito bien lleno poder aprovecharme como es debido. Sabe que puede a humillarme. Voy a humillarme a él. Le recibiré de rodillas si hace falta. Si viene con sus amigos y me dice que se las chupe a todos mientras beben cerveza y ven el fútbol lo haré, porque sabe que ya soy suya. Todo con tal de que me dé su polla. Me he enamorado de su tranca. Tranquilo, sólo de su polla, pero él sabe que mi cuerpo es suyo para usarme como le plazca. Te voy a poner unos cuernos como un edificio, y lo mejor de todo: delante de ti. Estás más duro que nunca, veo que te pone el rollo cornudo… Gracias por dejar que haga esto, al menos una vez en la vida necesito desfogarme con una polla así y Javi tiene algo que me hace sentirme como una puta. Y esta puta necesita que la monten sin piedad. Y como esperará a follarme, no se correrá hasta verme. Vendrá cabreado y descargará toda esa rabia en mí, así que recemos porque mi culo aguante y no me lo desgarre. Y pienso dejarle vacío. A él y si trae alguien más, también. Estoy seguro de que no tendrás ningún problema con eso, ¿verdad mi amor? Te pone. Te pone saber que saldré con litros de semen dentro de mi cuerpo. Pero te pone aún mas saber que mientras estemos ahí, sólo seré su zorra, no tu mujer. Eres un pervertido-

Se metió el rabo entero, se lo sacó y siguió hablando:

-Por cierto, perdona que no te avisara la segunda vez. Te mentí un poco, pero no ibas a creer lo que pasó de verdad si no te lo decía yo misma. Me cogió de la mano y me llevó al lavabo sin mediar palabra. Me obligó a ponerme de rodillas y supe qué esperaba de mí. Mientras estuviera cerca, mi boca era su desagüe para cuando él quisiera. Tal como le dije, era su puta. No quería decepcionarle así que como una buena perra, obedientemente abrí mi boca y de un empujón, la metió en lo más profundo de mi garganta otra vez… A quién quiero engañar…soy aún mas puta que eso. Ni tenía hambre, ni me obligó a nada. Sólo quería verle gemir mientras vaciaba sus pelotas conmigo. Le cogí la polla delante de todos los que nos rodeaban y le supliqué en voz alta que me dejase darle placer vez más. Todos los que estaban alrededor lo escucharon. Querías que fuera una puta, y lo he sido. Le pedí que se sentara y yo solita hacía la fuerza necesaria para clavármela bien hondo de la garganta. Pero al final no le debió parecer suficiente, porque el muy bestia me folló literalmente la boca, no podía respirar hasta que me la sacaba sólo para darme pollazos en la cara de lado a lado. ¿Sabes esas pelis porno que la tía cuando para, aprovecha para respirar pesadamente y recobrar el aire? Pues así ha sido, pero con el dándome bofetones con su polla mientras tanto. Y no veas como duele un pollazo con ese monstruo. Mientras tú pedías una copa, yo era feliz comiéndole la polla a otro hombre…lástima que te lo hayas perdido amor…he sido tan buena putita…y el todo un animal-

-¡Ah, se me olvidaba! Te mandé el mensaje porque él quiso, para que vieras lo puta que soy. No sé qué tiene, que en su presencia mi voluntad se anula. También quiso inmortalizar el momento para enseñarles a sus amigos lo buena tragona que soy… Entiéndelo, me pilló entre la polla y pared. Metió todo el rabo dentro de mí durante unos segundos que se me hacían cada vez más largos, hasta tener los ojos en blanco y con esa cara de cerda que se me puso, me obligó a sacarme yo sola la foto. Ni siquiera dejó de violarme la boca para escribir. Tuve que arreglármelas mientras que sus pollazos me hacían casi imposible manejar el móvil…me sentí tan humillada…pero era feliz porque soy su putita sumisa. Me dijo que la siguiente iba a traer a sus amigos y yo acepté sin dudar, lo siento cariño. Pero lo reconozco, me puso cachonda imaginarte mirando la foto mientras que yo estaba arrodillada y era poseída como un objeto, como su puta, sin ningún cuidado. Me sujetaba del pelo y me violaba la boca como un animal. Y me ha pagado las copas que has tenido que tirar.-

-También dijo que deberías estarle agradecido, porque he descubierto porque no que me gustaba comer pollas. Resulta que lo que me gusta ser un retrete para que usen y se corran. Soy una perrita sumisa, me gusta ser dominada. Necesito un macho dominante, abrir mi boquita y que él se sirva como desee. Soy todo un putón y no lo sabía. Debería practicar más, pero ya hablaremos de eso…seguro que te gusta lo que tengo pensado. Me ha enseñado a disfrutar un buen rabo, y que cuanto peor me tratan, mas puta me vuelvo. Y que mi deber es siempre darlo todo para que puedan halagarme con más de ese espeso y caliente premio… Y como me esforcé al máximo, me premio con una fuente inagotable de chorros furiosos, espesos y calentitos, manando en mi interior e inundando mi violada garganta. Ahora la tengo completamente cubierta de semen y no pienso beber nada hasta que baje todo por su cuenta, por eso no quise la copa. Él me lo ha pedido, que no tome nada hasta entonces, y ya sabes, debo ser una putita sumisa y obediente. Me encanta su corrida es…balsámica…y es parte de mí para siempre… Quiero pedirte que permitas no tragarme la tuya para disfrutar la suya todo lo posible, porque ahora mismo estoy deseando engullir tu polla… En compensación por esto, por el desliz de chupársela a tus espaldas y en general por colaborar a hacer realidad mi fantasía, seré tu puta este fin de semana. En todos los aspectos, a tiempo completo. No tienes ni que decir nada, sólo haz que me agache y fóllame, o lo que te apetezca. Como si me pides que me folle al primero que pase por la calle o que me pase una hora chupando el pomo de la puerta. Sea lo que sea, lo haré. Parece que has disfrutado mucho, y estoy seguro de que te apetece carme por el culo y castigarme por ser tan perra. Pero antes dime, ¿qué se siente al saber que estoy digiriendo semen de negro mientras te la chupo, que su corrida está pegada a mi garganta mientras hablamos?- casi tenemos un accidente, así que paré el coche en un descampado de la carretera, y echamos un polvo salvaje, mientras la llamaba de todo. Le trabajé especialmente bien el culo. Por puta.