De entrevistada a amante (3)
Sigue mi infidelidad con una empleada y os cuento como me llega a seducir de nuevo, acabando sodomizandola en la tienda donde trabajamos.
Durante el periodo de tiempo que llevaba trabajando, cautivo con su carácter y sus encantos naturales a los chicos, aunque no lograba conectar con las otras chicas. La envidia que la tenían, por como era y su manera de ser, crecía cada día. Además veían como su relación conmigo era muy fluida y cercana. Espero que nadie se enterara lo que realmente era.
Unos días antes de navidad me pidió volver a quedar y yo la dije que lo quería dejar, pues estaba pasando a ser una relación continuada, y que yo solo quería el tener algún rollo esporádico. La explique lo delicado de que se enteraran nuestras parejas, los compañeros de trabajo, etc. y los problemas que nos traería.
Ella lo aceptó a regañadientes, pero no tardó en volverme a tener en sus manos.
A los pocos días me dijo que quería hablar conmigo, pues decía que estaba tratándola mal, que la evitaba en el trabajo, etc. Yo me di cuenta que tenía razón y quedé con ella después de trabajar.
Salí a la tienda a última hora y ya salían los trabajadores de su jornada. Al encargado le dije que cerraba yo, pues tenía que hablar con ella.
Salió la última vestida tremendamente sexy. Llevaba una mini falda con estampado escocés, un suéter ajustado de cuello alto claro, medias negras, y zapatos negros de tacón.
Llegó a donde esta el mostrador que era donde la esperaba yo y comenzó a hablarme muy seria quejándose de que ya no teníamos ni buen rollo. Al ser cierto todo lo que me contó, la pedí disculpas y la di todo tipo de explicaciones.
Ella cambió el gesto y se fue relajando más la situación.
Según se derivaba la conversación a otros temas, ella se sentó en el mostrador de caja. Os podéis imaginar la vista de sus piernas. Yo estaba prácticamente enfrente de ella e intentaba evitar verla con ojos de deseo.
Realmente era imposible. Estaba demasiado sexy.
Cuando seguíamos hablando de temas banales, ella tenía posadas sus manos en sus muslos.
En un momento dado, comenzó a levantar su minifalda suavemente, dejando a la vista las blondas de las medias. Eran de ese tipo de medias que acaban en un tipo liga de bonitos encajes.
Subió lo justo para dejarme ver esto, manteniendo el resto, lejos de mi vista.
Esta situación me excitaba tremendamente y quise evitar el seguir teniendo relaciones con ella, así que la pedí irnos.
Ella me contestó que si no quería ver el resto de su conjuntito nuevo, que tenía una preciosa tanga.
La lleve a una mesa de las que se usan para atender a los clientes y me abalancé sobre ella. Comencé a besarla apasionadamente y mis manos pasaban debajo de su falda. Mis manos tocaban sus nalgas fuertemente, subían y bajaban con deseo de explorar su cuerpo con mis manos.
Me encantaba el tacto tan sensual de las blondas de las medias, el roce de la fina piel, las suaves medias, las nalgas notando la fina tela de la tanga.
Mi excitación era tremenda.
Comencé a desnudarla. Le ayudé a quitar su suéter dejando a mí vista un bonito sujetador negro, ligeramente transparente, que realzaban sus hermosos y grandes pechos.
La di la vuelta, poniéndola de espaldas a mí y la levanté la falda con mis dos manos. Es una imagen realmente morbosa, y que a todos nos gustaría vivir.
Imaginárosla con las medias negras, zapatos de tacón alto, con una falda escocesa como una colegiala, y su precioso culo en pompa con un bonito tanga.
Me bajé el pantalón y mis boxer de un tirón. Empecé a frotarla mi empinado miembro por sus nalgas, y apartando ligeramente su tanga rozaba su mojada vagina.
La desabroche el sujetador dejando libres sus pechos. La empecé a dar suaves mordiscos por su espalda, bajando lentamente hasta sus nalgas.
Aparté su tanga y metí mi lengua en su culo, dándola lamidas muy húmedas. Pasé una mano por debajo de sus piernas comenzando suaves caricias en su coñito.
Seguí metiéndola un dedo en su coño. Al poco, dos, y enseguida otro más.
Con los tres dedos ejerciendo un enérgico mete saca y mi boca trabajando sus nalgas y ano, no tardó en explotar en un bestial orgasmo que me mojo por completo. Esta mujer tenía los orgasmos más bestias que he visto nunca. Realmente parecía que se meaba.
Viendo que mi trabajito estaba dando buen resultado seguí con el pero ahora introduje un dedo en su ano.
Seguí el mete saca con dos dedos en su vagina y otro en su ano, mientras seguía dándola mordisquitos y lametones en sus nalgas.
Gozaba como una loca, gimiendo y gritando como una poseída, lo cual aumentaba mi excitación.
-¡Te voy a reventar el culo puta!-la dije yo.
-Si cabrón, reviéntame.
Pasé a meterla dos dedos en su culo, mientras la echaba saliva para ir lubricando.
Una vez los dos dedos entraban bien, metí otro más. Estuve un buen rato dilatando su ano.
Apunté mi capullo a su ano y con violencia la metí de un fuerte golpe. Pegó un tremendo grito. La cogí del pelo con fuerza y la grite que si no era ella la que quería follar pues que se callara. Que era una puta y varios desprecios más y que estaba para darme gusto.
Su situación sumisa la encantaba y seguía soltando flujos de su coño, mojándome incluso los cojones.
Seguí metiendo y sacando fuertemente mi polla de su culo, dando fuertes embestidas, golpeando mis pelotas en su vagina.
Sus gemidos y los míos, la respiración acelerada, avisaban de que aquello iba a acabar.
Tuve un gran orgasmo llenando sus intestinos de caliente leche.
Ella llevó su mano a su vagina, introduciendo dos dedos, y comenzó un rapido movimiento que la hizo llegar a un nuevo orgasmo.
Sus medias quedaron completamente mojadas, su tanga tenía restos de semen que la salía del culo y su falda arrugada.
Se arreglo un poco y nos besamos.
Me dijo que me iba a hacer un regalito por navidad que me iba a encantar. Esto os lo cuento en mi próximo relato.
Agradecería mucho el recibir algún comentario sobre mis relatos pues motivan mucho. Gracias.
Llegó el día de nochebuena y por costumbre todos los compañeros comparten unas botellas de cava.