De entrevistada a amante

Como una entrevista de trabajo da lugar a una relación de infidelidad real, en la que se me hacen realidad todas mis fantasias.

Una entrevista profesional da lugar a una relación real fuera de mi noviazgo en la que disfruto de todas mis fantasías sexuales.

Como en la mayoría de los relatos publicados en esta Web, comenzaré diciendo que este relato es real, pero al contrario de muchos, puedo aseguraros que lo que relato a continuación es verdad.

Esta historia comenzó hace unos 4 años. Con motivo de una selección de personal para cubrir un puesto vacante de la pequeña empresa que dirijo, llamé a una agencia de trabajo temporal. El comercial de dicha agencia me hizo una preselección de chicas que encajaban en el perfil que estaba buscando. Quedamos un día y me llevo los curriculum de las elegidas. Aunque este mal decirlo, yo no puedo evitar el no fijarme en el físico de mis trabajadoras, y en las fotos de los curriculum hubo una que me llamó un montón la atención. La chica en cuestión no era excesivamente guapa, pero era increíble la cara de golfilla que tenia. Tenía una expresión de vicio en la foto que daba morbo solo con verla. Al llamarme tanto la atención su foto, pase a leer su currículum y me empecé a hacer pajas mentales, pues la chica además de parecer una golfa yo me iba creyendo que además lo era... Su currículum estaba lleno de trabajos inestables, de trabajos en discotecas, relaciones públicas, largas estancias en islas donde hay más vicios que trabajo, etc. Esto me llevo a empezar a fantasear con poder tener un lió fuera de la estable relación que tenia en aquella época. Llamé al comercial y descarte a otras tres chicas, y quede con el que las dos precandidatas que quedaban se pasaran al día siguiente. Es evidente quien fue una de las elegidas.

Y llego el día D.

Empecé entrevistando a una de las chicas, aunque estaba mas con la cabeza en la siguiente entrevista que en la que estaba haciendo. Cumplí el tramite y a la hora prevista me avisaron que una chica me esperaba para ser entrevistada. Dije que la mandaran hacia mi despacho. En pocos segundos, aunque me parecieron eternos, llamo a la puerta y entro decidida:

-¡hola!-me saludó con una voz con tono alegre.

-hola- con tono asustado, la contesté. Me quede tan pillado que parecía yo el que iba a ser entrevistado.

Había que verla. De pie, junto a la puerta, vestida de forma recatadita con una falda por las rodillas, un jersey rojo de cuello alto ajustado que dejaba intuir las enormes tetas que tapaban, zapatos de tacón negros y medias negras. Ella alta, morena de piel y pelo, que era rizado y la llegaba hasta los hombros, con una cara siempre sonriente, con esa mirada picarona y con gafitas de niña pija. Su cuerpo se intuía con más curvas que el puerto pajares. Aun así, sin ir provocativa ni excesivamente sexy, me volvió loco perdido. Me quedé mudo y ella misma me preguntó que si se podía sentar mientras se acercaba a la mesa. Me levante ofreciéndola la mano y después de la cortesía del saludo nos sentamos en una pequeña mesa redonda que tengo para reuniones, entrevistas, etc., que me gusta mas que la mía de despacho, pues te ves mas a nivel del otro, y hay más cercanía en situaciones que son frías.

La foto no engañaba y en persona tenía una cara de vicio increíble que mostraba una sonrisa encantadora, picarona, que además acompañaba con su voz melosa, alegre, con un punto de pijotería que aun la daban más morbo.

Empecé a hacerla preguntas y después de las típicas, la charla derivo en una conversación de amigos mas que de entrevista de trabajo. Supongo que al ser los dos jóvenes y con los mismos gustos no fue difícil. Estuvimos bastante tiempo hablando de gastronomía, hasta de los lugares donde estuvo trabajando de relaciones públicas. Yo creo que fue ahí donde empezamos a contarnos cosas más personales. En ese momento la pregunte de cómo podía aguantar ese ritmo de fiestas que se pegaba. Yo la respuesta me la sabia, pero dudaba que se atreviera a contestarla. Pero si lo hizo, y con su picardía, en vez de ponerla yo en un aprieto, me logro ponerme a mi colorado.

-Pues como va ha ser, ¿es que a ti no te gusta la coca? pillín.

-Si, claro-contesté yo un tanto flipado y completamente ruborizado. Me dejó roto con la respuesta tan "a la gallega" que tuvo y con el pillin ese que me descentro por completo. Lo que si produjo en mi, fue el darme mas confianza a la hora de intentar acostarme con ella. Seguimos hablando del tema de las drogas durante un rato, y la verdad que ella me daba lecciones. Se notaba que su tiempo en las islas lo aprovechó bien. Esta conversación se derivo a la que yo estaba deseando llegar. Comenzamos a hablar de sexo. Me comentó que trabajando en los hoteles se tenían muchas aventuras y que ella era infiel por naturaleza.

En este momento el resto del personal se iba a cambiar pues ya había acabado la jornada laboral y una de las chicas me aviso, de que se irían en un momento. Yo estaba eufórico y viendo hacia donde derivaban nuestras conversaciones la invite a irnos a una bodeguilla que hay junto a mi trabajo. Llegamos y nos sentamos en una mesa junto con unas cervecitas. Allí el ambiente se distendió aun más, y más aun cuando ya llevábamos bastantes cervezas. Seguimos hablando del sexo, del tema de las infidelidades, etc. Ella se quedo alucinada de que yo nunca había sido infiel en los cuatro años que llevaba de noviazgo. Yo no se si fue eso o por el alcohol que desde ese momento la conversación subió de tono. Ella me confesó, o quizás fue una insinuación, que estaba a disgusto con su pareja pues no la cubría sus necesidades sexuales. También me confeso que una vez en un hotel donde trabajaba, unos chavales de viaje de fin de curso, la dijeron que si la gustaría acostarse con ellos. No se acostó con ellos, pero me contó que les hizo unas mamadas que no olvidarán nunca. Al ver que ya estaba muy animada, que estaba algo pedo y que me hacia insinuaciones de que rompiera mi fidelidad, me decidí a invitarla a mi casa.

Llegamos en unos minutos en mi moto. Yo tenía por aquella época una moto deportiva, y ella se agarró fuertemente a mí, apoyando y después frotando descaradamente sus pechos sobre mi espalda. Si estaba ya caliente no te digo nada como llegue a casa.

Puse la calefacción a tope y nos fuimos hasta el salón. La pregunte que quería y me dijo que si tenia bourbom. Yo, como mis únicos líos eran con un tal Jack Daniel’s, la saque una botella y una cubitera llena de hielo.

Ya que la noche se me ponía tan a favor saque de una cajita un par de gramos de coca que guardaba. En el cristal de la mesa eche como para hacer cuatro rayas, y las preparaba mientras ella me miraba con cara de felicidad y deseo.

De nuevo me volvió a demostrar lo que quería de mí, pues nada mas acabar de hacer las rayas y de meterme yo una, la di el rulo, y me dijo que a ella la encantaba follar cuando se metía. Ya no me quedaba ninguna duda de que me quería follar, pero me daba miedo se la fuera la ‘olla’ y me denunciara por acoso sexual.

Se metió dos rayas seguidas, una por cada fosa nasal, y me devolvió el rulo haciendo un gesto muy sensual. Me acabe la raya que quedaba y seguimos dando al bourbon.

Ella ya no sabia que hacer para que yo diera el primer pasó. Tarde un buen rato hasta que me decidí. La pregunte que si podía darla un beso, que me caía muy bien y quería darla un beso para demostrarla mi cariño. Me dijo que no la debía pedir permiso pues lo estaba deseando.

Me acerqué a ella despacio y lleve mis labios tímidamente hasta los suyos, la di un tímido beso sin abrir la boca, y mantuve mis labios cerca de los suyos. Ella se inclino hacia mí dándome otro mas intenso. Seguidamente me cogió por la cabeza y siguió jugando con sus labios sobre los míos hasta que abrí levemente la boca. Metió su lengua en mi boca dándome un apasionado beso. Siguió besándome apasionadamente alternando leves gemidos que supongo la producían el roce de mis dedos recorriéndola todo el cuerpo por encima de su ropa.

Pasé yo a besarla suavemente por su cuello y oreja mientras la decía lo excitado que había estado durante todo el tiempo que estuvo conmigo. Amasaba sus grandes tetas con pasión, y nos intercambiábamos besos realmente húmedos y calientes. La levanté el jersey hasta dejar a la vista su sujetador negro. Comencé a darla mordisquitos y lametones por encima del sujetador mientras una de mis manos bajaban a tocar su hermoso y duro culo. El tacto de mi mano sobre sus suaves medias era muy excitante. El propio tacto me adelanto lo que había debajo de sus medias. Se notaba que vestía bragas y al acercar mis dedos hacia su entrepierna note la humedad que traspasaba hasta las propias medias.

Pase a dejarla liberados los pechos quitándola del todo el jersey y desabrochando su sujetador. Sus pechos quedaron a mi vista. Eran increíbles. Puedo jurar que son los más grandes que he visto hasta hoy. Además de grandes, eran hermosos. Caían naturalmente, pero mucho menos de lo que se podía esperar. Yo creo que tenía una talla 120 ó 130. Sus pezones del tamaño justo, duros como piedras, eran bastante oscuros.

Me incline llevando mi boca a sus pezones mientras pasaba mis dedos por todo su pecho. Ella seguía soltando leves gemidos mientras llevo su mano a mi paquete, apretando la polla por encima del pantalón. La frotaba con ritmo haciéndome llevar mi excitación a límites increíbles. Sentía dolor al tenerla presionada por mi pantalón y la duración que tenía ya la erección.

Ella estaba sentada y yo me puse de rodillas entre sus piernas, pasando mis manos por la parte interior de sus muslos. El movimiento de mis manos iba además, abriéndome camino hasta mi ansiado trofeo. Empecé a ver ligeramente sus bragas blancas que aún la cubrían las suaves medias. Pase a quitarla la falda con un poco de ayuda suya, mientras sobaba con pasión sus nalgas y la seguía mordisqueando sus pezones.

Me levante y la invite a que se levantara ella fundiéndonos en un fuerte abrazo que ella aprovechó para darme unas frotaditas con su pierna sobre mi paquete. La acariciaba las medias suavemente y fui acercándome hasta la parte superior de estas. Metí los dedos entre las medias, las bragas y la piel, haciendo suaves movimientos intentando acabar de quitar la ropa que la quedaba.

Se separo de mi un par de metros y con unos movimientos muy sexys se quito los zapatos, las medias y las bragas quedando desnuda ante mi. Tenía el pubis ligeramente depilado con un bello muy negro y rizado. Se volvió a sentar dejando abiertas sus piernas invitándome a comer tan delicioso manjar. Me arrodillé de nuevo entre sus piernas y dando pequeñas lamidas y mordisquitos por sus muslos llegué hasta su empapada cueva. Comencé a dar lamidas de abajo arriba a buen ritmo. Ella se movía ligeramente retorciéndose de placer. Mi lengua buscó sus profundidades haciendo ahora un movimiento de entrada y salida. Mis manos pellizcaban sus pezones y en algún momento le acercaba mis dedos a su boca que ella se introducía y lamía como si de una polla se tratase.

Después de un buen rato, bajé mis dedos hasta su húmedo coño, introduciendo sin ninguna dificultad dos dedos. Empecé un movimiento de mete saca muy despacio. La introduje un dedo más, y otro más hasta dejarla mis cuatro dedos dentro, entrando y saliendo por completo, lentamente, chapoteando en sus jugos. Sus movimientos delataban su placer y volví a llevar mi boca hasta su coñito.

Busque con mi lengua su pelotita, que era de un tamaño considerable y la comencé a lamer mientras seguía con el movimiento de mete y saca con mis cuatro dedos.

Parecía estar poseída haciendo cada vez mas movimientos y soltando gemidos cortantemente. Su cueva chorreaba flujos que me empapaban la cara y la mano, y soltaban un fuerte aroma a hembra. Aceleré el mete y saca e hice mas bruscas las lamidas a su clítoris y mi otra mano seguía pellizcando y tocando sus pezones, ahora con mas violencia.

Soltó un fuerte gemido y empezó a emanar gran cantidad de liquido por su vagina, mojando por completo mi cara y mano. Llegó al orgasmo más bestial que he visto nunca. Dejó incluso un pequeño charco en el suelo y una gran mancha en el sofá donde estaba sentada. Limpié todo los flujos que la quedaban en sus labios vaginales y muslos con la lengua y la lleve mi mano mojada a su boca para que probara su propio néctar.

Estuvo unos segundos como ida, y yo no sabia que pensar, si era por el orgasmo o era que la había afectado el alcohol y la había dado el bajón.

Afortunadamente fue que quedo extasiada del orgasmo. Menos mal pues yo llevaba un buen rato deseando sacar mi polla a pasear.

Me dio un beso muy sensual, largo y húmedo, y al acabar me dio las gracias. Me dijo que me recompensaría por el placer que había recibido.

Me tumbo en el sofá y me desnudo lentamente mientras su boca recorría todo mi cuerpo. Me dejo con unos bóxer negros que llevaba y me dio unos mordisquitos por encima de ellos. Yo realmente sufría, pero quería dejarla hacer a ella. Vi en mis bóxer una mancha de liquido preseminal, que era la prueba de lo que estaba pasando en esos momentos.

Al fin me libero mi pene, que es de un tamaño considerable. No voy a caer en las fantasmadas de los 24-25cm, pues como dije al principio este relato es real. Mi pene tiene 17-18 cm. y es bastante grueso.

Comenzó dando lamidas a lo largo de todo el, de abajo arriba, bastante despacio. La mano que la quedaba libre recorría mi pecho, mis muslos, mi cara.

Cogio a continuación mis huevos con su mano y los lamió como con desesperación, metiéndose incluso uno en la boca. Después de un buen repaso a mis huevos, se metió la polla entera en la boca. Yo me extrañaba que no la dieran arcadas de donde la llegaba. El movimiento que empezó de recorrer toda mi polla, succionando con sus labios y el tiempo que llevaba excitado, me hizo quitarla, pues no creía poder aguantar sin correrme mucho más. Yo creo que fue gracias a la cocaína por lo que aguante tanto, pues sino no entiendo como no eyaculé antes.

La puse tumbada en el sofá, la abrí las piernas y puse mi polla en la entrada de su siempre mojada cueva. Me agarró de las nalgas y de un solo gesto se la introduje hasta los cojones. La metí y saque la polla del todo, con bastante violencia, como queriéndola hacer daño, y lo que la provocaba era un gran placer. Yo estaba a punto, por lo que la hice cambiar de postura para retrasar un poco más mi orgasmo. Se puso a cuatro patas levantando exageradamente su culo, abriendo las piernas y frotándose el clítoris con una de sus manos.

Me puse detrás viendo el mayor espectáculo del mundo. Con esa postura se la veía todo su coño con el brillo que le daba la humedad que tenia, y su culito rosadito que pedía ser comido. No resistí la tentación y lleve hasta su culo mi boca. Primero la mordisquee las nalgas y me fui acercando a su agujerito. La comencé a echar saliva a su ojete para después darle unas húmedas lamidas. Llegué a introducir levemente mi lengua y me lo agradeció mucho, pues entre la lamida y sus caricias en el clítoris la hice tener otro sonoro y mojado orgasmo. Desde donde estaba, vi caer perfectamente sus líquidos, que parecía más una meada que una corrida.

-¡Follamé! me grito.

La pegué un pollazo que de nuevo se la metí hasta los huevos. Comencé un mete saca violento ya deseando correrme, y en pocos segundos la llene de una gran cantidad de semen. No había acabado de soltar todo mi esperma cuando se dio la vuelta rápidamente y se metió mi polla con desesperación en la boca intentando degustar mi semen. Aún la quedó una buena ración, pero no desperdicio nada, pues me lamió la polla hasta que se me quedo flácida. Cuando se separó de mi, vi que antes de metérsela en la boca un par de chorritos la dieron en su cara y pechos. Ella también se dio cuenta y con un dedo recogió el semen de su cara y sensualmente se lo introdujo en la boca como si de una polla se tratara. Después recogió los restos de su pecho e hizo lo mismo.

Yo me quedé flipado del polvo que habíamos tenido y del derroche de erotismo que tenía esa mujer. Me templaban hasta las piernas del placer sentido. Tuve una sensación increíble de bienestar.

Nos quedamos un buen rato abrazados dándonos mimos. Me separe de ella y fui a poner un par de copas. Cuando regrese de poner las copas ella ya estaba vestida prácticamente. Me senté junto a ella y me puse a preparar otras cuatro rayas pues intuía que la noche no había acabado aún. Ya era bastante tarde, pero ninguno de los dos nos queríamos ir.

Seguimos hablando, mientras yo me vestí, contándonos todo tipo de cosas como si fuéramos amigos íntimos. En un momento dado ella me dijo que la encantaba tomar el sol desnuda en una piscina que disponía su familia, y que sus padres y hermanas, que eran muy diferentes en cuanto a su forma de ser, no tan liberales como ella, la trataban como a una guarra, y constantemente la recriminaban el que tomara así el sol aunque cuando estaba su padre se ponía un tanguita minúsculo.

Yo la verdad no me imaginaba a mi hermana en bolas con un tanguita delante de mis padres y hermanos, por lo que la dije que no me lo creía lo que me contaba.

Ella, en ese momento se levantó, poniéndose delante de mí, por lo que su culo quedó a la altura de mi cara. De una manera muy sexy, como todo en ella, se quitó su pantalón y bragas a la vez, haciendo movimientos de cadera y piernas, cómo si de una bailarina de step-tease se tratara.

Una vez que se saco la ropa se abrió de piernas y se agachó. Os podéis imaginar la vista. Ella de pie, con las piernas abiertas ligeramente, el cuerpo inclinado apoyando sus manos en un mueble próximo, sacando el culo en pompa, la vista de su vagina, su culito rosado a un palmo de mi cara…..volví a ponerme a cien.

En esta situación ella me preguntó que si no la veía la marca del tanguita. Le dije la verdad, que no la veía, no se si era por que teníamos una luz tenue de velas o porque era la tanga tan pequeña que no quedaba ni marca. Al final me convencí que era real el que se pusiera en pelotas delante de su familia, pues de hecho su moreno era igual en todo el cuerpo.

En estas, soltó sus manos del mueble en el que se apoyaba y las llevó hasta sus nalgas. Se cogió cada una de ellas y se las abrió dejándome ver aun más claramente cada uno de sus agujeros. Fue acercándose sus dedos hasta su ano y vagina, abriendo sus nalgas todo lo posible. En este momento, hizo una de las cosas mas eróticas que he visto nunca en persona, se llevo la mano derecha hasta su boca chupandose el dedo índice, una vez mojado su dedo lo llevo a la entrada de su ano y se lo metió lentamente con cierta dificultad mientras soltaba algún gemido, yo no se si de dolor o de gusto. Cuando se introdujo todo el dedo, empezó a mover sus caderas haciendo como círculos en el aire con su culo, todo esto con su dedo dentro. Paró este movimiento y empezó a meter y sacar su dedo del culo. Cada vez se notaba como entraba con más facilidad el dedo.

Como entenderéis yo estaba otra vez completamente empalmado. Me acerqué y la empecé a dar mordisquitos en sus nalgas. Sus gemidos aumentaron de frecuencia y de intensidad y comenzó a introducirse dos dedos. Así estuvo como dos segundos hasta que se les saco, volviéndose a abrir las nalgas dejándome ver la dilatación de su culo. Tras unos instantes así, se dio la vuelta y mientras me ayudaba a desnudarme me dijo que si yo tenia algo mejor para su culo.

Empezó a mamarme la polla con una dedicación memorable, y cuando la vio perfectamente lubricada de su saliva, volvió a darse la vuelta mostrándome su culo de nuevo. Me cojio la polla y después de darse unas frotadas en su coño, apunto mi capullo a su culito.

Suavemente empecé a empujar mientras la echaba algo de mi saliva a su ano. Poco a poco empecé a romperla el culo mientras me llamaba de todo:

-hijo puta, ¡reviéntame!-

-¡rómpeme el culo, cabrón!

Mi penetración iba cogiendo ritmo y con suaves movimientos llegué a meterla toda mi polla. Ella se frotaba el clítoris, y mezclaba suspiros con gemidos y con insultos.

Mi polla estaba cómodamente dentro de su culo y ella ahora, solo sentía placer. En ese momento dio un tremendo gemido y empecé a notar como sus flujos caían mojándonos las piernas y los pies.

Empecé a penetrarla con más rapidez y en pocos segundos iba a eyacular dando yo un gran grito de gusto. Ella, al intuir que ya me corría actuó como en mi primer orgasmo, pero esta vez no se metió la polla en la boca, sino que se quito rápidamente dándose la vuelta y pajeandome, acabando de correrme sobre su cara, pelo y pecho.

El semen sobre su cara y pechos era bastante a pesar de ser mi segundo orgasmo y se lo empezó a extender por su cuerpo mientras con la otra mano se seguía masturbando alcanzando un nuevo orgasmo.

Volvimos a estar un buen rato extenuados y ya nos lavamos y nos vestimos. La llevé a su casa y cuando nos despedimos me preguntó que si era ella la elegida para cubrir el trabajo. A mi la verdad se me había olvidado el porqué estaba con ella. Por supuesto, comenzó a trabajar en mi empresa y siguió haciéndome realidad todos mis sueños eróticos. (Continuará).

ESTE ES MI PRIMER RELATO. SI OS GUSTA, HACERMELO SABER, PARA CONTAROS TODAS LAS HISTORIAS QUE ME HIZO VIVIR ESTA MUJER.