De embajadores de España con la fogosa heredera

La ramplona administrativa y su desconcertado novio empiezan a hacer amistades en la isla de Roatán, de hecho empiezan a ser muy conocidos. Los dos protagonistas viven su última semana en la isla a todo trapo.

Esta es la tercera parte de De fea administrativa a fogosa heredera

( http://todorelatos.com/relato/124807/ ) y De viaje con la fogosa heredera ( http://todorelatos.com/relato/124816/ ) mejor leer los anteriores capitulos, aunque se puede leer sin hacerlo.

-       ¡Que fuerte!, me han visto y me están pidiendo que vaya.

-       - ¿comoooo? – conteste yo alucinando.

-       Que si joder que los cuatro me hacen señas con las manos para que vaya. Ven a verlo – me contestó Rita sobreexcitada- Yo me levanté y fui hacia la ventana.  Efectivamente, los cuatro follaban mirando a la ventana y efectivamente los 4 muertos de risa hacían gestos ostensibles a Rita.  Los italianos pararon las señas cuando me vieron aparecer, pero aún así Veronique e Ingrid entre gemido y gemido insistieron con sus manos.

-       Joder, ¿qué hacemos?

-       ¿Cómo que qué hacemos?, tu encularme y encularme duro por lo pronto – yo hice ademán de apoyarla contra la ventana, pero Rita se negó – esto si que no.  Follar es algo muy intimo y me niego a darle el espectáculo a esos cuatro – con lo que me condujo a la cama, se puso a cuatro patas y abrió con sus manos sus nalgas – hasta el fondo, como a mi me gusta.

Y por supuesto que como a ella le gustaba.  Se la metí hasta el fondo de un golpe, sin miramientos, sin ningún tipo de cuidado.  Mi nabo estaba a reventar y necesitaba descargarlo.  El culo de Rita estaba como mantequilla, mi polla entró como la seda y ella solo respondió con un gemido que ya duró los siguientes 20 minutos que fue el tiempo que tardé en correrme.

Cuando nuestras respiraciones se calmaron, aun oímos los últimos signos de combate en la cabaña de al lado.  Poco después de acabar los gritos y gemidos, oímos pisadas en sus escaleras y más tarde una furgoneta que arrancaba y partía.

A la mañana siguiente en el barco estábamos más cortados nosotros que ellas.  Seguimos el proceder de días anteriores y después de la primera inmersión todas se pusieron en pelotas.  Comieron como dios las trajo al mundo y después de la segunda bajada Rita volvió a ponerse a tomar en sol con las nórdicas.  Yo leía un libro a pocos metros, y me quede de piedra cuando vi por donde iba la conversación que las tres mantenían.

Habían empezado a hablar de la noche anterior, sobre si no les daba palo mantener relaciones sexuales delante de gente, de si no se cortaban al tener al alguien al lado mientras gozaban.  Ellas se mostraban muy abiertas el tema, le confesaron que les había gustado mucho a los cuatro verla desnuda a través de las ventanas y que había sido tonta en no haberse unido a la fiesta, los dos lo habíamos sido.  Hablaron sobre la relación entre ellas, le contaron que no eran lesbianas pero esa era su semana de sexo y desenfreno lejos de sus parejas y si había que hacérselo entre ellas pues una se lo hacía.  Rita les confeso que nunca había estado con una mujer y las tres se rieron.

Pasamos el resto del día en la playa, me hacía gracia ver a esas tres como se ponían las bragas un poco antes de tocar tierra y como las mismas le molestaban, ya se sabe “las que no usan bragas hasta la cinta le hace llagas”.

Cenamos los cuatro y después del ciego de la noche anterior nosotros nos retiramos a nuestra cabaña.  Las chica habían quedado con sus monitores italianos y se despidieron.

Jodí a mi chica con saña aquella noche, era bastante improbable que hoy tuviésemos espectáculo en la ventana por lo que Rita se lanzó sobre mi y me pidió su ración de sexo anal.

Estaba machacando los intestinos de mi recién estrenada novia, cuando le solté a bocajarro viendo lo salidísima que iba, a juzgar por sus berridos de placer.

-       ¿Te gustaría comerle el coño a una de las vecinitas?

-       Me gustaría más que me lo comiesen a mi mientras te cómo la polla.

-       ¿De verdad zorra?

-       No me llames así.  Y si, me encantaría sentir a una de ellas comiendo mi raja mientras con las manos me toca los pezones y a su vez tengo tu polla dura en mi boca.

-       ¿Y que uno de los dos italianos te de por el culo mientras te follo?

-       Mi culo es solo tuyo mi amor.  Pero si me encantaría sentir una de esas pollas venosas en mi coño mientras tu me das por ahí mi amor.

-       Ósea ¿que te gustaría ser utilizada?

-       Nada me gustaría más – confesó entre gritos de placer antesala del orgasmo.

Se corrió como una posesa y yo no tarde en seguirla inundando su culo como mi espesa lefa.  Nos quedamos los dos tirados en la cama sin decir nada.  Habían pasado 15 minutos cuando Rita habló.

-       Sabes que todo eso son fantasías y váciles del polvo.  Mi cuerpo es solo tuyo.  ¿No?

-       Lo tengo claro mi amor, lo tengo claro – le dije asustado un poco por mis palabras.

El barco tuvo que esperar más de 20 minutos por Veronique e Ingrid.  Ambas llegaron a la carrera bajándose de un taxi.  Habían pasado la noche en el apartamento de los dos italianos y por lo visto habían follado hasta el amanecer.  Venían sin duchar y aun las dos olían claramente a lefa y su cuerpo estaba lleno de pegajosas manchas.

Venían sin bikini por lo que una vez partido ambas se desnudaron y pidiendo un cabo se lanzaron al agua para refrescarse.  Tiramos de ellas hasta las escaleras y subieron al menos con menos lefa en el cuerpo y menos, mucho menos olor.

Como de costumbre hicimos dos bajadas, comimos y las chicas se pusieron a hablar sobre sus cosas.  Yo volví a colocarme cerca y puse la antena a ver que decían.

-       Rita, no sabes lo que te perdiste anoche.  Nada más encontrárnoslos nos presentaron a un par de amigos y después de mucho beber nos llevaron a casa de uno de ellos.  Nos follaron los cuatro hasta que ya hacia muchas horas que era de día.

-       ¿Dos para cada unaaaa?

-       E incluso tres. A Vero llegó incluso a atenderle tres a la vez.  Cada uno por su agujero – Dijo Ingrid

-       ¿Y tu?

-       A mi me estaban dando de lo lindo y no me podía quejar - contestó.

-       Que envidia me dais -  dijo Rita sonriendo.

-       Y más te daríamos si hubieses probado al negro – dijo Veronique

-       ¿Había un negro – contestó preguntando Rita

-       Y muy bien armado – dijeron las suecas a la vez.

Tomamos el sol, cenamos y nos propusieron ir a la discoteca.  Sinceramente a mi el sol me mataba, y estaba muerto, pero Rita quería ver al negro.

En la discoteca de nuevo repartían globos con gas de la risa.  La primera noche no los quisimos probar, pero la segunda por la insistencia de Rita que lo quería probar todo, acabamos con uno cada uno en nuestras manos

El oxido nitroso, que era en realidad el gas de la risa no es realmente peligroso, pero es una droga al fin de cuentas.  Rita que nunca había probado nada se hizo esa noche una forofa de los mismo e incluso perdí la cuenta de cuantos llegó a comprar.  El caso es que la chica andaba con un pedo de tres pares de cojones.

Cerramos la discoteca y nos dirigimos en la cochambrosa pick-up a nuestras cabañas.  Las suecas tenían alcohol y proponían seguir la fiesta allí.

En esta ocasión éramos ocho los ocupantes de la furgoneta.  Los italianos, las  suecas, el negro y su novia, otra negra de muy buen ver. Además de nosotros obviamente.

Al llegar Veronique me pidió que trajese hielo de nuestra cabaña, cosa que hice acompañado de Tony, el negro.  No tardamos ni tres minutos, pero al llegar a la cabaña de las chicas el espectáculo era dantesco.

Ingrid ya desnuda se la chupaba a Giovanni, el más alto de los monitores de buceo que con los pantalones por los tobillos agarraba la cabeza de la sueca y dirigía la carencia de sus mamada.  En el centro del salón Veronique y Rita bailaban con las tetas al aire pasándose un globo y partiéndose de risa,  Marco, el otro monitor preparaba unas copas y la negra fumaba un cigarro esperando por su novio.

Me quedé parado viendo la escena, pero Tony simplemente me desplazó, dejó su hielera en una mesa y acercándose a su novia, sacó su polla y se la metió en la boca.

Marco con la copa en la mano se dirigió al centro del salón y se metió de las chicas y se puso a bailar con ellas.  Entre ambas le quitaron la camisa y se fueron pasando copa, globo y picos en la boca.  Rita estaba desconocida.  ¿qué había sido de aquella chica asocial que sonreía a todo el mundo en mi antigua oficina y que nunca había roto un plato?.

Dejé mi hielera y me acerqué al grupo.  Me puse a bailar y Veronique me sacó mi camisa  pellizcándome un pezón, yo no pude ser menos y le pellizque uno de los suyos lo que provocó en ella una ataque de risa.

Todos nos volvimos cuando oímos a Ingrid jadear.  Su italiano la había colocado a cuatro patas en el sofá y la penetraba vaginalmente mientras sonreía a su nueva afición, ósea nosotros.  Los negros no tardaron en ponerse a la faena y Katy, que así se llamaba la chica, dejando al aire sus grandes pechos con impresionantemente grandes pezones se colocó en cuatro para recibir la primera envestida de la noche.

Vero me besaba los pezones cuando noté como a mis pies Rita me sacaba la polla del pantalón y se metía mi polla en la boca.  Marco no tardó en reaccionar y bajando el pantalón de mi chica y dejándoselos por los tobillos empezó a tocar su empapado coño.

Nunca antes había Rita comido una polla mientras alguien le metía un dedo en el coño y aunque a veces paraba para gemir o jadear, la tía se coordinaba bien.  Aparte, la cabeza de la sueca y metí uno de sus pezones en mi boca.  Nunca lo hubiese hecho si Rita no hubiese empezado, pero viendo lo poco (o nada) que se quejaba de tener la mano de otro en su coño la veda estaba abierta.

Rita me la chupó durante unos minutos para acabar levantándose, cogiéndome de la mano y llevándome al sofá, al lado de donde Ingrid iba por su segundo orgasmos.  Le dio dos meneos a mi polla y bajándose sobre ella se la metió hasta el fondo.  Rita dio un aullido de placer y empezó a cabalgarme.  En el suelo Marco ya se la había metido a su sueca y también empezó a gemir tres escalas por encima de lo que uno esperaría.

La habitación estaba llena de gemidos que venían de las cuatro esquinas.

No se sí los globos o el alcohol, o sencillamente la situación, pero yo estaba aguantando como un bestia.  Rita se corría una y otra vez en mis manos mientras yo me mantenía con los ojos cerrados.  Los abrí cuando noté como Rita se aprisiono hacía mi pecho y mi sorpresa fue mayúscula cuando vi a Tony con su negra polla apuntando hacía el culo de mi chica.  Esta tenía cara de apuro, pero el deseo pudo más que su vergüenza o su educación pija de provincias y sencillamente abrió con sus manos sus cachetes y espero la embestida.

En el suelo Marco tumbado en el suelo se dejaba cabalgar por la sueca y disfrutaba del coño de Katy que había posado su rosadisima raja sobre la cara del afortunado napolitano.

Fue una sensación extraña sentir una gran masa de carne compartiendo el interior de Rita conmigo.  Notaba perfectamente como su nabo tocaba con el mío.  Rita no se movía hasta que el negro empezó a darle.  Tenía una cara tremenda de dolor, pero esta cambio cuando notó dos pollas a su vez retorciendo su interior.  Rita gritaba de placer y la doble penetración hizo que Ingrid se celase y pidiese una ración parecida.  Marco dejó a las chicas comiéndose el coño una a la otra mientras se dirigía al culo de la segunda sueca.

Jodimos como bestias toda la noche.  Yo me corrí en el coño de Rita y de Ingrid y tuve el placer de dar por el culo un rato a la negra.  Rita comió su primer coño, en realidad fueron tres, pues le comió el coño a cada una de las chicas. A su vez fue comida por todas y follada por sus distintos agujeros por los dos italianos y el americano, aparte de por mi por supuesto..

Me faltaba por follarme a Ingrid, pero la polla no me daba para más a pesar de sus ruegos.

Como el lógico al día siguiente nadie apareció a bucear.  A los del club de buceo en realidad se la soplaba.  Menos gasoil y comida que tenían que gastar, ya que todo estaba pagado de antemano.

Nos quedaban tres noches que aprovechamos como posesos.  Finalmente me pude follar a Ingrid en nuestra cama mientras esta le comía el potorro a la palentina y su amiga le lamía su pompis y coño desde detrás.

Recibimos incluso una queja de la dirección del hotel, entendían un poco de fiesta y folleteo, pero nada como tener a una familia americana a tres cabañas de nosotros como para joder toda la marrana.  Desde luego que no cambiamos nuestra actitud y le dimos caña hasta el último día.  La verdad es que era una experiencia cruzarse con los yankees ultra conservadores que nos habían tocado como vecinos, casí casí le tapaban los ojos a sus hijos cuando pasábamos cerca.  Me imagino que es el problema de las casas de madera barata, muy bonitas, pero desde luego muy poco discretas.

La última noche después de una tremenda fiesta con las suecas y un par de chicos nuevos franceses y cuando llegamos muertos a nuestra “casa” Rita me pidió que le hiciese el amor.  Tenía la polla hecha un cisco, pero la chica quería sexo tranquilo y sentido por lo que bajo las sabanas y la mosquitera de nuestra ruidosa cama la penetré suavemente y muy despacio la hice el amor hasta que ambos nos corrimos.

-       Miguel, lo que pasa en Roatán, se queda en Roatán

-       Claro mi amor.

-       Yo no soy así.  Yo no soy mujer de muchos hombres, soy mujer de uno solo y no sé que ha pasado aquí.  Espero que entiendas que soy solo tuya y que no quiero que me compartas ni compartirte con nadie.

-       Pues no ha pasado nada, estábamos de vacaciones y se nos fue un poco la pinza.

-       Y tanto que se nos fue.  Esto no se puede repetir.  Me muero solo de pensar que te puedo volver a ver con otra y encima yo haciendo de mamporrera.

-       Claro mi vida – le dije mientras pensaba que había que ser muy puta y muy degenerada en potencia y que empezaba a cronometrar hasta que pidiese una fiesta de estas en Madrid.

Nos despedimos entre lagrimas de nuestras amigas.  Nos prometieron venir a Madrid con sus parejas.

Ellas volvían en barco hasta la Ceiba, nosotros en avioneta hasta San Pedro Sula, de ahí volábamos a Miami y de nuevo a Madrid.  En realidad ellas hacían el mismo viaje que nosotros pero nosotros todo en avión y en primera y ellas en lowcost, barco y cuatro horas de bus.

Creeroslo o no, pero el aeropuerto de Miami estaba cerrado por Huracán.  Los vuelos entraban pero no estaba saliendo ninguno.  Al ir en primera, Iberia nos dio un hotelazo a pocos kilómetros del aeropuerto. Estando a punto de dirigirnos hacía el microbús que allí debía de llevarnos, ¿ a quien nos encontramos?  A las suecas.

Evidentemente ellas no tenían hotel por cuenta de su compañía Aerea, Virgin no hace esas cosas, pues viajar en turista es lo que tiene.

Como no podía ser de otra forma las colamos en nuestra suite y esa noche volví a disfrutar del cuerpo de dos diosas del amor y de el de mi ardiente novia.  Ni siquiera tuve que empezar yo.  Sencillamente dejé que las cosas pasasen y pasaron. Rita se había olvidado en menos de 24 horas de su “lo que pasa en Roatan..:” y lo había ampliado a “lo que pasa en Roatan y Miami…”

Nos volvimos a despedir ya en el aeropuerto, que ya estaba abierto y nos subimos a nuestro avión.

Dormimos todo el vuelo.  A quien le contase que había pasado un huracán en Miami y ni había mirado por la ventana y había cruzado el Atlántico en primera y ni me había enterado, no se lo creería, pero así era.

Llegamos a Madrid con el horario cambiado, fuimos directamente a Serrano, a casa de Rita.  Estábamos con el horario cambiado por lo que a pesar de intentarlo no había dios que lograse dormir.

Logré conciliar un poco el sueño y después de un par de horas de profundo sueño un ligero zumbido me despertó a mi lado.  Abrí un ojo y vi a Rita desnuda y de rodillas apoyada sobre su pecho y con un tremendo vibrador incrustado en su culo.

-       no podía dormir – me dijo guiñándome un ojo.

Al principio no le hice caso, pero poco a poco me fui espabilando y mi polla levantándose.

-       Tómame – me dijo ya entre jadeos.

Aparté la sabana, me incorporé poniéndome detrás de ella y cuando iba a retirar el vibrador para ocupar su lugar Rita gimió.

-       No me lo quites, métemela en el coño, no sabes lo que me ha gustado sentirme doblemente penetrada – y sin otra opción y quitándole la mano del bicho de plástico incrusté mi polla en su derretido coño.

Jodimos durante horas hasta que caímos rendidos.  Estaba convencido que Rita fantaseó con la polla de Tony a cada uno de mis percusiones y cada uno de sus orgasmos…

CONTINUARA…