De destupir un rabo pasé a ser destupida por tres
Yo estaba disfrutando como una loca con la rica monta de Mauro aunque viendo a Mari, sentía envidia de no ser yo la emparedada, cuando de golpe ella rompió a gemir como una posesa
Regresamos de ver otra parte de la isla insistiendo ellos en pasar por mi casa a tomar la última copa y para ver si volvía a quedarse Mauro en casa, poniendo un poco de música relajante para amenizar la reunión sin darme cuenta que esto nos hizo subir el tono y por la hora que era igual molestábamos a algún vecino, pues de golpe sonó el timbre y mirando el reloj vi eran más de las doce de la noche, abrí y me encontré a mi querido vecino el viudo que se había instalado recientemente junto a mi casa y que tan bien me había repintado con su broca.
No quiero molestar Rosa y perdona por la intromisión, pero vuestra música y las voces se oyen fuerte y creo algún vecino se va a molestar y antes llamen a la policía como te aprecio venía a avisarte.
Iba con un pantalón corto tipo pijama y una camisa a medio abrochar mostrando su forrado pectoral que rápidamente me hizo recordar lo que tenía olvidado con mis últimas visitas, diciéndole que gracias por el aviso y que no nos aviamos dado cuenta y con la euforia de la visita estaba absorta y había sido una descuidada con los vecinos.
Se asomó Mauro para preguntar que sucedía, calmándolo y diciéndole no era nada, solo un buen vecino que venía a avisar de los ruidos, diciendo este que lo invitara a tomar una copa para compensar las molestias, desconociendo que ya el había pasado antes por mi cama previa de su llegada y seguramente había escuchado la noche anterior y por la mañana nuestras fiestas de cama.
Fue a decir el viudo vecino que no hacía falta que no iba vestido para la ocasión, cuando se asomó Mari y dijo, dile que pase que va muy sexy y es muy atractivo ese vecino tuyo…anda dile no se corte y tome una copa con nosotras que bajamos la música.
Riendo le mire y le dije, no tiene escusas, no le espera nadie así que pase y únase a la reunión que les presento a todos.
Mari que andaba algo delicada ya por las copas tras las presentaciones me dijo que parecía había cierto filin entre nosotros, mirando a Mauro le dijo, ojo que tienes un rival esta noche…y además esta cañón el amigo, rompiendo el hielo existente entre todos con sus comentarios, y haciéndome ruborizar y destapando con esto nuestro pequeño secreto.
No tuve más remedio que aclarar habíamos tenido encuentros y aunque en principio Mauro se quedó algo cortado, rápidamente lo calme llevando mi mano a su paquete y diciéndole tranquilo que esta noche no te quedas sin tu trabajo de limpieza de cañerías, girándome hacia mi vecino viudo también y guiñándole un ojo le dije, ya sabes soy mujer caliente y tengo fuego para los dos así que si no se ponen celosos hay Rosa esta noche para ambos.
Esto no me lo pierdo dijo Mari, de aquí no se va nadie hasta que la fiesta acabe levantándose y acercándose al recién llegado le echo mano a su bulto y dijo, tengo que testar esto por si me apunto también… y aunque al principio él se quedó cortado pues miro a José para ver la reacción, este sonriendo aceptaba los atrevimientos de su esposa.
Ufffff Rosa que bien sabes elegirlos, metiendo la mano a través del pantalón pijama y agarrando su morcillón rabo que con descaro saco y beso ante la atónita mirada del resto.
Mari estaba desbocada y me tuve que poner manos a la obra pues se me estaba adelantando, por lo que afloje el pantalón de Mauro y saque su armamento a la vez que se me acerco José ofreciéndome el suyo para degustarlo mientras ella ya comía el rabo de mi vecino con su beneplácito observándome con cara picara el también.
Solo faltaron cinco minutos más para estar nosotras dos y ellos tres como nos habían traído al mundo entre gemidos y abrazos y roces pasando a veces de la degustación de un rabo a tener dos para comer, siendo nosotras las afortunadas que en minoría íbamos a disfrutar de lo lindo.
José no tardo en ponerse a comerme mi conejito, pues parecía esta deseoso por lo bien y el afán que le puso mientras veía a su mujer se lo comía mi vecino alternando el pollon de Mauro entre su boca y la mía, pues andaba el ofreciéndonos su rígido y gordo miembro a ambas mientras el resto degustaban de nuestros conejitos.
Tarde poco en explotar con uno orgasmo colosal que inundo mi alcoba con una sinfonía lirica que contrastaba con los roncos gemidos de más de uno que estaba bien metido en faena, aprovechando Mauro el descuido de José al dejar mi chochito libre y recién lubrificado para meter su pollon de una estocada como diciendo aquello era de su propiedad, haciendo mis ojos se quedaran en blanco unos segundos.
Me estaba follando como si la vida le fuese en ello, quizás quería demostrar lo bien que lo hacía o me tomaba en propiedad cuando gire la cabeza entre tanto gozo y vi a Mari sentarse en el pollon duro y rígido de mi vecino al que abrazaba y besaba con pasión a la vez que su marido se acercó por atrás y comenzó a restregarle su enorme capullo por su puerta trasera.
Ella absorta con la monta no se dio cuenta del peligro que corría cuando José empujando la penetro por atrás haciéndole soltar unos alaridos que rápidamente se fueron calmando cuando mi vecino se dejó recostar para que las penetraciones entre ambos fuesen más placenteras, empezando su marido a bombear lentamente mientras ella cambiaba poco a poco sus alaridos por gemidos.
Yo estaba disfrutando como una loca con la rica monta de Mauro aunque viendo a Mari, sentía envidia de no ser yo la emparedada, cuando de golpe ella rompió a gemir como una posesa al recibir un orgasmo por las atenciones de su marido y mi vecino.
Se desclavo mi vecino cuando esta trataba de recuperarse y ponerse en mejor postura pues su marido también saco su estilete de su trasero y tras sentarse apoyado en el cabezal de la cama la invito a montarse sobre él, acercando ahora el lustroso y empapado miembro con los jugos del chochito de Mari mi viudo vecino, para que se lo chupara mientras Mauro seguía metiendo aunque ahora con un ritmo más pausado pues su espalda ya reflejaban gotas de sudor por la pasión puesta en la faena.
Les dije que quería recibir los dos y tras buscar la posición idónea, quede tumbada sobre Mauro bien clavada con mi culito hacia arriba esperando mi viudo vecino terminara meter su enorme rabo por mi puerta trasera, que consiguió no sin esfuerzo pues su grosor y mi estrechez esa noche le pusieron en cierta dificultad, consiguiendo finalmente empalarme quedando a merced de aquellos dos machos viudos que por sendos agujeros me estaban destupiendo bien.
La sinfonía de gemidos ahora era global con aquellos tres tenores acompañándonos a nosotras para armonizar nuestra lirica de goce, comenzando pronto a destupirse alguna cañería pues mi viudo vecino acelero para comenzar a soltar su pastosa crema inundando mi agujero trasero y haciendo entrar en un trance orgásmico difícil de describir, que no tarde en contagiar a Mauro que parecía un clon de su homologo viudo soltando leche en mi conejito mientras yo perdía por momentos la noción del tiempo y del espacio con aquel colosal orgasmo que me dejo fuera de reacción por segundos a merced de aquellos viudos que tras correrse me seguían tendiendo empalada.
Estaba siendo besada en la boca por uno mientras el otro lo hacía en la nuca, parecía un juego entre machos que querían demostrar quién era el más poderoso, siendo yo la beneficiada de tales galanterías, desclavándose ambos al final a mi petición pues estaba presionada en medio de los dos y casi sin respiración.
En ese momento también culminaba José con otra colosal corrida pero está en el sexo de su ella, que parecía haber quedado también anestesiada por los embates del enorme rabo de su marido.
Estaba en medio de ambos viudos, alargue la mano y cogí sus ahora morcillones miembros que balance al unísono, soltando aun uno algunas gotas que me salpicaron pues por su cabeza resudaban restos, levantándome ante la mirada de los dos y tras ponerme de rodillas entre ellos, comencé a alternar una limpieza de miembro bucal que les dejo relajados al máximo.
Ambos de buen tamaño anqué con alguna diferencia en el grosor de la base uno y otro en su cabezón más prominente pero los dos enormes y apetitosos.
Jugué con ellos buen rato cuando sentí la mano de José acariciar mi chochito que aun resudaba leche al igual que mi trasero aunque en este por la estrechez estaba bien a reguardada, y pronto sus dedos llegaron bien lubrificados al punto donde a las mujeres nos hacen caer en esclavas sexuales pues me hizo activar y comer con más pasión aquellos dos miembros que alternaba en boca degustando sus cabezones mientras masajeaba sus enormes pelotas.
Recibí la ayuda a los pocos minutos de tan laboriosa labor por parte de Mari que ya se había recompuesto y pidiéndome dejara libre el miembro de mi vecino viudo, lo agarro y comenzó a comerlo con igual pasión, haciendo estos sorprendentemente tras largos minutos de faena, comenzaran a levantarse adquiriendo ya cierta rigidez, mientras por atrás ahora los dedos habían sido cambiado por la boca de José que sabiamente había metido su cabeza entre mis muslos para degustar ahora mi conejito lleno de jugos.
No pareció importarle estaba lleno de pastosa y jugosa leche, pues lo limpio con su experta lengua hasta conseguir ponerme cardiaca y ardiente a punto de explotar nuevamente, cuando ante mi grata sorpresa mi boca recibió otra vez una descarga ya menos abundante pero igualmente jugosa de la leche de Mauro que por la cara que ponía y los espasmos de su cuerpo estaba disfrutando como un loco con aquella segunda corrida que me trague hasta su última gota exprimiendo su enorme tronco con pasión para dejarlo completamente seco.
Mi conejito exploto en la boca de José que viendo mi goce, comió si cabe con más pasión, extendiendo mi orgasmo hasta el máximo, quedando fundida y rendida tras aquella segunda remesa.
No escuche como se corría mi vecino pero si vi restos de su explosiva suelta de leche pues la cara y frente de Mari reflejaban restos de ella, y aunque se afanaba ahora en tragarse lo que aun parece ser salía, el primer chufletazo le había pillado desprevenida y parte de esta resbalaba por la frente y pelo.
Fue un final colosal sin posibilidad esa noche de reeditar nada más pues yo quede rendida y saciada y por lo que veía el resto estaban en las mismas condiciones… Nos fuimos aseando dejando ellos las damas fuésemos las primeras y tras ponernos algo de ropa retomamos la charla y unas copas así como unos té y cafés que hice para reponer algo de fuerza.