De dama a puta 2ª parte

Tuve que venderme a Don Alcides

DE DAMA A PUTA

2ª PARTE

De Don Alcides ni me acordaba, era como si se lo hubiera tragado la tierra. Una tarde fui a la facultad y luego de clases fuimos con compañeras a tomar un café a un bar de la zona. Después de hora, aburrida de escuchar siempre las mismas estupideces me levante y me fui. Odio a la gente que esta trabajando y luego del horario diario, salen a tomar algo y de lo único que conversan es de trabajo. Así ocurría en la facultad, salíamos y se hablaba de estudios y exámenes.

Salí a la calle, habia refresco un poco y me puse un saquito finito. Caminando me cruzaba con alguno que se hacia el gracioso diciendo algún piropo y no tenían ninguna gracia. Crece la calle de izquierda a derecha y note que un coche iba a la par mía. Tocaba su bocina, para llamarme la atención y yo seguí caminando sin hacerlo. Algunos se creen que porque tenían un coche una se tenía que tirar al suelo pidiendo subir. No. Yo no era de esas, si me gustaba aceleraba a fondo sino lo dejaba pasar. El tipo seguía tocando bocina y ya me estaba rompiendo los ovarios con ese pi. pi.

En ese momento sentí mi nombre “Ursula”. No es un nombre común que cualquiera lo diga al voleo para llamar la atención de la chica. Para decir Ursula tenía que haberme conocido en algún momento y lugar. Mire y en la ventanilla trasera, estaba quien me llamaba. Don Alcides.

DON ALCIDES: hola Ursula, como estas

URSULA: bien y Ud. el otro día mis padres comentaban que no habia venido o llamado mas.

DON ALCIDES: estaba realmente atareado. Pero ven sube que te llevo.

Subí al lujoso Mercedes y el cerro con un vidrio herméticamente la cabina con la del chofer. Así, no se enteraba de que hablaban los de atrás. Saco de un compartimiento un habano largo, asqueroso como el que habia fumado en casa, llenado de humo el lugar. No soporto el olor a esos puros y abrí la ventanilla.

DON ALCIDES: cierra la ventanilla, me dijo

Lo mire y vi cara de pocos amigos y la cerré.

URSULA: es que el humo de los habanos esos no los soporto.

DON ALCIDES: ya  acostumbraras enseguida, pero no se pueden abrir las ventanillas por seguridad. Además este coche es blindado.

URSULA: esta bien. Que hace por acá?

DON ALCIDES: esta viendo a ver si te encontraba

URSULA: a mí?

DON ALCIDES: si a ti, (golpeo con los nudillos el vidrio divisor y paramos.) ven bajemos a tomar algo y charlamos si?

URSULA: esta bien, pero si tenia miedo a bajar una ventanilla, no lo tiene a bajar en la calle y entrar a un bar con gente.

DON ALCIDES: son tiempos difíciles, ahora cualquiera te pone un revolver en la ventanilla abierta y te roba, sino te mata. Mas tranquilo estaría en casa, pero no creo estés dispuesta a ir.

URSULA: es amigo de mis padres, tengo que temerle por algo.

DON ALCIDES: vamos entonces.

Subimos nuevamente al Mercedes y le indico al chofer, vamos a casa. Al chofer le llamo la atención que ni habíamos estado un minuto en el café. Pero cumplió con su deber y enfilo a la casa de Don Alcides. Al llegar habia dos guardias en la entrada que solícitamente al ver quien era abrieron las puertas. Recorridos unos100 metros, con parque y flores al costado del camino. Al llegar a la casa, el chofer, al igual que antes nos abrió la puerta. Bajamos del mismo y entramos a la mansión de Don Gervasio.

Mas que mansión era un verdadero palacio, decorado con mucho gusto. Apenas llegamos a la puerta y antes de abrirla él, la abrió el ama de llaves, que recibió en sus manos el portafolio de Don Alcides.

DON ALCIDES: Violeta, la Srta. Es Ursula, una amiga mía. Va a comer con conmigo esta noche, así que prepara la mesa para dos personas.

VIOLETA: bien Sr. y bienvenida Srta.

URSULA: gracias Violeta.

Yo seguía mirando el lujo que habia ahí adentro

DON ALCIDES: Ursula, quieres un aperitivo?

URSULA: no gracias, una gaseosa si

DON ALCIDES: bien acá tienes.

Mientras yo tomaba una gaseosa, él tomaba un vermouth

DON ALCIDES: raro que una chica tan liberal no hay querido tomar algo de alcohol

URSULA: pasa que no almorcé a medio y me hace daño con el estomago vacío. Bien de que quería hablar conmigo don Gervasio.

DON ALCIDES: espera primero cenemos y luego en la sobremesa hablamos

En ese momento apareció Violeta para informar que se iba servir la cena.

Entramos al comedor y me quede de una pieza. Enorme, una mesa para doce personas, fina vajilla y un mantel bordado en rosa y blanco. Habia armarios empotrados en las paredes con platos de porcelana fina. Me acompaño a mi sitio, corrió la silla para sentarme y fue a su lugar en la otra punta de la mesa.

Entro Violeta, seguida por otra mujer que empujaba un carrito con comida. Esta mujer estaba uniformada de sirvienta, impecable hasta con una cofia en su cabeza. Paro el carrito al costado derecho del Amo. Violeta saco de arriba del carro dos botellas de vino que ubico en la mesa, al lado de Don Alcides. En tanto la que empujaba el carrito se dirigió hacia mi para preguntarme si quería jamón con melón o mayonesa de atún, elegí lo anterior, me sirvió y fue hasta lo de Don Alcides.

Violeta en tanto habia destapado las dos botellas de vino y ofrecido a Don Alcides una copa de una y luego la otra para catar, este Eligio la segunda.

La sirvienta se marcho y Violeta pregunto, primero a Don Alcides por el segundo plato: mariscos o matambrito de cerdo a la parrilla.

Don Alcides eligió el primero y yo el segundo.

Yo estaba como fascinada por todo, parecía escapada de una película de cine, en la que me sentía una diva. El solo estudiaba mis movimientos.

Quise intrigada comenzar la conversación sobre el motivo de mi búsqueda y el traerme a este lugar. El levanto se mano e interrumpió lo que iba a decir. Pensé bueno deberá esperar a que él, cuando quisiera iniciara las charla. Comimos de postre una porción de de torta con dulce de leche y merengue. Cuando finalizamos de cenar. Se acerco a mí y aparto mi silla para que me parara y llevarme al suntuoso living. Me indico me sentara en el sillón grande. Se sirvió una copa de coñac sin ofréceme nada y se sentó en un sillón frente a mi. Cuando creí iba a iniciar la charla apareció Violeta con una caja de habanos y le ofreció uno y se marcho.

Pensé otra vez el olor horrible y fuerte del cigarro. Él inmutable, sabiendo me molestaba, lo encendió y lanzo su primera bocanada al aire.

DON ALCIDES: bien chiquilla, vamos a hablar del porque de mi interés en que estés aquí hoy. Párate y desnúdate!

Me quede paralizada, pensé en una broma de mal gusto que el amigo de mis padres pidiera eso y menos no habiéndole dado lugar a nada.

DON ALCIDES: estoy esperando.

Yo solo lo miraba como tratando de entender si habia o no entendido bien lo que pedía.

DON ALCIDES: o quieres llame a Violeta para que lo haga y veras que se acaba la amabilidad demostrada hasta acá.

En silencio, con lágrimas en los ojos me descalce, luego me saque la pollera y la blusa quedando con el sostén y una tanga.

Sentía su mirada en mi cuerpo.

DON ALCIDES: desnudarse es sacarse toda la ropa, incluida la interior, entiendes o no.

Desabroche de mi espalda el sostén y cruce mis brazos cubriendo mis senos.

DON ALCIDES: baja esos brazos que tapan tus tetas y sácate la tanga

Llorando, impotente sin poder nada me baje la tanga y la puse en suelo a mi lado.

DON ALCIDES: bien, perfecto. Ahora levanta en alto tus brazos y quédate así que ordene lo contrario.

Con mis brazos en alto, desnuda totalmente, entro Violeta y recogió toda mi ropa llevándosela ante mi angustiada mirada.

DON ALCIDES: no crees que es hermosa Violeta

VIOLETA: si Sr. hermosa, joven y fresca

Mientras decía esto palpaba mis tetas y mi concha, ante la permisividad de Don Alcides. Luego se retiro, quedado solos los dos. Cansada de tener los brazos en alto

URSULA: puedo...

DON ALCIDES: no dije que hablaras.

Y quede así hasta que él lo ordeno. Yo pensaba si habían puesto algo en la comida o la bebida, porque parecía una pesadilla.

DON ALCIDES: pensar que pudiste ser mi hija. Pero eres cien veces más hermosa que tu madre.

Eso era, se quería vengar de mis padres humillándome a mí.

DON ALCIDES: siéntate en el sofá, así desnuda

Me senté mientras él tomaba del suelo al lado del su sillón el portafolios que habia traído cuando llegábamos. Saco de él unos papeles.

DON ALCIDES: estos papeles hablan de la deuda bancaria de la empresa de tu padre. Que necesita renovar los créditos para subsistir, pero debe conseguir avales fuertes.

Este otro es la compra del 65% de la compra de la acciones de la empresa de tu padre a nombre de un testaferro mío. Y este es el endose de ese testaferro hacia mí.

Yo estaba anonadada. El futuro de mi familia estaba en manos de ese tipo, ese que me tenía desnuda ante él. Ya imaginaba y daba asco lo que venia.

DON ALCIDES: no pienses que es tan fácil zafar. Es mucho más complejo de lo que crees.

URSULA: esto es en  venganza por mi madre, después de mas de 30 años, por haber elegido a mi padre en lugar de Ud. Yo conociéndolo ahora hubiera hecho lo mismo que ella.

DON ALCIDES: no desprecies a quien te va dar de comer de ahora en más.

Acercándose a mí, saco de su boca el maloliente cigarro y me tiro el humo en la cara. Cerré los ojos y trate de no respirar.

Me puso en la boca ese cigarro con la punta humedecida por su saliva y me hizo chupar fumando. Tosi, me ahogue.

DON ALCIDES: bien a partir de ahora y por el futuro no solo de tus padres, sino también hermanas y cuñados, que trabajan en la empresa, y tus sobrinos, serás mi esposa y esclava. Te tomare cuando y donde yo desee. Y te haré tomar por otros u otras, para la firmas de nuevos contratos, como herramienta de disuasión. Fuera de eso no podrás acostarte con nadie más, si no lo permito. Tus padres seguirán manejando la empresa bajo la supervisión del nuevo contador puesto por mí. Tus cuñados mantendrán sus puestos gerenciales. En cuanto a ti, en cuanto me canse de estar contigo, cobraras un millones de pesos cada dos años como compensación, eso si guardas la debida obediencia y fidelidad. Tendrás una vida de lujo a la vista de todos, pero acá adentro serás una mísera esclava.

Ahora ve a tu casa y le cuentas a tus padres que hace un mes que sales conmigo y te vas a casar conmigo por civil dentro de 30 días. Acá tienes la ropa y márchate. Mañana te llamare por tu celular, estate atenta

Nadie en tu casa debe saber quien es el verdadero dueño de la empresa