De criada a Diosa 2
Amalia nos cuenta como convirtió a su jefe en su chacha, consiguió su independencia económica y alcanzo su primer orgasmo como FemDom
Desde aquel emblemático día, donde mi atrevimiento había derribado sus defensas… me sentí una Dama irresistible para aquel hombre, una Mujer fatal capaz de manipular su mente y modular su conducta a mi antojo… él ansiaba tener un estilo de vida FemDom, necesitaba una mujer egoísta que pretendiera utilizar a los hombres para lograr su propio bienestar, al aparecer yo, soñó con ser mi devoto sumiso…, pero ¿sabría ser su Diosa?, ¿sabría exprimir a los machos?…
Poco a poco establecimos costumbres que mi jefe quería convertir en rutinas y aunque sus iniciativas me hacían gracia, me convenían para mantener la relación laboral y el salario necesario para sobrevivir. Decidí aprovecharme de las ocurrencias de aquel macho, para ensayar lo que me gustaba del estilo de vida Femdom que estaba aprendiendo en virtual y fomentar mi auto-estima como explotadora de machos.
Siempre se dirigía a mí con respeto… evoluciono del Ud., Señora, Dama al Ama, Domina y Mistress. En contraste conmigo, que pase del Jefe, Señor de la entrevista inicial al tu, sumí, bobo, machito, limpiabotas, chucho…
El ultimo lunes del primer mes de trabajo, llegue con mi jersey de angora blanco, los leggins azul metálico, guantes y botines a juego… me sentía atractiva con mi melena rubia recogida en una cola de caballo. Abrí y como siempre el amo de la casa acudió presto desde la cocina a ponerse de rodillas, a rendirme pleitesía desnudo, como le había sugerido vestir ante mí y que desde hacía 2 semanas cumplía sin excepción.
En su boca estaba la nota habitual de su mujer y el sobre conteniendo la paga semanal, que en esta ocasión parecía más abultado…
Me quite los guantes mientras le observaba, abducido por mi imponente imagen, agarre los papeles que sujetaba entre sus dientes, inmediatamente el señor de la casa me limpio los botines con su lengua, pase de la nota de la señora que sería similar a las otras (sobre las tareas domesticas que la inocente pensaba hacia yo), abrí el sobre y conté los €uros…
Había mucho más de lo que esperaba, estaba sorprendida, intente recordar alguna promesa en la entrevista de contratación, levante el pie para caminar y sin darme cuenta de la presencia, de mi jefe-limpiabotas a mis pies, golpee su cabeza.
Le vi tocarse la comisura de los labios y el pómulo del rostro.., cuando estaba a punto de emitir una disculpa, me miro desde abajo y sin dejar de frotarse la piel, se anticipó a mi “lo siento, perdón mi Ama”…
Sonreí satisfecha y su cara paso del rictus de dolor al agradecimiento, me encamine con el firme repiqueteo de mis tacones, a mi cómodo sillón del salón. El limpiabotas se transformo en chucho y recuperado del golpe, me siguió a 4 patas. Espere a que se incorporara para retirarme el sillón y poder sentarme, cruce mis piernas, estaba embobado admirándome, le mire requiriendo su atención, se coloco el delantal que le había ordenado ponerse cuando estuviera a mi lado, para impedir que su miembro pudiera tocarme y me sirvió el café.
Se coloco de pie a mi vera, esperando mis órdenes, me enfunde un guante para tocar su miembro sin mancharme…
- Criada: ¿Porque 200 € mas?
- Jefe: Por ser mi Ama
- Criada: ¿y ese es el valor que tengo para ti?... ¿te parece suficiente?
- Jefe He trabajado para ti, te pago por hacerlo… es mi "prima" por su presencia y …
Le apreté los testículos hasta hacerle retorcerse (lo torturaba cada vez que me tuteaba)…, cayó de rodillas y entonces le cruce la cara, con mi mano enguantada.
- C: Olvidas el respeto que me debes… Soy tu Ama, te concedo el placer de hacer mis tareas manuales, que estas deseando hacer. Me ocupo de enseñarte y ¿para qué?…
- J: Perdón, Ama por tratarla con tanta familiaridad… como siempre es la dueña de la verdad, pero también es cierto lo que digo…
- C: A partir de esta semana, incluirás la “prima” en cada sobre que me entregues.
- J: Por supuesto… ¿Está satisfecha?
- C: Para que estuviera satisfecha, deberías ser la chacha de mi casa...
- J: Tiene razón, Ama… seria un privilegio, serlo
- C: Jajaja… ¿y cuanto pagarías? si te concediera semejante privilegio
- J: El doble de lo que cobra por hora aquí…
Aquella charla había tomado un camino inesperado, que no estaba dispuesta a desaprovechar… note como me invadía la satisfacción
- Amalia: Esta tarde empiezas… de 4 a 8 h lunes, martes, miércoles, jueves y viernes… jajajaja… ¿Contento Santiaguito?
- Santi: Gracias, por concederme ese privilegio… espero no defraudarla, Ama
- Ama: Soy muy exigente… ¿sabrás hacerlo? y ¿sin correrte de gusto por servirme?
- Santi: Intentare controlarme y me esforzare por aprender a realizar las tareas a su gusto
- Ama: Ahora, ponte a lo tuyo… que voy a tomar el desayuno que has preparado.
Le vi feliz, yo también lo era, (tenía un criado por primera vez en mi vida y además pagaba por limpiar mi casa) viendo humillado a mis pies al hombre que me pagaría 120 €/semana por limpiar su casa (labor que hacia el), 200 €/semana por asumir el rol de Ama y 400 €/semana por ser mi empleado domestico… casi 3000 € mensuales.
Me descalzo para limpiar mis botines, esta vez cubriría con betún la saliva del devoto recibimiento de la mañana. Me beso con delicadeza cada uno de mis pies, le había prohibido que su saliva pudiera mojar mis medias, aprovecho para embriagarse con el olor natural de mis pies, se quito el mandil que cubría sus genitales, se acomodó desnudo con los bártulos de zapatero a su alrededor, sumergió la nariz dentro de mis botines, esnifo mi olor concentrado en el interior y su poya como siempre ascendió…
Nunca pensé que un trabajo de criada pudiera aportarme tantos beneficios… Había pasado de estar desesperada a cobrar como una empresaria, sin esfuerzo. Llegaba a las 10, a partir de la segunda semana estime que necesitaba una hora para arreglarme y arrebatar la voluntad a mi jefe-sumí, era menos estresante que las 9 am, inicialmente pactada y me marchaba cuando me daba la gana, pero no quería dejar de ir para evitar el riesgo de que la esposa apareciera y seguir fomentando la sumisión de mi jefe.
Desayunaba con la tv encendida, disimula mirarla, pero me encantaba ver como se esmeraba en dejar inmaculado el interior de mi calzado, como limpiaba las suelas de cualquier impureza adherida, como extendía el betún con sus manos sin dejar ningún rincón y arruga sin recorrer.
Cuando terminaba de extender el betún, preguntaba “Ama, ¿necesita algo?”, se levantaba para lavarse las manos, luego se sentaba nuevamente en el suelo, cogía una gamuza para distribuir uniformemente el betún y finalmente tomaba el cepillo para abrillantarlos hasta lucir como nuevos…
Aquel día parecía más motivado que otros y a mí ser su Ama, triplicar el salario de cuando trabajaba de secretaria, me llenaba de orgullo y me estaba poniendo cachonda...
- Santi: Ama, he terminado, ¿Puedo calzarla?
Me enseñaba los botines, orgulloso de su trabajo y buscando mi aprobación…
- Ama: Necesito un masaje…(Como todos los días)
Deposito el calzado erecto y alineado en el suelo, me quito las medias, previsor tomo una crema entre sus manos… Tomo mi pie suspendido, sus manos lo recorrieron exhaustivamente, la crema impregno cada poro de mis plantas, del empeine que tanto le gustaba besar, de los deditos juguetones…
- Ama: Cada vez me gusta más como lo haces.
Una sensación de poder me invadía desde que me dio el primer masaje, poco a poco había aprendido a relajarme, unas veces a causa de su charla, otras por la dedicación y el interés que ponía…El caso es que ahora lo disfrutaba cada vez más profundamente…
- Santi: Llevo años aprendiendo, pero solo Ud. me ha permitido poner en práctica mis conocimientos.
Sus nudillos se aferraban a cada una de mis durezas y al talón, sus dedos masajeaban lentamente cada agarrotamiento, dibujaban círculos o zigzags en mi piel, deslizaba su mano sensual por la planta, por el puente, por el borde externo y por el empeine… y yo cada vez era más dependiente de su devoto tratamiento…
- Ama: Todos los días que vengas a mi casa, te permitiré darme un masaje…
Un gesto bobalicón apareció en su cara, su boca abierta me provoco y aproveche para introducir mi pie por el “agujero”. Me sentía irresistible al ver como mi agresión era correspondida con su entrega, se esforzaba por abrir la boca al máximo…
- Ama: ¡Abre bien!… para que pueda introducirte todos mis deliciosos deditos
Me sentía tan poderosa al penetrarle con mi pie desnudo, sus dientes se retiraban sometidos, su lengua fomentaba acogedora que mi invasión profundizara y su boca engordaba enguantando mi desbordante pie…
- Ama: ¿Contento?... bobo
Sus ojos me miraron subyugados, sus manos sostenían mi pierna, soportaban el peso de quien les agredía…y entonces quise premiarle…
- Ama: ¡Mastúrbate!...
Deje mi pie dentro de aquella enorme y dilatada boca, Coloque mis manos en el muslo para mantener mi pierna estable y darle la oportunidad de liberar sus manos.
- Ama: ¡Vamos!, machito a que esperas
El dejo su mano izquierda como apoyo de mi talón, deseaba mantener aquella postura incomoda y descendió su mano derecha hacia su erecta poya.
- Ama: Jajaja… puton berbenero…cuanto te gusta tenerme dentro de ti.
Su movimiento rítmico, desequilibro mi pierna, pero su mano izquierda seguía manteniendo mi pie desnudo adentro…
Como suponía, apenas tocarse, empezó a convulsionar y se corrió… mi pie salió de su estuche..
Estaba vencido, su esperma desperdigado por el suelo, una pizca había alcanzado mi otro pie… No lo podía consentir y pase de permitirle refocilarse en el placer…
- Ama: ¿A qué esperas?... ¡Límpiame ya!
Cogió un trapo entre sus bártulos de limpiabotas…
- Ama: Ni se te ocurra, usar eso... ¡Con la lengua!
Se puso a 4 patas, agacho su cabeza y lamio su propio esperma de mi pie…
- Ama: Tráete un barreño, para lavar y limpiar mis pies de tus fluidos.
Trajo agua tibia, gel y una toalla, sus manos impregnadas de gel se deslizaban por las curvas de mis pies y la erótica del poder se fue poco a poco apoderando de mi libido… Me sentía tan bien con un macho atendiéndome, un confort inenarrable me envolvía, mis bragas comenzaron a humedecerse y el lava-pies persistía en su masaje sensual, deslizándose una y otra vez por la misma zona, pasando sus dedos delicadamente entre mis deditos, mientras su mano sostenía mi pie por el puente, sus besos comenzaron a secar mi empeine, sus labios siguieron besando, besaban cada poro de mi piel y sentí como alcanzaba el nirvana… su lengua paso entre mis deditos y fue como si me desbordara, pensé bajarme los leggins pero no tenía ganas de salir de mi trance… y el seguía besando con delicadeza extrema mis pies, intentando transmitirme su pasión. Me sentía una Diosa terrenal y él me parecía el devoto esclavo que yo me merecía...
¿Podía tener un orgasmo (tanto tiempo sin sentirlo) con exclusiva estimulación de mis pies?... Una experiencia nueva, ¿Qué nuevos descubrimientos me esperaban siguiendo el camino del FemDom?...