De corneador a cornudo 7
Por fin nos marchamos de vacaciones los dos solos
A la mañana siguiente, nos levantamos temprano, y nos marchamos. Yo estaba deseando ver que ropita se pondría Rosario para el viaje, pero no fue nada del otro mundo, un pantaloncito corto, y una camiseta, aunque nada de topa interior.
A mí me hizo poner un pantalón corto sin ropa interior, y me dijo que desde ese momento no quería verme con calzoncillos en ningún momento.
Para no alargar demasiado el relato, solo contare que nos marchamos cerca de Conil, al Camping Faro de Trafalgar, pero tuvimos la mala suerte de pillar levante fuerte, y a los dos días, nos marchamos sin haber pisado la playa siquiera. Decidimos ir a la zona de Almería, y nos dirigimos a Mojacar. Llegamos a la hora de comer, con muchísimo calor y nos encontramos con que el camping estaba lleno a rebosar, con gente esperando incluso en la puerta por si alquien se marchaba, de manera que dudamos entre acampar en la playa o seguir hacia otro sitio a buscar otro camping, pero cuando le preguntamos a un lugareño sobre alguna playa donde pudiéramos acampar sin problemas, nos hablo de un camping en una localidad cercana, Los Gallardos, a unos quince kilómetros, y que normalmente estaba casi vació.
Hacia allí nos marchamos, y la verdad es que era el camping más raro que he visto en mi vida, aun hoy en día, no tengo claro que era aquello. Cuando entramos, la puerta estaba abierta, pero la recepción cerrada, solo abrían un par de horas por la mañana y otro par de horas por la tarde, y había una nota informativa donde decían que acampásemos donde quisiéramos y luego cuando abriesen pasáramos por recepción a inscribirnos.
Tal y como nos dijo el vejete, estaba practicamente vacío, solo había una caravana y un par de tiendas, y nos pusimos lejos de ellos, al otro lado del edificio de los servicios, bajo un árbol enorme, y al lado de un murete bajo que nos serviría para sentarnos o apoyar la cocina y demás.
Nada mas montar la tienda, comimos lo que llevábamos y empezamos a investigar por la zona. Lo dicho, no había mas gente, y ni siquiera cafetería o bar, nada, no era lo que normalmente se busca en un camping, pero podíamos quedarnos por lo menos hasta que encontrásemos otro sitio más acogedor.
Después de comer, nos metimos un buen polvo y una merecida siesta después de dos días casi sin dormir en el otro camping debido al viento, que casi nos arranco la tienda, y cuando nos levantamos, era la hora de que abriesen recepción, nos inscribimos.
Allí nos informaron de que aquello era muy tranquilo, y normalmente solo paraban campers o autocaravanas de extranjeros en ruta, pero que podíamos quedarnos todo el tiempo que quisiéramos.
La verdad es que el sitio no estaba mal, teníamos una buena sombra bajo el árbol, los servicios estaban como a cincuenta metros, estaban limpios, mas debido a la poca gente que a otra cosa, y la tranquilidad era total.
El resto del tiempo hasta la hora de cenar lo pasamos tumbados sin hacer nada, escuchando música en la radio del coche y recuperándonos de los dos días infernales que habíamos pasado en el otro camping.
Mi novia estaba vestida con un bikini, aunque no había nadie para exhibirse, el resto de usuarios no nos podían ver, excepto la caravana, aunque algo lejos, estaba ocupada por una pareja de ingleses de unos sesenta años.
Poco antes de preparar la cena, Rosario dijo de darse una ducha, y tras agarrar la toalla se marcho a los servicios. Cuando al rato la vi salir, me di cuenta que estaba desnuda, traía en una mano la toalla y el bikini. Evidentemente, el verla andar por allí desnuda me hizo tener una erección, y cuando me vio con ganas de otro polvo, me dijo que me diese una duchita antes, así que me fui lo mas rápido que pude a hacerlo, y cuando volví, con mi bañador puesto, y la misma erección que antes, la vi, sentada en la tumbona que llevábamos completamente desnuda, preparando la cena.
Al acercarme, me dijo: Mira que eres cortado, quítate eso y quédate en pelotas, se está la mar de fresquito en pelotas.
Cuando le dije que no podía quedarme en pelotas allí en medio, me dijo que porque no, que ella lo estaba, paro a pesar de su insistencia, me quede con mi bañador, me daba un poco de corte quedarme en bolas y empalmado y que alguien nos viese.
Cuando terminamos de cenar, deseando meterme en la tienda a follarmela, vi como se acercaba a nosotros la pareja inglesa dando un paseo. Mi novia no hizo nada por taparse, y la pareja se nos acerco y nos saludo, hablaban aceptablemente bien el castellano, y se quedaron con nosotros un buen rato charlando. Mi novia les ofreció una cerveza, que aceptaron, pero al ir a tomarla, estaba demasiado caliente, y la pareja nos invitó a su caravana, tenían un frigorífico y vino frió. Rosario acepto la invitación, y ellos nos dijeron que se adelantarían para preparar las copas y que cuando recogiésemos las cosas de la cena nos acercáramos.
Cuando terminamos, yo esperaba que mi novia se pusiese al bikini, por lo menos, pero empezó a andar en pelotas.
-Joder tía ¿así vas a ir?
-Claro, ¿por qué no?
-Joder, pues porque no es muy normal ir a la caravana de esa pareja en pelota.
-Bueno, no se han escandalizado de verme así el tiempo que han estado aquí, además, no sé si te has fijado, pero la vieja no llevaba ropa interior, le he visto los pelos del coño cuando se sentó en el poyete.
-Bueno, en la vieja no me he fijado, pero el tío estaba empalmado mirándote el coño.
-Jejeje lo sé, lo he visto. ¿No te da morbo que un viejo se empalme mientras me mira el coño?
-Pues si, me da morbo, pero reconocerás que no es muy normal ponerte a andar por aquí y luego estar con esos dos en pelota picada.
-Mira, ya no se muy bien lo que es normal o no, pero es lo que me apetece hacer, además, creo que no me voy a volver a vestir en todo el tiempo que estemos aquí.
¿Qué podía hacer? Pues dejarla por imposible, me puse a andar a su lado y nos dirigimos a la caravana de la pareja inglesa.
Los dos abueletes no dieron la menor muestra de sorpresa al verla llegar desnuda, y así nos sentamos en el avance de la caravana a tomarnos una copa de vino blanco muy fresquita.
Estando allí sentados, comprobé que, efectivamente, la mujer no llevaba ropa interior, y que su marido estaba empalmado. Poco a poco, sin darnos cuenta, estábamos manteniendo una charla de lo más afable con la pareja, y en un momento dado la señora, nos confeso que los dos eran naturistas, pero que ya estaban mayores para andar en pelotas delante de gente joven, y alabaron la postura de mi novia de quedarse desnuda, y me animaron a mi a hacer lo mismo.
No se muy bien si fue las copas de vino que me había tomado, o la calentura que tenia, pero siguiendo las indicaciones de la pareja y de mi novia, me quite el bañador, y al poco, la pareja hizo lo mismo, quedándonos los cuatro desnudos tomando el fresco nocturno. El vejete alabó el cuerpo de mi novia, y confesó que le recordaba mucho al de su mujer cuando era joven, y la vieja, dijo que si era cierto, que había un parecido, pero que entre nosotros dos, el vejete y yo, no había ese parecido, que yo estaba mucho mas dotado que su marido, y que le estaban entrando ganas de llevarse mi poya a la boca.
Por un momento, mire a Rosario, y temí que dejara que la inglesa me la mamara y que ella hiciera lo mismo con el viejo, para acabar montando una orgía. Pero la señora, disipó mis dudas al agregar que ya estaba mayor para esas aventuras, y que prefería la tranquilidad con su marido. Lo que me hizo respirar aliviado.
Estuvimos hasta bastante tarde con ellos, y dimos cuenta de un par de botellas hasta que nuestros anfitriones nos dijeron muy educadamente, eso sí, que se hacia tarde para ellos, y que se era hora de dar por concluida la reunión, y que nos veríamos al día siguiente.
Rosario y yo nos marchamos, pero no lo hicimos directos a la tienda, antes nos dimos un paseo por el camping, y aunque mi primera intención fue ponerme el bañador, ella no me dejó, e hicimos todo el paseo desnudos a la luz de la luna dejándonos acariciar por la brisa nocturna. Bueno, por la brisa y por nuestras manos, ya que no paramos de meternos mano todo el camino hasta llegar a la tienda, donde sacamos fuera el colchón hinchable y nos dedicamos a follar al aire libre hasta bastante tarde.
A la mañana siguiente, la luz me despertó temprano, y fui a ducharme desnudo, poniéndome el bañador a continuación para preparar un café mientras mi novia seguía durmiendo desnuda boca arriba, con las manos sobre su cabeza, y las piernas abiertas.
La vista de su cuerpo era toda una tentación, pero la deje dormir. Mientras preparaba el café, sentí ruido, y vi como un tipo con un mono de trabajo aparecía al lado del edificio de servicios con una manguera y se ponía a regar. Por un momento estuve tentado de despertar a mi novia para que se cubriera, pero pensé, total, que más da, si no se va a vestir, que disfrute este de su cuerpo.
Y vaya si disfruto, durante todo el tiempo que estuvo regando no quitó la vista del desnudo cuerpo de mi novia, al principio de manera mas o menos disimulada, pero cuando se percató que yo seguía tan tranquilo, lo hizo mas descaradamente, incluso se acercó a pedirme fuego y estuvo un rato hablándome tonterías justo enfrente de mi novia, disfrutando de la visión de su depilado coñito, que por la postura, con las piernas totalmente abiertas, tenia por completo a su disposición.
El tipo, al ver que yo no le daba cancha, siguió con su trabajo, y al poco rato, Rosario abrió los ojos y me preguntó si había un café para ella. Cuando yo le dije, vaya, ya te has despertado. Me dejo descolocado al responder que no, que llevaba despierta un buen rato. La muy zorra, sabia que el tipo de la manguera estaba allí, y se había exhibido ante él, haciéndose la dormida.
Tras tomarse un café desnuda, se marcho a la ducha desnuda, y regreso... desnuda. Desde luego lo que me había dicho el día anterior de que no pensaba vestirse en todo el tiempo que estuviésemos allí era cierto.
Después del desayuno, nos marchamos a Mojacar, una ciudad realmente bonita, y más aun en aquella época, ya que no estaba tan masificada como ahora y tenia aun todo el encanto de un pequeño pueblo. Para hacerlo se vistió, evidentemente, aunque fue fiel a lo que me dijo antes de salir de estar todo el tiempo exhibiéndose. Se puso un vestidito floreado, de tirantes por la parte superior, cerrado por botones por delante, y cortito, bastante mas arriba de medio muslo y con vuelo. El vestido era de una tela muy finita, y le quedaba bastante holgado. No se puede decir que se transparentase, pero mientras caminábamos por el pueblo, cada vez que se ponía a contraluz, era increíble, se podía apreciar perfectamente toda su silueta. Además, con lo suelto que le quedaba, con el movimiento, dejaba a la vista una buena porción de sus tetitas por los laterales, algo que no fue desaprovechado por los que tuvieron la oportunidad de verla. Desde luego, no sé dónde había buscado esa ropa, la que ya había visto, y las que vería mas adelante.
Estuvimos toda la mañana paseando y visitando el pueblo, hasta que nos decidimos a comer algo en la terraza de un bar, en plena plaza del pueblo, y Rosario, aprovecho para seguir exhibiéndose, y dándome muestras de que lo hacia calculando perfectamente tanto las posturas que adoptaba como el lugar donde se situaba. En esta primera mañana, escogió una mesa situada en los soportales de la plaza, que quedaba con el suelo como medio metro mas alto que el resto de la plaza, a la que se accedía mediante unos escalones. Cuando nos fuimos a sentar, a mí me dijo que me colocara en un lateral de la mesa, y ella lo hizo dando la espalda a la plaza. Menos mal, pensé, por lo menos no va a enseñarle el coño a todos. Pero me equivocaba, al sentarse, echo hacia atrás la falda, sentándose con el culo directamente sobre la silla, y la falda, aprovechando que era de vuelo, se la recogió entre las piernas. Después de que nos atendiera el camarero, me dijo que fuese al kiosco de la plaza a comprar tabaco y le dijera como le quedaba la falda, lo hice sin rechistar. ¿Sabéis que efecto tuvo sobre la prenda la manera de colocarla al sentarse? Pues que por detrás la tenia totalmente subida, la silla era de las típicas de bar, de lamas de madera, y con un hueco entre el respaldo y el asiento, y por ese hueco era visible su culo, la falda, por detrás no se lo cubría entero. Cuando volví le dije como estaba, y se sonrió, y tiró un poco mas de la prenda hacia delante. Estuvo así como veinte minutos, y durante todo ese tiempo tuve que ir contándole lo que pasaba detrás de ella, como los tíos se quedaban mirando su culo, y diciéndole lo que decían de ella cuando podía leerles los labios. Para dar una vuelta de tuerca mas, me pregunto si se bajaba un tirante para dejar un poco mas de téta al aire. Ni tiempo a responder me dio, con disimulo, se movió, hasta que el tirante izquierdo resbaló de su hombro. Desde mi posición no veía cuanto enseñaba, pero por las caras de la gente, debía ser un buen trozo. No quise perderme esa vista, y me levante al servicio, y al regreso, pude ver como tenia a la vista la mayor parte del pecho por el lateral, incluso el pezón se le veía. Cuando se lo dije, se subió el tirante, algo que me extrañó, y sonriendo con cara picara, se levantó, echo la silla a un lado, y se marcho al servicio. A la vuelta, se sentó en la silla que estaba enfrente de la que usó antes. Bueno, esta vez toca ración de coño para todos estos, pensé para mí. Y en efecto, al sentarse, hizo justo lo contrario que antes, esta vez echo la faldita hacia atrás, subiéndosela casi hasta las ingles, de manera que con las piernas abiertas como estaba, y la silla que uso antes a un lado de la mesa, la visión de su entrepierna que tenían todos los de enfrente debía de ser total. También se soltó los tres botones superiores del vestido, y se volvió a mover dejando caer el tirante, esta vez, el izquierdo, de manera que yo también podía disfrutar de la visión de su pecho.
El resto del tiempo que estuvimos allí, no dejó de moverse, con lo que todo el mundo podía ver sus pezones, ya por el lateral, ya por el frontal, dependiendo de la postura que adoptase. Y su coño, pues todo el tiempo ofrecido a las miradas de la gente, ya que no paro un momento de mover las piernas. Hubo un rato en que, mientras comía, se echo hacia delante, sentándose casi en el filo de la silla, y abrió las piernas totalmente. Dios, las caras de la gente de enfrente eran todo un poema. Incluso yo, si me echaba un poco para atrás, podía su coño, así que desde enfrente la visión debía ser total, aunque no me atreví a levantarme para comprobarlo, ya que estaba totalmente empalmado con lo que estaba haciendo mi novia, y sobre todo con las cosas que me decía, ya que no paraba de comentar todo lo que los tíos de enfrente hacían mientras se recreaban con su entrepierna desnuda.
Cuando terminamos de comer y tomar café y una copita nos marchamos a seguir paseando por Mojacar. Me costo poder colocar mi poya para disimular la erección y poder levantarme, pero mi novia no tenia intenciones de dejar de exhibirse, y se soltó un par de botones más. El escote le llegaba casi al ombligo, y todo el mundo con quien nos cruzábamos podía ver sus pechos casi totalmente desnudos, incluso los pezones se le veían al andar.
De Mojacar, decidimos marcharnos a la zona de playa, algo alejada del pueblo, ya que este esta en un alto, y la playa a unos pocos kilómetros.
Mi novia llevaba puesto solo el vestido de manera que me imagine que se pondría el bikini en la misma playa, pero de nuevo me volvió a sorprender, ya que nada mas aparcar en la zona de paseo marítimo donde están los hoteles y demás, al abrir el portón del maletero para coger las bolsas con las toallas y la sombrilla, la vi rebuscar en su bolsa, y sacar el bikini, el blanco, concretamente, y de pie al lado del coche, se quito el vestido con toda la tranquilidad del mundo, se puso la parte de arriba, y a continuación el tanga. La gente, andando por la acera, no daba crédito a lo que estaba viendo, una chica totalmente desnuda en la acera cambiándose de ropa sin la menor vergüenza.
Cuando termino, cogimos las bolsas y ella me dijo de situarnos en una zona concreta, cerca de un chiringuito, y que “curiosamente” estaba como a unos doscientos metros de donde habíamos aparcado, así que allí nos dirigimos, ella con el mini bikini como única prenda, con un par de triangulitos que casi no le tapaban los pezones, otro triangulito tapándole poco mas que la raja del coño, y su culo totalmente desnudo al ser de tirilla por detrás, y encima todo ello de color blanco, pudiéndose apreciar la oscuridad de los pezones. Morbo total.
En cuanto pisamos la arena, me imaginé que querría ponerse cerca del chiringuito, y en efecto, eso hizo, nos quedamos como a unos diez metros justo delante, abrimos la sombrilla y extendimos las toallas, y mi novia sacó el bote de crema, le pregunte si se la ponía yo, pero me respondió que no, que lo haría ella, y se puso a extendérsela por todo el cuerpo con toda la parsimonia del mundo, recreándose en la tarea, mas que ponerse crema, estaba acariciándose descaradamente, para placer de todos los que estaban cerca. Me extrañó que no se quitase la parte de arriba, y cuando se lo comenté, me contesto que no, que ese día lo iba a usar.
Cuando termino, se tumbo boca abajo, para dejar su culito bien a la vista de todos, estuvimos tomando el sol y charlando, lo normal en una pareja normal, pero cuando dije de bañarnos, me dijo que el bañador se transparentaría entero, y me preguntó si no me importaba que la viesen así.
Joder, ¿importarme? Lo estaba deseando. El agua estaba realmente buena, y nos bañamos durante un buen rato, y al salir, la visión del cuerpo de mi novia era total, desde luego mucho mas morboso que si hubiera estado desnuda, la prenda transparentaba absolutamente todo, los gordos y oscuros pezones de Rosario eran perfectamente visibles, y el trocito de tela que cubría su entrepierna, dejaba bien a la vista la rajita depilada de mi novia. Yo estaba como una moto, y como yo, todos los que teníamos cerca, incluyendo a la gente del chiringuito. Rosario, se secó n poco el cuerpo y se tumbo a tomar el sol, esta vez boca arriba, y con las piernas bien abiertas enseñando su coñito. Cantidad de gente pasaba por delante de nosotros para no perderse detalle. Y la muy zorrita de mi novia, cada vez que notaba que el bañador se estaba secando, se metía en el agua para volverlo a mojar y que siguiera transparentándose.
Una de las veces que volvió del agua, me dijo que le apetecía tomar algo fresquito, y yo le dije que iría al chiringuito a por un par de latas de cerveza, pero se rió, y dijo que mejor íbamos los dos y nos las tomábamos allí, y que me iba a dar otra sorpresa.
Que cabrona, pensaba ir al local tal y como estaba, con su cuerpo totalmente expuesto con la transparencia del bikini y exhibirse bien delante de todos, y a saber de que sorpresa hablaba, yo la miré y no note nada.
Ni que decir tiene que lo hizo, y sin cortarse absolutamente nada, nos dirigimos a la barra bajo la atenta mirada de todo el mundo, y allí, de pie, pedimos una cerveza, dejando a todo el mundo disfrutar con el practicamente desnudo cuerpo de mi novia.
Cuando nos las sirvieron, Rosario cogió un taburete y se sentó, en ese momento me di cuenta de cual era la sorpresa que me tenia reservada, bueno, a mí y a todos. Cuando se dio el último chapuzón, había tirado del tanga hacia arriba, y la parte delantera se le había metido en la raja del coño. De pie y andando no se le notaba nada raro, pero al sentarse, lo hizo apoyada en la barra de lado, y abrió sus piernas. Tenia los labios del coño fuera del triangulito de tela, además, en el agua había debido estar acariciándose, ya que tenia los labios enrojecidos y un poco inflamados.
La gente estaba pendiente de ella, y de la exhibición que estaba dando, y a mí me dolían los huevos y la poya de lo caliente que me tenia.
Cuando terminamos, nos levantamos como si nada y volvimos a donde estaba la sombrilla, y decidimos marcharnos al camping. Cuando recogimos, vi que ella se dirigía a la parte posterior del chiringuito, y cuando le dije que donde iba, me dijo que había visto unas duchas en la trasera del local, en el paseo marítimo y que se iba a dar una ducha para quitarse la sal.
De nuevo el regreso lo haría por el paseo marítimo con el bikini, y esta vez, mojado, totalmente transparente. Casi no podía aguantar mas el dolor de huevos que llevaba, y estaba deseando marcharnos para poder follarmela. Pero en la ducha, volvió a sorprenderme. Normalmente, la gente se mete bajo el chorro de agua, y se quita la sal, pero mi novia, lo que se quito fue la parte de arriba del bikini, se mojo para quitarse el salitre, y enjuago la prenda que tenia en las manos, para ponérsela de nuevo. Pensé que seria capaz de hacer lo mismo con el tanga, pero no se lo quito, solo se lo bajo y lo dejo a media altura de sus muslos mientras se enjuagaba.
Y todo esto lo estaba haciendo la muy puta con un montón de gente pasando por la acera a unos escasos dos metros de ella. No me corrí allí mismo mirándola de milagro.
Cuando dio por terminada la ducha, se coloco el tanga y empezamos a andar hacia el coche. Las caras de la gente a nuestro alrededor eran apoteósicas, no podían creerse lo que estaban viendo, pero era cierto, la muy puta hizo todo al camino así, hasta llegar al coche, donde repitió lo que hizo al llegar, pero a la inversa, al lado del maletero del coche, se quito el bikini, las dos prendas, se secó con la toalla y se puso el vestido. Yo todo ello con total naturalidad, como si estuviese dentro de una casa, en lugar de estar en medio de la calle.
Ni que decir tiene que el trayecto hasta el camping lo hice a toda velocidad, deseando llegar y follarmela, ni siquiera la deje ducharse antes, tal y como llegamos, entramos en la tienda y nos pegamos un polvo de campeonato.