De conservadora a cepillármelos de dos en dos
Chica conservadora pasa de una vida monótona a vivir una aventura en pleno Africa que le cambia la vida.
MI nombre es Isabel, desde los 14 años pertenezco al Opus Dei como miembro supernumerario de la Obra de Dios.
Mi vida no es muy era muy distinta a la de cualquier chica de mi estrato social, esto es, educación en un colegio de Fomento, ingeniería informática en la Universidad de Navarra y novio formal desde los 21 años. Ahora mismo tengo 30, pero lo que ocurrió en los últimos años definitivamente cambio mi vida.
Una vez graduada en la universidad empecé a trabajar en una empresa consultora con bastante éxito. Fue más o menos cuando conocí a Juan Pablo. He de decir que ya entonces aunque sumamente conservador, Juan no lo era tanto como yo, no todos los domingos iba a misa y tenía algunos amigos que no me gustaban nada, pero bueno era sus amigos desde niño y era poco lo que yo podía hacer.
Juan no intentó nada en nuestra intimidad hasta casi pasado un año, fue entonces cuando puso de una sus manos en mis pechos, evidentemente se la saqué de un golpe, estaba alucinada que hubiese intentado tocarme las tetas, pero después de mucho insistir por su parte y tras consultarlo con amigas y mi director espiritual, finalmente acepté que me tocase mis dos muchas veces excitadas tetas. El consejo de mi cura de cabecera fue más o menos que los hombre tenían necesidades especiales y si no accedía a ciertas cosas seguramente me plantarían un día u otro. Evidentemente me aconsejó mesura y no hacerlo como algo habitual, pero que de vez en cuando le dejase hacerlo.
Con el paso de los años Juan Pablo fue avanzando y con múltiples rechazos por mi parte llegamos a lo que yo creía el sumun del sexo. Desde luego que no era todas las semanas pero no era raro que después de haber salido a tomar alguna copa o a la salida de una fiesta, Juan y yo acabásemos desnudos masturbándonos mutuamente. No eran pocas las veces que deseaba tener aquella polla que agitaba con mi mano, entre mis piernas dentro de mi vagina, pero una cosa era masturbarnos para bajarnos la calentura y otra no llegar virgen al matrimonio, que por cierto no llegaba.
Sinceramente Juan me ponía a cien, pero decididamente había una línea que no quería pasar por mucho que en la soledad de mi cuarto a veces tocase mi vulva hasta llegar a un hermoso orgasmo imaginándome lo que sería ser poseída por mi amor.
Como parte de la Obra, recibí una oferta laboral que sencillamente irrechazable y que doblaba mi sueldo. El dinero no me iba a venir nada mal en vías a una vida en común con Juan Pablo, pero sobre todo la confianza que en mi depositaba gente de gran postín tanto a nivel social, como dentro del estamento.
Estaba sencillamente encantada, un grupo de miembros destacadísimos del Opus Dei habían puesto en marcha una web www.elcatolicismoloprimero.com y estaban buscando a alguien de confianza para dirigirlo. La idea era la de crear un periódico online de orientación cristiana, en el que no solo se extendiese la palabra de Dios, sino que defendiese a la iglesia de tanta noticia maliciosa que abundaba en los medios de comunicación, y que desgraciadamente tanto perjudicaba a la fe del pueblo de Cristo.
Como digo, veinte miembros destacados de la obra habían invertido 100.000 euros cada uno para el arranque de la web. Todos eran miembros de moral intachable y de evidente capacidad económica. Preocupaba mucho que los miembros del accionariado no tuviesen motivos para que los anti católicos pudiesen criticarnos por ellos en el consejo por lo cual se eligió con lupa quien podía y quien no podía participar en el negocio.
La verdad es que la web fue un éxito, podíamos decir que teníamos un publico bastante cautivo por lo que los números enseguida empezaron a salir, incluso llegamos a publicar alguna noticia de repercusión nacional.
Había pasado un año en la web y se acercaba la junta general de la empresa. Evidentemente aun nos manteníamos en números rojos, pero todo estaba previsto en el plan de negocio. Las visitas, la interacción por parte de los usuarios e incluso los ingresos por anuncios que teníamos en la pagina eran magníficos.
No vi a Juan en tres semana pues estaba como loca preparando la junta y no pude hacer otra cosa que trabajar.
El día de autos, llegué temprano a la oficina, prepare todos mis papeles y pacientemente esperé a los asistentes. Para mi satisfacción todos los socios asistieron a la junta.
Empecé con orgullo a describir la marcha de la empresa, las cifras, números e ingresos. Durante más de una hora fui pasando hojas y dando explicaciones. Llegó el turno de ruegos y preguntas y los accionistas empezaron a realizarme cuestiones sobre el día a día, las cifras y el personal. Estaba a punto de acabar y pasar a las aprobaciones de cuentas cuando el Sr. Romero, uno de los propulsores del proyecto tomó la palabra.
- Isabel, no puedo otra cosa que darte la enhorabuena a ti y tu equipo por la buena marcha y los excelentes resultados de nuestra empresa, pero hay un punto que me tiene muy disgustado y me gustaría que acabase en breve – me dijo.
- Si Sr. Romero, usted me dirá – dije un poco acongojada sin saber a que se refería.
- Me parece indignante que nuestra empresa acepté publicidad de paginas porno – me quedé perpleja.
- Si, yo pienso lo mismo – dijo otro de los socios
- Estoy de acuerdo, es indignante – dijo otro.
- Eso mismo iba a decir yo – comentó otro.
- Si, incluso publicidad de paginas gays, de sodomitas de mierda – dijo otro desde el fondo totalmente enojado.
Durante más de cinco minutos la gran mayoría de los socios estuvieron quejándose sobre el tema y pocos eran los socios que me miraban con cara perpleja pero sin comentar nada. Yo miraba a mi director técnico y le preguntaba con la mirada que coño pasaba. Les dejamos hablar hasta que poco a poco se fueron calmando.
Tomás, el técnico se levantó hasta donde yo estaba y me cuchicheó al oído. Tomás tomó la palabra.
- como es habitual en este tipo de paginas, por nuestro tamaño no contratamos la publicidad directamente, empresas como las nuestra contrata su publicidad a través de empresas publicitarias. Los anuncios que aparecen son puestos según los gustos de los visitantes ya que utilizan las cookies obtenidas en las paginas web visitadas con anterioridad.
Todo el mundo se quedó perplejo.
- Evidentemente el sistema se ha dado cuenta de las paginas que han visitado ustedes en sus trabajos para denunciar el pecado y de ahí el mal entendido – intervine yo intentado arreglarlo.
Nadie dijo nada más.
Menuda pandilla de degenerados pensé cuando salía de las oficinas. Estaba entre sorprendida y horrorizada. Esos hijos de puta que tan píos querían aparentar se pasaban la vida viendo porno en la red, incluido porno gay, y los muy getas no paran de dar lecciones de conciencia a todo el mundo que les quiere escuchar.
Me iba a ir a casa pero decidí irme a casa de Juan a contarle lo que había pasado.
Abrí con mis propias llaves y nada más entrar me quedé de piedra cuando vi a mi novio desnudo fornicando a cuatro patas a una amiga común que desnuda a cuatro patas y sin quitarse sus gafas de pasta suspiraba mientras mi novio la penetraba duramente. Me dieron arcadas, me mareé, se me nubló la vista. Jamás había pensado poder ver a nadie fornicar, pero menos el ver a mi novio como uno de los protagonistas. La pareja que no se percató de mi presencia seguían follando entre suspiros de los dos y el balanceo de las tremendas tetas de Patricia a cada envestida de mi novio.
- Sois unos hijos de la gran puta – grité por primera vez en mi vida, cuando apoyada en la pared logré recomponerme.
Juan se desconectó del coño de mi amiga y se tapó su empalmada polla con sus manos, Patricia se tapaba sus pechos con el brazo derecho y el coño con la mano izquierda.
- No es lo que parece – balbuceó Juan.
No me quedé, no quise decir nada, simplemente me di la vuelta y dando un portazo salí de casa.
Juan me llamó infinidad de veces, incluso vino a mi casa donde mi madre le despachó explicándole que yo le llamaría.
Corté mi relación con él con un corto SMS – eres un hijo de puta, no me vuelvas a llamar nunca.
Nunca hubiera imaginado que el hombre de mi vida me hubiese hecho lo que Juan me había hecho. Pasé el peor fin de semana de mi vida. Lloré todo lo que se podía llorar y no paré de hacerlo hasta que el lunes tuve que volver a la oficina.
Me sorprendió mucho ver a gente que no conocía en las dependencia de la empresa. Mi equipo cuchicheaba mientras desconocidos se sentaban en sus equipos y revisaban sus ordenadores.
Rodolfo Echavarría, un prominente miembro de la Obra salió de mi despacho cuando yo iba a entra.
- Hola Isabel, pasa por favor, tenemos que hablar – me dijo mientras retrocedía sobre sus pasos y se sentaba en mi silla – mira Isabel hemos estado reunidos los socios de la empresa y estamos muy descontentos de la marcha de la empresa. Voy a ser franco contigo. Hay que dar un giro a la empresa y hemos decidido que personal leal a la obra, numerarios y supernumerarios en su totalidad, se hagan cargo de todos los puestos laborales de la empresa, lo cual incluye tu puesto. Lo siento pero hemos perdido la confianza en ti.
Había que echarle cojones al asunto. No solo los socios se habían destapado como unos pajilleros pornógrafos sino que además para ocultar su pecado se había cargado a los 15 empleados de la empresa y los ocupaban con meapilas de la Obra.
Básicamente nos dieron 15 minutos para recoger nuestras cosas e irnos de allí.
Parecía una broma, allí en la calle nos encontrábamos los 15 con una caja cada uno con nuestras pertenencias en nuestros brazos y sin nada que hacer o ningún sitio donde ir.
La mitad de la gente sencillamente se despidieron y se fueron, el resto nos fuimos a tomar un café. Del café pasamos a unas cañas, de las cañas a picar de la barra, de la tapeo de nuevo a las cañas, de las cañas a las copas y quedando solo cuatro nos dirigimos a un bar de copas. En otra ocasión me hubiera ido a casa, pero sin novio y sin trabajo decidí que me iba a ir de copas con los tres informáticos que quedaron y que por primera vez en su vida me trababan como a una igual.
Con las cuatro cajas en el maletero de mi coche nos dirigimos a la Lavapiés, jamás había ido a esa zona tan progre. La verdad es que no estaba nada mal. Locales pequeños, gente variopinta y copas. Muchas copas.
Roberto y Andrés se despidieron de nosotros. Después de apurar mi ultima copa decidí que también era mi momento de irme, pero Fermín me insistió en tomarnos una última. Vagamos por el barrio buscando un abrevadero en balde, imposible, todo estaba cerrado. Estaba completamente borracha y cuando Fermín me besó no pude menos que poner las manos en su pecho y dejar que su lengua jugase con la mía en el interior de mi boca.
Vi como algo natural que me cogiese de la mano y caminando por la calle entre beso y beso llegásemos a su casa. El alcohol hizo su efecto y dejé que mi antiguo subordinado me fuese despojando de la ropa. No quería ni pensarlo, pero estaba desnuda en un salón desconocido, con un mocoso al que a lo mejor le llevaba cinco años y lo peor de todo, con la luz encendida.
Aun vestido Fermín me hizo sentarme en un sillón de Ikea y abriendo mis piernas se arrodilló delante mía. El chico apartó mi mano de mi vagina y metiendo su cara entre mis piernas empezó a lamer toda mi raja. Una parte de mi quería pararle pero otra le quería dejar hacer. Jamás me habían comido el coño y me estaba encantando. Fermín era un fiera en el difícil arte del cunnilingus, subía y bajaba su lengua por todo mi raja, se afanaba en dar chupadas a mi clítoris y rápidamente bajaba su boca y con los labios me torturaba mi botón del placer. Yo subía mis caderas para facilitar su trabajo y esto hizo que mi ano se separase del sofá aprovechándolo Fermín para meter su lengua entre mi cachetes. Me quedé petrificada cuando noté como su lengua jugueteaba con mi ojete momento que aprovechó el chico para meterme dos dedos en el coño. Me corrí arqueado mis espaldas y llenado para mi vergüenza la cara de Fermín con jugos provenientes de mi coño.
Fermín puso sus manos en mis rodillas y me separó las piernas, abrió su bragueta y sacando su dura polla la enfiló hacia mi abierto y sudado coño.
- Noooooo – grite cerrando mis piernas – por favor penetraciones no. Hacemos lo que quieras pero no me penetres.
Fermín se quedó boquiabierto, después del tremendo orgasmo que había tenido me negaba a follar. No es que rehuyese el contacto físico sino que simplemente me negaba a follar. El chico se levantó y plantó su polla en mi cara y agarrándome por la nuca dirigió mi cabeza contra su enhiesta polla. Se me había pasado varias veces por la cabeza chupársela a Juan, de hecho estuve a punto de hacerlo en un par de ocasiones, pero nunca lo hice. Abrí la boca y de golpe me la metí hasta el fondo. Estaba salada y dura, torpemente empecé a pasarle la lengua sin sacármela de la boca. Fermín masajeaba mi cráneo mientras yo me afanaba en mamar aquella primera polla.
No se llegó a correr en mi boca hasta ya haber amanecido. Jugamos durante toda la noche sin que el bueno de Fermín llegase a penetrarme. La noche acabó cuando por enésima vez me hizo mamarle su polla. Me impresionó como su cuerpo se tensó mientras descargaba el contenido de sus huevos en mi garganta. He de decir que no me disgustó la sensación de sentir aquel espeso y caliente liquido entrando a chorros en mi boca.
Salí de la casa pasadas las doce de la mañana y después de retozar durante un par de horas en el sofá aun desnudos.
Mi coche se lo había llevado la grúa por lo que no llegué a casa hasta pasada la hora de comer, después de recuperarlo en el deposito municipal.
Pasé los siguientes meses buscando infructuosamente trabajo, por un lado estaba marcada por haber trabajado en un medio tan radical y sectario como era elcatolicismoloprimero.com y por otro lado en medios y empresas afines había una mano negra, 20 manos negras más bien, que cortaban cualquier proceso de selección.
Seguí viendo a Fermín durante un tiempo. Al principio quedábamos a cenar, después salíamos a tomar unas copas y al final acabábamos en su piso jugando hasta la madrugada, tragué litros de lefa del chaval. En pocas semanas nos saltábamos la cena y finalmente quedábamos directamente a follar.
Un día no pude contenerme y permití que me la metiese hasta el fondo. Desde luego que no era la forma soñada de perder la virginidad, ni parecido, pero tantas sesiones de sexo con el chico no podía acabar de otra manera que sintiendo su polla dentro de mi y sabiendo que eso era la que más me gustaba del mundo. La verdad es que me gustó mucho la sensación del sexo por el sexo. Desde luego Fermín no era el hombre de mi vida, pero me daba un placer increíble. Aquella primera noche se me fue de las manos y desde entonces no había noche en la que Fermín no me cabalgase. Estaba más que desengañada de la falsa moral y aunque sabía que volvería al redil, sencillamente estaba disfrutando del momento.
Todo surgió cuando un día después de comerme el coño y de hacerme correr una y otra vez Fermín me cogió desprevenida y me metió el capullo entre mis labios vaginales. Nos quedamos los dos mirándonos a los ojos durante un segundo y tras asentir con un ligero gesto de mi cabeza, Fermín dio un golpe de cadera y me clavó de un solo golpe su dura minga en mi empapado coño. Me dolió a morir, pero Fermín me sujetó para evitar que me la sacase y empezó a perforar mi coño adelante y detrás. Le llamé de todo, Fermín a esas alturas ya sabía que yo era virgen, pero aún así no paró hasta que cambió mis gritos de dolor por gemidos de placer. No me corrí pero disfruté como una loca. Al día siguiente volví a su casa deseando volver a ser penetrada cosa que hizo mi antiguo empleado según cerró la puerta de su casa.
He de decir que evolucioné muy rápido, en pocas semanas había pasado de ser una virgen mamadora a pedir posturitas y follar en posiciones que nunca antes hubiera imaginado. Me masturbaba por las mañanas sola en casa hasta que llegaba la hora de visitar a mi amante, me había vuelto una hembra sedienta de sexo que no podía esperar cada día a recibir mi sesión de polla. No eran pocas las veces que abandonando la casa de Fermín me había ruborizado pensando que lo tonta que había sido hasta ese momento. EL sexo era algo maravilloso y hasta ese momento no había sido parte de mi vida por mis prejuicios morales.
A nivel laboral, la cosa iba de mal en peor, había pasado casi un año desde mi despido y no lograba que se abriese ninguna puerta.
Llego Navidad y como todos los años, toda mi familia se reunió para comer el 25. Ese año era un poco distinto pues mi primo Julián se dignaba a aparecer en la celebración. Julián era de largo la oveja negra de la familia, ya desde pequeño destacó por su falta de concordancia con el tipo de vida que llevábamos el resto de los miembros. Llevaba el pelo largo, salía todas las noches, bebía, se drogaba, cambiaba de novia cada semana, políticamente era de izquierdas y lo que más indignaba, había rechazado una prometedora carrera como medico en una clínica privada para irse con Médicos del Mundo a ejercer en Namibia con los bosquimanos. Sinceramente nunca pude aguantar a mi primo, me fastidiaba su postureo progre, sus ideas y su actitud ante la vida, me ponía a cien no solo que no hubiese pisado una iglesia desde su primera comunión sino que encima se permitiese criticar a la iglesia y al Papa.
Entre tanto familiar vestido de traje o tirolesa Julián destacaba, ¿a quien se le ocurría venir a una evento de los Peláez con un pantalón caqui, una camisa blanca y unas botas de trekking, aunque fuesen de cuero?
- Te veo muy cambia Isa – me dijo mientras se acercaba con un vermut en la mano y una sonrisa de oreja a oreja.
- Ya ves – le dije un poco por compromiso.
- Ya me han dicho que el tema con los opusinos no salió.
- ¿Y quien te lo ha dicho?
- Pues ya sabes, tu madre que dice que ahora sales mucho, la mía a la que le comenta tu madre y lo adorna como puede, en fin, ya sabes como van estas cosas.
- Pues la verdad es que podían meterse ambas en sus cosas.
- Veo que estas cambiando de bando.
- ¿Por?
- Por que va a ser.
No me senté cerca de él, pero cuando nos levantamos de la mesa se volvió a acercar hasta donde estaba y estuvimos hablando toda la tarde. Me habló sobre su trabajo en Namibia, sobre el país, sobre sus gentes, sobre su vida, sobre sus amigos. Yo le conté que estaba como loca por encontrar trabajo, más que por el dinero pues tenía ahorrado, por encauzar mi vida. Le conté poco más, no iba a contarle que para matar el rato me acostaba todas las tardes con un ex empleado y que si no me acostaba con más era por la falta de vida social.
Salimos los dos de la fiesta un poco borrachos, creo que para esas alturas ya no era Julián la única oveja negra de la familia, creo que me empezaban a ver a mi como la nueva descarriada de mi muy distinguida y conservadora familia, por lo visto incluso alguien llegó a comentar que con mi actitud era más que lógico que me hubiesen echado del trabajo y que no consiguiese otra cosa.
Me despedí de mi familia y cogí el metro hacía casa de Fermín. Las copas y el vino me había subido y necesitaba un poco de acción. Como siempre me recibió con los brazos abiertos y los pantalones bajados. Me arrodillé ante él y empecé a chupársela como él le gustaba, esto es con la polla tocando mi campanilla y mirándole desde mi posición con ojos de cordera degollada hacia arriba. La verdad es que al tío le había tocado la lotería conmigo. 4 años más que él, cuerpazo, enamorada del sexo, nunca decía que no a nada y encima una vez ha descargado su lefa en mi cuerpo le doy un piquito y me voy a dormir a mi casa y no molesto. Esa tarde estaba más salida que de costumbre y no fui montada por Fermín sino que fui yo quien llevé las riendas de la sesión y lo monté como una desesperada corriéndome una y otra vez. Acabamos con una ducha frondosa de lefa en mi cara que el chico me proporcionó.
Me desperté pasadas las 11 y me sorprendió encontrarme una serie de SMS en mi móvil.
“me ha fallado una que se venia conmigo a Namibia este año” mandado a las 9:26
“la tía iba a encargarse de la gestión de los fondos de la ONG en Namibia” mandado a las 9:27
“tengo que buscar a alguien para el puesto” mandado a las 9:27
“¿te interesaría?” mandado a las 9:28
“solo pagamos 1000 euros al mes, el seguro y el avión” mandado a las 10:17
“contrato de un año” mandado a las 10:21
Me quedé de piedra, la oveja negra de mi familia me ofrecía un puesto de cooperante. Una nueva vida, un año sin volver a España…
Lo pensé durante todo el día y solo cuando esa noche Fermín bombeaba frenéticamente mi coño y entre orgasmo y orgasmo, me di cuenta que a pesar de lo mucho que me gustaba follar con el chico, aquello no iba a ningún sitio, él era un crio y yo una mujer que necesitaba un trabajo y un cambió de vida.
Fermín me colocó a cuatro patas y zumbándome desde atrás y con un dedo el mi culo, algo por cierto que había empezado a disfrutar, bufaba mientras me aplicaba lo mejor de si mismo y su polla. Yo disfrutaba como una loca. Al reponerme de un orgasmo y mientras Fermín se esforzaba en llegar a su propio placer alargue mi mano y la metí en mi bolso, saqué mi móvil y después de desbloquearlo y abrir el programa de SMS, acerté a escribir “me interesa”.
Negocie con Julián sobre todo fechas, no podía irme de la noche a la mañana. Suspendí las pocas entrevistas de trabajo que tenía pendientes y me puse manos a la obra en preparar mi partida. Mis padres no lo vieron nada bien, es más montaron cuantos escándalos pudieron. Fermín no se lo tomó mal, sabía que el momento tenía que llegar y la cosa no daba más que lo que daba.
Faltaba solo un día para mi partida. Quedé con Fermín para la traca final al mediodía, por la noche tenía una cena con mis padres y no podía dejarles colgados a pesar que la despedida que me interesaba era la del informático.
La verdad es que tenía en mente practicar sexo de una manera tranquila y sentir aquella polla que tanto me había descubierto sin prisas pero de una manera tierna. Muy al contrario Fermín me desnudo nada más entrar en su cuarto y me llevo hasta su cama. Como era costumbre, me puse a cuatro patas moviendo mi culo esperando su llegada, pero me sorprendió cogiendo mis muñecas y esposándomelas a las espalda, algo que nunca antes había hecho. Era la primera vez que era atada y quedaba a disposición de mi amante, evidentemente mi pecho y cara quedaron apoyados en el colchón, aun así , mi piernas permanecían de rodillas y mi coño abierto a su disposición. Fermín pasó un dedo por mi raja provocando mi primer suspiro de placer. Empezó a jugar con mi coño hasta que de él caían gotas de flujo, me moría por se penetrada y sentir ese falo en mis entrañas. Algo entró en mi coño de un solo golpe, evidentemente no era la polla de Fermín el cual se encontraba de rodillas a mi lado, pero la forma aunque no su textura era clavadas a su polla. Me había metido un vibrado en el coño, algo que era la primera vez que sucedía. Me volvían locas las vibraciones del aparato que unidas al entrar y salir del mismo empezaron a descargar sobre mi interior ráfagas de gusto que me estaban matando. Sin dejar de meter y sacar el aparato infernal acercó su polla a mi boca que fue recibida como buenamente podía, una no estaba acostumbrada a chupar y disfrutar a la vez.
Estuve más de una hora recibiendo polla artificial y chupando aquel majestuoso manjar. Solo paraba de mamar cuando mi boca quedaba abierta fruto de los orgasmos que el aparato me proporcionaba. Fermín evitó correrse hasta que después de mil y un orgasmo me dio la vuelta sin desatarme y me la clavó en mi sexo. Mis pezones estaban en punta desear ser mamados, pero mi amante los despreció y se dedicó a acelerar sus embestidas hasta que nos corrimos como bestias a al a vez.
Cuando me desató, tenía las esposas marcadas en mis muñecas, marcas que duraron hasta el día siguiente y que mis padres sin duda vieron durante la cena.
El informático me regaló las esposas, un masturbador de clítoris que no recordó usar en nuestra última sesión, y el vibrador usado, que era una reproducción a escala 1:1 de su polla y que había hecho a medida, para que no me olvidase de ella ni de él, me dijo.
Llegue a Windhoek después de un largo viaje vía Johannesburgo. Estaba muerta a pesar de no haber cambio horario entre España y Namibia, había sido muchas horas de avión y no podía con mi alma. Julián me esperaba vestido de explorador a la salida del aeropuerto, la verdad es que el chico era monísimo, eso había que reconocerlo.
El viaje al pueblo de Gobadis duró más de tres horas por una pista de tierra bastante aceptable. No vi el asfalto por ningún lado, pero la pista estaba cuidada y se podía ir a una aceptable velocidad. Según me comentó Julián, todo el país era así.
Las instalaciones de la ONG no era más que une pequeña clínica y un edificio anexo que hacía las veces de oficina y residencia de los cooperantes. Para mi desilusión todo el personal que atendía el puesto éramos una danesa, que de hecho era a quien yo iba a sustituir, mi primo y yo. Me esperaba que mi lugar de destino fuese una mierda de sitio tal y como era, pero me imaginaba que tendría un montón de compañeros occidentales con los que poder distraerme cuando no estuviese trabajando.
Lisa, la danesa, me recibió muy cálidamente. Me enseñó cual iba a ser mi cuarto, el único que había libre.
Cenamos rápido y nos fuimos a la cama.
Por la mañana , Lisa me enseñó las oficinas y me explicó en que consistía mi trabajo. Íbamos a coincidir dos meses y para cuando ella se marchase debía de sabérmelo todo.
Julián atendía la clínica. Era un clínica de día, ósea que no nos quedábamos con enfermos ingresados, en todo caso Julián iba a ver a los que no se podían mover de sus chabolas, pero nosotros no teníamos ni personal ni instalaciones para quedarnos con gente.
Entre el calor y lo mucho que había que hacer, el día se me fue volando.
Cenamos carne de Oryx en la terraza de nuestra residencia. Julián hizo una riquísima barbacoa acompañada de cerveza helada. Después de cenar empezamos a hablar y me quedé de piedra cuando Lisa sacó de su bolsillo una bolsa de tela y de ella una cogollo de algo como una planta. Lo despedazó, lo lió y lo encendió. Le dio unas caladas y se lo pasó a Julián quien lo cogió e imitó a la nórdica. Me quedé de piedra cuando me lo pasó a mi. Ni lo pensé, lo cogí entre mis dedos y le di un par de caladas. Era la primera vez que fumaba marihuana. Hablamos hasta las doce y tras tres porros y muchas cervezas nos fuimos a la cama. El mundo me daba vueltas y tenía una risa floja, algo que según observaba no pasaba con mis compañeros de ONG. Me desnudé y me metí en la cama intentando conciliar el sueño. Estaba casi a punto cuando un largo gemido me hizo volver en mi. Agudicé el oído y volví a oír otro, después otro más y más tarde un bufido de hombre. El hijo de puta de mi primo se estaba follando a la danesa y se la estaba follando muy bien según podía comprobar por los gritos de placer de esta. Me estaba poniendo a cien, tanto que me hubiese levantado a cotillear, pero no podía con mi cuerpo. Intenté masturbarme para acompañarles en el placer, pero caí muerta sin poder oír la traca final.
Por la mañana me fijé mejor en Lisa, no debía de llegar a los 40, un poco hippy acentuado por su falta de coquetería y que no se pintase. La verdad es que la chica tenía un cuerpazo para su edad, era lógico que mi primo después de tantos meses juntos acabase en la cama con ella, seguramente fuera de aquel agujero ni la hubiese mirado pero allí perdidos de la mano de dios un desahogo era un desahogo.
El día volvió a pasar rápido, conocí a Maggy, la enfermera local que ayudaba a Julián en los días alternos. Esta si que era un belleza. Por lo visto estudio enfermería en la capital y después de unos años volvió a su pueblo a atender a su gente. Los días que no venía por el puesto, atendía ella misma a enfermos en otra localidad.
Por la noche se volvió a repetir la escena de la noche anterior, yo me abstuve de fumar pues me dolía un poco la cabeza, me imagino que fruto de el exceso de la noche anterior. A las once o así me despedí de la pareja y me metí en la cama. Leí un poco hasta que empezaron los jadeos. Intenté ignorarlos pero la verdad es que Lisa gritaba como una loca mientras era follada por lo que no pude evitarlo y me levanté. Abrí un poco la puerta de mi cuarto y desde allí pude ver como el cuerpo fibroso de mi primo perforaba el coño de mi compañera de trabajo. Lisa estaba siendo empalada mientras se tocaba los pechos y gritaba con toda la fuerza que le permitían sus pulmones, se lo estaba pasando de miedo la tía. Estaba desnuda y no pude evitar que mi dedo indicé se deslizase por mi raja y solo dejé de mirarlos hasta que Lisa en un cambio de postura dirigió su cabeza hasta donde yo estaba y me vio claramente. Que vergüenza. Me metí avergonzada en la cama pero estaba visto que a los amantes no les hizo parar y continuaron con su frenético folleteo. Quería dormir pero me era imposible, estaba salida y necesitaba yo también una buena polla entre mis piernas. Me levanté, busqué entre mis bragas y saqué el vibrador que Fermín me había regalado. Me senté en el borde de la cama y abriendo mis piernas me lo introduje y empecé a moverlo en mi interior. Me corrí con un ahogado grito en pocos minutos. Julián seguía castigando el coño de Lisa sin piedad.
Lisa estaba la mar de sonriente por la mañana, no me dijo nada, no hacía falta.
Cada noche se repetía la misma escena. Los tres cenábamos a la luz de la luna, nos atiborrábamos a cervezas y porros, y una vez en nuestros cuartos Lisa empezaba con su sonata nocturna de gemidos, gritos y orgasmos. Yo siempre me masturbaba oyéndoles, la polla de goma me estaba haciendo mucho bien, pero me moría por un rabo de verdad. No eran pocas las veces que abrirá mi puerta para espiarles y no pocas las veces que Lisa se percataba de ello llegando incluso a ofrecerme con la mano que fuese con ellos. Aquello me ruborizó e incluso me ofendió, pero no evitó que me masturbase como una loca pensando en los dos amantes y en lo bien que me vendría ser penetrada con fuerza.
Julián tuvo que salir de viaje, por lo visto a seis horas de coche en otro puesto de Médicos de Mundo se había desatado una infección de cólera y requerían su ayuda. Lisa y yo nos quedamos solas en nuestro puesto. Después de realizar las labores que teníamos encomendadas abrimos unas latas de cerveza y preparamos la cena. Bebimos en exceso y nos fumamos más porros de la cuenta. Lisa me contó su vida de pe a pa y en poco tiempo estábamos hablando de sexo.
- ósea que te poner oír como me follo a tu primo – me dijo en ingles.
- ¿y como sabes que me pone?
- Mujer, sino no te pusiese no saldrías de tu habitación a ver. – me quedé muda. No me imaginaba que nunca sacase el tema – no pasa nada mujer, llevo muchos años en esto y se la putada que es que una compañera reciba su dosis diaria o semanal de polla y tu a dos velas. Lo que tengo con Julián solo es sexo, follamos desde el principio y no hay nada más. No te voy a decir que en este año solo he follado con él. En ocasiones vienen unos médicos franceses y me calzo a uno de ellos y en más de una ocasión me he pasado por la piedra a Kabali, el conductor de las ambulancias.
- A ese no lo conozco
- Pues se te caerán las bragas cuando lo veas.
- Ja j aja – me reí.
- No te rías que si ya veras
- Ya veré, ya veré
- Mientras tanto has hecho bien en traerte el juguete que te has traído. Cuando me vaya te dejare el mío para que cambies un poco, un año con el mismo vibrador es “molto longo” el año que vas a pasar aquí– me dijo en italiano
No paramos de hablar de sexo hasta las dos de la mañana, yo le conté sobre el amante que había dejado en Madrid, nada serio le dije, ella me contó sobre las noches en las que Maggy se quedaba en el puesto y los tríos que habían hecho con ella – me quedé de piedra
- ahora lo hace menos porque tiene pareja, pero hasta hace unos meses cada vez que quería un poco de sexo bueno, ponía una excusa y se quedaba a dormir, no tardaba en abrir la puerta y unir su cuerpo de ébano a los nuestros. ¿nunca has probado con una chica?
- No – dije descojonada de risa
- Pues tienes que hacerlo.
Nos despedimos y nos metimos en la cama, yo estaba caliente por lo que no tardé en sacar mi juguete y atizar mi coño con él. Estaba abierta de piernas disfrutando como una loca de los mete saca. Me tocaba los pechos y mi clítoris y estaba a punto de llegar al orgasmo. Estaba de lleno en ese punto de no retorno que no te deja parar hasta que te has corrido pase lo que pase. La puerta de abrió y vi a Lisa desnuda con su vibrador en la mano. Joder con el vibrador de Lisa, era grande, negro y tenía dos cabezas. Yo la miré y sabiendo que yo no iba a parar eché mi cabeza para atrás para no verla, pero no disminuí ni un solo milímetro el vaivén de mi mano. Lisa se acercó a la cama y se subió en ella. Levanté la cabeza y vi como se metía aquel monstruo negro en su rosada cavidad y empezaba a metérselo y sacarse acompañado ello con unos ligeros gemidos. Estaba a cien, lejos de cortarme el permitir que me viesen masturbarme y ver como otra persona se masturbaba, me estaba volviendo loca. Los porros ayudaban.
Lisa se puso a cuatro patas y acercando su cabeza a mi pecho, se metió uno de mis excitados pezones en la boca y empezó a mamarlos. Me estaba encantando. Lisa sin dejar de masturbarse fue bajando sobre mi cuerpo y apartando mi mano sé hizo con mi toy y puso su lengua en mi dilatadísimo clítoris. No me lo podía creer, empezó a mamar mi coño y no paró hasta que después de sacar la polla de goma de mi coño exploté en su cara dejándosela perdida. La cosa desde luego no quedó ahí. La danesa sacó su juguete de su coño y levantándose lo sentó sobre mi cara. No hizo falta que dijera nada y siguiendo el consejo de una revista de moda y tendencias hice con ella lo que me hubiera gustado que ella hiciese conmigo. Fue una gozada vez como la danesa se corría llenando mi cara de vuelta de todo la esencia salida de su depilada cueva. Creo que esa noche me lucí en mi debut como comedora de coños, al menos Lisa no pareció disgustarle.
Lisa durmió conmigo aquella noche y las dos siguientes hasta que Julián volvió retornó a la cama de mi primo festejando su vuelta con un polvo de los que yo llamaría históricos.
Faltaban solo tres días para la marcha de Lisa, multitud de pacientes, amigos y lugareños pasaron a despedirla. La verdad es que la tía había dejado huella.
Casi cuando íbamos a ir a cenar apareció por la puerta del puesto una destartalada ambulancia. Un pedazo de macho se bajó de ella, ese debe ser Kabali me dije. Kabali resultó ser un tío majo, simpático y estaba como un queso. Tal y como Lisa predijo se me cayeron las bragas en cuanto lo vi. El tío se iba a quedar a dormir y sinceramente esperaba que cuando empezase a oír a mi compi y a mi primo follar se animase y viniese a hacerme una visita.
Nos bebimos el Nilo, nos fumamos todo lo fumable y dando tumbos nos fuimos a la cama. No tardó en empezar el folleteo entre mi amiga y mi primo. Sinceramente estaba ultra excitada y expectante ante la posible visita del tal Kabali. Espere pacientemente pasando dulcemente mi dedo por mi clítoris, casi era una rozadura lo que me hacía pero deseaba que Kabali de venir me encontrase bien húmeda. El chico no acababa de venir cuando me di cuenta del porque. Dos gemidos de hombres se oyeron a través del pasillo, me levanté con los pezones apuntando al cielo y abrí un poco la puerta. De haber tenido dentadura postiza esta hubiera acabado en el suelo. Julián estaba tumbado en la cama con su polla en el coño de la de Copenhague y Kabali, totalmente desnudado de rodillas en la cama penetraba a mi amiga analmente. Lisa no podía ni gritar victima de continuo orgasmo al que le sometían los dos sementales. Creo que me corrí con la escena. No dejé de mirar hasta que después de muchos minutos Kabali sacó su dura polla del ano de mi amiga y poniéndose de pie se la metió en la boca a la chica. Hay que ver el ariete que gastaba el chaval, jamás pensé que esas cosas existiesen.
Me estuve tocando durante más de una hora viendo como mi primo, mi amiga y el famoso Kabali se iban dando placer unos a los otros.
Lisa iba pasando de mano en mano, bueno de polla en polla, tan pronto uno la sodomizaba como otro castigaba su depilado coño. Era una perfecta combinación de cuerpos en los que ninguno se quedaba sin su parte. Lisa repartía atenciones dejando a cada uno de los dos machos satisfechos. No pude cerrar la puerta hasta que tanto Kabali como Julián eyacularon en el cuerpo de mi amiga.
Por la mañana Lisa me esperaba en el despacho con una sonrisa.
- ya le he dicho a Kabali que te tiene que visitar – la verdad es que era un detalle que el día antes de irse me recomendase a uno de sus amantes.
A media mañana Julián tuvo que salir en el 4x4 a una aldea cercana, una chica de 18 años iba a parir y la cosa no pintaba bien. Trabajamos el resto de la mañana en nuestras cosas y pidiéndole a los pacientes que iban llegando que volviesen al día siguiente. Hacia un calor del demonio, la pobre Lisa las iba a pasar putas en su Copenhague natal, el cambio iba a ser tremendo.
Nos tomamos un bocadillo y yo decidí irme a echar una siesta durante la hora que teníamos libre. Como es mi costumbre me desnudé y me tumbé en mi camastro, no habían pasado ni 10 minutos cuando me despertó una lengua que invadía mi sexo. Bajé mi mano hacía mi pubis y encontré la cabeza de mi amiga que en ese momento completamente desnuda me comía mi almeja con glotonería. La noche anterior me había dejado salidísima y lo mejor que me podía pasar era una comida de coño. Abrí mis piernas todo lo que pude para dar mejor acceso a mi pubis, Lisa lo aprovechaba con saña llevándome al cielo. Gran cantidad de saliva y flujo salían de mi vagina y caían sobre el “canalillo” que marcaban mis cachetes. Lisa lo recogió con un dedo y lo extendió por mi ano. Me quedé un poco cortada, pero al sentir ese dedo profanando lo más sagrado de mi, me estremecí recordando la polla de Fermín y como la acompañaba con su dedo.
Lisa me estuvo comiendo el coño sin parar y arrancándome orgasmo tras orgasmo, había perdido la noción de tiempo. Lisa paró de golpe y abriendo la boca apoyo su cabeza en mi monte de venus, no entendía que pasaba y me quedé flipando cuando vi el musculado cuerpo de Kabali detrás de el desnudo culo de Lisa. No sé qué hacía ahí pero el conductor había vuelto y estaba empalando a mi amante.
Con aquel pedazo de carne en su coño, Lisa no era capaz de lamer. Me excitaba mucho la situación aunque me había quedado sin fuente de placer, la pobre chica no podía hacer otra cosa que estremecerse con los pollazos recibidos. A falta de la boca de Lisa bueno era mi dedo y puse este funcionar tocando mi hinchado clítoris. Lisa seguía apoyada en mi y Kabali reventando su coño. Mi amiga puso su cuerpo tenso y se corrió con un aun más sonoro grito de placer. Kabali aun seguía como había empezado. Apartó a mi amiga y poniéndome a cuatro patas, empezó a introducir su enorme polla en mi caliente coño.
Fue gozoso notar como por primera vez en muchos meses una polla dura forzaba la entrada en mi abierto coño. En honor a la verdad he de decir que Kabali no llegó a meter su minga entera en mi coño, me hubiera reventado, pero todo lo que logró meter me hizo ver las estrellas.
Kabali me jodió como un loco. Lisa lamía sus pelotas mientras este me daba muy duro. Caí rendida después de varios orgasmos. Kabali sacó su polla de mi hinchado coño y meneándosela delante de mi cara inundó la misma de caliente lefa. Lisa me limpió con su lengua toda mi cara.
Kabali se despidió y volvió a su ambulancia. Lisa y yo nos quedamos una hora más en la cama haciéndonos mimitos y no nos levantamos hasta que oímos el 4x4 de Julián llegar a nuestras instalaciones.
Trabajamos las dos con una sonrisa en la cara toda la tarde.
Julián nos preparó una cena especial, el chico se esmeró en los fogones y he de decir que por primera vez cenamos como reyes. Julián sacó una botella de ron que le habían regalado en su visita a la parturienta. Hacía un montón que no me tomaba un cubata y la verdad me tomé unos cuentos. Los porros y las copas me dirigieron a la cama dando tumbos, eso no evitó que por última vez oyese a Lisa correrse a gritos como una posesa bajo el yugo que representaba la polla de mi primo.
Fue un día extraño el día siguiente. Lisa se despidió de mi entre lagrimas. Me dio un pico en los labios y se subió al 4x4. Julián la llevó hasta el aeropuerto y no volvió a casa hasta ya llegada la noche.
Cenamos casi en silencio, para mi habían sido dos meses muy buenos, pero para Julián habían sido dos años intensos, no solo había tenido una yegua a la que estuvo montando todo ese tiempo sino que había estado dos años de trabajo juntos.
Nos fuimos a la cama y por primera vez desde que llegué, no me toqué un pelo. Dormí fatal y casi agradecí que llegase el alba.
Si he de ser sincera, echaba de menos dormirme con los orgasmos de Lisa. Me jodías masturbarme en silencio procurando no hacer ruido para que mi primo no se diera cuenta. El primer día en el que Maggy se quedó a dormir, vi el cielo abierto, al fin un poco de vida en la casa, pero la enfermera resultó ser muy silenciosa en la cama y mi dedo no fue acompañado de los ruidos de mis vecinos.
Habían pasado dos semana desde la marcha de Lisa cuando Kabali apareció en nuestro puesto. El tío llegaba a cenar. A pesar de que Julián lo hacía una y otra vez, es muy peligroso conducir de noche en África, la gente suele pensar que es por la delincuencia o algo así cuando la verdad es tan simple como que los animales para combatir el frio de la noche de la sabana, se tiran a dormir en las pistas de tierra y el peligro de accidente es grande.
Kabali nos comentó mientras se servía cena, que estaba cerca y que tenía la opción de dormir en una aldea en casa de cualquier paisano, en la ambulancia o acercarse hasta nosotros.
El negro sacó de su bolsa una marihuana increíble. Al contrario de la que solíamos fumar, la del ambulanciero daba un buen rollo como muy especial. Daba como un rollo muy cachondo que ponía la carne de gallina y subía claramente la libido, por lo menos a mi.
Tenía claro que esa noche Kabali me iba a montar, y no me equivoqué. Entre en mi cuarto, me desnudé y me puse a cuatro patas. Aguanté la espera sobándome un poco el clítoris hasta que oí la puerta en inmediatamente después unas manos que se colaban en mi coño.
Kabali tenía unas manos ásperas fruto de muchos años de trabajo. No hay nada mejor que unas manazas abriéndose camino en el coño de una. Kabali trabajó mi coño durante largos minutos haciéndome sentir en la gloria. Sentí su lengua en mi ano mientras me masturbaba y no paró hasta que uno de sus dedos entró en mi agujero trasero. Cogió de mi mesita de noche la reproducción de la polla de Fermín y empaló mi culo con ella. Dos dedos entraron en mi ano, me dolió pero no era insoportable. Sin sacar los dedos de mi culo, retiró la polla de goma y de un golpe de cadera reventó mi coño con aquel mástil.
Gemía como una posesa mientras veía el cabecero de mi cama golpear contra la pared. No querría ni pensar que diría mi pía madre de verme en aquella postura, no solo fornicada estando soltera, sino que fornicada estando soltera por un negro conductor de ambulancias.
Estaba en la gloria entre orgasmo y orgasmo cuando como salido de la nada otra polla entró en mi boca. Por supuesto que la acepté, miré para arriba y vi el fibrosos cuerpo de mi primo. Me dio un poco de repelús, pero Julián me cogió con ambas manos mi cara y me la metió hasta el fondo. Volviendo a seguir la vieja formula de que te gustaría que te hiciese a ti, puse todo mi alma en la comida de polla y he le hice la mejor mamada que seguramente le hubiera hecho antes.
Fue cuando cambiaron de postura y el negro me la clavó en la boca y mi primo en el coño cuando el hijo de puta soltó.
- nunca hubiera pensado primita que iba a poder catar tu coño.
Y bien que lo cató. Jodimos como locos follándome ambos en todas las posturas. No llegaron a darme por el culo, pero después de correrme con la polla de goma de Fermín en mi ano y ver por cierto las estrellas, me quedé con las ganas de sentir una polla de verdad en la salida de emergencia.
A la mañana siguiente no sabía donde meterme, Julián pareció no darle importancia al tema y a pesar de yo mostrarme evasiva son él, mi primo no cambió su trato hacía mi en ningún momento.
Sinceramente esa noche esperaba volver a ser tomada por Julián. La idea de lo que pasa en Namibia, se queda en Namibia me martilleaba la cabeza. Era una inmoralidad ser la amante de mi primo, eso estaba clarísimo, pero más inmoralidad era la de los patriarcas del Opus Dei y su doble moral y el mundo no se acababa. Visto que Julián no venía, abrí desnuda la puerta de mi cuarto para oírle roncar en el pasillo. Ni me molesté en cerrar la puerta y me masturbé duramente gritando de gusto cuando un devastador orgasmo invadió mi cuerpo.
Cuando me desperté de mi coño aun salía en vibrador azul. La puerta de cuarto estaba abierta y yo dormía con las piernas abiertas y todo el coño a la vista de quien pasase por el pasillo.
Me puse una camiseta y sin molestarme en ponerme unas bragas crucé el pasillo hasta el baño. Entré a pesar que Julián se estaba duchando en esos momentos. Me senté en la taza y meé mientras mi primo salía y se empezaba a secar. Me miró allí sentada en la taza del wáter.
- eres muy ruidosa cuando te corres.
- ¿Por?
- Ayer me despertaste masturbándote.
- Yo joder, mira quien habla. Menudos dos meses de gritos y orgasmos me has dado.
- Yo no.
- ¿Tu no?
- Si, Lisa es la que se corre a gritos, como tu. Yo soy bastante silencioso en el sexo – me dijo mientras yo me levantaba y limpiaba mi coño de retos de pis.
- Pues chico es lo que hay, si no quieres que grité, sabes lo que me puedes meter en la boca para que calle- no me podía creer que hubiese dicho eso. No me lo podía creer.
Esa noche Julián me visitó nada más tener mi primer orgasmo. No me la metió en la boca como esperaba, simplemente sacó el vibrador de mi coño, escupió en mi ano y lo alojó ahí. Me dolió un montón, pero más cuando esté abrió mis piernas del todo e introdujo su chorra en mi dilatado coño.
Era increíble sentir dos cosas dentro de mi, me acordaba de Lisa siendo empalada y me sentía en la gloria. Hasta ese día Julián y habíamos hecho una locura, le puede pasar a cualquiera, pero en esos momentos estaba jodiendo como una degenerada con sangre de mi sangre y la verdad, notar como esa polla rompiendo mi coño era una gozada difícilmente descriptible. Recordando los polvos con Fermín empecé a dirigir el polvo de manera que mi prima iba dándome según yo le decía.
Me folló como un bestia y joder sí grite. Me corrí clavándole mis uñas en la espalda y casi desmayándome del placer. Me dejó durmiendo en mi cama y se fue a la suya.
Por la mañana no le vi. Julián había salido a atender una urgencia. Me vi sola y me entró un poco la melancolía. Sinceramente no sabía si había cambiado mi vida a mejor. Trabajaba en el culo del mundo, en un trabajo que no era para mi desatendiendo mi carrera profesional, había abandonado mi fe, había perdido todo tipo de complejos morales y lo que es peor, me estaba calzando a mi propio primo.
Toda duda quedó resulta cuando esa misma noche estando a cuatro patas y después de dilatar durante un largo rato mi ano, Julián fue introduciendo poco a poco su dura polla en todo mi ojete. Me molestaba un poco, no era dolor, pero era maravilloso ir notando como aquel pedazo de carne dura iban introduciéndose más y más en mi. Cuando toda estuvo dentro, fui yo quien empecé a separar y acercar mi culo de manera que era yo quien manejaba las penetraciones. Aguanté el ritmo hasta que el placer me bloqueaba y supliqué a mi primo que siguiese él mientras yo caía rendida sobre la cama. Julián no me dio tregua y me perforó el culo sin darme tregua. Recibí la lefa de Julián a la vez que me corría fuertemente con mis manos desgarrando la sabana bajera de mi cama. Estaba a mil y no me dio ningún asco cuando Julián me dio la vuelta y me metió la polla según sacada de mi culo en mi boca. A pesar del sabor a mierda, mi propia mierda, se la chupé hasta que Julián con un ataque de risa me hizo parar.
De vez en cuando Maggy se quedaba, Julián sabía que por la noche su enfermera le visitaría por lo que yo, respetando la antigüedad, me quedaba sola en mi cama. Me pajeaba como loca oyéndolos follar y no fue hasta un par de meses después de la marcha de Lisa cuando por primera vez me uní a la fiesta.
Fue algo muy natural, me corrí como una loca oyéndoles fornicar y cuando recuperé la respiración viendo que necesitaba más, simplemente abrí la puerta, crucé el pasillo y como algo muy natural me senté sobre la cara de la enfermera que en esos momentos era follada a lo misionero por mi primo. Desde el momento en que Maggy pasó su lengua por primera vez desde mi ano a mi clítoris supe que no me había equivocado, o más bien que me había equivocado no cruzando ese pasillo antes. Maggy era una fantástica compañera de cama, sensual, intensa y con mucho aguante. Con Maggy tuvimos noches de muchísimo placer y desgraciadamente no se prodigaba en sus estancias ya que como comenté tenía pareja y no le era demasiado infiel, como ella decía.
Al contrario que con Maggy, con Kabali la cosa fue distinta. A veces se quedaba con nosotros y siempre me follaba. Julián ni una sola vez se cortó en unirse a nuestro polvo. Por supuesto yo nunca protesté. Sencillamente era maravilloso sentir esa polla negra reventando mi cuerpo con la polla de mi primo de acompañante.
Mi estancia en Namibia llegaba a su fin. Tal y como me pasó a mi un día Julián salió temprano rumbo a Windhoek, iba a recoger a Paola, una italiana que venía a sustituirme. Pasé el día bastante liada por lo que ni me di cuenta que el día había pasado cuando mi primo volvió con la nueva chica.
Después de las presentaciones Paola se acomodó en la antigua habitación de Lisa. Esa noche fui follada por Julián sin poder sacarme de la cabeza la envidia que en esos momentos le debíamos estar dando a la italiana.
La chica se adaptó rápido a nuestra vida. No solo era una gran trabajadora que rápidamente se hizo con todo lo que tenía que hacer sino que no fue tan boba como lo había sido yo y en dos semanas ya se había pasado por la piedra a Kabali y a punto estuvo con Maggy. Con Julián se corto porqué no tenía ni idea que éramos primos, pero la primera vez que vio como Kabali y Julián hacían un sándwich conmigo, se dio cuenta que allí había barra libre se unió a nuestros polvos. Esta claro que cuando una chica ve como a otra la penetran todos sus agujeros a la vez, se da cuenta que cualquier día es ella quien puede ser penetrada.
He de decir que disfrute mucho esos dos últimos meses, llegamos incluso a montar orgias a cinco donde tanto Kabali como mi primo, nos montaban a Maggy, Paola y a mi sin descaso. Fueron noches muy interesantes en la que los chicos nos dejaban hacer a nosotras y no intervenían hasta que llevábamos dos o tres orgasmos entre pecho y espalda.
Tal y como le había pasado a Lisa, los últimos días multitud de pacientes y vecinos vinieron a despedirse de mi, cosa que sinceramente me emocionó. Hay que ver el cariño que se le cogía al país y a los bosquimanos en tan poco tiempo.
La última noche fue creo que la más loca. Kabali apareció para despedirse y después de cantidad de copas, porros y cervezas propuse a los presentes la traca final. Me llamó mucho la atención que Paola me dijese que ya que los dos chicos iban a ser a partir del día siguiente para ella, que no iba participar e iba a dejar que los dos me reventasen con su duras pollas.
Paola me tapó los ojos y ante mi sorpresa me esposó mis muñecas a la espalda.
- perdona mi vida, el otro día buscando un pañuelo me las encontré y me daba pena que no las usases – la verdad era que de vez en cuando me las encontraba y pensaba en usarlas, pero en cuanto olía a polla o a coño me olvidaba de ellas y solo quería entrar en acción.
Esposada me guiaron hacia el cuarto. Kabali me quito la ropa que pudo quitarme y la que no me la rasgó dejándome completamente en pelotas y a su disposición. Me contemplaron desnuda y alguien me hizo ponerme de rodillas sobre la cama e inclinar mi troco hacía delante. Me choqué de bruces con la polla de alguien, sin dudarlo me la engullí en la boca, por el tamaño era obvió que era la de Julián, este recibió mi boca cogiéndome con las dos manos la cabeza masajeando suavemente mi cuero cabelludo. A su vez Kabali empezó a trabajarse mi esfínter pon un suave masaje en el mismo. Llevaba ya comidos un par de kilómetros de polla de mi primo, ya sabéis, cada lamida 20 centímetros, cuando el negro después de una larga labor de dilatación, alojó su miembro en el interior de mi culo. Es realmente delicioso sentir un pedazo de carne tal en el interior de una mujer, el único problema es que de tanto gemir no hay manera de chupársela a nadie, simplemente me retiré de la polla de Julián y me dediqué a disfrutar esa tremenda polla en mis intestinos.
Era increíble la sensación de tener los ojos tapados sin poder ver nada y estar fuertemente atada con esas maravillosas y poco usadas esposas, mientras un duro falo destrozaba mi entrada trasera y me hacía vivir un mundo increíble de sensaciones. Mi cuerpo estaba bañado en sudor, mi pelo pegado a mi cara y de mi boca salía baba que no podía controlar. Julián iba a ratos forzando su polla dentro de mi boca, pero ante mi falta de respuesta, cambió de táctica y pidió permiso a Kabali para fornicarme el coño. El namibio no lo vio mal y ante mi desesperación sacó su mágico nabo de mi culo y me hizo subirme hasta mi primo que me colocó encima suya y me clavo su enhiesto cacharro en mi chorreante vagina. Una oleada de placer recorrió mi cuerpo y alcancé un orgasmo según su ariete entró en mi. Kabali volvió a meter sus dedos en mi culo y sin dilatarse demasiado y levantando un poco mi cadera introdujo un negro tótem en mi dilatadísimo culo. Era una sensación tremenda notar como aquellas dos pollas se encontraban en mi interior y chocaban una contra otra reventándome de place. Kabali y Julián peleaban uno por chuparme los senos y otro por pellizcarme desde detrás mi erectos pezones.
Fueron más de 15 minutos de intenso éxtasis, la venda de mis ojos se había corrido por lo que pude ver en una esquina del cuarto a Paola que desnuda y apoyada en una silla, se metía la reproducción de la polla de Fermín hasta lo más profundo de su ser, si el bueno de mi ex empleado hubiese sabido el juego que iba a dar cuando se hizo el molde no hubiera dado crédito.
Estábamos los tres fuera de si cuando Julián eyaculó dentro de mi coño, generalmente siempre se corría en mi cara, cuerpo o boca y solo en contadas ocasiones lo había hecho en mi interior, no estaba yo en esos momento para remilgos por lo que lo acepté de buena gana, es más, ni siquiera lo pensé.
Esposada como estaba, el negro tirando de mi pelo me hizo dar la vuelta en cuanto mi primo sacó su polla de mi interior. Pensaba que me iba a volver a sodomizar, pero ante mi sorpresa la clavó justo donde su amigo había eyaculado antes y por donde salía un hilo de esperma que a cualquier hombre le hubiese echado atrás. Kabali, metió su mástil hasta el fondo y empezó a bombear su barita mágica en mi interior mientras con la boca mordía mis pezones y con una mano masajeaba mi clítoris. A esas alturas de la película el chico sabía más que de sobra como hacer gozar a la administrativa de la ONG. Kabali también eyaculó en mi interior sin que yo pudiera o quisiera hacer nada al respeto. Estaba en medio de un tremendo orgasmo que tensaba mi cuerpo desde las cadenas que amarraban mis muñecas hasta las puntas de los dedos de mis pies.
Kabali se retiró y me dejó destrozada tumbada sobre la cama con las piernas abiertas y mis brazos aún a mi espalda.
Por un momento pensé que todo acababa ahí, pero estaba visto que la italiana se había portado demasiado bien hasta el momento y quiso su parte de la fiesta. Se arrancó el vibrador de su coño y dirigió su sudado cuerpo a la cama, no dijo nada, solo se tumbo entre mis piernas y empezó a mamar mi sensibilísima vagina. Me chupó el coño con fuerza y no paro hasta que de mi arrancó un último e intensísimo orgasmo.
Se me rompió el corazón cuando vi desaparecer nuestro puesto sanitario desde la ventanilla del 4x4 de Julián mientras me dirigía al aeropuerto rumbo a casa. Atrás quedaban grandes amigos y grandes momentos vividos.
El viaje de nuevo fue largo y cuando llegué a casa de mis padres entrada la madrugada no podía con mi cuerpo. Hubo alegría por mi vuelta pero no desmedida.
Los siguientes tres meses en Madrid fueron un poco para ubicarme, empezar a mover mi curriculum, ver a amigos entre lo que incluí a Fermín.
Me decepcionó un poco ver que en realidad era un crio, un crio encantador y con una polla mágica, pero un crio. Solo me lo tiré esa noche ya que tenía novia y no quería tener un folla amigo con compromiso, además creo que ya estaba preparada para otro tipo de hombres. De cualquier manera me hacía ilusión que disfrutase lo que él había empezado metiéndome un dedo en el culo mientras me follaba, y que probase mi culo aunque fuese una única vez, nos hacía ilusión a los dos.
El tercer mes fue una locura. Un equipo de investigación de un importante diario nacional, descubrió las pequeñas perversidades de todos los accionistas de mi antiguo trabajo. Gracias a un ex trabajador supernumerario, que también fue despedido de mala manera, lograron entrar en los servidores de la publicación y a través de los IP’s descubrir que efectivamente los socios de la misma no solo pasaban más horas delante de webs porno que de webs cristianas, sino que además era no solo clientes habituales de una cadena de puticlubs sino que eran los dueños de la misma en la sombra. El escandalo fue increíble.
Pero para increíble, el escandalo que se montó en mi casa cuando les dije que estaba embarazada y que sencillamente no sabía de quien. El que no supiese si el papá era blanco o negro creo que fue la gota que desbordó el vaso. Omití lo de mi primo para evitar un ataque al corazón a alguno de mis padres.
Embarazada de cinco meses volví a Namibia, a nuestro puesto sanitario donde entre pollazo y pollazo, vale, y comidas de coño. No pensaba yo que una podía estar tan cachonda estando embarazada, pero la subida de hormonas me hizo que mi lívido estallase y necesitaba sexo a cada rato y Kabali, Julián, la italiana y Maggy tuvieron que hacer horas extras para calmar mis ansias de correrme.
Así entre polvo y polvo, entre orgasmo y orgasmo, esperé paciente hasta dar a luz y ver cual de mis dos amantes había hecho diana en mi coño.