De compras
Una madre lleva a su hijo al probador en una tienda de sujetadores
Hoy he llevado conmigo a mi hijo al centro comercial. Era una verdadera locura la cantidad de gente que había.
Quería comprar un sujetador nuevo y le dije a mi hijo que no estaba tranquila si se quedaba solo en la tienda, sin nadie que lo vigilase, así que me lo llevé conmigo al probador.
Sus mejillas se pusieron rojas cuando me quité la camiseta, pero en ningún momento giró la cara.
Le hice darse la vuelta mientras me quitaba el sujetador, pero me aseguré que podía verme claramente a través del espejo. Un par de veces me quedé en topless mientras hacía el numerito de comprobar la etiqueta, para que él pudiera mirar a gusto.
Le pedí que saliera afuera a buscarme una talla más grande del modelo que había escogido y le esperé de pie, con las manos sobre los pezones mientras él me los traía. Cuando regresó, extendí el brazo para cogerlos y le ofrecí una vista completa.
Hice como si hubiese sido un accidente y me disculpé, cubriéndome de nuevo. Él sonrió y me contestó que no pasaba nada. Le hice alejarse y me probé dos modelos más, tomándome mi tiempo, asegurándome que podía vérmelas bien a través del espejo.
Seguidamente me quedé en topless y sostuve dos sujetadores con cada mano para preguntarle cual le gustaba más. El me sorprendió al señalar mis tetas y decirme que estaba mejor así, sin sujetador. Nos reímos. Me puse el sujetador y nos fuimos. Mis pezones estuvieron duros el resto del día y muchos hombres se me quedaron mirando.
La próxima vez que vaya al centro comercial lo llevaré a comprar braguitas.