De compras
Una bonita vendedora y ropa sexi, que mejor combinación para un día divertido. pero: ¿Quién liga a quien? y quien se deja ligar
Estaba de compras, algo de ropa nueva. No era época de rebajas y en las tiendas no había mucha gente y como hacía calor nadie llevaba mucha ropa. Mañana de un día laborable y en la tercera tienda en la que entré los modelos eran francamente escandalosos.
Yo no suelo vestir demasiado provocativa pero me apetecía probarme algunas de las prendas. Fui seleccionando lo mas sexi, provocativo que fui encontrando y me dirigí a los probadores cuando me interceptó la vendedora. Pretendía mostrarme un estantería que se me había pasado desapercibida y que podía interesarme.
Era una chica guapa y simpática con un bonito cuerpo, algo rellenita y voluptuosa. Vestía un ajustado mono de lycra negro y aparte de las sandalias y el cinturón ancho sobre la cadera, no podía adivinar si llevaba algo mas. Los pezones duros competían con los míos algo menos marcados en mi camiseta de algodón.
En los probadores ella se quedó conmigo, hablando de naderías, desde una posición en la que podía controlar la puerta y mi cubículo. Al fin y al cabo estábamos solas. Para desnudarme no eché la cortina y procedí a sacarme la camiseta de algodón para probarme un top sin espalda, de seda, como no llevaba sujetador no tuve mas que ponérmelo, todo eso bajo su atenta mirada. Los pezones se me marcaban durísimos.
-¿Que tal me sienta?
-Fantástico, me contestó, se ven preciosas tus tetas con eso y la espalda desnuda genial. Ahora el mini short.
Sin mas dejé caer la falda al suelo, dejándome el tanga que no tapaba gran cosa. Me excitaba sentirme observada allí casi desnuda en el pasillo de los probadores. Me enfundé el pantaloncito que casi dejaba al aire la mitad inferior de mis nalgas. Y el vientre por que era tan bajo de cintura que me llegaría a ras del vello púbico si no lo tuviera depilado por entero. Girándome ante la enorme luna del espejo me veia sexi con los largos muslos saliendo de aquella miniatura.
El vientre desnudo hasta llegar al top. Que era tan fino que la forma de mis pechos cónicos y duros y los pezones rosados de enorme areola se marcaba perfectamente. La espalda estaba completamente desnuda. Me sentía atractiva, casi un poco putón. He de ser franca conmigo misma, completamente zorrón.
Decidí seguir con lo de la ropa y volví a quitármelo,esta vez absolutamente todo incluido el tanga y ademas lo hice en medio del pasillo ante sus ojos, por que me dijo que con esa nueva prenda no se podía llevar nada debajo. Era un mono de licra tan ajustado como el que ella llevaba, si me hubiera dejado el tanga se habría notado perfectamente. Me lo fui subiendo contoneándome, ella se fijó en mi pubis depilado y me dijo que me iba a quedar estupendo.
Cuando conseguí pasar de la cadera pasé los brazos por los agujeros y descubrí que me dejaba un escote impresionante tanto en el pecho como en la espalda y los brazos al aire. Girándome ante el espejo descubrí que tener aquello puesto era igual que estar desnuda del todo, como llevar una capa fina de pintura corporal. Le dije:
-Me estoy excitando,a ver si te lo voy a manchar.
-Bueno seguro que te lo quedas, te sienta genial.
Volví a sacármelo para colocarme una faldita tableada tan corta que si me inclinaba un poco nada mas se me veia el culo entero por culpa de mis nalgas respingonas. Completaba ese atuendo con una blusa blanca de gasa completamente trasparente y en vez de abotonarla me la até con un nudo justo bajo los pechos.
Si esas dos prendas no fueran completamente escandalosas una por corta y la otra por ser casi invisible hubiera parecido una colegiala con mi cabello liso y sin nada bajo ellas. Por fin Coronas se me acercó y decidió poner las manos en mi cintura desnuda. Acercándose un poco más nuestros pechos se fueron juntando hasta quedar completamente aplastados entre las dos. Nuestros labios se fundieron en el beso
mas apasionado que me han dado nunca.
Una de sus atrevidas manos pasó a mi muslo subiendo la falda hasta que pudo apoderarse de mi nalga y apretarla con firmeza. Las mias fueron de inmediato por sus pechos enormes, algo caídos preciosos, sosteniéndolos con la palma y jugando con sus pezones con los dedos.
Mi lengua parecía pegada a la suya y uno de sus dedos ya se insinuaba en mi ano y entre mis muslos buscando los labios de mi vulva. Yo lo tenía mas complicado para tocar su piel desnuda aunque no dejaba de recorrer su cuerpo al completo cubierto con lycra.
Pude sacar uno de sus pechos por el escote de su mono y apoderarme de el con la boca y recorrerlo por fin con la lengua. Inclinada le ofrecía asi mi culo al completo perfectamente expuesto y ella no se cortó. Me clavó un dedo en el ano y dos mas bajando un poco más acariciaban la entrada de mi coño, haciéndome suspirar.
Conseguí centrarme lo suficiente para recordarle que debería cerrar la puerta y asi poder estar tranquilas. Colocándose el pecho cerró la puerta, puso un cartel y volvió conmigo a la carrera.
La miraba acercarse con sus tetas saltando. Sonriéndola con descaro dejé caer la minifalda al suelo enmoquetado. Ella ya había dejado el cinturón por el camino y venia bajándose el mono descubriendo por fin su glorioso pecho al completo. Le costó mas sacárselo de su ancha cadera pero al fin quedó desnuda para mi sola.
Al llegar junto a mi lo primero que hizo fue ayudarme a quitarme la blusa para así quedar las dos iguales y volvió a besarme introduciendo su lengua hasta el fondo de mi garganta.
Mis manos recorrían su piel sin impedimentos el cuerpo desnudo mientras las tetas se frotaban y nos apretábamos las caderas libres de vello. Tirando de mi me arrastró hasta la moqueta donde quedé encima. La comencé a besar por todo su cuerpo, el cuello fino, los hombros morenos los enormes pechos bronceados pues tomaba el sol en topless, la ligera curva del vientre. Hasta llegar por fin a su coño húmedo que abrí con la lengua mientras ella mantenía los muslos fuertes bien abiertos.
Recorrí sus labios humedeciéndolos un poco más, abriéndolo sin usar los dedos. Entrando despacio un poco mas en ella. recorriendo sus pliegues hasta llegar por fin al clítoris. Fue arqueando la espalda levantando el culo y dejándomela cada vez mas abierta. Cogiéndola de los muslos la levanté aun mas y pude seguir lamiéndola por el perineo buscando entre sus nalgas esta vez el ano. Ahí ella se volvió loca gimiendo y animándome diciéndome que se derretía.
Clavando la lengua en el interior de su culo. Volviendo a por su coño y meneando el clítoris que resultó ser enorme, el mas grande de los que yo había disfrutado. Acariciándolo una y otra vez con la lengua. Todo eso sin usar los dedos y con ella apoyada ya prácticamente solo sobre su cuello y nuca. Tenia una flexibilidad y fuerza sorprendentes para alguien de su constitución. Parecía estar en un continuo orgasmo y no es de las que lo ocultan. Menos mal que estábamos al fondo del local aunque aún no se si alguien la oía gemir y gritar, cuando se corría, desde la calle. Me dijo:
-Ahora túmbate tu que quiero hacerte disfrutar yo. ¡No! espera, mejor solo ven aquí sobre mi cara.
La dejé en el suelo suavemente y coloque mis muslos a ambos lados de su cabecita descendiendo despacio mis caderas sobre su cara. Podía mirarla a los dulces ojos azules entre mis propias tetas mientras seguía bajando mi pubis. Casi de inmediato su lengua se apoderó de mi coño.
Con sus dedos abría mis labios y si no fuera físicamente imposible habría jurado que la sentía a la entrada de mi utero por lo profundo que su lengua alcanzaba en mi interior. Como antes ella, yo no podía contener mis gemidos y suspiros demostrando cada vez que me llegaba un orgasmo que estaba gozando. Abría mis nalgas sujetándolas y pasando la lengua por mi culo, penetrándome el ano como si fuera una polla.
-Así, le decía, comeme el culo, chupame bien, me estoy corriendo como una guarra, trágate mi orgasmo.
No suelo decir barbaridades mientras follo pero ella conseguía sacar de mi un lado salvaje que pocas veces asomaba. Amasando mis propias tetas y pellizcando mis pezones me corrí en su boca llenándola con mis jugos. Lo que pude apreciar al levantarme e incorporándola a ella besarla con mi sabor en sus labios.
Ambas queríamos más pero se había hecho la hora de comer y estábamos desfallecidas.
Con su pícara sonrisa me propuso una travesura, salir a comer con esa ropa a un local cercano y ver como babeaban los tíos. No fuimos discretas. Ella con su mono de lycra y yo con la minifalda y la blusa semi trasparente atraíamos todas las miradas. Aún mas cuando nos cogíamos de la mano, nos besábamos en la boca o nos acariciábamos con ternura.
No podíamos evitarlo. Incluso sentadas a la mesa noté su mano juguetona escalando por mi muslo hasta acariciar mi vulva por encima del húmedo tanga. Yo me tomé cumplida venganza pellizcando sus pezones con disimulo hasta que amenazaron con perforar la delgada tela que los tapaba.
Todo el juego y la provocación nos puso mas cachondas si eso era posible a esas alturas. Incluso descubrí a una jovencita acompañada de sus padres y hermanos mirándonos con disimulo. Frotando sus muslos desnudos uno contra otro parecía que nos deseaba. Su corto short apenas tapaba su duro culito y su camiseta delataba unos pezones tan duros como los nuestros. Lástima no poder invitarla a disfrutar con nosotras.
Calientes como hornos de una fundición volvimos a la tienda. Hasta el fondo, sin poder separar las manos del cuerpo de la otra y los labios de la boca que nos devolvía el beso.
Sentí su lengua experta explorando mi boca hasta la garganta cruzándose con la mía que le ofrecía a sus juegos. Mis manos se perdieron por su abundante anatomía acariciándola por encima de su asustada ropa.
-te doy cinco segundos para cerrar la puerta.
Y creo que volvió en menos que eso. Para volver a besarme de forma salvaje. Cuando sentí sus manos por debajo de la falda acariciando mis muslos desnudos.
Yo pude acariciar su cuerpo lleno y voluptuoso por encima de su ajustada prenda y empezar a sacársela de nuevo.
Del primer tirón desnudé sus enormes pechos algo caídos pero espléndidos y por fin con dos dedos acaricié sus duros pezones de grandes aureolas. La oí suspirar mientras notaba sus labios en mi cuello. Bajando por el escote amplio de la trasparente blusa.
Cuando quise darme cuenta la microscópica falda estaba en el suelo y el tanga me quemaba en el coño.
Esta vez agarró mi culo descubierto, jugaba con la gomita del tanga poniéndome aun mas nerviosa. Yo tampoco paraba quieta y le quité el ancho cinturón que llevaba sobre la amplia cadera, pudiendo así descubrir mas de su piel, pude deslizar mas abajo la lycra sobre su cuerpo.
Ella consiguió quitarme la blusa del todo y descubrir mis pechos. De inmediato sentí sus labios en mis tetas mordisqueando los pezones y excitándome mas. Notaba sus manos por todo mi cuerpo liberándome hasta del último trapito que me quedaba puesto, el mínimo tanga de encaje.
Empujándome al suelo enmoquetado. Según me dejaba caer conseguí arrastrar conmigo su mono desnudando al fin su cadera, su pubis depilado que efectivamente no lo tapaba mas que esa prenda.
Ansiosa me ayudó a desnudarla del todo levantando los muslazos. Se arrodilló a mi lado dejando sus enormes pechos al alcance de mi golosa boca.
Aproveché la ocasión para seguir lamiéndolos, mordiéndolos y comiéndome los enormes pezones.
Una de mis manos entre sus muslos acariciando la depilada vulva.
Separó las rodillas y en mis dedos su humedad, mientras separaba sus labios buscando el clítoris. Ella también me acariciaba entre los muslos y notaba mis jugos escurrir hasta mi culo. Sus dedos jugaban con habilidad con los labios de mi vulva, mi clítoris e incluso el interior de mi vagina.
Ya tenia dos de ellos dentro de mí haciéndome suspirar. Pasé una de mis piernas entre las suyas. Aceptó la sugerencia y sentó su culo muy pegado al mío.
Nuestras vulvas encharcadas se juntaron casi con violencia, con fuerza. Ambas depiladas y suaves mezclando nuestras humedades.
Con una mano apoyada en el suelo para sostenerme y con la otra agarrándome a sus tetazas amasándolas con fuerza. Ella imitó mi gesto y sentí sus dedos pellizcando ambos pezones.
-Estoy deseando lamerte, besar tu coño.
Fui yo la que se levantó y me arrodillé dejando su cabeza entre mis rodillas, mirando hacia sus pies, bajé la cadera despacio sobre su cara. Haciéndolo largo, deseándolo un momento mas. El contacto de su lengua en mis labios fue algo eléctrico, una corriente que recorrió mi espalda hasta clavarse en la base de mi cráneo.
Ella echó las dos manos a mi culo manejando mi cadera para poder alcanzar con su lengua todos mis rincones.
No podría describir con palabras lo que sentí cuando clavó su lengua en mi ano, el orgasmo fue inmediato. Ella pudo lamer todos mis jugos. Así elegí ese momento para dejarme caer sobre ella, notando sus tetas en mi vientre. Yo alcancé su coño separando con mis manos sus rodillas. Su olor embriagador llenó mis fosas nasales segundos antes de probarla con la lengua.
Con lo que notaba en mi cadera me volví loca y recorrí su xoxito hasta lo mas hondo que alcanzaba con la lengua. Metí su gordo clítoris entre mis labios besándolo ensalivándolo acariciándolo sin tocarlo con los dedos. Que tenía abriendo sus nalgas y deslizando el índice directamente en su ano.
Empecé a notar en la boca el sabor de sus orgasmos, uno detrás de otro.
Perdí la cuenta de los suyos y de los míos y solo me dediqué a gozarlos. Cuando creía que iba a dejarme tranquila y relajarme volvía a notar su lengua en otro punto sensible haciendo que me corriera otra vez.
Tuve que rendirme yo y buscar su boca con la mía compartiendo el sabor de ambos cuando nuestras lenguas jugaban. Jugué sucio y en ese momento le clavé dos dedos en el culo provocándole otro orgasmo. Y lamiendo sus gemidos.
Ni que decir tiene que me quedé con todas las prendas. Y convertí esa tienda en una de mis preferidas para futuras compras aunque aparte de ligeros escarceos no volvimos a follar en el pasillo de los probadores sino en nuestras cómodas camas.