De como un vídeo porno unió a la familia.
Y así es como un hijo muy adicto al porno acaba follando con su familia tras una larga sesión de pajas. mM/F, sin sexo gay, sólo morbo entre hombres.
Carlos cerró la puerta de su habitación y miró a su mujer, Lucía. Su hijo Lucas, a sus 18 años, llevaba tres días oyendo porno y pajeándose desde que entraba en casa de la universidad en la que estudiaba Derecho hasta bien entrada la madrugada, saliendo solo para ir al gimnasio a media tarde y pegarse un buen atracón en algún restaurante. Y no era discreto precisamente, ya que los gemidos de las pelis que veía se podían escuchar desde fuera de su chalet a las afueras de Madrid. Ambos eran altos administrativos de una multinacional importante, lo cual les permitía trabajar desde casa y tener unos grandes ingresos, lo cual les permitía tener un estilo de vida muy holgado, permitiéndose bastantes caprichos, además de bastante tiempo libre, parte del cual dedicaban a follar, pues ambos eran muy fogosos y calientes a la hora de tener sexo.
A sus 45 años, Carlos estaba genial físicamente. Sus músculos se marcaban mucho a lo largo de su metro noventa de altura. Era bastante guapo, con una buena mata de pelo castaño. Algo reseñable también era su polla, de 16 cm en reposo y 24.5 cm en erección, con un ancho de hasta 4 en una buena erección que, junto con sus grandes cojones, depilada toda la zona, formaba una imagen que su mujer adoraba.
Su mujer, Lucía, era también muy atractiva, una verdadera MILF, una morenaza de cuerpo escultural, cintura estrecha, grandes y duras tetas, además de un culo grande y turgente, fruto de largas horas en el gimnasio.
Como era verano, ambos llevaban ropa de baño por si les apetecía darse un baño en la piscina. Ella llevaba un pareo sobre un pequeño bikini que a penas le cubría los pezones junto con un tanga de hilo dental. Él, por su parte, llevaba un corto bañador que sabía que apenas podía contener su polla, ya ni hablar de cuando estaba empalmado, pero para entonces generalmente ya podía desfogarse con su mujer. Y es que en su casa estaban acostumbrados a que si les entraba el calentón, simplemente cambiaban de habitación y lo hacían, algo a lo que su hijo ya estaba acostumbrado y es que él hacía lo propio cuando necesitaba hacerse una paja, algo que nunca le reprocharon sus padres, pues lo entendían.
-De verdad, creo que debes ir a hablar con él de una vez- le pide Lucía a su marido- Ya sabes, ambos sois hombres y tenéis más confianza.
-De acuerdo. dijo Carlos suspirando.
La verdad es que Carlos había estado intentando darle a su hijo tiempo, pues él comprendía que a su edad un joven tenía ciertas necesidades, pero tras tres días hasta él comprendía que su hijo se estaba pasando.
Se acercó a la puerta de la habitación de su hijo y llamó:
-Lucas, ¿puedo pasar?
-Sí-dijo su hijo entre jadeos.
Cuando Carlos entró se encontró a su hijo desnudo, sentado en su sofá mientras sacudía su polla erecta, de 23.5 cm y un grosor de 5 cm. Carlos se quedó impactado al ver a su hijo así, con su cuerpo bien tonificado y musculoso, agarrándose su erección, pero rápidamente se recompuso. No le había impactado el cuerpo de su hijo en sí, la verdad es que tenían la suficiente confianza como para haberse visto desnudos si uno entraba sin querer al baño en el que estaba el otro, porque pese a ser un chalet, solo tenía dos baños, uno en el piso de arriba y otro en el de abajo, por lo que a veces la pereza ganaba al pudor, algo escaso es esta casa, sino la situación en la que se encontraba, con su hijo cascándose una señora paja con un vídeos porno en el que dos tíos de pollas casi tan grandes como las suyas penetraban a una chavalita de 20 años de gran culo que estaba en la televisión de 40 pulgadas que le habían comprado a Lucas en Navidad para su habitación.
-¿Podemos hablar?- preguntó cauteloso Carlos intentando no fijarse demasiado en el vídeo, pues su polla ya estaba morcillona y se marcaba bastante y no le resultaba precisamente agradable tener esta charla con la polla empalmada.
-Habla- contestó su hijo sin parar de pajearse.
-Pues.., vengo a pedirte que bajes el volumen del puto vídeo porque nos estás dando dolor de cabeza. A ver, yo comprendo que tienes tus necesidades, pero... no sé, quedarte matándote a pajas en tu habitación no es precisamente la solución. Lucas, ¿podrías dejar de pajearte mientras te hablo, joder?
Lucas suspiró, pausó el vídeo y se soltó la polla, pues sabía que eso iría para largo, pero no hizo ni el menor amago de cubrirse, es más, se estiró en el sofá.
-A ver, papá. Yo follo. Bastante, además. Pero esta semana están fuera de la ciudad todas mis folla-amigas y tengo que aliviar esta gran polla de alguna manera. Y respecto al volumen, no lo voy a bajar pues considero que sería una falta de respeto para esa actriz que se está dejando follar para que la gente lo disfrute, con sonido incluido, porque has de admitir que se curra los gritos a la hora de ser follada- en ese momento, Carlos no pudo evitar mirar a la pantalla y su polla se puso bastante erecta por el morbo de que su propio hijo le dijera esas cosas mientras veía una peli porno- . Así que, ¿qué problema hay con que yo me casque una buena paja con el volumen puesto? Algo que, por cierto, necesitas tú ahora mismo- dijo señalando la polla de su padre-, así que siéntate y disfruta de cómo se follan a esa putita.-concluyó dándole una palmada al trozo no ocupado del sofá.
Carlos, muy excitado, no pudo evitarlo y, quedándose desnudo tras un par de tirones de su ropa, se sentó donde su hijo le había indicado y se agarró la polla. Su hijo,al ver la decisión de su padre, reanudó el vídeo y se agarró la polla. Una vez reanudado el vídeo, ambos comenzaron a subir y bajar sus manos sobre su polla, de manera pausada, pero a lo largo de los 20 minutos que aguantaron fueron incrementando la velocidad, hasta que ambos no pudieron aguantar y se incorporaron para correrse en la pantalla, justo en el momento el que la actriz estaba masturbándose en un primer plano de su coño, por lo que los 15 lefazos de cada uno de caliente y espeso semen, cayeron sobre su coño de este lado de la pantalla. Lucas, muy excitado con la imagen pausó el vídeo y se dejó caer en el sofá junto a su padre, ambos muy jadeantes.
-Menuda hemos preparado, mira cómo hemos dejado la tele- dijo Carlos recuperando el aliento.
-De aquí no te vas sin limpiar tu parte, papá.
-Me parece que ni tú ni yo vamos a limpiar eso, hijo-dijo Carlos, el cual tenía una muy buena idea, producto de las charlas calenturientas que Carlos tenía con su mujer.
-¡LUCÍA!
Lucía consiguió oir ese grito entre los gemido, algo menos atronadores que antes, provenientes de la habitación de su hijo. Habiendo reconocido la voz de su marido, subió vestida en su bikini y, al abrir la puerta se encontró con una escena que la perturbó, pero no pudo evitar que la braguita de su traje de baño comenzara a oscurecerse.
-¡¿Pero qué es esto?!-exclamó la exuberante mujer al encontrarse con su hijo y su marido vestidos con dos minúsculos Speedos por los cuales sobresalían sus enhiestos miembros.
-Nada, verás, cariño, es que necesitamos una mano por aquí-dijo Carlos señalando al televisor cubierto de semen en el que todavía se reproducía la película porno.
Lucía dirigió su mirada hasta el televisor y reparó por vez primera en los pegotes de semen que lo adornaban.
-Digamos que se nos ha ido un poco de las manos y estamos algo cansados ahora mismo-dijo Lucas con una media sonrisa decorando su rostro.
Lucía oyó a su hijo mientras tenía la mirada fija en el televisor y tragó saliva mientras su excitación aumentaba junto a su bochorno.
-Por favor, cariño-oyó que Carlos decía mientras le tendía el rollo de papel higiénico que tenían cerca.
Lucía tomó el rollo de papel y se inclinó frente a la tele, dejando a la vista de su hijo y su marido la mancha creciente de la braguita de su bikini. Con los nervios la mujer no calculó bien el papel del que disponía y el rollo rápidamente se agotó. Mientras hacía el intento de levantarse para ir a por más, pero de repente sintió cómo su sujetador era desabrochado. Se dio la vuelta tapándose los pechos con un brazo.
-¡¿Pero qué haces?!-gritó cuando vio a su marido sujetar su sujetador entre dos dedos.
-Creo que con estos podrías terminarlo-dijo con una sonrisa bien conocida por su mujer, ya que era esa del que se sabe ganador.
Con un brusco gesto Lucía le arrebató el sujetador a su marido y, dándose la vuelta, volvió a recoger el semen de la pantalla. Estar con las tetas al aire frente a sus familiares le resultaba demasiado excitante y estar cerca de ese semen espeso le resultaba demasiado tentador. Sin poder evitarlo, le pegó un disimulado lametón a la pantalla, resultando en una sensación demasiado excitante como para ser disimulada, y así, el siguiente lenguetazo fue descarado.
-Vaya, papá, parece que a mamá le gusta nuestro semen-dijo Lucas de forma burlona mientras se tocaba el paquete de forma descarada, algo en lo cual su padre, que se había vuelto a sentar junto a su hijo, le imitaba.
Lucía, extasiada, se dio la vuelta y, mirando a su hijo con una cara de perversión y vicio totales, dijo:
-No sabes cuánto. Pero creo que me gustará más la manguera.
Tras decir esto, se abalanzó sobre su hijo y de un solo golpe le bajó el Speedo hasta las rodillas y se introdujo la polla de su hijo en la boca, comenzando así una mamada de campeonato, la mejor que le habían hecho a Lucas, que comenzó a gemir.
-Vaya vaya, parece que por fin se soltó la fiera-dijo Carlos bajándole la braguita a Lucía e introduciendo su polla en el húmedo coño de su mujer y follándoselo con ímpetu.
Cuando Lucas se corrió soltó una muy abundante corrida que su madre recibió en la boca y que después esta vertería sobre sus senos. Carlos, haciendo gala de su fuerza levantó en volandas a su mujer y la exhibió, abierta de piernas, a su hijo, cuya erección no flaqueaba.
-¿Qué te parece, eh?¿Está buena tu madre?
-Mucho.
-¿Lo suficiente como para meterla por el mismo agujero que tu padre?
-Ni lo dudes- dijo Lucas levantándose y poniendo la punta de su pene junto al tronco del de su padre y haciendo la fuerza suficiente como para que el empapado coño de su madre se dilatara aún más y le permitiera la entrada al pene de aquel que había salido por ahí mismo tiempo ha.
Continuaron follando sin descanso hasta que el cuerpo se rindió y cayó en un dulce sueño que repararía su extenuación