De como nos conocimos (3). Aire.

Todos en la pequeña cocina...

Y llegamos todos a aquella pequeña cocina, dejando bolsas, botellas, dulces...muy pocos metros cuadrados para tanta gente, lo que provocaba cruces de cuerpos y compartir el mismo aire...olores a mujeres y hombres...cruce de deseos.

La ventana estaba abierta y la corriente de aire que circulaba entre esta y la puerta corredera de dos alas que daba paso a la terraza, atravesando el salón, levantó el ligero traje de flores que vestia Tina justo en el momento en que ella , agachada frente a la nevera, hacia acopio de lo que iba a necesitar para cocinar.

Un OHHH! de admiración salió al unísono de la boca de Pedro, Santiago y un servidor. La braga blanca que llevada , había adoptado esa postura tan habitual en la ropa interior y que era que media parte estaba metida entre las dos nalgas , dejando la parte derecha a la vista, una parte de ese culo maduro, con esa presencia de una ligera celulitis que , pese a quien pese, gusta y asilvestra a muchos hombres.

Tina ni se inmutó, al contrario , se contoneó y mejoró la postura para que nuestra visión fuera óptima. !Menuda suerte tiene tu marido Tina! , soltó Santiago, siempre más locuaz que el resto, sobre todo cuando se trataba de situaciones con posibilidades de sexo.

Desde que su mujer y él lo dejaron, amistosamente, hace casi un año y después de 17 de convivencia, Santiago había pasado de un estado de tristeza en los primeros meses, a un estado de incontenienca verbal y de actitud en cuanto la situación , por mínima que fuera, le daba la oportunidad de desmadrarse. Según nos confesaba, no se negaba a ninguna oportunidad sexual. Sabíamos que la realidad era otra.

La decisión de acabar la tomó ella , incentivada por una aventura que tuvo con un compañero de trabajo, más joven y que le despertó un deseo sexual adormercido por años de rutina con Santiago. Pepa, que así se llamaba la ex de Santiago, vivió ese capricho durante unos meses, cuatro, hasta que empezó a verle la patita a la rutina y también cortó con su compañero de trabajo y de cama ...y se puso de nuevo en el mercado...no le iba mal, en verdad, había pasado de ser una mujer "plana" en los aspectos alegres de la vida a convertirse en todo un deseo para cualquier hombre que se le acercaba. Su reciclado hasta llegar a ese estado de alegría había sido perfecto." El sexo variado es lo que tiene",- solía decir sin cortarse un pelo.

Entró Concha en acción , "-¡ Oye!¡ Santiago! No te metas con Tito (marido ausente de Tina) que yo lo quiero mucho "- dijo mientras , sin secarse las manos de lo que quiera que estuviera haciendo con una lechuga, metió sus dedos en la braga de Tina para recolocársela y finalizar el espectáculo. Debió ser por la humedad de esos dedos  que Tina, al sentirlos, soltó un : UHMMM! de puro placer....la tarde había empezado bien...

Repartimos las tareas, en la cocina , Tina y Concha, aunque la primera hubiera preferido la presencia de cualquiera de los hombres que estabamos allí, pero Concha no deja margen cuando toma un decisión.

Santiago se lo reprochó cariñosamente : "!A ver cuando vine la polla de tu novio y te tranquilizas mujer, que no hay quien te soporte"- le dijo entre las risas de todos , sorprendentemente las de Concha también , que contestó : "! Es que son ya tres meses de abstinencia y tengo los nervios a flor de pie"-dijo...y entre risas salimos de la pequeña cocina.

Mientras los demás fisgaban por la casa, mirando los cds de mi colección de música , los libros y revistas, me fuí a por las copas que tenía dispuestas en la mesa de la terraza y enfilé la puerta de la cocina para servir la primera copa de cava a todos.

Entré en la cocina y, en ese instante, noté algo extraño en el comportamiento de las dos que se habían quedado a preparar la lasagna...se habían separado bruscamente y hacían como que estaban ocupadas con la verduras, la bandeja para el horno ...evidentemente estaban besándose, y algo más, cuando me oyeron entrar.

  • ¿Todo bien amigas? ¿Os apetece una copa de cava' , les pregunté.

  • Todo fantástico Manuel (ese es mi nombre) me respondió Tina con total naturalidad.  Concha , de espaldas, limpiaba unas judías verdes.

  • Todo muy bien, gracias, respondió sin volver la cara.

  • Y sí , nos apetece horrores una copa de cava fresquita - dijeron las dos al mismo tiempo...y los tres nos reímos mientras yo le llenaba las tan deseadas copas. Brindamos de pie en medio de la pequeña cocina : "¡Por la lasagna!",- se me ocurrió decir." ¡Por la cocinera!"- dijo Concha, mientras miraba de una forma que no conocía en ella, a Tina. Salí del sitio...estas amigas necesitan su espacio, pensé.

En el salón Pedro seguía con los cds de música. Yo llevaba toda la mañana con Vestusta Morla en el aparato y sus compases llenaban el ambiente. No suelo subir el volumén de la música (excepto en el coche , donde la llevo al máximo que puedo porque así puede cantar y evito mis desafinos) , y sonaba como compañía , no como primera persona. Así cada cual tenía sus propias sensaciones de lo que escuchaba.

Le dí a Pedro su copa, me lo agradeció y charlamos brevemente sobre lo bueno de volver a compartir mesa...

Caminé hacia la terraza, salí y ví a Santiago al borde de la piscina, mirando hacia el agua...-¿qué haces?, pregunté. Giró su cabeza, y me hizo el gesto de guardar silencio...llegué a su altura , le dí su copa y quedé en su mismo plano de observación.

Cruz, en medio de la piscina, tumbada sobre una colchoneta flotante, tomaba el sol de espaldas, desnuda, y dormida. O eso creíamos porque , de repente, movió su mano derecha sobre la superficie del agua y dijo : -"¿Esa copa es para mí?" , preguntó sin cambiar de postura.

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