De cómo me hice voyeur (4)

Mi madre y yo observamos a mi padre follarse a mi novia y nos calentamos en exceso, para terminar follando también.

Tal y como conté en mi relato anterior, mi relación con María comenzó de una forma un poco especial y quedó claro que a mí me gusta mirar y a ella que la miren, sin embargo los dos primeros años de relación fueron muy tranquilos en ese aspecto, sólo nos divertíamos en primavera y verano con la poca ropa que se ponía y yo empalmándome al ver como otros hombres la miraban, luego íbamos a casa o a un hotel y teníamos largas sesiones de sexo muy placentero. Nuestra relación funcionaba a las mil maravillas pero un día comenzamos a fantasear con otra sesión de exhibicionismo-voyeurismo y esa fantasía cada vez se hacía más recurrente hasta llegar a convertirse en una obsesión.

En junio mis padres se marchaban al chalet de Altea y ella prácticamente se instalaba en mi casa hasta el mes de agosto en el que nos marchábamos juntos de vacaciones, en esos dos meses lo pasábamos muy bien y hacíamos vida de pareja compaginando el estudio con la diversión. Cuando llegó el mes de vacaciones por excelencia decidimos ir ese año a pasarlo con mis padres al chalet y de esa forma ahorrar un poco de dinero porque ya teníamos idea de vivir juntos.

Al llegar a Altea no pude más que recordar las sesiones que me había brindado mi madre (ver I y II) y cada vez que me acercaba a la piscina rememoraba la situación. María no sabía nada de todo aquello hasta que un día, al poco de llegar, se lo conté para que supiera cuales habían sido mis inicios en el voyeurismo, ella se mostró sorprendida con la historia pero noté que se había puesto muy cachonda, especialmente cuando me preguntó si mis amigos de adolescencia todavía paraban por allí. Lamentablemente no era el caso, no volví a saber nada más de ellos desde aquel verano, pero le comenté que todo había comenzado con una sesión entre mi madre y su suegro, ella solo sonrió y no dijo nada.

Desde ese día vi que la forma de relacionarse de María con mi padre cambió sustancialmente, aprovechando su carita de ángel y su cuerpo pequeño ella jugaba el juego de niña inocente y mi padre cumplía a las maravillas su papel de protector. Mi madre observaba la situación y me miraba de forma cómplice, ella sabía mejor que nadie de mi afición por mirar. Un día María vestía una minifalda tableada (era la que más me ponía) muy corta y una blusa blanca bastante ajustada con los botones desabrochados hasta el límite mismo del sujetador, mi padre estaba con el bañador y sin camisa sentado en su butaca mirando un partido de fútbol en la tele, mi madre y yo estábamos en la cocina preparando la cena, en eso ella se acercó a mi padre y le preguntó quién jugaba, él le contestó que era un partido de la previa de la champions y ella sin dudarlo se sentó en su regazo para verlo con él.

Cuando mi madre salió de la cocina para poner la mesa y vio la escena volvió rápidamente para pedirme que yo llevara las cosas mientras ella terminaba la tortilla, cuando pasé delante de ellos vi que María se había sentado casi sobre el paquete de mi padre y su mini se había subido tanto que se le veían las braguitas blancas al pasar por delante. Mi padre estaba inmóvil, al estar en bañador sus cuerpos estaban en contacto directo y seguramente él estaba empalmado, volví a la cocina y mi madre me preguntó si había visto como estaban ellos, le dije que sí y que me gustaba, ella me recriminó diciéndome que le dijera algo a María, que no podía estar así provocando a su suegro, a lo que yo le contesté que los suegros dan mucho juego, ella me miró y sonrió de forma cómplice.

Cuando nos sentamos a la mesa y los llamamos para cenar ellos estaban muy bien acoplados en la butaca y parecía que no querían abandonar esa postura, mi padre tenía una de sus manos sobre la parte superior del muslo izquierdo de María y ella le había pasado un brazo por detrás de la cabeza y estaba recostada sobre él, cuando se levantaron para cenar mi padre tenía una erección imposible de ocultar. Desde ese día las situaciones de roce entre ellos fueron aumentando cada vez más, jugaban en la piscina siempre que podían, yo veía las manos de mi padre recorrer el cuerpo de mi novia ya sin reparo alguno mientras ella reía con su carita inocente siguiéndole el juego.

Una noche estábamos viendo la tele después de cenar y María subió a ducharse, cuando bajó llevaba puesta una camiseta blanca de tirantes y un tanga diminuto, nada más. Mi padre estaba sentado en un extremo del sofá y yo en el otro, en el hueco que quedaba en el medio se sentó María y se recostó sobre mí poniendo las piernas totalmente encima de mi padre y éste le puso la mano derecha sobre los pies. Mi madre dijo que se iba a acostar y nosotros quedamos así un rato más, disimuladamente yo le pasaba el brazo por encima de las tetas a María y notaba como sus pezones se ponían cada vez más duros, entretanto mi padre ya tenía su mano izquierda directamente sobre los muslos de mi novia y la movía de forma casi imperceptible, ella había separado sus piernas ofreciéndole a su suegro una hermosa vista de sus braguitas.

En un momento yo dije que me iba a dormir y María me contestó que ella se quedaba un rato más, cuando me incorporé ella se dio la vuelta y se recostó sobre el regazo de mi padre quedando la mano izquierda de éste sobre su vientre, ella dobló las piernas y su camiseta cayó hasta dejar las bragas expuestas, yo fui a la cocina a beber un vaso de agua y luego subí a mi habitación. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme a mi madre observando toda la escena desde el mismo lugar que yo la había visto a ella gozar con su suegro, así que me coloqué a su lado y nos dispusimos a mirar, iniciando un diálogo tan increíble como natural, ella me preguntó:

¿Tu crees que se animarán?

Papá está muy caliente, le respondí

Sí, me consta, lleva varios días descargando su calentura conmigo

Estarás encantada, le dije

Sí, tu novia lo caliente y yo me lo follo, pero me parece que hoy......

Hoy le toca a ella, es justo, ¿no?

Sí, pero ¿ella le seguirá el juego?

Mamá, le dije, este es "su" juego, María es tan exhibicionista como tú

¿De verdad?, me preguntó ella un poco incrédula

Por eso me enamoré de ella, le contesté

A todo esto la feliz pareja seguía ajena a nuestras miradas haciendo como que veían la tele, pero la mano izquierda de mi padre ya estaba moviéndose suavemente por el vientre de María sin animarse aún a subir a sus tetas ni a bajar a su pubis. Con cada movimiento de la mano de mi padre la camiseta de ella se subía un poco más y ya dejaba al descubierto toda su tanga, cuando mi padre consiguió hábilmente dejar al descubierto el ombligo de mi novia pasó a acariciarle directamente el vientre jugando con el dedo índice sobre su ombligo, para luego bajar hasta el elástico del tanga e introducir suavemente un dedo por debajo de éste pasando la yema de sus dedos por el bajo vientre de mi novia. María estaba cachondísima y yo ya me estaba sobando el paquete por encima del pantalón, pero cuando miré a mi madre me sorprendí al verla acariciándose el coño por debajo de la falda, estaba claro que la situación también le ponía. En un momento mi padre se animó un poco más y deslizó tres dedos por debajo del tanga para acariciar su coño, pero María lo paró en seco, se incorporó un poco nerviosa y le dijo

Oye, creo que te estás pasando

Perdona, le contestó él todo rojo por la vergüenza, es que yo........

Vale, le interrumpió ella, pero una cosa es la confianza y las caricias y otra muy distinta es que me toques el coño.

Perdona, de verdad, no sé qué me ha pasado..........

Madre mía, exclamó ella mirando su paquete, cómo te has puesto

Sí, perdona, es que tu piel es tan suave, lo siento, perdona.....

Vale, no pasa nada, en realidad a mí también me gustan tus caricias y la culpa es mía por tomarme tantas confianzas contigo

Mi madre y yo habíamos dejado de acariciarnos nuestras partes y creíamos que todo se terminaría allí, yo no alcanzaba a entender la reacción de María ya que si bien no lo habíamos hablado creía que ella sabía que yo estaba de acuerdo con todo esto. Mi padre se levantó nervioso y fue a la cocina a beber algo, ella le pidió un vaso de agua fría y cuando se lo traía tuvo la mala suerte de tropezar con la alfombra y derramar todo el vaso sobre el cuerpo de ella. María se incorporó inmediatamente y mientras exclamaba ¡Joder, que fría está! Se quitaba la camiseta y se secaba con la parte de atrás de ésta, mi padre se quedó embobado admirando el cuerpo de mi novia mientras pasaba una mano suavemente por su pene, ella levantó la mirada y lo vio, allí estaba su suegro de pié delante suyo masturbándose disimuladamente, y le dijo:

Me metes mano, me tiras un vaso de agua helada y ahora te masturbas delante de mí, ¿algo más?

Lo siento, de verdad, perdona, es que tu cuerpo me excita demasiado

Vale, le dijo ella resignada, algo tendrás que hacer con eso que tienes en la mano ¿no?

Sí, tienes razón, le contestó él avergonzado, me voy a mi habitación

No, espera, todo esto es por mi culpa y estoy siendo un poco dura contigo, siéntate aquí, le dijo señalándole el sofá

Él obedeció sin rechistar y ella se sentó a su lado y comenzó a pasarle la mano por el paquete mientras le decía – Con lo caliente que estás esto me va a llevar poco tiempo – y seguía masturbándolo por encima del pantalón. Mi padre no atinaba a hacer nada, sólo resoplaba mientras la mano izquierda de María se movía suavemente por su paquete, mientras yo me estaba masturbando ya con la polla afuera y los dedos de mi madre se habían perdido debajo de su braga al tiempo que su respiración se hacía cada vez más fuerte.

En un momento ella paró y le dijo que así no iban a terminar nunca, lo mejor será que te desnudes, le ordenó, mi padre se puso de pié y se quitó el pantalón y el calzoncillo dejando al descubierto una polla grande y a punto de estallar, María seguía sentada admirando aquel instrumento hasta que él le pidió que se pusiera de pié y de espaldas para masturbarse sobre el culo respingón de ella, y así lo hicieron mientras el con una mano se la cascaba y la frotaba sobre sus nalgas, con la otra mano le sobaba las tetas pellizcándole los pezones. Poco a poco mi padre le fue apartando el tanga para pasar su polla directamente sobre el culo de María y cada vez estaban más pegados, así que con la mano con la que acariciaba las tetas la obligó a agacharse hasta apoyarse en el sofá y situar la polla en la entrada de su lubricado coño, ella le dijo que no, que solo era una masturbación, pero la fuerza de mi padre pudo más que la voluntad de María y se la clavó de un golpe, la cogió por las caderas y empezó a follársela sin compasión mientras ella de decía que si no paraba iba a gritar para que yo bajara, a lo que él le contestó:

¿Y que crees que pensaría tu novio al verte casi desnuda en esta posición?

Eres un cabrón, le dijo ella

Mientras yo seguía masturbándome con pasión y mi madre ya estaba fuera de sí, hasta que cogió mi polla y se la metió en la boca al tiempo que miraba de reojo lo que pasaba abajo. La sensación de tener la polla en la boca de mi madre era alucinante, de repente recordé los vídeos de las sesiones amatorias que me había regalado ella y pude sentir lo mismo que habían sentido mis amigos y mi abuelo. Mi padre seguía follándose a María sin compasión y ya se había quitado la camiseta, pero en un momento paró, se salió de ella y se sentó en el sofá con la polla tiesa, la miró a los ojos y le dijo:

Tienes razón, soy un cabrón y te estoy forzando

Sí, lo eres

Te ofrezco la posibilidad de hacer que deje de ser un cabrón, quítate el tanga y colócate sobre mi polla

Así, por las buenas, le dijo ella cabreada

Sí, por las buenas, no quiero follarte, quiero follar contigo

Tu estás mal de la cabeza, le dijo

Pero en ese momento miró hacia arriba y vio a mi madre chupándome la polla mientras yo le acariciaba las tetas, creo que eso la hizo cambiar de idea, se quitó el tanga y se acomodó sobre mi padre colocando su polla en la entrada de su ya dilatado coño, luego empezó a bajar suavemente y cuando la tuvo toda dentro inició la cabalgada. Las manos de mi padre no se separaban de las tetas de mi novia mientras ésta aumentaba cada vez más el ritmo de la follada. Mi madre dejó de chupármela y se puso de pié delante de mí apoyando sus manos en la barandilla de la escalera, yo le levanté la falda y con la punta de mi polla busqué la entrada de su coño, estuve jugando un rato allí hasta que se la metí de un golpe para empezar a follármela con toda mi pasión.

María estaba a punto de correrse y aumentó el ritmo de la follada hasta que ya no pudo más y empezó a venirse como solo lo sabe hacer ella, se volvía loca, se mordía el labio inferior sin parar de cabalgarse a su suegro, cuando terminó estaba sudada y su respiración era entrecortada, mi padre la hizo salirse y ella se tumbó en el sofá boca abajo, posición que aprovechó él para hundir su lengua en el culo de María mientras le abría las nalgas con las manos. Mientras yo seguía follándome a mi madre y mi dedo pulgar ya entraba y salía de su culo abriéndolo cada vez un poco más, cuando ya tuve dos dedos dentro del ano de mi madre decidí cambiar estos por mi polla y apoyé la cabeza en su entrada posterior para comenzar a metérsela muy poco a poco dándole tiempo al culo de mi madre a acostumbrarse a la nueva situación.

Entretanto mi padre seguía a lo suyo y ya le metía dos dedos a María por el culo, hasta que la hizo incorporarse para ponerla a cuatro patas y apoyó el glande sobre su ano repitiendo la maniobra que acababa de hacer yo minutos antes con mi madre. Al poco tiempo estaban nuestras pollas entrando y saliendo de sus respectivos culos, María no paraba de gemir ya que le gustaba que se la metieran por el culo porque, según ella, era una situación de dominación total y le encantaba ser dominada, entretanto mi madre movía las caderas para ayudarme con la follada y se masturbaba el clítoris para excitarse aún más.

Cuando ya no pude más empecé a correrme en el culo de mi madre soltando gran cantidad de esperma que inundaba su recto mientras ella aumentaba el ritmo de su paja para correrse casi al mismo tiempo que yo mordiéndose el brazo que tenía sobre la barandilla para ahogar sus gritos. Al poco el que se corrió fue mi padre clavándole la polla en el culo a María hasta el fondo para soltarle bien adentro todo lo que sus huevos habían guardado. Mi madre y yo nos recompusimos rápidamente y cuando mi padre abandonó el culo de mi novia ésta se incorporó para ponerse el tanga y subir rápidamente a nuestra habitación. Mi padre se quedó un rato más mientras se fumaba un cigarrillo, tiempo que le vino bien a mi madre para asearse y acostarse como si nada hubiera pasado.

Cuando María entró en nuestro dormitorio vino directamente hacia mí y nos fundimos en un beso, para luego iniciar una pequeña conversación:

¿Te ha gustado lo que has visto?, me preguntó

Sí, lo he gozado como nunca

Y tanto que lo has gozado, menuda mamada que te hizo tu madre

Luego me la follé por el coño y por el culo, le dije

¿De verdad?, eres un depravado, mira que follarte a tu madre

¿Y tú?, putita, ¿has gozado con tu suegro?

He gozado con su polla en mi culo, pero me quedan ganas de chupársela

Eso para otro día, le dije

Sí, ahora me apetece hacerte una mamada a ti

Dicho esto se puso e cuclillas y empezó a chuparme la polla hasta que se puso dura de nuevo, luego follamos durante un buen rato ya que no quería dejar pasar la ocasión de tenerla bien caliente y con el culo dilatado por otra polla. Luego nos dormimos abrazados sabiendo que tal vez no sería la última ocasión de verla con otra polla dentro.