De cómo me hice voyeur (1)

Pude filmar a mi madre montándoselo con su suegro, y eso me inició en el voyeurismo.

Hola amigos de Todorelatos, en esta serie de relatos os voy a contar cómo, por casualidad, descubrí que me gustaba mirar y la forma en la que puse en práctica mi nueva afición.

Todo comenzó cuando yo tenía 16 años, mis padres se casaron muy jóvenes ya que con 18 años mi padre dejó embarazada a mi madre que tenía 17 años en ese momento y con la mentalidad de aquella época se tuvieron que casar, por lo tanto cuando ocurrieron los hechos que marcaron mi futura vida sexual mis padres tenían 35 y 34 años respectivamente.

En el verano de 1990 mi padre trabajaba como ingeniero para una gran empresa y ganaba bastante dinero, vivíamos en Madrid y en las vacaciones íbamos a Altea donde teníamos un chalet con piscina cerca del de mis abuelos. En junio, al terminar el curso en el instituto mi madre y yo nos marchamos a la costa y mi padre se quedó en nuestra casa de Madrid hasta agosto que es cuando tenía vacaciones, aunque venía todos los fines de semana para estar con nosotros. Como yo ese año había aprobado el curso con notable mi padre me regaló una cámara de vídeo Panasonic semi-profesional, ya que me gustaba mucho hacer mis películas y mi vocación en ese momento era dedicarme al mundo de la imagen.

Mi madre era una mujer muy hermosa (aún hoy lo es) y tenía un cuerpo de escándalo para sus 34 años, no muy alta (1.67 m.), con unas piernas muy bien formadas, un culo respingón y unas tetas redondas y firmes que yo disfrutaba mirando ya que siempre tomaba sol en topless. A mis 16 años en más de una ocasión me había masturbado pensando en ella, recordando su cuerpo casi desnudo tomando el sol en la piscina, ya que en esa época ella era lo más cerca que estaba yo de un cuerpo de mujer.

Un martes de finales de junio le dije a mi madre que saldría con la bici y mi cámara de vídeo a filmar escenas cotidianas del pueblo que estaba a unos 5 kms., ella me dijo que tuviera mucho cuidado en la carretera (típico de una madre) y que no tardara más de 2 horas porque ese día comeríamos temprano. Cuando estaba hablando con ella me fijé en su escasa vestimenta, estaba limpiando la casa y se había puesto una vieja camiseta de baloncesto de mi padre que a cada movimiento hacía que sus tetas se vieran por arriba y por los costados, pero hacía mucho calor y ella estaba cómoda con eso. Cogí la bolsa con mi cámara y salí en mi bici pensando en el morbo que tenía el cuerpo sudado de mi madre con esa camiseta, y decidí volver para, sin que ella lo supiera, filmarla mientras limpiaba la casa.

Así lo hice, al volver escondí la bici en la parte de atrás y sin que ella me viera subí a la primera planta desde donde podía ver, y filmar, casi todo el salón y parte de la cocina, encendí mi cámara y comencé a grabar la escena. Mi madre estaba pasando el aspirador y al agacharse se veían sus hermosas tetas bamboleándose, le dí al zoom para inmortalizar esa parte de su anatomía y a través del visor pude ver una gota de sudor deslizándose por su canalillo. Luego paró, se fue a la cocina y se sirvió un vaso grande de agua, pero antes de ponerle hielo dejó caer por su escote un poco que le llegó hasta el tanga, esto yo lo supuse ya que se llevó la mano a su entrepierna y suspiró mientras decía "mmmmm....., qué gusto". Estaba claro que mi madre se había puesto cachonda al sentir la frescura del agua bajando por su canallillo, pasando por su vientre plano y mojando el tanga.

En esas estábamos cuando escuché el ruido de un coche entrando a nuestra casa, mi madre se asomó, saludó con una sonrisa y fue a abrir la puerta, era mi abuelo Paco, el suegro de mi madre. Mi abuelo era un hombre de 55 años, bien conservado ya que practicaba deporte a diario, y que tenía una relación de mucha confianza con mi madre ya que al casarse mis padres tan jóvenes estuvieron viviendo con mis abuelos hasta que mi padre terminó la carrera y consiguió un buen trabajo.

Cuando entró por la puerta saludó a mi madre con dos besos y le preguntó por mí, ya que venía a buscarme para ir a pescar juntos, cosa que hacíamos tres o cuatro veces por semana. Mi madre le dijo que yo me había marchado y que tardaría un par de horas en volver, mi abuelo hizo un gesto levantando los hombros y dijo "otra vez será", mientras se sentaba en el sillón del salón con un gesto como de estar cansado. Yo seguía filmando todo y si el cuerpo mojado por el sudor y el agua de mi madre me producía una erección, tanto más al verla charlando animadamente con mi abuelo que también podía admirar sus curvas, sólo que él tenía la suerte de estar más cerca que yo. Cuando mi madre le trajo una cerveza y la dejó sobre la mesa baja del salón pude ver de cerca la cara de mi abuelo al fijar los ojos en el escote de su nuera, ya que al estar frente a él podía observar perfectamente sus tetas y todo lo que quisiera ver. Luego mi madre se fue a la cocina y mi abuelo se acomodó en el sillón llevándose una mano a sus partes para tocarse un poco la polla. Estaba claro que aquella escena lo había puesto cachondo.

Mi madre seguía limpiando y ordenando el salón mientras mi abuelo se tomaba su cerveza, cuando ella se ponía en puntas de pié y levantaba los brazos para llegar a limpiar los estantes más altos de la estantería dejaba ver su redondo culo con la tira del tanga metida en él, y mi abuelo se tocaba cada vez más. En un momento mi madre estaba pasando un paño al cristal de la mesa baja del salón y cuando levantó la vista pudo ver los ojos de su suegro mirando a través de su escote y su mano derecha sobre un prominente bulto en el pantalón corto que traía.

Cuando mi abuelo se sintió descubierto retiró la mano de su entrepierna y se puso rojo de vergüenza, mi madre a su vez se tapó como pudo, pero aquella camiseta la verdad es que no tapaba mucho, si la levantaba para cubrir sus pechos por debajo aparecía el tanga, y si la bajaba demasiado sólo le tapaba los pezones. La verdad es que los dos se sintieron avergonzados, y mi madre decidió dejar de limpiar e ir a la cocina para traerse una cerveza. La abrió y se sentó frente a mi abuelo cuidándose de que no se le viera nada.

Hasta ese momento habían estado charlando animadamente del calor y otras cosas sin importancia, pero desde que mi madre había descubierto a su suegro mirándola y tocándose el silencio reinaba en toda la casa, yo hasta podía escuchar el ruido del motor de mi cámara y temía que me descubrieran mientras filmaba aquella escena ya que la película que estaba consiguiendo era algo especial. Después de darle dos tragos seguidos a su cerveza mi abuelo decidió romper el silencio y le dijo a mi madre:

Perdona María, pero es que el calor nos vuelve un poco tontos a todos

No pasa nada Paco, la verdad es que yo me tendría que haber puesto algo más adecuado para charlar contigo.

No, que vá, si así estás hermosa, te ves tan natural

¿Natural?, pero si esta camiseta vieja de tu hijo me queda fatal, me la pongo solo por el calor que hace

En ese momento mi madre estaba sentada con la botella de cerveza fría entre las piernas con el objeto de cerrar la camiseta y que no se le viera nada, pero estaba claro que el contacto del cristal helado con su entrepierna le provocaba cierta excitación. Mientras, mi abuelo intentaba disimular su erección que no bajaba ni siquiera con la vergüenza que le hacía sentir el saberse descubierto, pero el cuerpo sudado de mi madre sentada frente a él, con la camiseta mojada que se le pegaba a las tetas haciendo resaltar sus duros pezones, hacía que su polla creciera hasta límites que hacía tiempo que no sentía. Mi madre observó la entrepierna de mi abuelo y señalándole esa parte de su anatomía con los ojos le dijo:

Me da mucho corte haberte puesto así

No, a mí me da corte estar así de empalmado, te conozco desde hace más de 16 años, has vivido en mi casa, eres la mujer de mi hijo, pero no puedo evitarlo, hoy estás hermosa

Pues tendrás que evitarlo porque si no el pantalón se te va a romper, jajaja

Sí y a ver cómo se lo explico luego a mi mujer, jajajajaja

Además tiene que ser incómodo para ti estar tanto rato con semejante erección ¿no?

Si, la verdad es que ya me duele un poco

Mientras mi abuelo decía esto se comenzaba a tocar despacio, como para acomodarse la polla, pero en realidad yo sabía que se estaba masturbando delicadamente frente a mi madre. Aquella situación me tenía demasiado cachondo, mi polla estaba por reventar, pero no quería dejar de filmar para masturbarme porque intuía que no se podía parar allí. Durante unos dos minutos ninguno de los dos dijo nada, mi abuelo seguía tocándose despacio y mi madre lo miraba alternativamente a los ojos y a su entrepierna mientras le daba tragos cortos a su botella de cerveza. Pero yo noté (el zoom otra vez) que cada vez que mi madre bebía un poco, al volver la botella a su sitio, esto es su entrepierna, la colocaba frotando un poco por encima de la camiseta y el tanga, estaba claro que estaba tan cachonda como mi abuelo. Fue él el que decidió romper el silencio otra vez, pero en esta ocasión no fue para disculparse.

¿No te molesta que me toque? – le preguntó – Es que tengo que bajar esto de alguna forma

La verdad es que me da un poco de corte, pero es culpa mía que estés así, y tengo entendido que si no haces algo la molestia va a ir a más.

Sí, le contestó mi abuelo mientras comenzaba a tocarse con más fuerza

¿Estás incómodo?, ¿Quieres que me vaya?, le preguntó mi madre

No, en este momento eres mi musa inspiradora, espero que no te moleste que te diga esto

La verdad es que un poco de corte sí me da, pero no me molesta, al contrario me halaga.

Se volvió a hacer el silencio y mientras mi abuelo se masturbaba por encima del pantalón ya sin ningún reparo mi madre frotaba casi imperceptiblemente la botella contra su clítoris provocando que su excitación fuera en aumento. Fue mi abuelo el que volvió a romper ese silencio preguntándole a mi madre

¿Te puedo pedir un favor?

Sí, claro

Es que me da un poco de corte, si no quieres no pasa nada

Dime – dijo mi madre –

Enséñame las tetas, quiero acabar pronto con esta embarazosa situación y cuanto más me excite antes terminaré

Vale, dijo mi madre

Cerró los ojos porque creo que le daba vergüenza descubrirse así delante de su suegro. Ella estaba cansada de enseñarle las tetas en la playa y en la piscina, pero aquello era diferente, asi que, como he dicho, cerró los ojos y comenzó a bajarse los tirantes de la camiseta muy despacio, primero uno y luego el otro, haciendo que sus redondas tetas aparecieran en todo su esplendor, con sus duros pezones erectos por la excitación de la situación.

Mi abuelo al ver que su nuera tenía los ojos cerrados aprovechó para bajarse el cierre del pantalón y sacar su polla fuera. Yo nunca había visto una tan grande, no podría decir cuánto medía, pero las grandes manos de mi abuelo la recorrían de arriba abajo lentamente dejando ver un capullo hinchado por la masturbación. Yo seguía filmando y aproveche para hacer un zoom a la polla de mi abuelo para detenerme en su paja unos dos minutos, cuando volví a tomar un plano más general ví que mi madre seguía con los ojos cerrados, pero una de sus manos acariciaba sus tetas con mucha suavidad mientras la otra frotaba la botella con más fuerza que antes sobre su vagina. Así estuvieron durante unos minutos hasta que mi abuelo volvió a romper el silencio diciéndole a mi madre:

Veo que tú también estás excitada

Solo pretendo ayudarte, si ves que me toco seguramente te caliento más

Sí, pero me parece que también te estás calentando tú

Una no es de piedra

Esto último lo dijo mirando a los ojos a mi abuelo y acto seguido dejó la botella sobre la mesa para con esa mano frotarse directamente por debajo del tanga. Allí estaban, frente a frente masturbándose mientras se miraban alternativamente a los ojos y a sus partes íntimas para calentarse el uno al otro. Mi abuelo se puso de pié y se quitó el pantalón para acariciarse los huevos suavemente con una mano mientras con la otra se masturbaba, a los dos o tres minutos mi madre hizo lo mismo, sólo que ella además del tanga se quitó también la camiseta para quedarse totalmente desnuda frente a su suegro.

Yo aproveche la visión que me ofrecía mi madre e hice un zoom sobre su vagina para ver cómo alternaba metiéndose uno o dos dedos y frotando su clítoris, nunca antes había visto una masturbación femenina y esta vez lo estaba filmando todo mientras pensaba en las pajas que me haría viendo la película una y otra vez.

En esas estaban cuando mi abuelo se levantó para sentarse junto a mi madre, ésta lo miró un poco sorprendida pero sin atinar a hacer o decir nada, sus ojos dejaban escapar un brillo especial, estaba muy cachonda y su mirada era muy morbosa. Mi abuelo cogió la mano de mi madre y la puso sobre su polla al tiempo que llevaba su mano a la vagina de ella. Estaban muy juntos, se masturbaban mutuamente haciendo que el otro sintiera más placer aún, la polla de mi abuelo estaba a punto de estallar y la mía también, yo hacía acercamientos de imagen alternativamente a la mano de mi madre y a la de mi abuelo para grabar ambas masturbaciones. Podía ver cómo los gruesos dedos de mi abuelo se introducían en el coño de mi madre y ésta abría sus piernas cada vez más ofreciéndome un plano perfecto.

Cuando mi abuelo vió que ya no aguantaba más cogió la cabeza de mi madre y puso su boca a la altura de su polla, ella lo miró a los ojos y acto seguido se la tragó toda comenzando así una felación en toda regla. El hombre la verdad es que no podía aguantar mucho, aquello era demasiado, su nuera se la mamaba mientras él aprovechaba para recorrer con sus manos todo su cuerpo tocándole las tetas, el coño, el culo, todas aquellas partes deseadas y prohibidas, hasta que incorporándose un poco se la enterró toda en la boca para comenzar a correrse teniendo unos espasmos de placer que me hicieron temer por su vida. Mi madre no paraba de chupar mientras tragaba todo lo que aquel hombre soltaba por su polla, y recogiendo con la lengua todo lo que se le escapaba por la comisura de sus labios. Siguió lamiendo aquella hermosa polla mientras él la acariciaba suavemente hasta que su tamaño comenzó a disminuir, cuando acabó se incorporó, lo miró a los ojos y se fundieron en un larguísimo beso.

Luego él colocó su cabeza entre las piernas de mi madre y empezó a jugar con su lengua de abajo hacia arriba, pasándola por toda su raja y deteniéndose en el clítoris para hacer gemir de placer a mi madre. Yo nunca había visto una comida de coño, ni se me había ocurrido, pero trataba de no perderme detalle para aprender, ya que se notaba que mi madre gozaba muchísimo con aquello y yo podría utilizar esas enseñanzas en un futuro con alguna chica.

Estuvieron así un rato bastante largo, mi madre gozaba cada vez más y mi abuelo ya no se entretenía pasándole la lengua por la raja, sólo jugaba con su clítoris para hacer que mi madre se corriera, y se corrió, y cómo se corrió, su cuerpo se retorcía de placer mientras ahogaba sus gritos mordiendo su antebrazo, para luego coger la cabeza de mi abuelo y enterrarla aún más entre sus piernas. Parecía que lo quería todo dentro suyo, era un espectáculo increíble, hasta que por fín mi madre le ordenó que parara, que no podía más y mi abuelo retiró su cabeza de la entrepierna para ponerse de pié y observar los últimos estertores de la corrida de mi madre que estaba tumbada a lo largo del sofá.

Cuando se incorporó pude observar que su polla se había vuelto a poner dura, él comenzó a tocarse suavemente para conseguir una mayor erección y separando las piernas de su nuera se acomodó entre ellas para enterrársela de un solo golpe. Comenzó a darle una follada increíble mientras mi madre gemía de placer y lo besaba apasionadamente. Luego el se sentó y ella se acomodó a horcajadas sobre su polla para introducirla suavemente en su coño mientras él le besaba y sobaba las tetas, ella se movía cambiando de ritmo con la cara desencajada por el placer que le provocaba aquella cabalgada. El comenzó a decirle guarradas, y cada vez que la insultaba ella se movía más y más, le decía que era una puta, que le encantaba que se la follaran y ella le contestaba que sí a todo mientras aumentaba el ritmo de sus caderas.

Luego el paró, se puso de pié y la hizo ponerse de pié a ella también, la tomo por detrás y mientras le besaba el cuello le sobaba las tetas, ella no podía parar de moverse y restregaba su culo contra la polla de mi abuelo, hasta que éste hizo que se pusiera a cuatro patas para metérsela de un golpe en el coño. Comenzó un mete saca con cambios de ritmo que la volvían loca, seguía diciéndole puta, y se la sacaba para jugar fuera de su coño hasta que ella le pedía por favor que se la follara. Mientras estaban en esta posisción el dedo pulgar de mi abuelo comenzó a jugar con el culo de mi madre, se lo chupaba y se lo metía lentamente haciendo que ella gozara más con cada embestida, luego ya fueron dos los dedos que entraban y salían del culo mientras dejaba caer saliva sobre él para lubricarlo.

Cuando sacó su polla del coño fue para llevarla directamente a la entrada posterior de mi madre, colocó el capullo sobre el dilatado culo de mi madre y comenzó a introducirlo poco a poco, parando cada vez se se la metía para que aquel agujero se acostumbrara a la nueva situación. Cuando la tuvo toda dentro comenzó un mete saca muy suave que hacía gemir de placer y dolor a mi madre, pero cuanto más tiempo pasaba más placer y menos dolor sentía, así que mi abuelo aumentaba el ritmo para darle una buena follada por el culo.

La escena era de lo más morbosa, yo podía ver la cara de placer de mi madre y el gesto de sumisión ante el padre de su marido que la estaba sodomizando encendía cada vez más a mi abuelo que ya no tenía miramientos para con el culo de mi madre, se la estaba follando a saco mientras le daba cachetes en el culo y la insultaba diciéndole puta, guarra, zorra y todo el repertorio que le saliera por la boca en ese momento, hasta que ví que mi madre abría muy grandes los ojos y mi abuelo se la enterraba hasta el fondo para comenzar a correrse dando unos gritos que pensé que nuestros vecinos escucharían.

Cuando se apartó de ella pude ver gracias a mi zoom el dilatado ano de mi madre y un hilillo de semen saliendo de él, para escurrirse entre sus piernas. Mi abuelo se sentó destrozado por la corrida y también por el esfuerzo y mi madre se arrodilló junto a él posando su cabeza en las piernas de mi abuelo, éste le acariciaba el pelo jadeando aún.

Luego mi madre fue al baño a asearse y salió con una bata, mi abuelo se incorporó y se vistió, se sirvieron una cervezas y convinieron que lo que había ocurrido era un error que no se debía repetir nunca más, se terminaron la cerveza y mi abuelo se despidió de mi madre con un tierno beso en la boca.

Yo apagué la cámara y me encerré en mi cuarto para esconder la cinta y hacerme una paja, la verdad es que no duré mucho, los huevos me explotaban y me corrí como nunca lo había hecho en mi vida. Cuando me relajé pensé en la forma de utilizar aquella filmación para obtener otros momentos de placer como el que había vivido, pero eso ya es parte de otros relatos.

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