De cómo descubrí que quería ser cd
Soy un chico de 21 años, alto, atlético y podría decirse que hasta varonil. Nada hay en mí que pudiera hacer pensar lo que hay dentro de mí. Pero, en cuanto estoy sola en casa, el hombre desaparece y solo queda una preciosa nenita deseosa de encontrar un macho de verdad que la convierta en su esclava sexual.
Para empezar mi historia, tengo que aclarar que mi familia es muy religiosa y conservadora, así que, creciendo en ese entorno, nunca me hice preguntas sobre mi sexualidad. Siempre pensé que era heterosexual, a pesar de que nunca me llamaron la atención las chicas de mi alrededor.
Pero todo eso cambió hace poco más de un año. Intentando salir un poco del ambiente opresivo de mi casa, me fui de Erasmus a Milán, para ver qué tal era vivir haciendo lo que quisiera e intentar conocer a alguna chica que por fin me interesara.
El caso es que cuando llegué a Italia era bastante avanzado septiembre y apenas pude encontrar habitaciones para alquilar (es una ciudad llena de universitarios). Después de buscar durante más de una semana, por fin encontré a dos chicos de Barcelona que alquilaban una habitación cerca de la universidad. La habitación me encantó pero iba a rechazarla, obviamente eran gays y a mi familia no le haría gracia. Pero hubo algo que hizo que me hizo decir que sí casi sin querer. El chico que me había enseñado la casa, Andreu, me sonrió y me dijo: -Ya sabía que te gustaría. Esta noche salimos y te enseñamos la ciudad, que Tomàs y yo ya conocemos la ciudad. yo estaba sin palabras, todavía intentando descubrir porqué había aceptado, así que solo asentí.
Esa noche, salimos los tres y, después de ver un poco la ciudad y pasar por unos cuantos bares yo ya iba bastante alegre, porque no estaba muy acostumbrado a beber. Me dijeron que me iban a llevar a un bar que me iba a encantar. Yo empezaba a entender porqué me había quedado. Me sentía más cómodo con ellos que con cualquiera de mis amigos, así que acepté. Estaba empezando a salir de la crisálida. Cuando llegamos, era lo que esperaba. Era un bar lleno de gays y drag queens, La Nuova Idea. Yo estaba entre asustado y un poco excitado. Tomàs y Andreu me miraban y se reían. -Ya sabía yo que eras gay, nos lo podías haber dicho hombre. -Andreu no paraba de reírse. -Si yo no soy gay- Yo todavía no quería reconocerlo. -Ya claro, ¿y esa erección?- Era verdad, había visto una drag queen que era preciosa y super sexy y me había excitado un montón. -Bueno, quizás sí- Terminé por aceptar.
Así pasaron las semanas, y muchas noches las pasamos en clubs gays por toda la ciudad. Nunca había sabido lo que era estar caliente hasta ese momento, y descubrí que era una persona nueva y poco a poco se me iban pegando todas las expresiones y movimientos de mis nuevos amigos. Sin embargo, cuando hablaba con mi familia, tenía que repimirlos todos para evitar que se dieran cuenta. Ahí empezó mi doble vida.
En uno de esas noches por Milano, conocí a Francesca, una tavesti bastante femenina con la que entablé una buena amistad. Cada vez pasaba más tiempo con ella, salíamos juntos casi todos los días, comíamos juntos. Ella quería empezar a hormonarse así que siempre iba vestida de chica, pero yo solo podía pensar en el regalito que llevaba entre las piernas. La tensión sexual fue creciendo hasta que al final nos acostamos.
El sexo con ella fue brutal. Yo era virgen, porque, como ya os había dicho que nunca me habían llamado la atención las mujeres, así que fue mi primera experiencia. Francesca me guió. Un día ientras comíamos en su casa, me dijo que estaba deseando follar conmigo desde que me conoció, yo, que era bastante tímido, le dije que llevaba esperando este momento bastante tiempo, así que sin más preámbulos, me llevó a su habitación y me desnudó.
Empezó acariciando mi pene mientras me miraba a los ojos hasta que se me puso tan duro que me hacía daño, luego se levantó y lentamente se bajó los pantalones y me enseñó unas braguitas de encaje rojo pasión y unas piernas de escándalo. Se me fue acercando lenta y sensualmente y me dijo, con ese acento italiano - Sei pronto? (¿Estás preparado?). Yo asentí, así que se bajó también las braguitas y vi por primera vez su pene, no era demasiado grande, unos 12 cm, pero me encantó. Mientras yo lo admiraba, ella terminó de desnudarse y dejó a la luz un cuerpo que era casi totalmente femenino, pues no se había quitado el sujetador. Yo estaba tumbado sobre su cama así que ella se subió encima de mí y me agarró mi polla guiándola a través de su culo. La sensación es indescriptible, mi mente se quedó en blanco mientras ella se movía arriba y abajo lentamente, disfrutando de cada segundo. Como era mi primera vez, no duré mucho, así que ella no había terminado.
Yo me sonrojé, pero ella me sonrió, ya sabía que yo me estrenaba. -Non ti preoccupare c'è ancora qualcosa che puoi fare (No te preocupes, todavía hay algo que puedes hacer),- Mientras se miraba su pollita. Aunque en un primer momento dudé, luego me levanté y me acerqué, pero ella mi paró con la mano y me dijo. - Aspetta, voglio fare qualcosa speciale con te (espera, quiero hacer algo especial contigo), Así que salió de su habitación y volvió a los cinco minutos con una peluca rubia, de pelo muy largo y un conjunto de lycra negra de bragas y sujetador, una falda verde larga y una chaqueta del mismo color - Hai il coraggio? (¿te atreves?). Me atreví.
Aunque no estaba depilado y no estaba maquillado, cuando me vi en un espejo, me encantó Miré a Francesca, que me observaba con una sonrisa de satisfacción y me acerqué. Le agarré y el pene y mientras me agachaba le dije que quería aprender. Lo único que me respondió. -Lo so (o sé). De cómo me feminizó os hablaré más adelante...
Espero que os haya gustado, y si es así, seguiré escribiendo. No seáis muy duros conmigo, porque es el primero que escribo. Besos