De cómo cambió mi forma de ver el futbol

Cambió su forma de ver el fútbol de la forma mas insospechada.

DE CÓMO CAMBIO MI FORMA DE VER EL FÚTBOL

Inés esperaba expectante en la cama a su marido. Ella y Paco llevaban 13 años felizmente casados aunque como en muchos matrimonios la pasión se había diluido durante los últimos años. El hecho de que él tuviera un estresante trabajo como encargado en una fábrica que le hacía llegar cansado a casa no ayudaba a que renovaran dicha pasión. Ella por su parte tenía un puesto de trabajo de secretaria a media jornada en una gestoría. Era necesario, ya que le daba tiempo para hacer las labores del hogar y encargarse de su hijo Lucas de 8 años.

-Vaya partido más aburrido, dijo Paco. Cada día se esfuerzan menos, tenían que dejarse la piel con lo que cobran, como yo en la fábrica. Añadió saliendo del baño y metiéndose en la cama.

A Inés nunca le había interesado demasiado el futbol pero intentaba compartir con su marido cualquier afición que tuviese, él hacía lo mismo y gracias a ello habían construido un matrimonio solido.

-Si es que tenias que haber sido futbolista cariño, les habrías dado mil vueltas a todos esos – dijo ella acercándose a él y besando su hombro en tono meloso esperando que el respondiera.

-Puede ser, aunque igual llegaría aun más cansado, aunque con más tiempo libre la verdad. Dijo sin prestar mucha atención al gesto de su mujer.

-Si tuvieras tanto tiempo libre ya me iba a encargar yo de que acabaras cansado – le dijo la madurita al oído de forma juguetona

-¡Lo que me faltaba! – dijo él entre cansado y hastiado., a la vez que se giraba dando la espalda a su mujer.

-¡Joder Paco! – dijo Inés exasperada.

-¿Qué pasa ahora?

-¿Cómo que qué pasa ahora? Pues que llevamos un mes sin follar, eso es lo que pasa.

-Mira cariño hoy estoy muy cansado y…

  • Es lo mismo que me dices cada vez que quiero hacerlo, estoy harta de que estés siempre cansado

  • Para ti es fácil decirlo, cuatro  horitas con el culo sentado en una silla contestando al teléfono y para casita, ya me gustaría a mí hacer semejante mierda - dijo el perdiendo los papeles.

Inés dolida y cabreada se mordió la lengua y se dio media vuelta devolviendo el gesto a su marido.

-Inés lo siento, no quería….

-Déjalo- le cortó ella. Ahora soy yo quien está cansada. Buenas noches.

-Buenas noches –le respondió el cansado y abatido.

A la mañana siguiente Inés se despertó como de costumbre poco después de que su marido se fuese.  Esa mañana lo agradeció profundamente teniendo en cuenta el incidente de anoche. Ellos nunca habían tenido discusiones como esa, normalmente conseguían arreglar las cosas en el acto pero desde que hicieran a Paco encargado hace 2 años su carácter se había vuelto más serio e Inés nunca había estado tanto tiempo sin sexo ya que antes solían hacerlo con regularidad.

Se desperezo y se dirigió al baño para darse un duchazo, se quito la ropa quedándose completamente desnuda frente al espejo donde se examino. A pesar de sus 40 años recién cumplidos y haber tenido un hijo aun era una mujer hermosa. Sus pechos de la talla 95 no habían salido muy mal parados de la lactancia y aun tenía un vientre casi plano. Si bien tenía alguna que otra estría estaba mucho mejor que la mayoría de sus amigas.

Se metió en la ducha y mientras dejaba que el agua caliente resbalara por su cuerpo uso sus manos para darse el placer que unas horas antes se le había negado. Tras dar de desayunar a su hijo, le llevo al colegio y después se dirigió a la oficina donde transcurrió el día con normalidad hasta el final cuando su jefe le hizo una visita.

-Buenos días Inés – dijo él con una sonrisa de autosuficiencia. Esa camiseta realza mucho tu… belleza.

-Gracias Raúl- dijo ella acostumbrada a las insinuaciones de su jefe. ¿Has venido solo para piropearme?

  • Ojala jaja, pero la verdad es que necesito que envíes esto por fax – dijo entregándole unos papeles.

  • Eso está hecho

  • Después ya puedes irte, hoy no hay mucho trabajo y seguro que así no vas tan pillada  a recoger a tu hijo.

-Muchas gracias Raúl – dijo ella esta vez con una sonrisa.

-De nada mujer, ya sabes que siempre estoy dispuesto a echarte una mano – dijo añadiendo un guiño antes de marcharse.

Inés sonriendo por el comentario de su jefe se dispuso a enviar el fax. La verdad es que tiene buen culo pensó ella viendo a su jefe marchándose. ¿Pero qué digo? ¡Si es mi jefe! Definitivamente me está afectando la falta de sexo, caviló.

Al llegar al colegio se puso a charlar con sus amigas Laura, Eva y Vanesa. Habían hecho buenas migas cuando sus hijos se hicieron amigos.

-Pues menudo apaño nos has hecho chica, ahora el mío también quiere apuntarse

-¿De qué habláis?- pregunto Inés que acababa de llegar.

  • Que el hijo de Laura se apunto a futbol porque le insistió su padre y ahora los nuestros quieren apuntarse con él -dijo Eva

-Vaya, pues Lucas no me ha mencionado nada.

-No creo que tarde mucho -  dijo Laura. Y si no se lo pedirá tu marido, los hombres ven una pelota y ya no existe nada más. Las demás rieron por el comentario, típico del humor acido de Laura.

Y como si fuera adivina, durante la cena familiar Lucas mencionó que le gustaría apuntarse al equipo del barrio con sus amigos. Paco que estaba serio se le ilumino la cara.

-¡Pues claro, ese es mi hijo! Te vas a hacer tan bueno que vas a jubilar a tu viejo – dijo divertido contagiando la risa a su mujer e hijo.

Ya en la cama Paco se acercó a Inés de forma sugerente. Ella sorprendida, dejo el libro que estaba leyendo y se entrego a los brazos de su marido.

  • Siento haberte tenido desatendida cariño, te lo voy a compensar.

  • Calla y bésame hombretón - dijo ella invadida por la lujuria.

Tras un corto tiempo de besos en el que se desnudaron con ansia Inés se coloco encima de Paco.

-¿No quieres que yo…?

  • Se que estas cansado, así que hoy me toca a mi ser la jefa – dijo la madurita.

Se introdujo el duro miembro de su marido fácilmente y empezó a cabalgar, primero lentamente para al poco hacerlo con más furia, sin embargo empezó a notar que sus piernas estaban muy cansadas y le daban tirones de vez en cuando, pero no quería parar.

  • Cariño, para un poco… me voy a… cariño… aaah – dijo sin poder contener más el orgasmo.

-¡No! Vamos aun no he acabado - dijo casi suplicante mientras se acariciaba el clítoris y con las piernas doloridas.

-Lo siento cariño, hace tanto que no… y estoy tan cansado…

Ella hizo oídos sordos y se dedico a tocarse con el miembro flácido de su marido aun en su interior hasta que llego a un orgasmo que le supo a poco y callo agotada por el esfuerzo junto a su marido.

  • Te prometo que en cuanto tengamos un finde sin líos te lo compensare cariño - dijo Paco con un hilillo de voz mientras caía rendido.

Inés se limito a cerrar los ojos y dormirse sin querer pensar en nada más.

Al día siguiente por la tarde llevo a su hijo al estadio local para inscribirle en el equipo, pensaba encontrarse con las chicas pero no las vio por ningún lado.

  • Disculpe – pregunto a un señor mayor uniformado con el chándal del club. ¿Con quién tengo que hablar para apuntar a mi hijo?

-Tendrá que hablar con el entrenador de su categoría, ¿cuántos años tiene su chico?

  • 8

  • En ese caso tendrá que hablar con el entrenador del benjamín, hoy no entrenan pero antes le he visto por aquí, acompáñeme.

Le siguió por las instalaciones hasta que llegaron a una caseta con material en cuya puerta había un chico apoyado.

  • Ángel, esta señora pregunta para apuntar a su hijo.

El joven se volvió e Inés pudo contemplarlo mejor. Tendría unos 20 años, moreno con barbita de tres días y con complexión atlética, no era muy alto pero tampoco era bajito, sin embargo a Inés lo que más le llamo la atención fue su sonrisa. Era muy guapo.

  • Pues tiene suerte porque aun queda una vacante, ¿cómo te llamas chavalín? – dijo ofreciéndole una mano para chocar.

-Lucas – dijo el chocando.

-Bueno espero que tus piernas sean tan fuertes como tus brazos Lucas, casi me partes la mano – dijo él en broma.

Tanto el pequeño como su madre se rieron por la broma.

  • La verdad es que nunca se ha apuntado a ningún equipo pero se han apuntado sus amiguitos y ya sabes, culo veo culo quiero – dijo ella riendo.

  • ¿Acaso no somos los adultos igual? – dijo el riéndose junto a ella.

  • Bueno yo soy Inés, su madre claro esta jaja.

  • Jaja yo soy Ángel, y no se preocupes que con esta edad lo más importante es que aprendan a jugar y se diviertan, ya tendrán tiempo para competiciones cuando crezcan.

  • Estoy completamente de acuerdo y por favor trátame de tu – dijo ella con confianza.

  • Eso está hecho Inés – dijo el sonriendo.

Durante la cena Inés le relato a su marido su encuentro con Ángel.

-Así que mañana empieza a entrenar nuestro pequeño campeón.

-¡Genial! Y dime, ¿Cómo es el entrenador?

  • Pues es muy simpático y bastante gracioso – dijo ella mientras recordaba la sonrisa del joven.

  • No te preguntaba por eso, me refería a si le ves con capacidad de entrenar y si sabe de futbol

-Bueno… no le vi entrenar, pero supongo que sí está ahí será por algo ¿no? Mañana seguramente pueda verle mejor.

-Estupendo, sino le ves con cualidades le cambiamos de equipo.

-Pacooo- dijo ella con un ligero tono de regañina. Lo importante es que se divierta.

  • Lo importante es que se haga un crack – dijo el animando a su hijo, aunque a ella no le hizo mucha gracia.

Al día siguiente durante el entrenamiento, Inés se quedo a verlo junto con Laura que era la única que pudo quedarse.

  • Da gusto verlo entrenar

  • Si, la verdad es que parece que se implica mucho con los niños y le pone mucho entusiasmo, Lucas le ha cogido confianza en seguida – dijo Inés.

  • Si es cierto, aunque no me refería a eso jaja.

-¿Entonces a qué?

  • Hija mía pues ¿a qué va a ser? A que da gusto ver a ese yogurin corriendo en pantalones cortos.

  • Jajajaja que bruta, aunque ahora que lo dices… Si que esta como un queso – dijo riéndose.

-¿Quién eres tú y que has hecho con Inés? - dijo provocando las risas de su compañera.

  • Sera que por fin me afecta tu mala influencia -  dijo Inés siguiéndole el rollo mientras ambas seguían riendo.

Pasaron dos meses y Lucas mejoró muchísimo, gracias sobre todo al empeño que le ponía y a lo implicado que estaba Ángel con él. Inés se lo agradecía muchísimo y hablaban siempre que podían después del entrenamiento. Primero empezaron hablando exclusivamente de sus progresos pero como se cogieron confianza rápidamente empezaron a hablar de todo. Inés descubrió que aparte de ser un chico muy deportista era también muy inteligente, maduro y divertido para su edad. Pronto hicieron piña con el resto de los padres de los niños y en alguna ocasión organizaban alguna salida al campo. Inés consiguió que Paco fuese a la mayoría. Pese a haber insistido en apuntar al chico, apenas había ido a unos pocos partidos suyos al principio, aunque poco a poco se iba animando cada vez más. Sin embargo, su problema sexual persistía. Si bien conseguían hacerlo al menos una vez cada dos semanas, a Inés le seguía sabiendo a poco, tanto por cantidad como por calidad. Durante una de sus masturbaciones en la ducha se puso a fantasear con otros que no fuesen su marido, cosa que rara vez hacia. Al principio se esforzó en pensar en algún actor o famoso pero no le encendía lo suficiente. Así que dejo correr su imaginación mientras tocaba y se descubrió fantaseando con su jefe. Se imagino a cuatro patas sobre su mesa con la cabeza de su jefe enterrada entre sus nalgas para después metérsela y hacerla gemir mientras toda la oficina les oía. El orgasmo que alcanzo fue apoteósico pero se dijo que simplemente había sido una inocente fantasía y nada más.

Aunque no pudo evitar echarle alguna que otra miradita de vez en cuando a Raúl y le reía mas a menudo las insinuaciones.

Llego un fin de semana que se fueron de torneo a un pueblecito en otra comunidad. A pesar de sus esfuerzos finalmente quedaron terceros pero tanto padres como hijos quedaron satisfechos con el resultado. Tras la comida, mientras los más pequeños jugaban los mayores se dedicaron a tomar café y a chismorrear.

  • Bueno su pongo que el torneo te habrá chafado la oportunidad de salir de fiesta ¿No Ángel? – dijo Laura.

  • Jajaja la verdad es que no soy mucho de salir de fiesta, a lo sumo una vez al mes o así.

  • ¿Y entonces como ligas? ¿O es que tienes a alguna escondida y no nos la quieres presentar? – insistió ella sacándole los colores al joven.

  • Nah, la verdad es que soy bastante tímido para eso – dijo el sonriendo y mirando al suelo.

  • Pues se nos ha caído un mito – dijo ella. Yo había apostado que pillabas con las tía que quisieses.

  • Ojala jaja – dijo el sin perder su sonrisa, para acto seguido lanzar una discreta mirada a Inés que solo ella pareció percibir. Ella por su parte le devolvió la sonrisa. ¿Me ha mirado porque le atraigo? Se preguntó ella.

La semana siguiente estuvo llena de estrés para Inés que tenía mucho trabajo en la gestoría y su jefe la presionaba a menudo. Por su parte Paco, que iba cada vez más a los partidos, empezó a sugerir que cambiaran a Lucas de equipo.

-Solo digo que el entrenador podía sacarle mucho mas, es uno de los mejores.

  • Ángel intenta darles los mismos minutos a todos, si sacara mas a Lucas entonces otro padre se quejaría de que su hijo sale poco ¿no crees?

  • Pues que su hijo se esfuerce tanto como el mío.

  • Dios Paco que tienen 8 años, ¡No van a ganar la champions!

Esto pareció tranquilizar a su marido pero aun así le pidió que hablase con el Ángel al respecto ya que le tenía más confianza. Ella con tal de evitar otra discusión decidió intentarlo al menos, así que se lo comentaría mañana tras el entrenamiento.

-Vamos a llevar a estos un rato al parque y a tomar un café, ¿te vienes Inés? – le pregunto Vanesa

  • Tengo que hablar un momento con Ángel, no os importa llevaros a Lucas ¿no?

-Tranqui no hay problema – sonrió.

La madre de Lucas esperó afuera unos minutos pero al ver que no salía decidió entrar en los vestuarios. Era la primera vez que entraba y tenia curiosidad por ver cómo eran, por suerte en ese momento no había nadie vigilando y los demás equipos estaban ya en el campo. Curioseo hasta llegar al vestuario del fondo del que procedía un ruido de agua cayendo. Abrió la puerta lentamente sin saber muy bien porque y se introdujo en la pequeña sala. A la izquierda se situaban los asientos y unas taquillas, al fondo había unos retretes y a la derecha estaban las duchas individuales.  Inés se quedo boquiabierta al ver a Ángel duchándose de espaldas a ella. Se retiro antes de que el joven la viera pero al cerrar la puerta hizo demasiado ruido.

-¿Hola? – pregunto el entrenador en voz alta para que se le oyera a pesar del agua.

-¡Hola! – tuvo que decir ella consciente de que ya la habían pillado.

  • ¿Inés?

  • Si, es que… quería hablarte de una cosa y no sabía si te habías ido ya…

  • Vale, pues… dame 5 minutos ¿vale?

  • Si, sin problema

Con el corazón aun latiéndole con fuerza recreo lo que había visto ahí dentro. Los músculos del joven parecían cincelados en mármol. Desde sus gemelos hasta sus brazos estaba perfectamente definido. Tenía un culo muy bien puesto y su espalda era ancha pero sin parecer un croissant. Se pregunto cómo sería su parte de delante y un ligero hormigueo recorrió la parte baja de su vientre. En ese momento el sonido del agua ceso y tras pensárselo un segundo decidido arriesgarse a averiguarlo.

-¿Puedo entrar ya? – pregunto a la vez que entraba para no dar tiempo al joven a responder.

Se lo encontró con una toalla atada a la cintura mientras que contra más pequeña se secaba el pelo, su piel morena resplandecía con el agua cubriéndole su definido abdomen.

-La verdad es que aun hubiera preferido un par de minutos mas – dijo el joven un poco avergonzado.

  • Perdona, es que como dijiste 5 minutos y ya habías cortado el agua… - dijo Inés haciéndose la loca.

-Yaaa… - dijo el no muy convencido. Bueno me dejas que me vista o…

  • Es solo un momento, no puedo quedarme mucho porque me están esperando, además a mi no me importa – dijo ella con una sonrisa que él no supo descifrar.

-Bueno, pues dime.

  • Pues veras, mi marido cree que deberías sacar más a nuestro hijo, y yo le prometí que lo hablaría contigo, pero sinceramente yo creo que lo haces genial y que les das el tiempo que le tienes que dar a cada uno.

-Vaya, gracias por pensarlo, lástima que tu marido no piense igual. La verdad es que Lucas es uno de los mejores sin duda y uno a los que más cariño he cogido pero no creo que hiciera bien dándole un trato de favor. Además, no quiero que haya disputas entre niños o con los padres, pienso que lo importante es que se diviertan y creo que así podemos llegar más lejos. Si seguimos así podemos quedar entre los primeros o incluso ganar la liga.

  • Estoy seguro de ello, confió mucho en la labor que haces con estos chicos. Todos te hemos cogido mucho cariño, yo incluida – dijo tocándole el hombro.

Ángel miro a Inés de los pies a la cabeza, era la mujer más atractiva que había visto nunca y el simple tacto de su mano le bastaba para despertar su lívido. Inés se dio cuenta al ver como se abultaba la toalla que el joven llevaba en la cintura y el cosquilleo volvió a instalarse en su vientre. Sus miradas se cruzaron en lo que pareció una eternidad hasta que él rompió el silencio.

-Amm… bueno ¿eso es todo o querías algo más? – dijo intentando quitar tensión al asunto.

-Em… Noo… Bueno si. Veras tu estas en muy buena forma – dijo volviendo a contemplar de arriba abajo al joven. Así que me preguntaba si me podrías dar algunos consejillos o decirme algunos ejercicios que pudiera hacer en casa para no estar en tan mala forma.

-SI,  claro no hay problema -  dijo el de nuevo con una de sus inocentes sonrisas. El próximo día de entrenamiento te doy una tabla y te explico bien los ejercicios. Pero hazme un favor, no entres hasta que yo te lo pida jaja.

  • Jajajaja lo intentare – dijo guiñándole un ojo antes de salir de los vestuarios.

Al llegar a casa Inés se fue directamente a la ducha, se relajo en el agua mientras repasaba todo lo que había sucedido. ¿Por qué he hecho todo eso? ¿Que pretendía? ¿Calentarme para tener una fantasía o algo más? En ese momento volvió a su mente  la imagen de Ángel duchándose pero esta vez no estaba solo, ella estaba con él. O mejor dicho, él estaba con ella. Era ella la que se duchaba mientras el entraba en la ducha y la acariciaba el costado y la cadera, para pasar a la parte interna del muslo y a sus pechos. Ella gemía mientras unos curiosos labios investigaban cada centímetro de su cuello y sus manos hacían las delicias de sus zonas más erógenas, él la hizo girar para ponerse cara a cara con ella y poco a poco sus labios fueron reduciendo la abismal distancia que les separaba para….

  • Ooooaaah! – grito Inés mientras se apoyaba con su mano izquierda en la pared de la ducha. La última vez que había tenido un orgasmo tan intenso fue la primera vez que fantaseó con su jefe.

  • Solo ha sido una fantasía, nada mas – se dijo a si misma jadeante. Lo que tengo que hacer es pillar bien a Paco y que me quite de una vez el calentón.

Sin embargo esa noche su marido llego nuevamente cansado y no quiso presionarlo. Le conto que había hablado con Ángel aunque obviando la escena de los vestuarios. Le dijo que le gustaba darles los mismos minutos a todos pero que intentaría sacar un poco más a Lucas. Esta mentira satisfizo a Paco que durmió un tronco ajeno a la transformación que estaba sufriendo su esposa.

Ya llevaban más de media temporada y el equipo de Lucas iba tercero en la clasificación. Si bien los dos primeros equipos eran muy buenos, eran más irregulares en cuanto a la calidad de sus jugadores. Todos confiaban a que si jugaban bien sus cartas y tenían suerte, podrían ganar la copa de campeón de categoría Benjamín. Ángel hizo el esfuerzo de sacar un poco más a menudo a Lucas, lo suficiente como para no parecer que discriminaba a los otros ni agotarlo. Esto hizo muy contento a Paco que ya iba a casi todos los partidos de su hijo. Inés lo notó de muy buen humor y eso la hizo feliz ya que hacía tiempo que no lo veía así. Le hizo pensar que podrían arreglar por fin sus problemas.

Tras uno de los partidos Ángel llamo a Inés. Habían mantenido las distancias desde lo del vestuario por eso cuando se encontraron a solas la tensión era evidente.

  • Te he hecho la tabla que me pediste.

  • ¡Muchas gracias Ángel! eres un cielo – dijo tras lo cual le dio un rápido beso en la mejilla.

  • No hay de que – dijo el joven sonriendo avergonzado. Te he puesto cada ejercicio explicado con imágenes texto, de todas maneras sino entiendes algo me lo comentas en un entrenamiento ¿vale?

  • Así lo hare – dijo Inés devolviéndole la sonrisa mas encantadora que pudo. Me voy que mi hijo se me escapa jaja, gracias de nuevo – dijo mientras se iba tras Lucas.

-¡De nada! – le dijo mientras se alejaba a la vez que la contemplaba. Aunque era consciente de que le sacaba 20 años no podía evitar sentirse tan atraído por ella. Sus ajustados vaqueros marcaban sus caderas y un culo que pese a sus años no parecía caído. A su mente volvió el excitante recuerdo del vestuario hace una semana y se avergonzó de sí mismo.

  • Quizás si fuese más lanzado… - reflexiono el joven.

Inés por su parte cumplió religiosamente la tabla de ejercicios que Ángel le había hecho y gracias a ello a las pocas semanas noto una mejoría física notable. Noto poco a poco su vientre mas liso y sus piernas ya no se resentían tanto al hacer sentadillas, ni le dolía tanto la espalda.

Finalmente un fin de semana consiguió que se fuese Lucas a dormir a casa de Laura. Le había confesado que necesitaba un par de días a solas con su marido y ella lo comprendió y le soltó un par de comentarios picantes que saco un par de risas a la madurita.

  • El emperador esta en el horno, en un ratito estamos cenando.

  • Estupendo cariño – dijo Paco sonriendo desde el sofá, tras haber puesto la mesa, velas incluidas.

Inés se abalanzó sobre él estampándole un sensual y húmedo beso que dejo al hombre desprevenido.

-Joder Inés, ¿no puedes esperar a después de comer?  - comento Paco con sorna.

  • Yo no puedo esperar, quiero comer ya – le respondió con lascivia. Acto seguido se arrodillo poniéndose entre las piernas de su marido y empezó a masajearle sensualmente la entrepierna por encima de sus pantalones. Le desato lentamente el cinturón mientras restregaba su cara por en endurecido paquete. Se deshizo con rapidez de pantalones y calzoncillos por igual para dejar al descubierto la oronda polla de su marido. Le miro a la cara de forma traviesa mientras lamia el capullo como si de un helado se tratase para sin previo aviso comerlo con avidez mientras Paco jadeaba de placer. La mano derecha de la madurita recorría la longitud del erecto miembro mientras ella se afanaba en succionar. Tras un par de minutos el cuarentón soltó un enorme gemido mientras descargaba todo su amor marital en la boca de su salida esposa.

  • Joder Inés – dijo resoplando. Hacia mucho que no me la chupabas así.

  • Y esto es solo el aperitivo cariño – dijo con un guiño antes de levantarse y dirigirse a la cocina.

Tras una comida agradable y tranquila, Inés cogió a su marido de la mano y lo arrastro tras de sí a la habitación.

  • Ahora llega el postre- dijo ella.

Se tumbó en la cama arrastrándolo encima de ella y se revolcaron en la cama en un torbellino de pasión. Paco desvistió a su mujer como hacía tiempo que no lo hacía, deshaciéndose primero del vestido rojo que se había puesto ella para la ocasión dejándola en braguitas de encaje y tacones. Se lanzo a lamer sus pechos desnudos mientras que su mano curioseaba sobre la única prenda que aún conservaba ella. Ella le quito la camiseta como si  fuera una camiseta para no entretenerse en desabrocharlo aunque no fue mucho más rápido y después volvió a desnudarle de cintura para abajo como hizo al principio de la noche. El cuarentón finalmente le quito las braguitas y encaro su ya liberado miembro al secreto que estas guardaban.

  • Hazlo de golpe – le dijo ella.

Nada más salir esas palabras de su boca, Paco introdujo sin preámbulos su miembro en ella provocándola un grito mezcla del dolor y el placer para seguir bombeándola con fuerza y rapidez. Tras unos minutos en los que Inés estaba en la gloria se dio cuenta de que su marido se estaba cansando y decidió tomar las riendas del asunto. Le tumbó boca arriba y se sentó a horcajadas encima de él iniciando una feroz cabalgada. La última vez se había cansado al instante pero ahora gracias a los ejercicios de Ángel podía aguantar el frenesí. Esto le hizo acordarse del joven y del momento de la ducha aumentando su calentón que se tradujo en una cabalgada aun más frenética.

  • ¡Dios Inés me corro!

  • ¡Y yo!

¡¡¡Aaaaah!!! -  jadearon al unisonó mientras sus flujos se mezclaban cayendo al instante agotados sobre el colchón.

  • Uuufff ha sido increíble, ¿cómo has aguantado tanto?

  • He estado practicando – dijo sacándole la lengua.

-¿Cómo?

  • Jajaja que he estado haciendo sentadillas y otros ejercicios a diario tonto.

  • Aaaah jajaja bueno pues se notan los resultados. Si hasta tienes el culito más duro y todo – dijo propinándole un cariñoso pellizco.

-Para duro esta – le  dijo sobándole el miembro flácido a su marido.

-Pues ahora mismo no mucho jaja, pero ya verás en un rato.

Siguieron riéndose y charlando hasta que al poco se durmieron.

El fin de semana pasó y volvió la rutina a instalarse en sus vidas, Paco volvió cansado del trabajo pero al menos entre el polvazo y lo bien que iba su hijo en el equipo estaba más contento. Inés seguía más salida que el pico de una mesa pero al menos había podido desfogarse un poco con su marido que era lo que llevaba tiempo deseando. En su trabajo seguía igual y en los entrenamientos había vuelto a hablar con Ángel  como antes aunque había notado que el joven le hacía de vez en cuando algún comentario picante y ella le seguía el rollo llegando algunas veces a un tonteo inocente.

Finalmente llegó el último partido de liga, el equipo de Ángel iba segundo y se enfrentaban al primero por lo que aquel que ganase se llevaría el campeonato a casa. Todos los padres habían ido a ver el partido y estaban muy ilusionados. Esta vez Ángel intento dar más tiempo a los mejores pensando que seguramente les importaría menos si ganaban la liga. El partido estaba muy igualado hasta que en el último minuto pitaron un penalti a favor de su equipo.

  • ¡Bien! Lo tirara Lucas y nos podremos ir a casa con la copa – dijo Paco convencido.

Sin embargo, Ángel le encargo tirar el penalti a otro compañero que era zurdo pensando que sería más difícil de adivinar para el portero. Ambos jugadores se pusieron en posición, el árbitro pitó y… ¡Fallo! Tiro directamente al centro y el portero lo cogió sin problemas, acto seguido saco en largo y lo pillo el rápido delantero del equipo rival que aprovecho la contra para marcar a la desprevenida defensa y acabar el partido y la competición. La derrota fue como un  jarro de agua fría tanto para niños como para adultos. Pero hubo alguien que se lo tomó especialmente mal.

-¡Tú! ¿Por qué no has hecho que Lucas tire el penalti? – le increpo Paco a Ángel.

  • Pensaba que un tirador zurdo tendría más probabilidades.

-Pues vaya cagada amigo, llevas todo el año ninguneando a mi hijo.

  • ¡Paco déjalo ya! – intervino su mujer.

  • ¿¡Ninguneando!? – pregunto incrédulo Ángel perdiendo los papeles. ¡Si he sacado a su hijo más que a ningún otro niño!

-Si eso fuera cierto, ahora seriamos campeones y no unos segundones.

  • Si usted cree que puede hacerlo mejor forme un equipo y gane la liga – le espetó Ángel de forma tranquilo negándose a rebajarse a su nivel.

  • Lo que voy a hacer es llevarme a Lucas a un equipo mejor. Tras esto se dio media vuelta y se fue al coche seguido por su mujer y su hijo.

  • ¡Pero bueno, a ti qué coño te pasa! ¿¡No ves que te has comportado como un energúmeno!? – le recriminó su mujer ya en el coche.

  • Me pasa que ese niñato con el que habéis hecho tantas migas no tiene ni puta idea.

  • No decías eso cuando estábamos a punto de ganar, y te repito que son niños que esto ¡No es la liga profesional!

  • Si tú quieres conformarte con que tu hijo sea un don nadie que se tire 10 horas al día currando como un negro o que tenga una mierda de media jornada por una miseria me parece estupendo pero yo no pienso hacerlo.

Una vez mas Inés volvió a morderse la lengua y odió a su marido, le odió por presionar tanto a su hijo, por no valorar lo que tenían y sobre todo por haber tratado de aquella manera a Ángel. Esa semana apenas hablaron y mucho menos hicieron el amor. Avergonzada por lo que había hecho su marido, Inés fue al polideportivo para disculparse ante Ángel pero le comunicaron que no estaba así que decidió mandarle un whastsapp (tenían un grupo con todos los padres). Le invitó a casa para hablar de lo ocurrido e invitarle a tomar algo por las molestias. No sabía muy bien porque pero Inés se afanó en dejar la casa limpia y se arregló para estar presentable. Cuando sonó el timbre se colocó bien y le abrió la puerta a Ángel.

  • ¡Hola! Gracias por venir, ¿qué tal estas?

  • Bien, con tiempo libre al fin jaja.

  • Me alegro, ¿Has acabado los exámenes?

  • Sip, ahora a esperar los resultados.

  • Ya verás cómo te han salido bien, por cierto, ¿Quieres tomar algo?

  • Un vaso de agua por favor – dijo el joven mientras se sentaba en el sofá.

  • Que chico más sano jaja – si burlo ella en broma.

  • Ya deberías saber que me cuido – dijo el insinuándose.

-Si ya pude verlo bien – dijo ella devolviéndole la sonrisa picara.

  • Jajaja menos mal, ya pensaba que me tendría que volver a duchar delante de ti.

  • Hubiera sido una pena sinceramente – respondió, sabía que era solo un juego de insinuaciones y le encantaba pero no pensaba llegar a nada más.

  • Jajajaja bueno cuéntame – dijo mientras bebía.

  • Veras, quería disculparme por lo del último partido, mi marido últimamente tiene mucho estrés y…

-Inés – le cortó él. Déjalo. Tú no tienes culpa de nada así que no tienes porque disculparte, En todo caso tendría que hacerlo él, pero sinceramente no es algo que me inquiete. Llevo ya unos años dedicándome a esto y estoy acostumbrado a este tipo de situaciones así que por mí como si no hubiera pasado nada, lo único que espero es que Lucas no se marche del equipo pero si así fuera nos os guardaría ningún rencor a ti o a tu marido.

La madurez del chico una vez más le dejo sorprendida, le dio las gracias por entenderlo a la vez que le tocaba el gesto de complicidad. Le encanto el contraste entre la dureza de su brazo y la calidez de la sonrisa del joven. Si no estuviera casada… pensó.

-¿Puedo ayudarte en algo más? – le pregunto guiñándole un ojo.

-Pues… - dudo durante un instante. La verdad es que la tabla que me hiciste se me ha quedado algo corta ya. ¿Podrías hacerme una nueva?

  • Claro, tráeme un papel y te apunto los ejercicios.

Él le apuntó una serie de ejercicios y sus correspondientes repeticiones mientras ella le miraba.

  • Lo malo es que no hay imágenes.

  • Me los puedes enseña tu mismo jaja.

  • Cierto. Aunque mejor los haces tú, así te corrijo si haces mal una postura.

  • A mí se me dan bien todas las posturas – dijo sin pensar muy bien sus palabras.

  • No lo dudo – le respondió de forma sugerente haciéndola reír.

Primero hizo que se tumbase para enseñarle a hacer unos ejercicios de abdominales.

  • Te tumbas y elevas las piernas así – cogió sus tobillos y coloco sus piernas en 90 grados presiono ligeramente sus muslos hasta su cintura para asegurarse de que las tuviera rectas.

Inés sintió como ese cosquilleo que tanto conocía la asaltaba cada vez que el joven la tocaba. Le puso uno mano justo debajo del pecho para asegurar que no separaba el vientre del suelo y con la otra la levanto los hombros hacia las piernas. Debido a la posición y a la blusa entreabierta de la madurita, Ángel tuvo una clara visión del canalillo. Esa visión unida a los toqueteos hizo que su entrepierna empezara a despertar. Inés fue consciente de ello y decidió continuar un poquito más con el juego.

A continuación la puso de pie tras colocarse de tras de ella la hizo separar las piernas. Nunca habían estado tan pegados salvo en su fantasía cuando se ducho con él. Es una locura pero no quiero parar aun se dijo.

  • Bien, ahora tendrías que coger algo de peso entre las manos, flexionar las rodillas y bajar con la espalda recta hasta que lo que hayas cogido toque el suelo y después subir.

  • ¿Así?

  • No, estas doblando la espalda, tiene que estar recta. Le coloco una mano en el vientre y otra en la espalda mientras ella volvía a repetirlo.

-¿Ahora mejor?

-Sí, pero no tenías las rodillas flexionadas y tienes que sacar el culo más.

-¿Cómo? – le pregunto haciéndose la tonta.

Él se coloco detrás de ella con las manos nuevamente en su espalda y su vientre mientras bajaba. Al hacerlo ella saco bien el culo restregándolo bien contra el endurecido paquete oculto tras los pantalones del joven. Inmediatamente noto como sus braguitas empezaban a humedecerse debido a la excitación del momento.

-¿Así mejor?

-Si… - dijo él con la voz entrecortada. Pero quiero asegurarme que te quedas con la idea, hazlo otra vez.

La madurita volvió a restregar su culo  mientras bajaba la vez que el joven a provecho para arrimar cebolleta descaradamente.

-¿Es la postura correcta?  - pregunto sin subir.

  • Si- dijo él, con ahora sus manos sobando su culo y cadera.

En ese momento a pesar del placer que estaba sintiendo, Inés tuvo un momento de lucidez y decidió subir y separarse del joven.

  • Ya me ha quedado claro – dijo in tentando disimular y sin atreverse a mirarle a los ojos. Ángel se acerco a ella obligándola a mirarle a los ojos y la beso con pasión y ternura, ella se deshizo con el tierno beso del veinteañero pero finalmente se separo de él.

-Lo siento, no debí hacerlo, es que… eres preciosa.

Inés ya no pudo contenerse más y se lanzo a sus brazos mientras se fundían en un mar de besos. Lucharon para prevalecer sobre las caricias del otro hasta que él la tumbo en el sofá. Le mordisqueo la oreja y el cuello haciendo que se derritiera como si tuviera 20 años menos. Le arranco la blusa y el sujetador y lamio despacio alrededor de las aureolas de los pezones matándola del gusto hasta que llego al centro y los mordisqueo con delicadeza. Después inicio un camino de besos hasta sus pantalones, los desabrocho y los lanzó lejos. Tras descalzarla inicio una nueva ruta de besos desde el tobillo, pasando por los gemelos a la parte interna de los muslos arrancando más de un suspiro de la madurita. Finalmente llego a las braguitas negras y las retiro mientras besaba su pubis, separo sus piernas y empezó a dar ligeras chupadas en los labios mayores y el clítoris.

Para Inés era una experiencia casi nueva. Si bien ella le había practicado felaciones a su marido a menudo el apenas le había practicado sexo oral un par de veces y de manera tan tosca que no le habían dado ganas de repetir. Pero Ángel se tomaba su tiempo y lo hacía con extrema delicadeza alternando las zonas con distintos movimientos de lengua y velocidades. Definitivamente no era la primera vez que comía un coño. Lo mejor vino cuando a la lengua se le unió el dedo índice del joven que acompaso perfectamente hasta que Inés exploto en un tremendo orgasmo.

  • Dios me ha encantado - dijo tras recomponerse.

  • Me ale… - pero no le dejo terminar, pues se abalanzó para comerle los labios que tanto placer le acababan de dar.

Le sentó en el sofá y le quito el jersey dejando su torso al aire que se dedico a lamer desde el pecho hasta los abdominales. Repitió la operación que había cometido con su marido hacia unas semanas pero esta vez incluso aun más lenta y sensualmente. Cuando tan solo el bóxer del joven se interponía entre ella y su objetivo se relamió ante lo que se avecinaba y no se decepciono cuando se lo quitó. Ante ella se alzaba desafiante una erecta polla que si bien no era tan gorda como la de su marido, si que era más larga. Empezó lamiéndola en cirulos desde la base hasta el glande hasta que la engulló todo lo que pudo arrancando un suspiro al joven. Se afano en proporcionarle una mamada que no pudiera olvidar nunca.

  • Uff que bien lo haces… dijo él entre suspiros.

-Años de práctica – dijo ella besándole el glande mientras le miraba a los ojos.

Consciente de que si seguía así acabaría demasiado pronto,  paro la felación.

  • Luego sigo si quieres, ahora necesito que me folles.

La levanto con sorprendente facilidad y tumbó nuevamente en el sofá.

-¿Tienes condones? – pregunto él.

-Cariño, esa es la ventaja de estar casada – le dijo mientras agarraba el miembro del joven y lo acercaba a su vagina. Sin esperar otra señal lo introdujo lentamente a la vez que se arrimaba a ella para colmarla de besos y pequeños mordiscos. Cuando ya se había acostumbrado al tamaño del joven le atrajo con sus piernas enrolladas en su cintura en señal de que acelerara la penetración. Hacía años que nadie se la follaba así, la juventud unida a su ejercitada cintura hacían que cada embestida la llevase al cielo.

-¡¡¡NO PARES!!  ¡¡¡AAAAH!!! – grito ella tras varios minutos mientras se corría varias veces consecutivas.  Cuando ella paro de gemir el disminuyo el ritmo.

-Hacía años que no tenía un multiorgasmo – dijo sorprendida.

  • Es lo que tenemos los jovencitos – dijo Ángel orgulloso de lo que acababa de hacer provocándole una carcajada a la secretaria.

  • Aun no he acabado contigo – le susurro al oído tras lo cual le tumbó en el suelo y tras volver a introducirse su pene empezó a subir y bajar en línea recta.

  • Este ejercicio me gusta mucho más – le dijo de forma lasciva mientras cabalgaba al joven que manoseaba su clítoris y sus pechos. Tras varios minutos volvió a alcanzar un orgasmo abrazada al joven que se había incorporado. Si bien no había sido tan intenso como los anteriores, era la guinda que le faltaba al pastel.

  • Ha estado genial ¿Te has corrido? Dijo jadeante

  • Estaba a punto – dijo él jadeante también.

  • Entonces voy a acabar lo que empecé antes. Dicho lo cual se apeó del joven y tras volver a sentarlo le chupo la polla con furia mientras se la exprimía con las manos. No tuvo que esperar mucho cuando noto que el joven tensaba su espalda arañaba el sillón y descargaba toda su leche en la preciosa boca de Inés que no desperdició ni una gota del manjar que le acababan de regalar.

  • Uff increíble.

  • Ya te digo – dijo ella limpiándose de restos de saliva y semen. ¿Cómo aguantas tanto chico?

  • He de confesar, que antes de venir me he masturbado… pensando en ti.

Ella sonrió y se echó a sus brazos para compartir un beso lleno de ternura y complicidad.

  • Yo también confieso que me he masturbado pensado en ti.

-Jajaja está bien saberlo. Gracias Inés.

  • No, gracias a ti. Has hecho que me vuelva a sentir deseada y de qué manera. Ha sido el mejor polvo que he echado desde hace 6 o 7 años.

-Pues de nada jaja. Y esto… ¿volverá a repetirse?

-Digamos… que siempre puede haber una posibilidad de revancha-  le dijo sonriéndole a la vez que él le dedicaba la más sincera de sus sonrisas.

Inés le dio muchas vueltas a lo sucedido y tras meditarlo bien, decidió no decirle nada a Paco, aun le quería con sus defectos y tenían un hijo en común. Si se lo contaba le rompería el corazón y querría el divorcio. A pesar de la culpa que sentía por haberlo traicionado no se arrepentía de haber disfrutado de una de las mejores experiencias de su vida. Estaba decidida a arreglar sus problemas con Paco aunque tuvieran que ir a un psicólogo, todo saldría bien, además, el año que viene habría liga y Lucas volvería al equipo preferido de Inés.