De cómo ara y edith fueron desvirgadas

Como la incitación de mi prima Edith para que me arregle con su amiga terminó después de más de dos meses en una noche espectacular dentro de un desván casi a oscuras y perdieron su virginidad paradas como estaban.

DE CÓMO ARA Y EDITH FUERON DESVIRGADAS DE PIE Y CASI A OSCURAS

Como la incitación de mi prima Edith para que me arregle con su amiga terminó después de más de dos meses en una noche espectacular dentro de un desván casi a oscuras y perdieron su virginidad paradas como estaban

Contaré a continuación algo que me sucedió hace ya 8 años, No hubo cama ni mullidos almohadones de sofá, todo fue de parado y la culminación casi a oscuras

Tenía por entonces 18 años y en el pequeño pueblo en que vivía, en la Provincia de Santa Fe, Argentína, una chica de 14 llamada Ara me perseguía con miradas e indirectas pero no le daba importancia hasta que la hija de una prima hermana de mi madre, llamada Edith, también de la misma edad y a la cual le resolvía sus problemas de matemática y física me dijo que Ara estaba loca por mí, que me amaba, que no soportaba mas mi indiferencia, que debía fijarme en ella y etc.

El asunto es que iba a la casa de la prima de mi madre (a la cual llamaba tía y por lo tanto consideraba a Edith como mi prima) casi todos los días porque vivíamos a tres cuadras y por lo que ya señalé acerca de la ayuda a Edith en su primer año de secundaria.

Mi tía era viuda desde hacia varios años y todas las tardes concurría al pequeño hospital de la localidad en su carácter de secretaria de la comisión cooperadora, por lo que de 14 a 18 mi prima quedaba solíta en su casa.

Antes de continuar debo decir que me inició sexualmente una empleada doméstica en mi propia casa a los catorce años y durante tres, me dio clase de sexo, aclaró mis dudas y me enseñó como tratar a una mujer en todos sus detalles, cosas que solo se aprenden con el tiempo y la práctica.

Cada tarde que estaba en lo de Edith, Ara (su íntima amiga) aparecía como al descuido y se sentaba a escuchar mis lecciones, a veces a practicarlas y luego tomábamos mate y charlabamos.

Describiéndolas, eran dos chicas de 14 años (casi 15) normales, no eran una belleza pero tampoco eran feas, un poco mas altas que el normal, tetas 85 una (Ara) y 90 (Edith) la otra, cabellos castaños, ojos marrones, flacas las dos, no eran el summum de la belleza pero no desentonaban. Por mi parte soy un chico común, mido 1,71 flaco y musculoso por mi constante práctica de fútbol y remo, cabello castaño claro y ojos marrones, nada fuera de lo común pese a que con las mujeres no me va mal.

No me quería entusiasmar con Ara porque tenía la cabeza en otra chica de un pueblo vecino y en verdad si tenía que apretarme alguna prefería a Edith, pero siempre se me cruzaba en la cabeza el tema de que si bien no muy cercanos éramos y nos dábamos el trato de primos.

Finalmente una tarde me dijo Edith que Ara no aguantaba más, que me quería y que se sentía mal porque el tiempo pasaba y no me fijaba en ella.

Como venía de unos meses sin ligue me decidí y convinimos con Edith que al día siguiente nos dejaría solos para que habláramos.

Al día siguiente mi prima hizo mutis por el foro y nos quedamos hablando con Ara. Como se imaginarán, la charla fue de lo mas estúpida como corresponde a estos casos, pero palabras mas o menos le dije que me gustaba y que quería estar con ella y que seríamos "novios" y que nos amaríamos y en fin una sarta de cosas que se dicen para la ocasión.

Por supuesto que todo fue sellado con un beso (el primero que daba Ara), y para hablar más tranquilos le dijimos a Edith que ella vigilara la entrada mientras nosotros íbamos a charlar a una especie de desván que había en el fondo del terreno alejado unos 25 metros de la casa.

La relación se fue haciendo buena con esta salvedad. Pasábamos al desván mientras Edith vigilaba y comenzábamos a besarnos y a abrazarnos, le magreaba las tetas, quitaba su sostén, le acariciaba la colita por sobre el pantalón y le hacía todo lo que sabía y me había enseñado la doméstica, ella suspiraba, me abrazaba con pasión y me decía te amo, te quiero, mi amor, etc. Pero cuando intentaba posar mis manos sobre su bombachita las raras veces que andaba de polleras o vestido o desprender los botones de sus jeans que usaba casi todos los días, se negaba terminantemente a que continuara; dándome como explicación a mi insistencia en que no estaba preparada, que no quería, que debíamos conocernos más y cortando por lo sano me dejaba con las ganas.

Así pasaron casi dos meses hasta que una tarde llego a casa de Edith y me cuenta que Ara había viajado con sus padres a una ciudad vecina y que no vendría es tarde.

-Hicimos unos ejercicios de física mientras tomamos unos mates, y como a la media hora dije:

-Bueno, si no viene Ara me voy-, dije

-Ya te vas, quédate un rato más-

-A qué, Ara no está, me voy a buscar a los chicos para jugar al fútbol, nos vemos mañana-

-Pero estoy yo-, soltó Edith.

-¿Para qué?

-Para reemplazar a Ara, tonto, ¿te crees que no sé lo bien que lo pasan?, Ara me lo cuenta todo.

Me quedé de una pieza, pero afloraron mis ocultas ganas de tener algo con Edith y continué

-Estás segura de lo que vas a hacer, mira si se entera Ara.

-Ya lo hablamos entre nosotras.

-y que acordaron?, si se puede saber:

-Que ella no tenía problemas si vos no lo tenías.

-Yo por supuesto que no, pero te voy a aclarar una cosa.

-¿Qué cosa?-

-Ara se está perdiendo lo mejor del sexo por reprimida ya que no quiere por nada del mundo que le toque su conchita por temor a perder la virginidad o a no se qué, pero se está perdiendo lo mejor que es disfrutar y tener placer. Además, yo no le voy a hacer nada si no quiere porque sería como violarla, si realmente estás segura de que quedes estar conmigo, anda al baño, quitate los pantalones y ponte un vestido o una pollera, te sacas el calzoncito, y vamos, Anda, vamos-

Me paré y me apresté a salir, la apurada surtió efecto pues mientras yo pasaba por el pasillo hacia fuera Edith previo cerrar todo se metió en el baño.

Tardó como 10 minutos en salir y vino hacia ese desván que me daría tantas satisfacciones. Se quitó el jean que llevaba y se puso un vestido de algodón común abotonado hasta el ombligo, (buena señal).

Se había besado y abrazado con dos noviecitos que tuvo pero nada mas, así que era todo descubrimiento, descubrimiento cuando desprendiendo los botones del vestido le quité el sostén y me posé sobre sus tetas, descubrimiento cuando se las besé y chupé, Después de un buen rato de magrearla, chuparla y besarla la noté excitada y caliente. Respiraba entrecortadamente, suspiraba y me abrazaba con fuerza, mi mano derecha se deslizó por debajo del vestido y comenzó a subir por sus muslos hacia su conchita.

Estábamos de pié los dos ya que no había cama alguna en el poco espacio que quedaba en el desván y solo atinó a abrazarme fuerte cuando mi mano todavía a unos 5 centímetros de la hendidura comenzó a resbalar rápidamente hacia arriba por la cantidad de jugos que manaba hasta posarse suavemente en el centro de esa conchita babeante y caliente; sentía su calor cada vez mayor a medida que me acercaba.

Tal como me enseñaron deslicé mi dedo medio de atrás hacia delante y a la inversa sintiendo como resbalaba hasta que, ya lubricado comenzó la tarea de abrir los labios e introducirlo hasta la primer falange.

Sentía su estremecimiento y veía sus ojos cerrados y la boca que buscaba la mía al rozar su clítoris que poco a poco se fue inflamando.

En el momento que consideré que estaba a punto me fui corriendo de sus tetas al ombligo y de ahí sin quitarle el vestido a sus muslos donde, previo decirle que abriera las piernas me arrodillé, y tapada mi cabeza por el vuelo del vestido comencé a pasar mi lengua por sus muslos ascendiendo lenta pero progresivamente hasta llegar a su cuevita, agradeciendo Edith con una catarata de suspiros, algo así como temblores y contracciones, me tomó con sus manos de la cabeza, acariciaba mis pelos con sus dedos mientras mi lengua iba y venía hasta tomar en mis labios su clítoris empapado de jugos y saliva, succionando y soltando, pasando mi lengua en círculos o de arriba abajo llegó su primer orgasmo.

Cuando la consideré satisfecha me puse de pié y mientras me besaba locamente me dijo que había sentido unas sensaciones maravillosas, que su sexo era como que latía y que no se explicaba como Ara hacía tanto tiempo (no hacía dos meses) que se estaba perdiendo algo tan hermoso.

No despedimos hasta el día siguiente, pero me dijo que le contaría a Ara y que si lo tomaba a mal peor para ella.

Al día siguiente ni al otro pude estar con ellas por lo que al tercer día aparecí y mientras tomábamos mate Edith que era la que llevaba la voz cantante me dijo:

-Le conté a Ara lo que hicimos y hemos decidido una cosa entre nosotras, pero falta saber si aceptas.

-Bueno, que cosa.

-Que lo podes hacer con las dos.

Me quedé helado, no esperaba algo así, mejor dicho venía pensando en como explicarle a Ara lo sucedido y que me mandaría al diablo pero me recuperé y solté:

-pero por supuesto que acepto, cuéntenme como lo haremos.

-Muy fácil, te vas con Ara y yo vigilo y luego vuelve Ara y yo me voy con vos.

-Fantástico, pero vamos a aclarar una cosa.

-Dale, aclará,- dijo Edith que era la voz cantante

-Que no vamos a hacer nada que ustedes no quieran (ya saben a que me refiero) porque ustedes deben estar seguras de lo que hacen, pero si me dejan guiarlas la pasaremos de lo mejor, en prueba de ello yo no me quitaré los pantalones, ¿de acuerdo?

De acuerdo, asintieron ambas.

Tomé de la mano a Ara y salimos mientras Edith vigilaba que no viniera nadie y tuve aquí la sorpresa que no noté antes, Ara estaba de pollera y una remera corta cuando casi siempre se ponía jeans, lo cual era un buen síntoma o una casualidad, faltaba descubrirlo.

Entramos Al desván a hacer lo de siempre, fui bajando mis manos por su espalda hasta llegar por sobre la pollera a su culo, bajé aun mas las manos hasta sus muslos y ascendiendo suavemente me encontré no solo con que se quedaba quietita y no intentaba quitar mis manos sino que: ¡no llevaba bombachíta!, la charla con Edith había dado resultado, ¡maravilloso!, me consideraba el tipo mas afortunado del mundo.

Tal como lo había hecho con Edith luego de "ablandarla" con el dedo fui subiendo con mi boca entre sus piernas le dije que las abriera cuanto pudiera para poder estar mas cómodo y para mi sorpresa le dio aun mejores sensaciones que a Edith ya que tuvo dos orgasmos, uno detrás del otro y cuando terminé me abrazó y me besaba desesperadamente y no me soltaba, era como que quería eternizar eses momento.

Por supuesto que antes y luego de llegar a mi casa debía "descargarme" a mano ya que no soportaba la excitación, pero quería que ellas estuvieran decididas ya que mi "profesora" siempre me decía que nunca debía apurarme con una chica virgen, que debía llevarla lentamente y que hablarle mucho para darle confianza porque el asunto de la virginidad es muy fuerte para una mujer y no la va a entregar hasta no estar segura o de que te quiere o de que la quiere perder.

Las cosas siguieron bárbaro hasta que un día Ara luego de varios rodeos y de ponerse colorada porque era como que le daba vergüenza decirlo, me dijo que no sabía como era el miembro de un hombre, que lo había visto en fotos pero no en vivo.

-Ah, pero no hay problemas, eso lo solucionamos.

-Como?

Mira, le dije al tiempo que me desabrochaba el cinturón, soltaba el botón, bajaba el cierre y dejaba a la vista mi verga parada con la cabeza roja y brillante por lo líquidos.

Se quedó mirándolo un buen rato, se agachó hasta tenerlo en primer plano lo miró de arriba abajo y de abajo a arriba hasta que poniéndose de pié y mientras nos besábamos llevé su mano hasta mi verga para que la toque y se entretenga.

Le expliqué tomando con la mano derecha el dedo índice de la mano izquierda como debía tomarlo con su mano y cuales eran los mejores lugares para darme placer y me preguntó

-Es grande, cuanto mide?-

-19 centímetros-

¡19 centímetros!, que grande-

-No es tanto el tamaño del pájaro como las veces que entra y sale de la jaula-

-¿Cómo…?-

Claro, el asunto no es tener una verga de 30 centímetros sino saber meterla y sacarla para dar placer-

-Ahhh, no lo sabía-

-Hay muchas cosas que no sabes y aprenderás si me dejas, pero quiero que todo lo que hagas lo hagas convencida de que te gusta y estás de acuerdo-

Para no seguir hablando solo atinó a besarme pero su mano bajó hasta mi erguido miembro, siguió hasta tocar los huevos y más mal que bien culminó su primera práctica.

Al día siguiente vino primero Edith, que mas desinhibida y conocedora de lo que había hecho Ara me bajó el cierre, desprendió el botón del pantalón y hurgando torpemente entre mis calzoncillos lo puso al descubierto y siguió al pié de la letra las instrucciones de Ara con la salvedad de que se lo puso en la boca y me lo chupó hasta hacer salir gruesos chorros de leche que llenaron llegaron hasta su garganta, obligándola a soltarlo al atragantarse y su cara y pelo quedaron con semen.

Por supuesto que al día siguiente fue Ara la que experimentó y le salió bastante bien.

Así pasaban las semanas sin concretar, arrepintiéndome de mi promesa, solo veía que ellas eran como que se quedaban insatisfechas, que les faltaba concretar, perder su virginidad.

Pero la ocasión llegó cuando menos lo esperaba y no fue una tarde sino una noche calurosa de fines de noviembre a los pocos días. Resulta que habían venido una tía vieja y sus dos hijas solteronas por lo que se realizaba una cena en casa de Edith a la que concurrieron otros parientes, un total de seis comensales.

Hacía ya tres días que no estábamos juntos porque la tía y sus hijas se quedaban en casa de Edith y nada podíamos hacer, no obstante pergeñamos un plan que consistía en que yo llegara a la hora de cenar, que ellas no cenarían con los familiares y que pedirían permiso para ir conmigo hasta la casa de otra compañera como a 10 cuadras.

El plan funcionó, mientras los mayores se disponían a cenar y ambas se bañaban la madre de Edith confiando en mi acompañamiento dio su permiso. Salimos de la casa por la puerta delantera, dimos la vuelta a la manzana y entramos por el costado del terreno puesto que vivían en una esquina.

Avanzamos hasta el desván, cerramos la puerta con llave, con la sola luz del alumbrado público que se reflejaba por las cortinas de la ventana como iluminación. Era como ya dije una noche calurosa, yo andaba con una camisa de manga corta, una pantaloneta y ojotas, ellas con una corta pero amplia pollera, remera y sandalias de taco bajo.

La cuestión era que siempre había estado con una y era la primera vez que estaba con ambas.

Se apoyaron contra la pared del fondo a la expectativa, me acerqué y las abracé besando a una y otra alternativamente, les quité la remera para disponer de sus tetas a placer. Estaba inspirado y ellas supercalientes y envalentonadas seguramente una por la presencia de la otra, al bajar mis manos noté que estaban sin bombachíta y los cuerpos de ambas olían a jabón y un suave perfume.

Con una sola mano mientras las atendía alternativamente me quité la camisa, la pantaloneta y el calzoncillo quedando desnudo y las dos se abalanzaron sobre mi miembro en un revuelo de manos y brazos, al tiempo que Edith se arrodillaba a chuparlo le quité la pollera a Ara sin ninguna resistencia y una vez desnuda tomé del brazo a Edith, la hice poner de pié, Ara tomó la posta con la succión en tanto dejaba a Edith como vino al mundo, solo con las sandalias.

Hice parar a Ara y mientras las besaba alternativamente el dedo medio derecho ingresaba a la cuevita de Edith y el izquierdo a la de Ara.

Ambas estaban con la espalda contra la pared pegadas la una a la otra con sus piernas algo abiertas como acostumbraban para que mis dedos trabajaran en su sexo hasta que sucedió lo inesperado o mejor dicho, lo que tenía que suceder.

Pero pasó de una manera que no me lo esperaba, porque siempre creí que era yo quien tomaría la iniciativa, pero Ara me atrajo hacia sí, abrió sus piernas, tomo la verga con su mano derecha y la llevó hacia su palpitante conchita.

Hizo con su mano lo que estaba acostumbrada que mi dedo le hiciera, la hizo resbalar en su entrada una y otra vez, la pasó una y otra vez por su clítoris hasta encajar la cabeza en la entrada de su vagina.

El momento que tantas veces había pensado llegaba de la forma mas inesperada, mi paciencia y espera estaban por coronarse solo que en vez de una eran dos y ambas dispuestas a perder la virginidad el mismo día y casi al mismo tiempo.

Me olvidé por un momento de Edith, junté mis piernas, las flexioné un poco para que la verga quedara bien posicionada y suavemente me puse a entrar y salir de esa conchita que la cabeza llenaba totalmente. Retrocedía y empujaba cada vez un poco mas y otro poco, la sacaba casi hasta afuera dejando solo la puntita adentro y volvía a ponerla, Ara lo pasaba de lo mejor, al tiempo que Edith me juntándose hasta parecer una con Ara me besaba apasionadamente y se empapaba su mano tocando la verga que entraba y salía empapada de los jugos de Ara.

Abracé bien fuerte a Ara, se la hinqué hasta chocar con su virginidad; sentí como la punta del glande entraba en un anillo que lo abrazaba y resistía, empujé otro poco, sentí tensarse a Ara que dijo:

¡Me duele Fabián, me duele!

La saqué, jugueteé un momento en la entrada, volví a hincarla y otra vez el dolor, pero me pareció que esta vez la cabeza casi había pasado por lo que repetí el procedimiento de salir y entrar varias veces hasta que sentí que se relajaba un poco, lo que aproveche para abrazarla con el brazo izquierdo al tiempo que con el derecho lo hacía con Edith y mientras le tapaba la boca con un beso apasionado en vez de salir casi totalmente lo hice solo un poco y volví a empujar firmemente lanzando una embestida dispuesta a perforar su himen.

Dio resultado, mi aparato entró casi todo pero Ara era como que se desarmaba del dolor. Me quedé quieto y dejé que se recuperara, le hablaba mientras la abrazaba y ante la presencia muda de Edith atiné a decirle

-Te pasa el dolor.

-Sí, me está pasando, pero fue como que algo me quemaba y me tiraba las entrañas hacia arriba.

-querés que siga-

-Sí mi amor, ya está, ya pasó, dale, te amo, te amo- y me tapó la boca con un beso

Continué entrando y saliendo y entrando y saliendo hasta darme cuenta que le sentía el gusto, que acompañaba mis movimientos.

Para esto, mi mano hábil (la derecha) y especialmente el dedo medio se ocupaba de Edith quien excitada al máximo por lo que estaba viendo se entretenía con mi dedo, tuvo uno o dos orgasmos pero cuando Ara comenzó a acabar ella lo hizo casi al mismo tiempo guiada seguramente por los roncos ahhh, ahhh, ahhh que la otra profería en su orgasmo tuvo también el suyo y literalmente me llenó la mano de jugos, era una cantidad enorme de un líquido viscoso que se escurría de su vagina, llenó mi mano y se escurrió por sus piernas y mi mano hacia abajo.

No aguanté más pese a que me había "alivianado" esa tarde y llené de semen la ex virgen vagina de Ara.

Estuvimos un rato los tres abrazados entrando y saliendo muy lentamente de la vagina de Ara hasta que sentí mi verga otra vez a tope tomé, me retiré de entre las piernas de Ara me puse entre las de Edith y dije una obviedad:

-Ahora te toca a vos.

-Si, si, si, la quiero, la quiero, metela, metela- al tiempo que me tomaba en sus brazos abría sus piernas y yo reiniciaba el procedimiento de unos minutos antes.

Apenas ponerla entre sus labios y hacerla resbalar por los mismos de atrás hacia adelante y de arriba hacia abajo fue suficiente para que se viniera, y romper su virginidad fue mas fácil que con Ara, por la sencilla razón que se la rompió ella sola. La cosa fue así:

Una vez que la tuvo adentro y de unos pocos momentos de entrar y salir tocando su himen pero sin intentar nada, solo tocarlo con el glande, me dijo ¡empujá!, ¡rompéme!, ¡rompéme!, y tomándose de mi cola dio un envión hacia delante al que contribuí yo también empujando.

Choqué contra su himen, sentí como la cabeza lo rasgaba, como Edith se ponía dura por el dolor y al mismo tiempo el resbalón hacia su interior de mi verga, a la tenue luz que entraba por la ventana observé como su cara se contraía unos momentos y me quedé quieto y en silencio ocurriéndoseme solo besarla y abrazarla fuerte.

Pasado el malo momento la retiré casi hasta sacarla y nuevamente comencé a entrar y salir haciendo rozar la verga bien arriba contra su clítoris y poco a poco la fui metiendo y metiendo hasta llegar a sentir el fondo de su vagina.

Tal vez la posición de parados como estábamos no sea la mejor para desvirgar a una mujer, pero otra no teníamos, pero lo cierto es que lentamente Edith se fue excitando cada vez mas con mis entradas y salidas hasta llegar tener otro orgasmo, el tercero de la noche solo que esta vez no había sido el dedo ni la lengua quien la habían satisfecho sino una verga de verdad. Llené su conchita de semen y acordándome ahora de Ara quien solo atinaba a mirarnos pegada a ambos la besé y pasé mis manos por entre sus piernas, sentí el semen que escurría por sus piernas, se la saqué a Edith para encontrarme nuevamente con la excitación de Ara. Mi verga estaba por el suelo ya que había acabado dos veces mas la paja que me había hecho a la tarde eran tres.

Miré la hora y ya eran las 23,20, les dije que mejor nos fuéramos porque ya hacía casi una hora y media que habíamos salido. Volvimos a besarnos nos juramos amor y marchamos a por donde habíamos venido para encontrarnos al otro día. Ahora sí, ya estrenadas y sin el temor inicial. Muy bien, así culmina esta historia, real en su totalidad y cierta en todas sus partes. Un saludo para todos los lectores.