De como abrí los ojos el día menos esperado.

Como las cosas llegan cuando menos las esperas, a veces mucho después de cuando las esperabas, a veces sin siquiera esperarlas. De como empece a notar a mi prima mucho después de que ella se había rendido conmigo.

Es gracioso como empezó todo, visto en retrospectiva, claro está…

Verán, yo no soy lo que se dice un Don Juan, no soy lo suficientemente mayor para ser Don; ni me llamo Juan. Soy más bien del tipo tímido (bastante tímido si me presionáis.). Y es que siempre he sido así, no soy de los que se sienta a hablarle a una tía linda ni mucho menos sacarle conversación de ninguna parte sin conocerla antes, ni hablar de marearla lo suficiente como para que “caiga en mis garras”.

Pero esto no es una queja ni mucho menos, es solo quien soy, ya estoy bastante acostumbrado a ello la verdad, yo vivo en mi mundo y en el soy feliz. Sí, soy un hombre de pocas palabras, lo acabo de notar al terminar de escribir el párrafo anterior. ¡Ténganme paciencia! Cuando nos empecemos a conocer y os tome confianza; verán como no me callo.

De cualquier manera, por ir por el mundo estando pendiente solo de mis asuntos  fue que nunca la note a ella: Agustina.

Diría su nombre suspirando y con cara de emoji enamorado, pero la verdad es que lo pienso más con una sonrisa picara y un ligero temblor en mis partes blandas (que luego proceden a dejar de estar blandas…).

Tampoco es del todo cierto que nunca la noté. “Agus (pronunciado con tono de niña bien)”  para sus amigas (todas unas zorras…); y “Tina” para su familia (osea yo…), Agustina es la primogénita de mi familia, la primera niña nacida en una familia mayormente de varones; e hija única de mis tíos.

La pequeña consentida, la nena, la niña bien. Inteligente, obediente y; como negarlo, hermosa. Algo menos de seis meses menor que yo, Agustina es aquella que va por el mundo vistiendo de rosa de pies a cabeza, con su cinta en la reluciente cabellera castaña, y que parece transpirar brillantina sobre su piel de porcelana.

Y aunque parecemos casi hermanos físicamente, Tina y yo no podíamos ser más diferentes. La nena encantadora a la que todos querían en la familia; era la consentida de tíos y primos, y realmente contrastaba con el primo extraño que no tiene gustos parecidos con nadie en la familia y prefiere salir con sus cuatro amigos a ir a las reuniones familiares.

Quizás por eso veía con cierto fastidio y solo un ápice de diversión que Tina pareciera tomar desde pequeños cierto interés en mí. Siempre que podía se quedaba a dormir en mi casa o insistía en que yo me quedara en la suya, siempre quería que la acompañara a ir al cine; con la excusa de que a ninguna de sus amigas le gustaba tal película, cuando nos encontrábamos por la calle siempre se pegaba a mi brazo y me hacia ir a tomar un café con ella para hablar sin parar sobre cosas a las que yo apenas y hacia caso; cosa que parecía divertirla en cierto modo.

Pues fue en una de estas tardes poco después del mediodía de un día de semana que recibí un sms de Tina.

- ¿Qué haces primis? ¿Tienes planes para más tarde?

-Nada interesante la verdad, ¿Por qué?

-Es que nadie me quiere acompañar al cine a ver la película francesa de la te hable el otro día, y ya la pusieron en el cine. Vamos, ¿sí?

-Nadie te quiere acompañar porque esa película solo la van a ver las madres de los que actuaron en ella, y eso es si es que este invierno hijo de puta las deja salir…

-¡Eu! ¡No seas así! Vamos, tú eres mi compañero de cine. No quieres que vaya sola, ¿o si? ¡Por favor!

(Quizás en este punto sea bueno mencionar que me llamo Eulogio… entenderán porque no lo había querido nombrar hasta ahora.)

- Ugh, ¡0k! Pero solo para ver la cara de incredulidad de la tía de la taquilla cuando alguien compre una entrada para la película.

-Hahahahaha, no seas así, ¡ya verás cómo te ve a encantar! ¿Me buscas a eso de las seis?

-¿!Me quien!? ¿No estás como abuzando de mi confianza?

-Hahahahaha, Tú eres un caballero Eu, los caballeros buscan a las señoritas. Venga, te espero a las seis en punto. Incluso estaré lista para ti a la hora, como señal de buena voluntad.

-Bueno, ya lo tengo adentro entonces… ¡A las seis en punto!

-Hahahahaha, Mi Eu, ¡todo un caballero! Besitos.

A las 6:45, y después de casi una hora de aguantar la metralleta de preguntas de mi tía sobre mi vida; o cualquier cosa que le diera curiosidad en el momento realmente, estaba entendiendo que aparentemente mi prima iba a estar lista a la hora después de mi llegada.

Hasta que por fin; con un vestido rosa, como cosa extraña, de mangas largas y unas medias de invierno de gatitos hasta las rodillas; una muy rosa Agustina se digno a entrar en la cocina/sala de interrogatorio.

Al verla entrar le dedique mí mejor cara de pocos amigos, ella simplemente me sonrió con esa sonrisa que hace que uno olvide porque estaba malhumorado, me tomo del brazo, me hizo levantar y me dijo:

-¿Nos vamos entonces? No parloteen tanto que se nos hará tarde.

Yo simplemente la vi con mi cara de “ah, ahora si estas apurada”, y casi me siento de nuevo a seguir hablando hasta que voltee a la mesa, vi sentada a mi tía en ella y recapacite. Volteando de nuevo a ver a Tina asentí.

-Sí, ya deberíamos ir en camino, va siendo hora. - Conteste.

Mientras tina me jalaba del brazo nos despedíamos de su mamá.

Pues total, nos montamos en mi carro y fuimos a ver su estúpida, en extremo estúpida, película francesa. Por supuesto que llegamos tarde, por lo que tuvimos que ir a la función que le seguía a la que teníamos planeado, por lo que nos tocó buscar algo que hacer con una hora que de pronto nos sobraba. Cosa que con una mujer, y tiendas en los aledaños, no es particularmente difícil. Aunque tampoco es particularmente entretenido.

Paseamos de tienda en tienda, viendo, preguntando y probando ropa; o bueno, Tina veía, preguntaba y se probaba ropa, yo simplemente me sentaba en las sillas que ponen las tiendas (para los pobres diablos que sostienen las carteras de sus mujeres mientras revisan el móvil) sosteniéndole la cartera y revisando mi móvil.

En eso estábamos cuando empecé a notar algo, la mayoría de los tíos que compartían mi martirio conmigo, o al menos los que sus esposas habían dejado sin vigilancia, no perdían de vista a Tina. Esto hizo que viniera a mi mente algo que siempre estaba en mi subconsciente pero a lo que no hacia realmente mucho caso: Tina realmente estaba muy buena, pero muy buena en serio.

Y ese pequeño y molesto pensamiento no me quiso dejar tranquilo mientras la veía ir y venir de tienda en tienda llevándome de aquí para allá del brazo. Súbitamente empecé a notar el roce de su cuerpo con el mío, más que fastidiarme el paseo, empecé a disfrutar la cara de los tíos nos veían juntos y la cierta envidia que notaba en ellos. Pero incluso en ese momento no lo reconocí como algo sexual, me empeñe en enmascararlo en curiosidad por saber cómo es que la pequeña Tina había escandido todo eso debajo de su ropa de invierno.

En ese ensimismamiento estaba viendo ir venir a Tina cuando soltó una exclamación llamando mi atención.

-¡Eu, ya peli debe estar por empezar, y yo quiero palomitas!

-Sí sí, y no vas a dejar que me ahorre ni un poco de la película, ¿eh? – Dije, volviendo en mí- Vamos entonces, no queremos que se forme demasiada fila .

Si Tina notó algo del sarcasmo de mi comentario decidió no hacerle caso y simplemente jalarme por el brazo como era su costumbre.

Una vez dentro del cine, y con la perspectiva de pasar las siguientes dos horas viendo una película que realmente no me interesaba; me tome el tiempo de ver bien y estudiar a la pequeña, ya no tan pequeña, que he conocido toda mi vida, y aunque ya había notado que había ido creciendo y volviéndose una mujer mientras pasaban los años, por primera vez la estaba viendo como tal, como una mujer, una tía muy buena a decir verdad.

No pasó mucho tiempo para que Tina notara, incluso en la oscuridad del cine, que estaba ensimismado viéndola. Primero viéndome de reojo; luego centrando su atención en mi volteó con una mirada curiosa.

-¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? –Preguntó Tina un poco sonrojada y algo desconcertada mientras se arreglaba el cabello y la cinta que lo sostenía.

- No no, para nada – alcance a decir un poco azorado mientras me sonrojaba también; volteándome hacia la pantalla del cine sintiendo como me escrudiñaba con la mirada.

Forzándome a seguir viendo la estúpida película, que pasó sin pena ni gloría, ella lloró, río, suspiro; yo eventualmente me dormí…

Y así pasamos una hora y media, con Tina tomada de mi brazo; apretándolo como si fuera una línea de vida. Cuando finalmente termino la película, secándose las lágrimas Tina volteo a verme mientras yo estaba saliendo de mi sueño, lo cual hizo que ella soltara una carcajada.

Por dios, no fue taaan mala !

- No te sabría decir, creo que me dormí bastante rápido . – Dije mientras sacaba una de sus lágrimas con una sonrisa.

Por alguna razón este gesto hizo que Tina me viera a los ojos de una forma que realmente no reconocí en ella, intensidad… ¿algo de amor quizás? Pero también algo más que no supe definir en el momento. Sintiéndome algo extraño simplemente la alcancé, la besé en la frente y me pare diciendo.

- Vamos, es tarde y tengo algo de hambre .

- Si si, yo también – dijo, luego suspiró como tomando fuerzas, se levanto tomando mi brazo y continuó - ¿vamos por un vinito y unas tapas?

- 0k, pero nada francés, ¿eh?

- 0k ok, está bien. – contestó ella entre risas.

Fuimos a cenar, algo no muy ligero y no exactamente poco vino. Y me encontré; por casi primera vez, realmente escuchando lo que mi prima decía. Pero realmente prestándole atención, conversábamos y reíamos, realmente la estaba pasando bien. Siempre la había visto como la niña rosa y un poco tonta, a pesar de saber muy bien lo inteligente que era, me parecía que solo se preocupaba por niñerías. Razón por la cual me sorprendió a mi mismo descubrir que teníamos no pocos cosas en común y que compartíamos el sentido del humor, lo cual es muy importante para que yo me relacione con alguien.

Quizás fuera por eso que me sentí algo decepcionado cuando sonó su móvil con una llamada de mi tía, era un día de semana después de todo y se estaba haciendo bastante tarde. Pedimos la cuenta y nos encaminamos a mi coche, con Tina como siempre tomada de mi brazo. Pero incluso eso había cambiado, me sentía a gusto, había algo tibio y cariñoso en la forma en que ella se recostaba a mí, algo que hizo que me inclinara hacia ella, metiera mi nariz en su cabello para aspirar su olor con un suspiro y luego depositara un beso en su coronilla. Al hacer esto, ella tomo mi mano en la suya, entrelazó nuestros dedos y se apretó mas a mi brazo mientras yo apretaba su mano.

- Parece que el legendario corazón helado de Eulogio se entibia con las películas francesas… - dijo Agustina luego de un pequeño suspiro y riéndose de su propia broma.

-¿ Legendario? – fue mi respuesta confundida - ¿Y no podía ser con el vino en todo caso? – decidí hacer caso omiso de la broma de la que no era partícipe.

- Pues a mí me gusta pensar que soy yo la que tiene ese efecto en ti… - y me dedicó una sonrisa enigmática.

Ya llegando a mi coche y ante lo que percibí como una burla hacia mí reaccioné siendo yo mismo y mofándome de ella.

-Piis i mí mi gisti pinsir qui siy yi li qui tiini isi ificto in ti… - fui mi respuesta, imitando el famoso meme de la rubia de la aun más famosa serie. – ¡ Vamos, deja de pensar tonterías y entra al auto!

Tina hizo un pequeño puchero y me saco la lengua, lo cual me saco una sonrisa, pero a la final convino en hacerme caso. Caminamos hasta el asiento del pasajero y le sostuve la puerta para dejarla entrar. Mientras ella hacia esto mis ojos se fueron hacia su mucho más que admirable trasero mientras ella se doblaba para entrar, y si no detengo mi mano en un esfuerzo consciente; esta tenía la intensión de darle una nalgada a mi prima sin mi permiso, y mucho menos el de ella.

Literalmente mordiéndome la mano me dirigí a mi lado del auto y me dispuse a llevar a Tina a su casa. Fuimos charlando y riendo todo el camino, y cuando llegamos por fin a su casa y me detuve frente a esta los dos nos quedamos callados súbitamente viendo hacia cualquier lado como unos tontos, reacios a despedirnos. Y es que una vez descubierta esta química que tenía con Tina estaba bastante renuente a dejarla ir, quizás por miedo a que luego no la pudiéramos recuperar. Aunque tenía la sospecha de que era porque realmente quería estar con ella. Ese contacto y ese cariño, que antes veía como meloso y hasta molesto; ahora se estaba volviendo algo adictivo más rápido de lo que podía reaccionar.

Es por eso que cuando sentí un gran consuelo cuando Tina dijo con algo de timidez y no demasiada seguridad:

-Es bastante tarde, Eu. Deberías quedarte a dormir aquí.

-¡0k! – Dije, casi tan rápido como ella lo sugirió, lo cual hizo que me sintiera bastante tonto y me sonrojara. – ¡Pero mañana me voy con las primeras luces! – Agregue para intentar salvar algo de la pobre dignidad que yo mismo golpee a traición.

- Hahahahahaha, “mañana me voy con las primeras luces” – se burlo ella con los cachetes inflados y una falsa voz de fanfarronería, lo cual me hizo reír realmente a carcajadas, muy a pesar de mi pena. - ¡Ven, tendremos una pijamada! ¡Nos pintaremos las uñas de los pies, nos pondremos rollos en el cabello, hablaremos sobre nuestros novios, haremos un quiz de la cosmo! ¡¡Va a ser genial!!

-… - “Eulogio se queda viendo a Agustina con el seño fruncido”

- Hahahahahaha, no seas tonto y venga, vamos a entrar que me estoy helando. Estos tíos de hoy en día que no saben tomar una broma. - Dijo ella entre risas mientras se apeaba del coche y nos dirigíamos a su casa.

Siendo la menor, e hija única, Tina tenía el cuarto más grande de la casa. Una casa no particularmente grande pero si muy acogedora. Los otros dos cuartos que la conformaban eran el principal, perteneciente a mis tíos claro, y el tercer y más pequeño cuarto; que se habían visto obligados a compartir sus dos hermanos mientras vivieron en la casa, y que había sido transformado en el estudio/oficina de mis tíos no bien se había mudado el ultimo de mis primos.

Entramos en su casa procurando no hacer ningún ruido innecesario, no íbamos escondidos, ni mucho menos pero ¿para que arriesgarse? Con todas las luces apagadas Tina me guiaba de la mano por la penumbra hacia su cuarto. Hicimos una parada técnica en el cuarto de sus padres para avisar que ya habíamos llegado y que se nos había hecho tarde, además de que yo dormiría en la casa.

- Sí, ya Eu le escribió a mis tíos… Sí, fue genial, ¡a Eu le encanto! no paró de llorar en toda la película… No, fueron solo un par de copas… Sí, está bien parqueado… No, no tiene ropa para dormir, creo que dormirá así… No, las pijamas de papa no le quedan… ¡0k, hasta mañana, os amo, descansen!

Y con eso nos dirigimos a la sala, encendimos la tele y nos echamos en el sofá efectivamente continuando nuestra última parte de la velada, ella apretada a mi brazo con su cabeza reposando en mi hombro mientras ambos veíamos sin ver la tele y charlábamos tonterías haciéndonos reír o burlándonos el uno del otro.

Esto continuó hasta que el primero de nosotros bostezó, lo cual desencadeno una guerra de bostezos que duro hasta que Tina al final decidió levantarse y anunciar que era hora de dormir. Aun sentado en el sofá seguí con mi mirada su andar hasta el pasillo que se dirigía a su cuarto. Yo me quite los zapatos y me dispuse a acostarme en el sofá cuando Tina asomo su cabeza por el arco del pasillo.

-¿Vienes o no? !Ni pienses que te voy a dejar dormir en el sofá con este frio! ¡Vas a dormir en mi cuarto primito! – dijo ya entrando en la sala y jalándome del brazo para llevarme.

Yo apenas tuve tiempo de recoger mis zapatos mientras me dirigían, calladito y cooperando, a su cuarto.

- Por favor, no me digas que ya tienes listas la mascarilla de aguacate y las rebanadas de pepino…

- Pues sí, ¡y nos leeremos nuestros signos en el horóscopo chino! – dijo ella siguiendo con lo que yo esperaba que fuera una broma.

- 0k, pero no te pienso contar sobre mi novio como dijiste temprano, un caballero nunca cuenta esas cosas . – dije en un tono solemne.

Su cuarto era tan rosa como lo recordaba; con peluches por todos lados, por poco sufro un coma diabético al entrar, como se lo hice saber.

- Lamento que mi dulzura ofenda tu sensibilidad masculina, para la próxima procurare que hayan afiches de futbolistas sudorosos y sin camisas – me respondió sarcásticamente mientras se dirigía a su baño (otra ventaja de ser la única hembra) para cambiarse.

Yo me senté en su cama aun sosteniendo mis zapatos mientras veía todas las fotos que tenia de sus amigas: en la playa, en el cole, en la disco. Tina tenía una vida completamente diferente a la mía. Ella era toda una socialite, yo era el completo opuesto a eso. No dejaba de maravillarme que fuéramos tan parecidos y tan diferentes.

-¿Le estas echando el ojo a mis amigas? – Comento Tina al salir y notar que estaba contemplando su collage de fotografías. – Avísame si alguna te llama la atención, puedo haceros quedar… - dijo a mis espaldas.

- Tina, creo que yo solo saldría con alguna de tus amigas por broma, y no broma hacia alguna de ellas, sería más bien como una broma pesada en mi contra . –dije al tiempo que me giraba distraídamente para encararla y ver su reacción a mi comentario, pero al que agarraron indefenso fue a mí.

Un pantalón de pijama rosa, predecible pensé, y una muy ceñida camiseta blanca fue lo que registraron mis ojos de camino a hacer contacto con los suyos, o ese era el plan, pues la combinación de su camiseta blanca, que era algo translucida, y el frio hicieron que quedara como un conejo que ve los faros de la camioneta que lo va a atropellar.

Solo que en este caso el par de faros se asemejaban muchísimo a unos pezones que se adivinan sin necesidad de mucha imaginación bajo una fina capa de tela.

Por supuesto, el pequeño lag de mis ojos, y el lugar en el que se dio, no paso desapercibido para mi prima quien por toda respuesta simplemente se quedo mirándome con sus ojos y su sonrisa llenos de malicia y orgullo.

Con la cara roja como un tomate me puse de pie, eché un ojo a su cama (King size) para identificar el que sería mi lugar. Asumí que sería el opuesto al tenía un anaquel completo de productos para el cuidado de la piel, una tablet, una laptop y seis kilómetros de cables, por lo que me dirigí a este, coloque mis zapatos al pie de la cama, levante el cobertor y me metí debajo de el viendo hacia el techo y mascullando unas buenas noches.

Esto pareció hacerle aun más gracia a Tina que simplemente se dirigió a su lado de la cama riendo.

Eu, a veces pareces un cervatillo . – Su voz estaba llena de ternura, cosa que hizo que mi orgullo mancillado se tranquilizara un poco.

-Lo siento, solo me cogiste distraído. –dije a medio camino entre una excusa y una broma.

- No hay forma de cogerte de otra manera … - murmuró Tina con un pequeño suspiro, más para sí misma que otra cosa. Y en voz alta y viéndome a los ojos con total seriedad casi me espetó – Eulogio, ¡tú vas por el mundo distraído!

Pues no es la idea que me agarren in fraganti, ¿sabes? Igual no volverá a ocurrir, lo siento ¿sí? – dije levantando mis manos en un gesto que pretendía apaciguarla.

-¡Uuugh! – Bufó exasperada – ¿Es que en serio no tienes una puta idea de nada? – Se me quedo viendo fijamente. - ¡Y sería hasta gracioso si no te hiciera ver aun más lindo!

- Esteeeh… - Yo no tenía una puta idea de nada…

- ¡¡Hasta mañana!! ¡¡Que descanses!!

Confundido, y con unas ganas malsanas de alborotar el avispero, recurrí a mi mecanismo de defensa usual, el sarcasmo.

- Agus… - le dije en tono un falso tono de conciliación - Nena, tu sabes lo que pienso de acostarnos enfadados. Creo que deberíamos discutirlo, por el bien de los niños.

- Hasta mañana Eulogio, descansa – respondió sin voltear a verme.

- Eulogio Juan Pablo y Alfonso de Toditos los Santos, ¡duérmete de una vez por todas! – dije imitando su tono serio. - Nunca puede ser bueno cuando a uno lo llaman por su nombre completo. Mucho menos si te llamas como yo.

Esto hizo que al final se riera, a pesar de que intentaba aguantarse. Volteando para encararme me sonrío y me lanzo un beso.

- Hasta mañana, descansa Eu.

- Hasta mañana nena . – respondí guiñando un ojo.

Y así me quede dormido.

- Eu, tengo frío, abrázame – me decía una medio dormida Tina en el medio de la madrugada mientras se arrastraba hacia mí y se metía a la fuerza entre mis brazos.

-¿Qué tu no duermes sola todos los días? ¿Qué haces cuando te da frío? – dije apenas despierto.

-Sssshhht, no me dejas dormir. – dijo, jalando mi brazo para posarlo sobre ella y que la abrazara, valga la redundancia, mientras usaba el otro como almohada.

- Listo, voy a perder ese brazo … - Fue lo último que pensé antes de volver a caer rendido.

De nuevo volví a despertar, esta vez con el sonido de una puerta que se abría, la luz que se colaba por ella y la voz de mi tía que llegaba desde la puerta.

- Roberto, míralos, están abrazados por el frío. Parecen dos angelitos.

En ese momento noté que tenía una erección que se estaba llevando casi toda mi sangre a un solo punto de mi cuerpo, y que ese punto en cuestión estaba directamente en contacto con el culo de Tina.

No alcance a entender la respuesta de mi tío, pero no parecía particularmente contento. Casi entro en pánico en ese momento, pero me pareció más importante pasar por dormido que retirarme y que notaran que estaba despierto, además de encarpado.

Finalmente mi tía cerró la puerta y yo me retiré un poco; pues le estaba rallando la defensa trasera a mi prima, no que se sintiera mal, pero Tina es mi prima y no quería que armara un escándalo, además de que se iba a repetir en toda reunión familiar a la que me obligaran a ir, y con un coro de primos además.

Finalmente mi fiel amigo se empezó a despedir, regresándome algo de la sangre que tenia acaparada. Al sentir a mis tíos saliendo para su trabajo me empecé a relajar realmente. Yo me dispuse a volver a dormir, abrace de nuevo a Tina e incluso deposite un casto beso sobre su coronilla mientras olisqueaba su cabello. Extrañamente me gustaba bastante esto que teníamos, y no tenía ganas de despertar y levantarme.

- Parecemos unos críos…

¡Ya va! ¿Qué? ¡Uh oh! ¿Tendrá mucho rato despierta esta tía?

-¿Perdón? – Dije por toda respuesta. No creo que me las hubiera podido arreglar para decir más.

Tina se volvió para encararme, estando aun entre mis brazos nuestras narices casi se tocaban, y podía sentir como compartíamos el aire que ambos respirábamos. Mi respiración se aceleró. Aquí venía el escándalo…

-¡¡Qué parecemos putos unos críos!! –me espetó Tina con frustración. – Antes de ayer eras el primo más indiferente de la faz de la tierra, a pesar de que desde que tengo uso de razón me estoy lanzando sobre ti. Está bien, ¡lo acepté! A Eulogio no le intereso, o le parece mal visto, ¡o que se yo! ¡No hay problema! ¡Igual lo acepto! Porque lo quiero, es mi primo y quiero estar cerca de él. ¡Es un buen arreglo incluso! – La cara de tonto que debía tener yo en ese momento…

Mientras Tina continuaba con su diatriba.- Ahora vienes, y de la noche a la mañana; eres cariñoso, gracioso, ¿¡incluso amoroso!? Me das besos, me agarras la mano, suspiras en mi cabello… ¿Se puede saber a qué coño estás jugando conmigo?

- Esteeeh… ¿Perdón? – Yo seguía sin una puta idea…

- Ah y por supuesto, no contento con ser lindo y confuso, ¡¡viene el tío y me despierta recostándome una erección en el culo y con su mano sobre mis tetas. Y mi coño?? ¡¡Como la fuente del puto río Nilo!!

¿De donde coño había aprendido Tina esas palabras? Creo que a ella era a la última persona a la que me habría imaginando hablar así sobre mi polla o su coño. Mucho menos en la misma oración, ni hablar del contexto.

- Ah ver… -Dije intentando racionar, y luego me congelé, con su cara frente a la mía, y sus ojos viéndome con una intensidad que nunca habría imaginado que podían tener.

Mi mente estaba corriendo a mil por hora, uniendo puntos, viendo señales que no sabía que existían hace treinta segundos. Era consciente de la cercanía de Tina, de nuestras respiraciones juntas, de que nos estábamos viendo a los ojos. Aunque en realidad yo no la veía, esta ensimismado en mis pensamientos.

-¡Eulogio, te juro que si haces una broma te voy a dar un rodillazo en los cojones tan duro que se te va a borrar el apellido del dni!

-¿Me puedes dar dos segundos? – le dije exasperado y distraído.

Básicamente mi prima me estaba diciendo que estaba enamorada de mí y que siempre lo había estado, que había intentado que yo lo notara, un intento muy pobre en mi opinión, pero que se había conformado con las migajas de cariño que yo le daba y que…

- No, está bien, era todo un juego, ¿si? – Dijo con una risita nerviosa y triste.- Se ve que casi caíste en el. Haha, deberías ver tu cara cuando…

Por dios, soy un imbécil, una tía buenísima y hermosa se te está lanzando, tiene años haciéndolo y tu ni pendiente, que es tú prima cierto, pero podría ser peor. De verdad que eres un idiota.

-… y no se lo dirás a nadie, ¿cierto? ¡Te prometo que no te molestare más! No mas películas francesas, ¿sí?

-¡Ugh! – dije con rabia hacia mí mismo. Y en ese instante salí de mi ensimismamiento. Y Tina no se callaba. Con un demonio, ¿cómo le respondo si no se calla? Y ahora se va a poner a llorar ¡genial! – Tina. ¡Tina, calmate! ¡Tina!

Ya molesto de que no me hiciera caso pose mis manos en su cara para llamar su atención. Estaba histérica y a punto de romper a llorar, pero finalmente se calló y me miro a los ojos. En ese momento no supe que decirle, así que solo me fui con el momento, y cubriendo el escaso espacio que nos separaba, por fin la bese.

Esto nos tomo de sorpresa a ambos por igual, Tina abrió los ojos como platos para luego cerrarlos y hundirnos en un beso apasionado, poco a poco nuestros labios dieron paso a nuestras lenguas que tímidamente iban jugando una con la otra, conociéndose, jugueteando. De improvisto Tina respiro prefundo violentamente y me mordió el labio inferior, para luego separarse y golpearme con su mano en mi pecho.

-¡Aaaauuuch! ¡Tina, que coño…!

-¿!UUUGGH !? ¿!Como que UUUGH!? ¡¡Mas uuugh serás tú, grandísimo imbécil!!

- Jajajajajajaja, te juro que no era contigo. De verdad, era conmigo mismo, ¡créeme! – dije mientras levantaba mis manos en un gesto apaciguador. – ¡Por tonto, por no darme cuenta hasta que no me lo gritaste a la cara! – dije mientras la tomaba en mis brazos y la veía a los ojos para al final besarla de nuevo.

Esta vez si nos dejamos ir por completo, con pasión. Para mí una pasión que apenas descubría. Para Tina una pasión que mantenía contenida quien sabe por cuanto tiempo. Era un beso profundo, nuestras lenguas retozaban juntas, por momentos la intensidad nos dejaba sin aliento y nos veíamos a los ojos, jadeando contentos, ¡excitados!

Para este momento ya tenía una erección que dolía dentro de mis pantalones, y estaba seguro que Tina lo había notado. En uno de nuestros recesos para tomar un respiro me hizo recostarme en la cama y pasando una pierna sobre mí, se termino colocando a horcadas sobre mi erección, lo cual me arrancó un pequeño jadeo. Ella se termino sentando y lanzándose de nuevo hacia mis labios.

Instintivamente yo lleve mis manos a su culo, al sentir mis manos en sus nalgas Tina me miró con picardía y empezó a mover su pelvis sobre mi erección. El roce de su coño contra mi polla, el calor que manaba de este sobre mi entrepierna, su mirada, me iban a volver loco.

Decidí seguir explorando su cuerpo e ir subiendo mis manos sobre su tersa piel, metiéndolas bajo la camiseta pude sentir la piel de su abdomen, mientras segui mi camino pude sentir como un corrientazo recorrió todo su cuerpo y se le ponía la piel de gallina. Adivinando mis intenciones, Tina paró un segundo de besarme para verme a los ojos mientras se mordía los labios, mis manos al fin alcanzaron sus tetas acompañadas de un pequeño gemido y su respiración que se aceleró aun más.

No sé cuál de los dos estaba disfrutándolo más. Quizás Tina, que al sentir mis dedos atrapando sus divinas tetas y jugando con sus pezones cerró los ojos y arqueo la espalda de placer.

-¡Tina, la camiseta! – le dije, al tiempo que sacaba mis manos de debajo de ella para tomarla por un extremo e intentar quitársela.

- Sí sí, la camiseta. ¡Estúpida camiseta, vamos fuera! – reaccionó ella con apremio, levantando los brazos para cooperar y que nos despidiéramos de la camiseta lo más pronto posible. Habiéndola liberado de la prenda, y lanzándola hacia cualquier lado; no pude más que contemplarla.

Desnuda de la cintura para arriba y sentada sobre mi polla palpitante, y tristemente cubierta aun por mis pantalones; Tina me veía con orgullo y pena al mismo tiempo, pena que se disipó bastante rápido al ver mi cara de tonta admiración. Juntando sus dos brazos para hacerlas resaltar aun más, la pequeña descarada tomo uno de sus pechos en sus manos, a pesar de que eran muy grandes para esta, y comenzó a amasarla y a jugar con su pezón.

Con fingida modestia dijo. -¿Te gustan? Podríamos decir que son mi orgullo. Quizas por eso juegue tanto con ellas y no les pueda quitar las manos de encima. Por eso y por lo sensibles que son.

Me estaba tentando, y yo no podía esperar para caer en esa tentación.

- Ya verás cómo te voy a… -Levantando mis rodillas le hice venirse hacia adelante; al tiempo que yo me paraba para encontrarla a medio camino y así ella quedar sobre mi regazo.

Nos volvimos a besar con una pasión que rayaba en la violencia. Tina abrazada a mí, apretándome hacia ella con todas sus fuerzas, mientras yo recorría su espalda con mis manos, hundiendo mis dedos en su cintura para mantenerla junto a mí también.

En una pausa nos separamos un poco viéndonos a los ojos, para medirnos uno al otro. Yo baje mi mirada hacia sus hermosas tetas y ella fue a por los pliegues de mi camiseta para levantarla sobre mi cabeza y dejarme tan desnudo como ella misma estaba.

Sin poder aguantar más la jale hacia mí para por fin llevar mi cara hacia sus pechos. Tomando ambos en mis manos, mi boca fue directamente a por uno, mientras lamia y mordisqueaba un pezón con mi boca, mis dedos hacían lo propio con el contrario. Aferrada a mí, con una mano hundida en mi cabello mientras la otra se asía a mi espalda con las uñas, Tina no paraba de gemir en mi oído, incluso llegando a morder el lóbulo de mi oreja.

Concentrado, a duras penas podía contener ambas tetas en mis manos, las juntaba, retorcía sus pezones, los llenaba de mi saliva para luego aspirar aire sobre ellos y que se pusieran aun más duros. Tina seguía moviendo sus caderas y frotándonos en un ritmo cada vez mas salvaje.

Pero la gota que realmente derramó el vaso de la excitación fue escuchar mi nombre en sus labios. En un suspiro de excitación pronunciado en mi oído, por poco no hizo que llegara al orgasmo en mi ropa interior. Y no era allí exactamente donde quería eyacular.

Yendo al borde de sus pantalones los baje hasta donde pude, dejando sus nalgas al aire y tomandolas en mis manos.

-Espera, dejame deshacerme de esto.- dijo Tina separándose de mi.

Parándose sobre la cama de espaldas a mi y manteniendo contacto visual de reojo, tomó los bordes de su pantalón mientras se doblaba por la cintura procediendo a bajarlo muy lentamente moviendo, la cadera de la manera mas sexy que haya visto en mi vida, dejándome una vista maravillosa de su hermoso culo y de un coño que brillaba mientras sus jugos casi corrían por sus muslos.

-No bromeabas ni un poco cuando te comparabas con el Nilo, ¿eh? – Observe.

Una vez tenía los pantalones en los tobillos, tomo sus nalgas, las separo un poco para seguirme deleitando y se dio un par de palmaditas en una. Irguiéndose de nuevo, y para mi deleite, dio una vuelta lentamente sobre si misma para que la pudiera admirar.

- Bueno, ahora te toca a ti… - Se arrodilló y jaló mis pantalones por las perneras, mientras yo lo desabrochaba a toda velocidad para cooperar y quedar solamente en el slip y asi darle un merecido respiro a mi muy marcada erección; que tanto había sufrido, la pobre, con los roces de mi prima.

Yo me baje de la cama mientras ella tiraba mi pantalón a un lado. Así, parado como estaba a un lado de la cama, y ella de rodillas sobre ella nos detuvimos a admirarnos el uno al otro por un segundo.

Inconscientemente estaba sobando mi erección sobre mi slip, cosa que ella veía con una lascivia increíble, una que yo jamás hubiera imaginado que podía pasar por esa cara tan linda, y sobre todo tan familiar para mi.

Su reacción fue separar un poco las piernas y llevar una mano a su coño, la mía fue dejar caer mi ropa interior a mis pies, por fin dejando libre mi verga que temblaba de ansia y de la cual fluían gotas de líquido pre seminal y lanzarme sobre ella de nuevo. Nos juntamos, ya desnudos, devorando nuestras bocas, con mi polla caliente presionándose sobre su abdomen.

Por muy poco no me fallaron las rodillas cuando sentí su mano caliente y húmeda por sus propios jugos en mi polla, primero recorriéndola toda y bajando a jugar con mis bolas para luego tomarla por completo en su mano y empezar a pajearme lentamente.

Tuve que parar de besarla, pues no podía concentrarme en otra cosa que el movimiento de su mano sobre mi miembro. Tina parecía muy complacida por esto, y su mirada se paseaba entre mi verga en su mano y mantener el contacto visual mientras se mordía los labios. Nunca había experimentado, o visto, un morbo tan grande como el que nos unía a ambos en ese momento. Un morbo que no podía aguantar por mucho más.

Cerrando los ojos y tomando su mano le dije. – Si sigues asi voy a ensuciar toda tu mano y tu abdomen Tina.

Esto más bien hizo que ella sonriera como una niña que disfruta una maldad y redoblara sus esfuerzos; en un intento por arrancarme un orgasmo. Yo simplemente la tome por los hombros en una mímica de reprenda y viéndola muy serio a los ojos la empuje a la cama donde cayó de espaldas entre risas, y luego haciendo pucheros mientras estiraba su mano hacia mi erección.

- ¡Ya vas a ver, pequeña malcriada! - Dije, tomándola por los tobillos y arrastrándola al borde de la cama donde separé sus piernas para poder contemplar a mi gusto.

Dejando el acto, Tina me veía con expectación y excitación. Aun así, contemplándola dispuesta como estaba, no pude evitar dudar. Despues de todo, no hacían veinticuatro horas de que veía a la pequeña Tina como eso, la pequeña, aunque realmente bastante grande, dije para mi mientras la veía, primita molesta que quería ir conmigo para todos lados, que se pegaba como a mí como una cría, melosa.

Tina notó esto e inmediatamente un pequeño pánico asomó en su rostro. E inmediatamente yo espante mis dudas con un aspaviento mental. Tenía una tía desnuda, abierta de piernas y esperándome con deseo y lujuria, además de cariño; que importaba que fuera mi prima. Creo que incluso era un punto a nuestro favor.

-¿ Estás segura que quieres esto? – Pregunté. Y no, no me refería a mi polla… O al menos no solamente a mi polla…

Eu, no hay nada, ni nadie, que desee mas en el mundo que a ti en este momento! –Respondió Tina con convicción. – Además, creo que esto no es algo que pueda fingir exactamente… -dijo, llevándose una mano a su increíblemente mojado coñito jugando con él.

Sonriendo me acerque a ella. Aun la tenia cogida por los tobillos y mi polla temblaba y saltaba solo de la expectativa y la cercanía.

Mi verga al fin entro en contacto con su mojada rajita y ella soltó un pequeño gemido al sentir el contacto, la tomo en su mano comenzando a moverla de arriba abajo, restregándolo por su coñito y llenando mi verga con sus jugos. Una vez satisfecha me vio a los ojos; expectante mientras presentaba mi glande entre sus labios.

Aun seguía sin poder creer la cantidad de jugos que manaban de ella, y que hicieron que mi polla entrara sin mayor resistencia, a pesar de lo apretado que estaba, me deslice dentro de ella poco a poco. Disfrutando cada centímetro, hasta que nuestras pelvis se juntaron y sentí como mis bolas chocaron con sus hermosas nalgas, ambos lo celebramos con un gemido.

Tina estaba con los ojos cerrados, concentrada en sentirme dentro de ella mientras jugaba con sus tetas y sus pezones. Yo retire lentamente mi pelvis, retirándome casi hasta salirme para luego envestirla de nuevo, se escucho como mis bolas palmearon sus nalgas junto a su gemido, me retire de nuevo, para seguir el movimiento. Seguí así unas cuantas veces hasta que el movimiento se volvió más fluido y comenzó a aumentar de velocidad mientras nuestras respiraciones se agitaban y Tina comenzaba a gemir.

Junté sus piernas, las recosté a mi hombro y acelere aun mas mis movimientos, sus gemidos se confundían con el chapoteo de nuestros genitales chocando uno con el otro mientras mi polla entraba y salía a un ritmo frenético de su coñito. Aumente aun más la velocidad cuando escuche mi nombre salir de los labios de Tina.

- Eu, Eu, esp… espera… -dijo entre gemidos - Para… Voy a hacer un desastre…

Escuchar todo esto no hizo más que redoblar mis esfuerzos, y comencé a follarla aun más duro. Tina comenzó a tener un espasmo que no podía controlar, su espalda arqueada, sus pies contraídos y sus manos jalando el cobertor con los nudillos blancos. Pero lo que realmente me sorprendió fue el chorro que manó de su coñito mientras ella no podía contener un grito por el orgasmo descomunal que estaba teniendo.

Yo seguía fallándola, intentando que mis embates coincidieran con sus espasmos para así intentar alargar su orgasmo.

Empapado como estaba, fui deteniéndome lentamente a medida que sus espasmos se iban disipando y su respiración se iba normalizando, hasta que pare del todo, aun sintiendo los espasmos dentro de ella, contemplándola hasta que por fin abrió los ojos con una sonrisa que casi no cabía en su rostro.

Así como estábamos, me tumbe sobre su cuerpo tendido, ella me recibió con brazos abiertos, besándome y cruzando sus aun débiles piernas tras de mí. Al principio nos besábamos con cariño, casi amorosamente, hasta que mordí sus labios y comencé a recorrer un camino de besos sobre el borde de su cara, besando su cuello y mordiéndolo. Mientras tanto Tina empezó a mover las caderas debajo de mí para sentir como me movía dentro de ella. Y como en venganza por morder su cuello, clavo sus uñas en mi espalda.

Yo afiance mis rodillas y empecé a follarla de nuevo moviendo mis caderas en un ritmo frenético, con mi cara hundida en su cuello, hasta que me tomo por el cabello, puso sus dos manos a los lados de mi cara para verme a los ojos mientras la follaba. Había una excitación y un morbo en ellos que me causaban casi tanto placer como estarla follando, y ella lo sabía, quería que viera su cara mientras era follada por su primo, por su amante, por el amante que había anhelado por tanto tiempo.

No podía aguantar más, tenía que besarla, y ella me jaló, nuestros labios uniéndose, nuestras lenguas peleándose. Baje por su cuello, su pecho hasta subir con besos y con mi lengua esas dos hermosas montañas, ya Tina había coronado una con su mano juguetona, y yo hice lo propio con mis labios y mi lengua.

Deteniéndome un poco, pase mis brazos por su espalda y la levante para que quedara sentada sobre mi regazo. Ella cruzo sus brazos sobre mi cuello y yo puse mis manos en su culo para sostenerla, y así quedamos nivelados, viéndonos a la cara y dándonos pequeños besos cariños mientras yo marcaba un ritmo lento y cadencioso moviendo mis caderas y su culo.

Poco a poco Tina comenzó a aumentar la velocidad, moviendo sus caderas sensualmente, encaminándose a un nuevo orgasmo. Podía sentir como apretaba mi erección dentro de sí, y como sus fluidos se esparcían entre nosotros, empapando hasta mis muslos, y todo lo que había entre ellos.

Poniendo su mano en mi pecho me rogó más que pidió que me tumbara sobre la cama.

E irguiéndose sobre mi me sonrió diciendo – ¡Ahora si vas a ver tu!

Y levanto su cadera hasta que apenas mi glande quedo dentro de ella y mordiéndose el labio y viéndome a los ojos bajo muy lentamente, ensartándose completamente, solo para volver a repetir el movimiento, una y otra y otra vez, acelerando hasta que en poco tiempo estaba cabalgando sobre mí como una amazona, gimiendo sin control mientras yo jugaba con sus tetas que no paraban de saltar con el ritmo salvaje que ella misma imprimía.

Los gemidos de Tina mientras cerraba los ojos anunciaban que su orgasmo estaba a punto de llegar. Queriendo cooperar, la tome por las caderas y empecé a follarla a toda máquina cuando un manantial de sus jugos se derramo de nuevo sobre mí. Sin poder controlar su espasmo, Tina se derrumbo sobre mi pecho, gimiendo a gritos mientras sus piernas temblaban sin control. De nuevo intentando prolongar su orgasmo, la follaba al ritmo de las contracciones que iban y venían.

Hasta que empezó a tranquilizarse y a dejar de jadear, mientras aun sufría algunas contracciones esporádicas. Yo seguía moviéndome dentro de ella con calma. Distraídamente,  mi mano se poso sobre la base de su espalda y rozando su piel comenzó a recorrer el camino hasta su hombro; poniendo su piel de gallina. Apreciando el cariño, suspiro, me dio un beso en el pecho, ahí donde su cabeza descansaba.

- Creo que podría quedarme aquí para siempre. – Dijo Tina, apretándose a mí y metiendo su cara en mi cuello como queriendo esconderse.

- Eventualmente tendríamos que salir a hidratarte, pequeña.- Respondí besando su hombro.

- ¿Cómo te las arreglas para ser tan idiota y tan cariñoso al mismo tiempo?

- Es un don… -dije, encogiéndome de hombros.

- Además yo te advertí que iba a hacer un desastre la primera vez… - dijo ella con una risita. -Aunque no imagine que fuera a ser tan… ¿atronador?

- Pues sí, la verdad es menos una fuente y mas como un géiser. – dije risueño.

Tonto! Que ahora tengo que cambiar la ropa de la cama.

- Sabes que no hay nada que puedas decir que me haga sentir menos orgulloso de esos orgasmos, ¿no? – Le dije – Si algo estás haciendo, es que saque mas pecho.

A todas estas, yo seguía muy hundido dentro de ella, y recuperando algo de estamina, la tome de los brazos y empecé a embestirla de nuevo salvajemente manteniéndola tumbada sobre mi pecho mientras ella empezaba a gemir de nuevo. Ya tenía demasiado tiempo manteniendo una erección y me estaban empezando a doler los cojones, así que entre mis jadeos y sus gemidos, le hice saber que mi orgasmo estaba a la vuelta de la esquina, pues no aguantaría mucho mas este ritmo.

-¡Maravilloso! –respondió excitada. –Avísame cuando estés a punto de correrte, Eu.

Su disposición hizo que me envalentonara un poco mas, así que cogí una de sus nalgas en cada mano y empecé a follarla con todo lo que tenia, mientras ella se irguió un poco y mirándome a los ojos con morbo puro comenzó a jugar con sus pezones mientras su otra mano fue hacia atrás para alcanzar mis bolas y sobarlos mientras saltaban al ritmo que fallábamos.

Entre el morbo de su mirada, la vista que me otorgaba, y la caricia que me hacía, no tarde demasiado en anunciarle que estaba a punto de correrme. Pero lo que vino a continuación fue lo que más me sorprendió.

Tina se incorporó y, por primera vez desde que empezáramos a tener sexo, saco mi miembro de su interior y acomodándose entre mis piernas, lo tomo en su mano y comenzó a hacerme una paja mas bestial de mi vida mientras lo apuntaba a sus tetas, con su otro brazo las juntaba para ponerlas a mi alcance. Entre lo bien que me masturbaba, y el morbo de su mirada mientras me ofrecía sus hermosas tetas para acabar sobre ellas, se produjo en mi el orgasmo más brutal de mi vida.

Eyaculé mientras Tina no paraba de masturbarme, los primeros dos borbotones fueron a dar sobre sus tetas, incluso cubriendo un pezón, el tercer y cuarto chorro la tomaron por sorpresa, primero en su cuello y luego en su barbilla, y los últimos tres, menos fuertes, terminaron entre sus tetas y deslizándose por su abdomen.

Tina aun seguía masturbándome lentamente, con una inmensa sonrisa de satisfacción y  su mano llena de mi semen mientras yo me recuperaba de los espasmos de mi orgasmo, y me volvía a recostar en su cama. Intentando recuperar el aliento.

- Creo que estamos a mano, ¿cierto? –Dijo Tina.

- Tú eyaculas sobre mí, yo eyaculo sobre ti… No es para nada un mal negocio…

Buenas,me alegro saber que llegaron hasta aquí, aun si no fue por otra razón que para insultarme por hacerlos perder si tiempo.

De cualquier manera, la retroalimentación es muy bienvenida, sea de la naturaleza que sea. Sobre todo si me ayuda a pulir aspectos del relato. Sí quisieran alguna continuación, por favor, haganmelo saber.

Mas allá de las bromas, espero hayan disfrutado el relato,que fue mi primero, por cierto.