De cómo a Sandy se la cogió el Profe...
Sandy es la chica más mona y el Profe es un pervertido. A él le gusta mandar, a ella le gusta que le ordenen y está dispuesta a todo para graduarse como si fuera lista. El Profe no dejará pasar una oportunidad como esta.
El profesor de física era un raboverde malnacido que se dedicaba a cogerse indiscriminadamente a sus alumnas más atractivas.
La verdad es que su lujuria era insaciable y le gustaba cogérselas en todas las posiciones, no podía evitar mirar extasiado las tetas de sus alumnas saltar cuando las tenía arriba y escucharlas gemir bajo su peso, amaba esas jóvenes piernas sobre sus hombros, nalguearlas mientras se las cogía por atrás y morderles los labios cuando las ponía de costado y decidía cogérselas como un conejito. El profesor amaba venirse en sus bocas y sobre sus tetas. Sobretodo amaba esos gestos de perplejidad, deseo, asco y confusión de sus alumnas cuando les hacía tragarse su semen. Él había sido puesto en el mundo para enloquecer de placer y simultáneamente dar una lección de humildad a estas atractivas pero pendejas adolescentes de clase alta.
Sandy era mi compañera de clase más atractiva. Su cara estaba enmarcada por una melena castaña que le caía por la espalda y las pecas de su nariz tenían un aire de rebeldía que la hacía aún más cool. Tenía el culo más perfecto, redondo y respingado de la generación y estaba más que lista para abrirle las piernas al Profesor con tal de pasar física y graduarse con honores. Sandy podía tener 18 años, pero era una consumada puta.
Contrario a lo que puede pensarse el Profesor no era nada feo. Era un treintón de ojos grises, nariz aguileña y cabello quebrado con algunas atractivas canas y tenía la condición atlética de un tennista profesional. Claro, el que fuera atractivo no le quitaba lo raboverde malnacido, ya que encontraba placer en desconcertar a sus alumnas, podía ser generoso y formal un instante y al momento siguiente reprenderlas o castigar su calificación por algún detalle insignificante. El profesor daba miedo, pero también inspiraba deseo. Era algo así como un atractivo treintón, con alma de sadomasoquista, gusto por el control y que amaba la carne fresca. Todo un delicioso depredador y Sandy era el objeto y objetivo de su cacería.
Sandy no era idiota. Sabía que era atractiva, que sus pechos copa C eran un elemento crucial en las chaquetas de sus compañeros de clase y hasta su padrastro. Jóvenes y adultos eran seducidos por igual por esos ojos coquetos, su redondo culo, sus meloneros pechos, la cascada de cabello que le corría por la espalda y las ganas de meterse en líos que se dejaban ver en cada uno de sus movimientos. Pero para su desgracia Sandy tampoco era muy lista e iba tronando física olímpicamente ya que una parte de ella disfrutaba ser "castigada" por el maestro y vivía provocándolo.
- ¿Quieres pasar física? Muy bien, te diré las reglas del juego. Llega el jueves a las cinco a mi casa. Aquí está la dirección. Llega sola y dispuesta a todo.
Sandy llegó a la casa del Profe a la hora acordada. Fue recibida muy amablemente por él quien primero que nada le invitó un trago. ¿Quieres una cerveza Sandy?
El profe parecía no tener prisa y Sandy estaba preguntándose si todo el rollo de que el Profe se cogía a sus alumnas no era una suerte de mito escolar. Entonces fue que tras el primer six el Profe se volteó y le dijo.
-Quiero verte masturbarte. Quiero ver como esos dedos con esas uñas de barniz rosado entran y salen de tu coñito. Quiero meterte la lengua y hacerte gemir una y otra vez. Quiero que me supliques que te penetre. Quiero que me lo pidas rogando...
Ella se sintió desconcertada al principio, pero después decidió abrir las piernas, levantarse la falta y dejarle ver unas delgadísimas brajas negras cubriéndole el ya húmedo coño. Entonces empezó a tocarse. El hecho de que él la mirara con calma desde el otro lado de la habitación mientras tomaba su cerveza la excitó aún más. Estaba entretenida en su tarea cuando el salió del cuarto para volver unos instantes después junto con un vibrador y algo de lubricante.
-Detente Sandy. No quiero que te toques dijo al tiempo que la colocaba en cuatro de espaldas a él. Unos momentos después ella pudo sentirla penetrarla por detrás con el dildo. El Profe encendió el vibrador y empezó a acariciarle el clítoris con la otra mano. Sandy sintió que un orgasmo inevitable la llevaba a lanzar unos gemidos casi animales.
¿Te gustó mi Putita? De ahora en adelante yo soy quien manda. Tú obedeces. - Dijo él y unos segundos después le hizo sentir toda su verga entrando en el coño. Tenía una verga recta, larga y ancha. Perfecta. y cada vez que presionaba su punto G ella se sentía a punto de enloquecer.
Te gusta provocarme lo sé y te gusta que te castigue también. Ya era hora que decidieras admitir tus verdaderos sentimientos por mí. - Dijo y le propinó una sonora nalgada tras otra mientras que se la cogía. A Sandy el castigo la encendía.
-Quiero que me folles por el culo- se sorprendió a si misma diciendo.
Era su fantasía secreta. Quería que el profe desvirgara su adolescente culito.
- Perrita, tú no puedes exigir nada ¿no has entendido? Pero si me obedeces, puede que un día cumpla tu deseo. Pero si te portas mal no voy a dejarte tener mi verga dentro de ti de nuevo ¿entiendes?
Ella asintió.
-Muy bien - dijo él. Ahora quiero que me la chupes y hasta la última gota de venida.
Ella sabía mamar verga muy bien. Le gustaban las pollas enhiestas , orgullosas y grandes como la del Profe. Así que se dedicó a mamársela como toda una profesional. Sin embargo, nunca se había tragado el semen de nadie. Estaba nerviosa y cuando lo sintió venirse instintivamente se hizo hacia atrás. La venida se le desperdigó en la cara.
- Qué fresa salista mi querida putita. Sólo por eso vas a tener que hacerlo de nuevo. Aquí no hay lugar para los remilgos. Tienes que tragarte mi semen...
Continuará.